Confrontación

Lily me miró fijamente. Su rostro me decía un millón de cosas, pero no sabía decifrar sus expresiones. Tenía los ojos hinchados de llorar, igual que los míos.

Le hice un gesto para que se sentara en el sofá, yo me senté junto a ella.

—¿Puedo comer de tu helado? Lo necesito.

—Sabes que sí —Fui hasta la cocina para traerle otra cuchara y un vaso con agua.

—Siento mucho la forma en la que te hablé hoy, sé que no estás pasando por tu mejor momento.

—Me lo merecía —susurré, visiblemente apenada.

—Claro que sí —Sonrió.

—¿Quieres hablar de lo que pasó hoy? —No quería presionarla con un tema que tal vez ella quería olvidar.

—Primero quiero saber por qué no me lo dijiste.

—No encontré el momento adecuado...

—Pffff —Volteó sus ojos.

—Sí, sé que suena tonto, pero ¿crees que era fácil para mí bajarte de la nube en la que estabas?

—Es que no entiendo cómo me lo pudiste ocultar, Sofi. Nosotras jamás nos ocultamos nada.

Podía recordar perfectamente una situación donde ella me había ocultado algo a mí, pero no quería traerlo a colación en ese momento.

—No fue fácil ocultártelo, igual lo hice sin intención. Te lo iba a decir en San Andrés, pero justo en ese momento pasó lo del accidente de Matías, y la verdad ya no tuve cabeza para nada más.

—¿Antonio te lo dijo?

—No, él me la presentó como su esposa un día que me la encontré en su oficina.

—¡¿Qué?! —Ups, tal vez debí cambiar un poquito esa versión—. ¿La presenta como su esposa?

—Lo es —Si ya estábamos hablando tan claro, lo mejor era no guardarnos nada—. Lamento que te hayas tenido que enterar en la clínica.

—Ya lo sabía.

—¡¿Qué?! —Ahora resultaba ser yo la sorprendida—¿Cómo lo supiste?

—Recuerda que no soy estupida. Sabía que Antonio me ocultaba algo, así que fui hasta su oficina y lo seguí. Vi que llegó a una casa muy elegante y recogió a una mujer, los seguí en mi auto. Fueron a hacer mercado, y enseguida me di cuenta de que eran esposos.

Estaba sorprendida, Lily nunca había sido tan prevenida con alguien. Tal vez mi amiga había madurado sin darme cuenta y no era tan frágil como yo creía.

—¿Hace cuánto lo sabes?

—Desde que Antonio se empezó a comportar extraño, creo que unos dos meses.

—¿Y seguiste con él? ¿Por qué no lo enfrentaste y terminaste la relación?

—Lo amo —Me respondió encogiéndose de hombros.

—Ay por Dios, ¿en serio Lily? Creí que te respetabas más que eso. ¿Tener una relación con un hombre casado? ¡No lo puedo creer! —Estaba totalmente indignada.

—¿Quién eres tú para juzgar, doña perfecta?

—¡No soy perfecta pero por lo menos soy sensata!

—¿Y de qué te ha servido eso en la vida? Dime, ¿has realizado todos tus sueños? ¿vives la vida que deseas?

—¿A qué viene todo esto, Lily? ¡Esto no es sobre mí!

—Ya lo sé ¡Es sobre mí, como siempre! No me niegues que vives tu vida por encima de los demás, creyéndote que siempre harías lo mejor en cualquier situación. Tengo noticias para ti, tu vida no es ningún ejemplo a seguir, ni tú eres una mujer modelo.

—Pero al menos no me habría metido con un hombre casado.

—¿Y Matías?

«¿Qué?» 

—Es separado.

—Eso dicen todos, pero te apuesto a que todas las noches te preguntas por qué se desapareció de tu vida por unas cuantas semanas.

Maldita sea, tenía razón. Es lo malo de que una persona te conozca demasiado, puede ver a través de ti.

—¿Y qué sabes tú?

—Yo, nada, lo único que sé es que no se puede confiar tan ciegamente en la gente. Ni en las mejores amigas.

Dejó la cuchara que tenía en las manos y salió de mi apartamento azotando la puerta con fuerza. Ya había hecho su trabajo, sembrarme el gusanillo de la duda. Tenía razón, las semanas en que Matías desapareció eran muy extrañas, pero en este momento no podría averiguar nada. Tendría que tener paciencia.

♠️♦️♣️♥️

No poder dormir podría ser la tortura más odiosa de la vida, sobretodo cuando era tu propia mente la que te torturaba. Miraba el reloj de mi celular cada diez minutos. Pronto amanecería, y mi cabeza parecía haber tomado Redbull.

Traté de leer, de tejer, de armar un rompecabezas. Nada me daba sueño.

«¿Insomnio? Es muy tarde para que estés despierta» 

La notificación del Whatsapp interrumpió mis pensamientos.

Mi cabeza se alborotó aún más cuando vi que era Antonio el que escribía. Después de su escueto "hola", decidí ponerlo en su sitio.

Mensaje de Sofía:

Es muy tarde para que estés buscando quien está conectado. ¿Por qué no vas a cumplir con tus labores conyugales?

Mensaje de Antonio:

No creí que pensaras en mí y mis labores conyugales.


No debí escribirle eso, ni siquiera debí responderle.

Mensaje de Sofía:

No me refiero a eso, mal pensado. Lo que quise decir es que no quiero hablar contigo, tal vez debí ser más directa.


Mensaje de Antonio:

¿Estás enojada conmigo?

Ah, pero qué descarado. O idiota.

Mensaje de Sofía:

¿Te parece que me faltan motivos?

Mensaje de Antonio:

Lily me dijo que habían hecho las paces.

No sabía a qué estaba jugando Lily ¿de verdad pensaba continuar su relación con Antonio? La desconocía totalmente. Lo de hacer las paces me dejó totalmente desubicada. Pensé que con su visita habíamos quedado peor, pero parece que últimamente yo no entendía nada.

A los cinco minutos volví a recibir una nueva notificación.

Mensaje de Antonio:

Sé que te sobran motivos para odiarme, pero te pido por favor que no lo hagas. Estoy consciente de que soy la peor basura del mundo, y no entiendo cómo pude haberme ganado el amor y el respeto de las tres mujeres que ahora tengo en mi vida, pero lo agradezco al Cielo todos los días. Eres muy importante para mí, no lo olvides nunca. Espero que algún día puedas perdonarme. Hasta mañana.

Arrojé mi celular con fuerza lo más lejos que pude. Antonio estaba loco si creía que podíamos ser aunque fuera amigos. De verdad, estaba loco. ¿A quién se le ocurre terminar una discusión con un beso? ¿En qué cabeza retorcida cabe que podríamos ser amigos después de todo lo que ha hecho? ¿Por qué habla de tres mujeres en su vida?

Las lágrimas acudieron a mí nuevamente, y sin saber en qué momento, me quedé dormida.

♠️♦️♣️♥️

Estaba decidida a poner mi vida en orden. Lo más importante que tenía que hacer era concentrarme en la recuperación de Matías, por lo que lo primero que hice en la mañana fue ir a mi oficina, a pedir una prórroga para las vacaciones de cinco días que había tomado.

Tuve que hablar con varias personas en recursos humanos para que me dieran una licencia remunerada de dos meses. Hace mucho había acumulado vacaciones y era hora de cobrar por mi pequeña adicción al trabajo, que después de todo, había beneficiado a la empresa.

Como Matías aún se encontraba inconsciente, mi licencia empezaría más adelante, justo en el momento en que comenzara su rehabilitación, pero hice énfasis en que requería un permiso especial para ir a la clínica a visitarlo, a las diez de la mañana o a las cuatro de la tarde, que eran los horarios de visita para la UCI.

Lo segundo era hablar con Lily. Así ella le hubiera dicho a Antonio que todo estaba bien entre nosotras, yo sabía que eso no era así. La llamé muy temprano para que fuéramos a cenar y ella aceptó.

Lo tercero era dejarle claro a Antonio que no quería tener nada que ver con él, por lo que me había subido a mi auto y me dirigía a su oficina. Quería que estuviéramos en un lugar neutro, donde él tuviera que seguir aparentando normalidad. Por lo menos así no se le ocurriría estamparme otro de sus besos.

Estacioné mi carro en su parqueadero de visitantes y entré al edificio para anunciarme en recepción.

—Buen día señorita Do Santos, el señor Villa la espera en su oficina —La joven recepcionista me brindo su sonrisa más amable al entregarme el carnet de visitante.

Eso sí que me sorprendió, no sabía que Antonio estuviera esperándome.

¿Ahora qué estaría tramando?



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