Capitulo 8
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—¡Pero que agradable chica!—tanto Sarada como Chocho, miraron en dirección a Karin, la cuál, aun sonreía por el agradable encuentro.
—Estoy totalmente de acuerdo con usted... Hinata es por mucho, una gran persona—añadió Chocho.
Sarada pensaba decir algo, pero mejor no lo hizo, pues era evidente que también su maestra, quedó engatusada por esa tipa. Karin y Chocho, notaron la molestia de la azabache y optaron por cambiar el tema.
Aunque la Uzumaki, no tenía mucho tiempo conociendo a Sarada, ya había descifrado su personalidad, la chica le caía muy bien, incluso le tomó cariño, pero era evidente, que estaba muy consentida y acostumbrada hacer cualquier cosa que se le viniera en gana y ese detalle resultaría contraproducente, especialmente para ella misma, ya que su familia se vería arrastrada por sus actos. Lo que hizo momentos atrás con el regalo que le trajo la tutora de su hermano, fue muy grosero y hasta ella sitió pena ajena.
—Tu hermano es adorable Sarada—remarcó Karin, cuando tomó el regalo dirigido a ella con la dedicatoria de Taro. Debía lograr quitar la hostilidad que se colocó en el rostro de la joven—yo nunca tuve hermanos y debe ser gratificante, recibir muestras de cariño de ellos—Sarada dejó su molestia y enfocó sus orbes en el regalo que sostenía su maestra.
—¡Ábrelo...!—grito Chocho—Muero por saber que te regaló tu hermanito—la Uchiha negó con la cabeza, pero lo abrió y su mirada se quedó clavada en el objeto en sus manos—¡Cielos es hermoso!—Taro le entregó a Hinata unas fotografías donde aparecía Sarada, siendo sostenida por Sakura, para que ella, eligiera una. La ojiperla la llevó con uno de los vecinos, el cual era un anciano artesano que manejaba la madera y los metales. Ella le pidió que hiciera un joyero musical y al abrirlo, se mostraba la fotografía encapsulada con hermosos detalles dorados. El color de la madera oscura combinaba con la habitación de la joven y al voltearlo tenía una placa de metal dorado, donde estaba una inscripción.
Feliz cumpleaños a mi querida hermana Sarada... Que seas muy feliz y nunca olvides que te quiero mucho... son los mejores deseos de tú hermano, Taro.
—¡Mamá...!—la azabache sintió que le picaban los ojos. No tenía idea como fue que su hermano logró tener acceso a regalarle algo así, pero sin duda alguna, le había gustado mucho, a tal grado de soltar las lágrimas. La fotografía era hermosa y seguramente fue antes del nacimiento de Taro—Me haces tanta falta...—Karin y Chocho, fueron hacia ella y la abrazaron, mientras veían la detallada pieza en sus manos.
—¡Basta de llanto! Arruinarás tu maquillaje y los invitados están por llegar—sentenció Chocho.
—Chocho tiene razón, mejor date prisa y abre el otro regalo—Karin le entregó el paquete que tenía la dedicatoria de Hinata para que lo abriera, pero la morena lo tomó y lo arrojó dentro de un cajón abierto que tenía la cama.
—Lo haré mas tarde, ahora ya no hay tiempo—con el pie empujó el cajón y este se cerró, dejando el obsequio adentro y seguramente olvidado. Las tres bajaron las escaleras para ir hacia el encuentro de los invitados.
Sasuke y Taro, llegaron seguidos de Mikoto y Fugaku. Sarada saludo a sus abuelos y sorprendiendo a todos, le dio un abrazo a su hermano.
—Gracias por tan bonito regalo... te prometo que siempre lo tendré conmigo—Taro le regreso el abrazo y cuando se separaron, busco con la mirada a la dueña de los ojos color luna, pero no logró encontrarla.
—¿Y donde está Hina? Ella fue quien te trajo mi regalo ¿verdad?—era evidente que su plan había funcionado y su tutora tuvo que venir, a su casa.
—No lo se... creó que se marchó—respondió Sarada cambiando su postura, luego la puerta se escuchó y dejó a todos, para irse a recibir a sus amigos acompañada de Choco.
—¿Hinata no estará aquí?—Mikoto se veía decepcionada con la ausencia de la ojiperla. La expresión de Taro, como de Sasuke también se vio afectada, sin embargo, sabían que probablemente, ella no iba asistir, en parte por lo sucedido entre ellos y por último, su padre hospitalizado.
—Ella dijo que debía ir a ver a su padre—aclaró Karin.
—Su padre está hospitalizado—aclaró Sasuke y Mikoto se sorprendió. El azabache comenzó a relatar las condiciones en que su progenitor se encontraba. La dama Uchiha, sintió mucha pena por la amable chica, seguramente a eso se refería Ino, cuando dijo que su vida era muy complicada. La pelirroja que también escuchó, se sintió mal por ella y de nuevo por la forma en que Sarada, la había tratado, aún cuándo fue ella, quien se encargó del bello presente que Taro le regaló.
...
Una hora mas tarde, la mansión estaba abarrotada de personas. Shisui trataba de mantener contenta a su linda pero malhumorada novia. Ellos se sentaron con Obito, Rin y Karin, quien rápidamente, se familiarizó con la rubia. Apenas supo que Ino era estilista y comenzaron hablar del cabello, Rin también intervenía y la Yamanaka, se sintió como pez en el agua, ya que amaba hablar sobre su trabajo, incluyendo las últimas tendencias en cabello, uñas y maquillaje.
Sasuke, no dejaba de ver el reloj de su muñeca. Estuvo intentando escaparse para realizar una llamada a la Hyuga, pero cada vez que se retiraba, alguien lo llamaba para saludarlo, a ese punto, no lograría saber nada de ella. Ino estaba ahí y podía haberle preguntado, pero la joven lo veía con molestia y era mejor, no incomodarla.
—¡Sasuke...!—lo llamó Mikoto cuando de nuevo trataba de escabullirse—¿Que pasó entre Hinata y tu?—directamente al punto, la dama Uchiha, no se fue por las ramas, luego de escuchar a su nieta hablando sobre una posible relación entre ellos.
—¿A que viene esa pregunta?—odiaba ser interrogado y si lo estaba permitiendo, era porque su trataba de su madre y no tenía forma de escapar de ella.
—Escuche a mi nieta hablando sobre como los encontró en la mesa del jardín—el azabache, puso los ojos en blanco y suspiro frustrado. Iba tener que dar una explicación convincente a su madre, para que ya no cuestionara nada, al menos, por el momento... y como si las cosas no pudieran empeorar, llegó Itachi con una burlona sonrisa en los labios. Sin dudas, su hermano, se iba divertir.
Naruto llegó con un hermoso ramo de flores amarillas y un dije de oro blanco, con la inicial de Sarada. La chica se sonrojó y sintió mariposas en el estomago, aunque debido a sus amigos, no pudo pasar mas tiempo con él, como le hubiera gustado. Ahora que ya no tenía fiestas infantiles, le era muy complicado estar con el rubio, ya que él, no parecía sentirse cómodo, rodeado de adolescentes.
Las cosas como las había planeado, no le estaban saliendo bien, pues su padre y la maestra apenas si intercambiaron palabras. Karin parecía más interesada en conversar con la novia de Shisui, que en hablar con los varones y su padre, parecía ausente, aunque trataba de fingir que todo estaba en orden.
...
A pesar de todo, la fiesta fue mejor de lo que Sarada esperaba. Sus amigos se veían felices y animados y la mayoría de los adultos, se comenzaron a marchar, aunque los mas cercanos, continuaron charlando en la sala, como lo eran los tíos, padres, primos y mejor amigo de Sasuke, incluyendo a sus acompañantes, como Ino, y los padres de Naruto, quienes eran muy cercanos a Fugaku y a su esposa, como también a Obito y a Rin.
—Aprovechando que están reunidos aquí, tengo algo que decir—los ojos de todos, se fueron hacia Naruto—Necesitó la ayuda de todos... Díganme ¿cuál sería la mejor manera de recaudar fondos monetarios, en un evento de beneficencia?—Kushina y Minato, ya sabían lo que Naruto traía entre manos y se sentían orgullosos de él. Sasuke por su parte, ni siquiera estaba prestado atención a lo dicho por Naruto, puesto que sus pensamientos estaban en la chica de ojos luna. Estuvo pensando toda la tarde en la forma en que seguramente Sarada la trató para que se marchara sin esperar la llegada de Taro.
—¿Que té traes entre manos Naruto?—cuestionó Madara con suspicacia, pues ya conocían al rubio y sabían lo efusivo que podía llegar a ser.
—Quiero recaudar fondos para construir un orfanato—la sala quedó en completo silencio durante unos segundos, sin embargo, la sonrisa del chico, no se desvaneció de su atractivo rostro.
Ino y Shisui sonrieron abiertamente, sabiendo lo que Naruto planeaba. Nunca imaginaron que él, se dispusiera a decir nada frente a los Uchihas aunque viniendo de Naruto, no podían sorprenderse.
—Hasta donde yo se, no hacen falta orfanatos—soltó Sasuke, quien ya se había concentrado en la conversación.
—Obviamente no en nuestra área—replicó dejando a Sasuke con una molesta idea en mente.
—¿Donde se necesita uno?—preguntó Itachi.
—Cerca del centro comunitario, donde Hinata ofrece tutorías gratuitas—como era de esperarse, su amigo frunció aún más el ceño, con la mención de la ojiluna—yo le ofrecí ayudar en todo lo que pudiera y ella me puso en contacto con los encargados del centro—el chico les contó toda su experiencia con Kurenai, también con los niños de la calle. Ino se sonrojó de sobre manera, cuando les habló de los cortes gratuitos que ofrecía en su salón, una vez por semana. Shisui por su parte, se sintió orgulloso de su preciosa novia, que además de ser bella por fuera, lo era también por dentro—¿Me entienden ahora?—les pregunto a todos.
—Muchacho... eres un ángel—Mikoto veía a Naruto con admiración, mientras que sus padres se sentían orgullosos—y puedes tener la certeza, que te ayudaremos a construir el orfanato—el joven sonrió.
—Mañana mismo tengo una reunión con los Senju, para sacar todos los permisos que se requieran—Sasuke solo pensaba en lo mucho que su mejor amigo, conocía a Hinata. Seguramente, ella quedó fascinada con las intenciones del joven, mientras que él, solo se había dedicado a decepcionarla.
—También puedes contar con mi ayuda—repuso Madara secundado por Obito y Rin—Si el tarado de Hashirama, no accede a cooperar le daré una golpiza—agregó el Uchiha mayor.
—¡Papa...!—lo reprendió Obito, avergonzado de que su padre no dejara la rivalidad entre él y su mejor amigo, era como ver a los mismos Naruto y Sasuke, pero en versión antigua. Rin, Ino, Shisui, Itachi y Kushina, no pudieron con la risa, en parte por la vergüenza de Obito y también por imaginar a los dos hombres sosteniendo una pelea.
Madara sonrió, pero no lo dijo de broma, pues si se enteraba, que ese tonto no quiso ayudar, se las vería con él.
—¿Y quien se encargaría de manejar el orfanato... ya sabes, como los profesores, cocineros y todos los que se unen a laborar en un lugar como ese—cuestionó Fugaku.
—Ese no es problema, Kurenai, me aseguro que ellos cuentan con el personal, ya que como lo hace Hina, muchas personas de buen corazón, ofrecen sus conocimientos gratuitos para ayudar a otros, así que no dudarán en formar parte de la gran familia que se unirá ahí dentro—Naruto le sonrió a Ino y la chica asintió al igual que Shisui.
—Muero por conocer a Hinata—soltó Kushina—Naruto, no hace mas que hablar de ella, de lo linda y buena que es... Creo que pronto tendré nuera—Naruto se rascó la nuca y sonrió nervioso. Mikoto se quedó en silencio y enfocó a su hijo menor, el cual se veía muy irritado. Por alguna razón, le molestó el comentario de su amiga, ya que, Hinata le causó muy buena impresión y aunque después de portarse como lo hizo cuando salieron, y sabiendo que no la merecía, la quería como esposa de Sasuke.
—Ya te están robando el mandado—murmuro Itachi, para que sólo Sasuke, lo pudiera escuchar—Tonto hermano menor, eso te pasa por creerte irresistible—el menor chasqueó la lengua con molestia, ahora tenía mucha más necesidad de verla y sin que nadie lo notara a excepción de Itachi, salió de su hogar para dirigirse hacia donde se hallaba la mujer que lo tenía en ese estado.
—¿Que les parece un baile donde se ofrezcan los más apuestos solteros y solteras para subastarse?—lo dijo despreocupado—quienes logren llevarse a la persona subastada, tendrá reservaciones para una cena en un buen restaurante... He mirado que eso genera grandes ganancias—Izuna dejó a todos en estado de shock.
—¡Izuna!—lo reprendió Mikoto—Estamos hablando de algo serio y tú sales con eso—el mencionado, se encogió de hombros.
—Pero creó que en realidad, es una buena idea—las miradas de todos se fueron hacia Minato, el cual se había mantenido en silencio, no obstante, cuando escuchó la sugerencia de Izuna, estuvo de acuerdo con él.
—Estoy de acuerdo, pues se trataría de una simple cena en un lugar público... sólo para compartir con la persona que accedió a ser subastada por una buena causa—añadió Itachi—Yo puedo buscar ayuda con muchos de mis compañeros de la universidad... estoy seguro que las damas, ofertarán mucho por ellos y en caso de no ser suficiente, podemos contratar modelos profesionales
—No veo la necesidad de contratar a personas desconocidas, cuando ustedes mismos podrían ser subastados...¡Piénsalo! Estas tú, Sasuke, Ino, shisui, Naruto—soltó Madara quien también pareció conforme con la idea de Izuna.
—Estoy segura, que Hinata y Tenten, estarían dispuestas a participar—agregó Ino. Aunque no le gustaba la idea de saber a su novio cenando con otra, el resultado monetario podía ser mayor a lo que hubieran pensado.
—Me encargaré de preparar todo, para realizar el baile de subasta dentro de un mes—repuso Kushina muy emocionada.
—Es perfecto ¿Tu que dices teme?—Naruto buscó al azabache y no lo localizo—¿Donde esta el teme?—todos miraron y se dieron cuenta que ya no se hallaba con ellos.
[...]
—Nosotros no tenemos más familiares ¿verdad?—Hiashi enfocó directamente a su hija, un tanto, sorprendido por la repentina pregunta. Luego de permanecer días en el hospital, ya podía retirarse la máscara para hablar por breves momentos.
—¿A que viene esa pregunta?—le causó gracia, como su hija se ponía nerviosa y se andaba con rodeos, cuando se sentía insegura.
—Lo que pasa, es que hoy conocí a una chica y ella me preguntó si tenía parientes en Estados Unidos—Hiashi se puso más alerta, dado que ese era el país a donde se había marchado su hermano.
—¿Porque lo pregunto?
—Dijo que cuando estuvo en un hospital de Nueva York, la atendió un médico con el cabello largo, castaño y ojos iguales a los míos... pero lo más inquietante, fue el nombre del médico, su nombre era Neji Hyuga—la ojiperla fue testigo de como el semblante de su padre se transformó de expectante, a uno de puro asombro.
—¿Neji Hyuga...?—la morena asintió—¿Sera posible?—se preguntó a sí mismo, aunque Hinata pudo escucharlo, dejando claro, que si había una conexión en el otro lado del mundo, aunque no estaba segura de que clase de conexión, ni tampoco, si eso era algo bueno, o por el contrario, era mejor dejarlo como estaba, después de todo, hasta ahora no se conocían, podían seguir de la misma manera.
—Trate de no alterarse, podemos hablar de esto en otra ocasión—sugirió cuando notó a su padre muy agitado y perdido en sus pensamientos.
—Tengo un hermano gemelo, del cual no se nada, desde antes que tú nacieras—la ojiperla pensó que ya no continuaría con la conversación, sin embargo, la dejó totalmente pasmada con lo que acababa de confesar—su nombre es Hizashi Hyuga... y lo último que supe de él, fue que se marchó a Estados Unidos... por la descripción que te dieron de ese médico, debes pensar que casi me describieron, dado que así era de joven—de camino al hospital, la morena incluso llegó en una de las muchas teorías que se formularon en su cerebro... Quizás era hijo de su padre y por ende, su hermano, pero ahora ya no parecía factible.
—Ella lo describió muy bien y la verdad, si me quedé sorprendida—no le iba bien mintiendo, y mucho menos a su padre, el cual negó con una pequeña mueca de sonrisa. Su hija creyó que ese joven, era hijo suyo.
—Ese joven, debe ser hijo de mi hermano—Hiashi comenzó a relatar lo sucedido antes que su hermano se marchara para no regresar. Se había tratado de una disputa sin importancia, pero debido al orgullo e inmadurez de ambos, prefirieron separarse, que pedir perdón y arreglar los desacuerdos. Posiblemente, su hermano también había recapacitado, sobre la tontería que hicieron, sin embargo, su vida ya estaba hecha en otro lugar y al igual que él, se dedicó a su familia y nada más.
—¿Y no tiene manera de localizarlo? Me refiero a un número, dirección a algo así—ella estaba atónita con lo relatado por su padre ¿Como era posible que dos hermanos se distanciaran? ¿Porque ninguno de los dos dio su brazo a torcer? Luego la respuesta le llegó sola y era evidente. Ellos eran Hyugas y por ende eran muy orgullosos. Su madre le contaba que para la mayoría de los miembros de esa familia, el orgullo estaba por encima de cualquier otro sentimiento, era como una coraza que lograba protegerlos, pero al mismo tiempo, los alejaba de las personas que querían, por no ser capaces de perdonar, ni de pedir perdón, cuando no era error de ellos... Sonrió para sus adentros, dado que aunque no lo pareciera, ella era igual. Hinata podía ser dulce, dócil, incluso ingenua y confiada, pero cuándo lograban lastimarla, no daba marcha atrás, preferiría llorar y sentir que se ahogaba de tristeza, pero no daba segundas oportunidades.
Cuando la imagen de una persona se quebraba, ante sus ojos, se mantenía así, para siempre, como le sucedió en los días en que estuvo en la universidad. Dos chicas y un varón se hicieron muy cercanos a ella y pronto comenzó ayudarlos con sus trabajos y tareas. Se mantuvieron así hasta casi finales del primer año, pero un día las dos chicas cometieron el error de asistir al salón de Ino y comenzaron a mofarse de cómo utilizaban a una tonta nerd, para que prácticamente les pasara el año. Ellas no sabían que Hinata era amiga de Ino y la rubia se tuvo que lamentar, por no haber sido ella, quien las atendió, puesto que las hubiera dejado calvas. Sus empleadas le contaron todo y ella se lo dijo a su mejor amiga.
La ojiperla lloró por mucho tiempo y llegó a la conclusión de continuar como si no supiera nada, pues se acercaba el trabajo mas importante de finales de curso. Como era de esperarse, se descargaron dejándole todo y ese fue el momento, en que ella se cobró lo que le hicieron. Los importantes trabajos de investigación, parecieron realizados por un niño de cinco años y todos en el mismo salón como en los continuos a él, se burlaron de ellos. Las vacaciones llegaron y cuando inició el nuevo año, los tres ex amigos de la ojiperla, no lograron aprobar el acceso a segundo año. En ninguna ocasión, se atrevieron a cuestionar lo que hizo, pues la mirada de la Hyuga, dejó claro que lo sabía todo.
—Mantuve su número telefónico, pero cuando murieron tú madre y tu hermana, lo llame y ese número ya no estaba activo... Quizás, si me lo proponía, hubiera dado con él, pero ¿que sentido tenía? Lo mas seguro era que no se molestara en venir a vernos, así que ya no volví a intentarlo—ella lo escuchó y estuvo de acuerdo con él ¿para que llamar a alguien que se olvidó de tu existencia? Si durante todos esos años, no se miraron y ellos como hijos, no sabían de sus existencias, era mejor continuar así y dejar el pasado, justo, donde estaba—Aunque debo confesar, que últimamente pienso mucho en él y en como me gustaría que estuviera cerca de ti, en el momento en que yo...—ella no lo dejo continuar y lo abrazó llorando. No quería oírlo decir que la dejaría sola y que ya nunca más lo vería.
Se quedó recostando la cabeza en la camilla, hasta que su padre se durmió casi para concluir el horario de visitas. Se fue a su hogar, y decidió olvidarse del tema de los otros Hyugas, pue aunque quisiera, no tenía ningún modo de contactarlos y tampoco tenía un argumento para justificar su llamada, quizás, ellos no tenían intenciones de recordar el pasado.
...
Llegó a su hogar, cuando ya había anochecido. Se fue directamente al baño para darse una larga ducha y mientras estaba dentro de la bañera con las burbujas, recordó a la elegante mujer pelirroja. Le causó buena impresión y aunque continuara frecuentándose con Sasuke, no creía que pudiera llegar a odiarla, aún si le dolía. Lo mejor era, que una vez terminadas las tareas con Taro, se alejara de ellos continuando con su vida. De esa manera, se podía proteger de las futuras heridas que su corazón iría sufriendo por poner los ojos en algún tan diferente a ella.
Más renovada, salió del baño y se colocó una pequeña pijama. No había comido durante el día y se dirigió a la cocina para hacer la cena.
Cuando estaba cenando, su celular comenzó a recibir mensajes de texto. Lo tomó para ver de quien se trataba y negó con la cabeza al comprobar que se trataba de Ino. Su mejor amiga le contó que estaba en la fiesta de Sarada, pero que se cobraría caro, la insistencia de Shisui por llevarla. Hinata sonrió, pensando en el pobre Shisui.
Media hora más tarde los mensajes continuaron, algunos en forma de emojis con una pistola simulando disparar a una cabeza... así continuó, hasta que cambiaron a unos más alegres y finalmente, le llegaron fotografías de la fiesta. En una de ellas, estaba Ino, otra chica castaña con cabello corto y la misma pelirroja a quien ya había conocido, horas antes. Su pecho se contrajo y no pudo evitar, que una lágrima le cayera por la mejilla, al imaginar a su jefe compartiendo la fiesta con ella. Sabía que no tenía derecho a molestarse, pero como le hacía entender eso a su corazón.
Ya sin ánimos, se levanto a lavar los platos y se fue a su habitación para dormir, sin embargo, tuvo que encender el televisor, pues no dejaba de pensar en lo que estaban haciendo su jefe y Karin.
Pasaban las once de la noche, cuando sonaron la puerta, extrañada se quedó quieta esperando que se escuchara de nuevo, ya que, quizás escuchó mal, pero de nueva cuenta, volvieron a sonar y en ese momento, se apresuró para ir a ver de quien se trataba.
Dando dos pasos atrás, con la mano a la altura de su corazón, escuchó que de nuevo tocaban ¿Que hacía su jefe tocando su puerta a esa hora? Reaccionó y se apresuró abrir.
Sasuke pensó que no le abriría y cuando lo hizo, sintió que su cuerpo tembló de emoción, sobre todo, por la provocativa ropa que llevaba puesta.
—Hinata... tenemos que hablar—la ojiperla se sorprendió, pero se hizo a un lado para que entrara. Cuando lo condujo a la sala, miró su reflejo en el televisor apagado y se apenó, ya que estaba mostrando gran parte de su cuerpo.
—Ahora regresó—Sasuke asintió sin apartar las oscuras orbes de ella...¡Que mujer! Pensó cuando la miró perderse en un pasillo. En menos de cinco minutos, regresó con una camiseta holgada que le llegaba, abajo de la rodilla, logrando ocultar casi todos sus hermosos atributos—disculpe mi atuendo, pero no esperaba que viniera nadie—se disculpo avergonzada.
—No te preocupes, se que es algo tarde y seguramente te disponías a dormir—para él, hubiera sido mejor, que se quedara con el pequeño camisón rojo que vestía cuando le abrió la puerta.
—¿Desea algo de tomar?—el azabache negó y la invito a que se sentará con él, para poder hablar.
—¡Escucha...!—el azabache no estaba seguro de lo que diría, sin embargo, lo dicho por Kushina, resonaba en su cabeza una y otra vez—Se que las cosas entre nosotros, terminaron de mala manera y todo fue culpa mía, por no reconocer mis sentimientos hacia ti—le tomó las manos y ambos sintieron algo parecido a la electricidad, como ya antes la habían sentido—Hinata... dame la oportunidad de comenzar desde cero, y te prometo que no te fallaré, incluso tengo la intención de hablar con tu padre para pedir su aprobación ¿que me dices?—la ojiperla se quedó pasmada. Lo menos que imagino al verlo frente a su puerta, era que le propusiera algo así y aunque se alegró, pronto regresó a lo sucedido antes.
—¿A que se refiere exactamente señor Uchiha?—debía poner todo claro, pues su jefe, quería involucrar a su padre y no pensaba dejar que nadie se burlara de él.
—A que aceptes ser oficialmente, mi pareja... mi novia, la mujer que esté conmigo en todos lados, así como Ino, esta siempre con Shisui—la joven, se quedó sin palabras ¿Acaso escuchó bien? ¿Le está pidiendo comenzar una relación seria?—Di algo, por favor no te quedes callada—el Uchiha se impacientó ante la falta de respuesta.
—Señor Uchiha... en realidad no se que decir, usted sabe que no pensamos de la misma manera y no quiero salir más lastimada—el varón sonrió y se acercó mas a ella, para tratar de transmitirle seguridad.
—En el pasado, no pensábamos igual, pero ahora, ambos queremos lo mismo—repuso sin dudas, mientras se inclinaba para abrazarla. La sintió temblando y le dio besos en la coronilla.
—Yo-yo, no estoy...—Sasuke le robó un beso, Hinata se sorprendió y trató de retroceder, sin embargo, al igual que Sasuke, estaba muy necesitada de él, de su cercanía de toda su embriagadora esencia. El Uchiha sintió que se quemaba y cuando la observó dudosa sobre la respuesta, ya no se pudo contener. Estuvo mucho tiempo pensando en besarla en tocarla y tenerla junto a él.
—Dime Hinata... ¿estás dispuesta arriesgarte conmigo?—pregunto, cuando se separaron por falta de aire, sin embargo, dejaron sus frentes unidas. La chica permaneció con los ojos cerrados, mientras el Uchiha la observaba. La Hyuga estaba muy insegura, ellos no eran iguales, las diferencias sociales podían terminar arruinándolo todo, aunque él, ya le había demostrado, que ese no era un problema—esta vez no voy a fallarte—añadió todavía analizando sus expresiones faciales.
—¿Puedo confiar en sus palabras?—el azabache sonrió y después de asentir, le dio otro beso en los labios—Entonces... si quiero intentarlo—con el rostro llenó de satisfacción, Sasuke la beso de manera demandante, pero sin llegar a propasarse, dado que no quería asustarla, no ahora que finalmente logró aclarar sus sentimientos. Para ella el Uchiha, fue como un puerto seguro, ahora que su padre no estaba a su lado. Esa noche, se besaron durante largos minutos, luego se permitieron abrazarse en silencio, hasta que la ojiperla se quedó dormida. Sasuke la levantó con sumo cuidado y la llevó a una de las habitaciones. No tenía idea de cual era la suya, pero cuando miró luz proveniente del televisor en una de ellas, supuso que ahí era donde debía acomodarla.
Salió del hogar de su ahora, novia y se lamentó, por no poder quedarse con ella a velar su sueño, sin embargo, tenía innumerables mensajes de texto, además de llamadas perdidas, no obstante, sonrió con satisfacción sabiendo que esa noche iba dormir mejor que como lo estuvo haciendo todo el tiempo desde que se arruinó todo con ella aquella noche.
[...]
El tiempo transcurrió con rapidez y el noviazgo de Hinata con Sasuke ya había causado revuelo, tanto en lo bueno, como en lo malo. Para los padres, hermano, primos y tíos del azabache, la noticia fue muy bien recibida, incluso los que aún no conocían a la joven, querían hacerlo. Los amigos de la ojiperla, también se alegraron, incluyendo a Naruto, quien en compañía de Ino y Tenten, advirtieron a Sasuke, no pasarse de listo con ella, o lo lamentaría. En teoría, la única persona inconforme, fue Sarada, aunque por el momento, no hizo nada por tratar de separarlos. Decidió, ser más inteligente, ya que con berrinches y rabietas, no logró nada.
Los días restantes para el baile de subasta, eran muy pocos y la morena casi sufre un colapso nervioso, cuando le informaron que contaban con su presencia para subastarla, a quien más ofreciera por ella. Hinata pensó que se iba a vender, pero luego Tenten, le aclaró cómo eran las circunstancias y logró relajarse un poco, porque de alguna manera, la idea de cenar con un perfecto desconocido, no le hizo mucha gracia, sin embargo, todo lo que lograrán reunir, sería bien recibido para iniciar con el orfanato.
Sasuke fue otro que quería asesinar a su tío Izuna, por sugerir algo tan descabellado. La idea de saber a su novia siendo admirada por algún imbecil, definitivamente no le agradaba y para agrabar la situación, él también sería subastado y sería obligado a cenar con alguna mujer que no dudaría en lanzarse sobre su anatomía.
...
—Estoy muy feliz Hina—repuso Taro cuándo terminó de corregir algunos ejercicios en los que falló en la clase.
—¿Porque lo dices?—ella le sonrió con dulzura, lo que lograba derretir al chico, casi como lograba hacerlo con el padre.
—Porque estas con mi papá como su novia—la morena se sonrojó, ya que, no tocaba ese tema con el chico. A decir verdad, le daba pena que pensara mal de ella, como le sucedía a Sarada—todos están contentos y escuché que los tíos de papá, te quieren conocer—el sonrojo de la joven solo aumento. Había logrado evitar a los familiares de Sasuke, yéndose antes que pudieran llegar de visita y ahora se enteraba que la querían conocer.
—¡Estoy en casa!—Sasuke llegó y después de saludar a Taro, le plano un beso en la boca a la ojiperla, mientras su hijo se iba por unos marcadores.
—¡Sasuke! Aquí no... ¿Que va pensar Taro, si nos mira?—ella realmente estaba apenada y lo último que quería era que Taro tuviera una mala impresión sobre ella.
—Hmph... En ocasiones, creo que te quiere mas a ti que a mi—respondió despreocupado—lo que hace imposible que piense algo malo sobre ti—Luego de terminar con las tareas de Taro, el mayor de los Uchihas, llevó a Hinata a su hogar. Desde que comenzaron su relación, él iba a dejarla, sin que su hijo pidiera acompañarlos. La ojiperla, lo invitaba ocasionalmente a pasar y era en esos momentos, donde compartían situaciones más intensas y acaloradas, pero sin llegar a propasarse y no era por falta de ganas, sino por el temor a que ella pensara algo erróneo... El Uchiha se marchaba directamente a darse una ducha de agua fría, de lo contrario, se sentía adolorido de su entrepierna, durante toda la noche.
Dos días atrás, Shisui le contó algo que lo tenía muy preocupado. Al parecer, unos tipos molestaban a Hinata, cuando esperaba en la parada del metro. Tratando de ocultar su ira, cuestionó a su novia, pero ella no le contó absolutamente nada, luego optó por ofrecer que su chofer para que la llevara desde su lugar de trabajo hasta el hospital y por último a dar las tutorías a Taro, pero como era de esperarse, ella se negó ¿Porque Hinata tenía que ser tan terca?
Lo único que pudo hacer, fue comenzar a vigilar el lugar donde esperaba el metro y este era ya el tercer día que lo hacía, sin que ella lo notara. Dejando a Itachi encargado por al rededor de una hora, se marchaba, en lo que conseguía un guardia, que se encargará de cuidar de ella, mientras estaba en esos peligrosos lugares. Los primeros dos días, la miró desde la distancia, hablando con unas ancianas, pero ahora sintió que la sangre le hervía, cuando enfocó a un tipo fornido, sosteniéndola de la muñeca, tratando de subirla a un auto. La ojiperla forcejeaba, pero era inútil, comparado con el tamaño de ese imbecil, ella parecía solo una frágil niña asustada.
[...]
La ojiperla, pasó desapercibida durante un tiempo, en la estación del metro, pero para su mala suerte, el día en que sus dos amigas, se empeñaron en acompañarla para seguir su mismo recorrido, parecieron llamar la atención indeseada, que trató de mantener alejada. El mismo tipo corpulento y quienes lo acompañaban, comenzaron a insistir en llevarlas, como era de esperarse, Ino, comenzó un escándalo y en minutos hasta dos oficiales llegaron a levantar un informe acerca del incidente, sin embargo los tipos ya se habían marchado y aún peor, ellos ya conocían su aspecto, el mismo que usaba para que no la notaran. Les rogó a sus amigas, no decir nada, pero no estaba segura que no lo hicieran.
Debía admitir, que en realidad temía por su seguridad. Ese hombre, no parecía rendirse y su aspecto era muy intimidante. Estaba perdida en sus pensamientos, cuando sintió a alguien muy cerca de ella y cuando se giró, pudo ver frente a frente al sujeto. Abajo del coche, se veía mucho más grande, con gran musculatura, cabello amarillo piel morena, escaso bigote y barba en pico. Definitivamente, daba miedo.
—Hasta que te encontré preciosa escurridiza y ahora no te negarás a que te lleve al hospital—los ojos de Hinata se abrieron con sorpresa—Anda Hinata, tu padre te espera—la morena no lo podía creer ¿Como sabía ese tipo que su padre esta en el hospital?
—No, déjeme...—se quedó tan asustada que no reaccionó a tiempo, para impedir que ese hombre la sujetara de la muñeca.
—¡Me gustas! Y te garantizo, que si te mantienes conmigo, nada te faltará y yo me encargaré de cumplir, todos y cada uno de tus deseos... nadie se atreverá a meterse contigo, una vez que seas mi mujer—la ojiperla sintió miedo. Era obvio que nadie la molestaría, el tipo era prácticamente el Rey del bajo mundo y lo apodaban como el Raikage. Con los días de estar en el mismo lugar, escuchó las habladurías de las personas, sobre todo, cuando los hombres que trabajaban para él, no dejaban de patrullar, cerca de la parada. Las personas aseguraron que seguramente el Raikage, pensaba cambiar su juguete sexual y que no pararía, hasta lograr tenerlo.
—N-no estoy interesada... ¡Suélteme!—la morena luchaba desesperadamente, para no ir con ese hombre, pero no lograba soltarse. Las personas veían la escena, pero nadie se molestó en intervenir, ya que, nadie quería problemas con él.
Las lágrimas le empañaron la visión y lo único que sintió, fue mas fuerte el agarre sobre su muñeca, al mismo tiempo que creyó caer al suelo sobre el tipo, no obstante, logró equilibrarse, pero lo que miró a continuación, la llenó de miedo... Sasuke, estaba golpeando al tipo, como si fuera un boxeador.
El Uchiha fue tan rápido, que el Raikage, ni siquiera tuvo tiempo de regresar el golpe o por lo menos cubrirse. Sus hombre tampoco parecieron notarlo, hasta que más personas se aglomeraron. La ojiperla, entró en pánico, pensando que lo podían lastimar y ante sus súplicas, incluidas las lágrimas, Sasuke dejó al tipo en el suelo, para marcharse llevándose a su llorosa novia.
Continuara.
Me disculpo por la demora y por los errores de ortografía, cuando los encuentre los corregiré 💕😊
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