Capitulo 17
Los personajes de Naruto no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
Tomó el celular dispuesta a marcar el número y como las otras seis veces, lo apagaba antes de completar la llamada ¿que le diría? Además ¿que pasa si él estaba ocupado y ella lo interrumpía? Por otro lado, le dejó claro que lo llamará cuando iniciarán amueblando el orfanato ¿y si finge que lo olvidó? Al mismo tiempo, no iba poder sentirse tranquila sabiendo que él quería ayudar.
De nuevo tomó el celular y finalmente se realizó la llamada. Espero unos segundos hasta que la masculina voz del Otsutsuki respondió.
—¡Diga!—Indra sabía bien quien lo estaba llamando, no obstante, dejó que fuera ella quien se anunciara.
—I-Indra... e-es Hinata—se odió por tartamudear en el peor momento.
—¡Hinata! ¿Que gusto saludarla?—le hubiese gustado mirar el sonrojó que seguramente mostraba el perfecto rostro de la joven—¿En que puedo servirle?
—Mañana a las ocho comenzaremos amueblar las habitaciones del orfanato—grandes estufas comerciales llegaron y también debían ser instaladas, así que toda la ayuda sería bien recibida.
—En ese caso, estaré ahí puntual... ¿quiere que pase por usted?—la ojiperla se sonrojó y miró en todas las direcciones en busca de tranquilizarse. Le daba pena aceptar, pero también le daba pena rechazarlo.
—Está bien—el Juez sonrió complacido.
—Bien... mañana antes de las ocho pasaré por usted—ambos quedaron de acuerdo y finalizaron la llamada. El rostro de cada uno mostraba diferentes expresiones, como era el caso de Indra, quien sonreía y para su mala suerte, su hermano lo presenció.
—Intentaré recordar cuando fue la última vez que te miré sonreír—Ashura se llevó la mano a la barbilla fingiendo estar pensando—De hecho... creo que nunca antes te miré sonreír—el mayor lo fulminó con la mirada, lo cual no causó ningún efecto en el castaño—Ella saca tu lado humano, luces diferente cuando estás cerca de esa linda joven. Quizás ustedes dos...—Indra que hasta ese momento, se mantuvo de pie frente al gran ventanal de su oficina situada en el noveno piso, camino hacia donde tenía las botellas de whiskey y se sirvió un trago.
—Ella es demasiado pura y no sería justo que un ser de luz, sea corrompido por un demonio oscuro—se tomó el trago de golpe—luego de lo que le toco pasar, lo justo es que atrajera a personas con luz similares a ella, sin embargo, desde antes de casarse con Sasuke, la chica atraía a los seres oscuros como polillas a la luz—evitó decir que desde la noche de la subasta, su comportamiento se vio muy afectado por ella.
—¿Estas diciendo que no crees poder hacerla feliz? ¿Crees que no mereces estar a su lado?
—Exactamente—respondió volviendo a la ventana desde dónde observó el movimiento de la cuidad.
—¿Y que hay de Kaana y yo? Mi esposa era tierna, amable, de buenos sentimientos y después de nuestro matrimonio ¿cuanto crees que ha cambiado? ¿Te parece que mi esposa es un demonio oscuro? ¡Bueno! Dejemos sin responder la ultima parte, ya que en ocasiones ella...—Ashura recordó como su amable mujer se transformaba en un demonio sediento de sangre cuando otras chicas coqueteaban descaradamente con él y a pesar de no seguir el juego, para Kaana era igual de culpable.
—Por supuesto que ella no ha cambiado—no era un hombre de sonreír, sin embargo, lo dicho por su hermano, anudado a la cara que puso mientras recordaba algo, le causó gracia y de nuevo lo atribuyó, a la linda ojiperla que lo puso contento.
—¿Porque piensas que con ella sería distinto?—volvió a cuestionar dispuesto a hacer que su hermano entrara en razón—Además, Sasuke no era un santo y estaba lejos de serlo—añadió mirando la espalda de su hermano.
—¿Sabes? Esta conversación no tiene ningún sentido... ella aún ama a su ex esposo y su corazón está muy roto—de todas las mujeres en las que pudo fijarse, lo tuvo que hacer de la más complicada... quizás era la mas inalcanzable, pero también fue la única que lo descolocó a tal grado de hacer cosas que en el pasado jamás pensaría en hacer.
—Es lógico que esté herida y que aún ame a Sasuke, no obstante, pronto lo superará—no podía creer que el imperturbable Juez Indra Otsutsuki, se sintiera inseguro ante una chica mas joven que él—Recuerda... no hay mal que dure cien años—ni tonto que los resista, pensó el castaño.
—Hmph—Ashura sonrió ante el murmullo que hizo su hermano, dado que era algo similar a lo que escuchaba de Madara y del mismo Sasuke.
—¿Y que se supone que harán mañana?
—Me ofrecí para ayudarles amueblando los dormitorios, áreas de aprendizaje y todo lo que haga falta en el orfanato—el castaño no lo podía creer, incluso deseaba ver a su hermano realizando esas tareas y no sólo eso, sino conviviendo con el grupo de chicos entre ellos Shisui y Naruto, los cuales no permanecían callados por mucho tiempo.
[...]
Chocho veía a su mejor amiga en completo mutismo. Esa no era la misma Sarada que no perdía oportunidad de molestar a un compañero, o más bien, molestar a Sumire, sin embargo, ella no había abierto la boca durante el día escolar. Como buena amiga, Chocho se preocupó por el comportamiento de la azabache, ademas de no poder con el silencio que la ponía al borde de la locura.
—¿Que pasa contigo Sarada? Y sabes que te conozco desde siempre, así que no intentes mentirme—advirtió la chica pensando si debería abrir su barra de chocolate ahora, o hacerlo luego de la conversación.
—No se que pasa con mamá, después de regresar aquí, todo parecía ir bien, sin embargó...--Sarada derramó dos gruesas lágrimas sorprendiendo a su amiga.
—¿Que pasa? Creí que estabas feliz—la joven Akimichi realmente se sorprendió. Sarada siempre hablaba de lo maravillosa que era su madre y de lo feliz que estaba desde que ella volvió y no podía comprender desde cuando ella ya no estaba contenta.
—Parece que no se siente contenta con nosotros, incluso me ordenó respetar su espacio personal—la jovencita aún sentía un nudo en la garganta con sólo recordarlo.
—¡Espera! ¿Como que su espacio personal? ¿A que se refería con eso?—la Akimichi no entendió bien y necesitaba una aclaración dado que su madre jamas le había pedido tal cosa.
—Entre en su alcoba sin llamar a la puerta mientras mamá hablaba por teléfono... supongo que ella tiene razón—Chocho frunció el ceño—no es de buena educación hacerlo.
—No puedo opinar al respecto, dado que mamá nunca me ha pedido algo semejante, sin embargo, todas las personas son diferentes y quizás para tú madre sea importante ese punto—la joven trató de no verse dura aunque por dentro se hizo varios cuestionamientos—A decir verdad, creí que estabas así por el cambio que viene mostrando tu padre.
—¿Mi padre? ¿Que hay con él?—inquirió con mucha curiosidad sobre lo que pensaba su amiga.
—¿En serio Sarada? ¿Me dirás que no lo has notado?
—Habla sin rodeos, porque no se a que te refieres—exigió exasperada.
—Tu padre se ve muy desmejorado, su barba es notoria y aunque lo hace ver condenadamente sexy, es algo que hasta ahora, nunca le mire... incluso muestra grandes ojeras y ni hablar del estado de ánimo—la joven Uchiha sintió que se le erizaban los bellos y por primera vez cayó en cuenta de la aclaración que acababa de hacer Chocho. Su padre no lucía feliz, durante la cena que a menudo compartían, él se veía ausente y sin ánimo de nada.
Transcurrió el día y regresó a su hogar. Durante toda la tardé no dejo de pensar en su padre y a diferencia de antes, esa tarde se dispuso a esperar por él en la sala... quizás se sentía relegado por la llegada de su madre y sólo necesitaba que lo hicieran ver lo buen padre que era.
En minutos la puerta principal se abrió y no esperó a que él llegara, ella fue corriendo a su encuentro.
—¡Papá!—se lanzó a sus brazos y el mayor correspondió—¿Como estuvo tu día?—el Uchiha frunció el ceño, eso si le resultó extraño. Seguramente su hija le quería pedir algo.
—Todo bien princesa—respondió y espero unos segundos por el próximo pedido de Sarada, no obstante, esté no llegó—¿Esta todo bien hija?—la joven contuvo la sorpresa y asintió intentando sonreír—¡Bien...! Iré a ver la Taro y si me necesitas, estaré en mi oficina—con un beso en la frente, se despidió de la joven y subió las escaleras. Chocho tenía razón, su padre no era el mismo, ahora se veía gris, sin emociones. Estuvo tan pendiente de su madre, que se olvidó por completo de su progenitor y ahora no sabía desde cuando él estaba así.
Cuando aclaró su cerebro, pensó en la única persona de la casa que podía aclarar sus dudas y sin más, se dirigió a la habitación de su hermano menor. Taro siempre fue muy suspicaz y era poco probable que algo pasara desapercibido para él.
—¿Que haces?—Taro se giró y frunció el ceño al ver a su hermana. Con pose sarcástica, miró atrás y se apuntó a si mismo, cuestionando si le hablaba a él—Eres un tonto, claro que es a ti—el chico se hizo a un lado y dejó una de las sillas para que ella se sentara.
—¿Te sucede algo?—tenia curiosidad, dado que su hermana no acostumbraba ir a verlo y mucho menos desde que su madre regreso.
—Me preguntaba ¿si has notado extraño a papá? Me refiero a su comportamiento—su hermano menor era muy parecido a Itachi y aunque odiaba decirlo, a ella le hubiera gustado ser así. Ellos no eran impulsivos y en pocas ocasiones actuaban sin calcular lo que pasaría, muy contrario a su padre y a ella, quienes se regían por la impulsividad.
—Has estado solo al pendiente de mamá, que no notaste como él parece haber envejecido de golpe—la joven sintió un nudo en la garganta. Taro tenia razón, ella no había prestado atención a su progenitor y no ser por Chocho, quizás no lo hubiera hecho.
—¿Desde cuando?—cuestionó con pesar.
—No te gustará la respuesta y lo único que diré es que lleva así un par de meses, quizás un poco mas—la joven estaba por cuestionar a que se refería, pero las voces de sus abuelos le impidieron que lo hiciera—¡Llegaron por mí!—Taro salió a verlos y ella lo siguió. El chico los llamó para irse con ellos durante el fin de semana y como era de esperarse, no dudaron en hacerlo.
—¿Como están mis amores?—Mikoto abrazo a su nieto, luego se fue hacía la chica—¿Y sus padres?—cuestionó al no verlos.
—Papá esta en su oficina y mamá regresó a trabajar en el hospital—se apresuró a decir Sarada.
—¡Ya veo!—soltó sin interés.
—Si Taro no los llama ustedes no vienen ¿no es cierto?—Sasuke salió de la oficina al escuchar a sus padres. Sarada escuchó lo dicho y se percató de ese detalle. Sus abuelos apenas los visitaban y no sólo ellos, sino toda la familia Uchiha parecía haberse distanciado de ellos. No era tonta y pudo observar que su abuela y su madre, no parecían agradarse, sin embargo, hasta ese momento fue que ató cabos.
—Lo mismo podríamos decir nosotros—añadió Fugaku—tienes mucho tiempo sin pararte por la casa—los varones se saludaron sin mostrar expresiones a diferencia de la matriarca que abrazó a su hijo y le beso la mejilla.
—Antes de irnos, prepararé la cena. Estoy segura que aún no han comido y te veo muy delgado hijo—sin demora y sin esperar respuesta, Mikoto se dirigió hacia la cocina. Sarada permaneció en silencio observando a su padre y cada vez se daba cuenta de lo desmejorado que se veía ¿como fue que no lo había notado? ¿Y que quiso decir Taro cuando preguntó desde cuando él se veía así?
—¿Puedo acompañarte?—Mikoto se sorprendió al escuchar el pedido de su nieta. Era la primera vez que se acercaba a ella. La chica se distanció mucho de ellos, a pesar de que siempre trataron de estar lo mas cerca posible de ella, Sarada parecía repudiarlos. No aceptaba concejos dado que según ella, todos estaban en su contra.
—Por supuesto cariño, eso ni siquiera tienes que preguntar—la matriarca se conmovió y le sonrió mientras cortaba la carne. Sarada en realidad, no sabía que decir, no obstante, sintió la necesidad de permanecer cerca de su abuela.
¿Me dejarías ayudar?—la alegría de Mikoto se convirtió en preocupación ¿habría escuchado bien? ¿Su nieta quería ayudarla? De ser así, algo debía estar pasando por la pequeña cabeza de su niña, sin embargo, no era el momento para cuestionar.
—Toma esto—la Uchiha mayor le entregó un delantal que saco de uno de los cajones, seguramente olvidado por Hinata al igual que el suyo.
Sarada se sintió bien junto a su abuela y pronto terminaron la cena. La familia compartió la mesa mientras charlaban de temas al azar, no obstante, la joven se dedicó a observar a su padre y de nuevo la incomodidad se sintió dentro de su ser, dado que en ningún momento sonrió, él simplemente seguía la conversación, sin ánimo de bromear, incluso cuando trajeron el tema de la mujer adulta que obtuvo una cena con Itachi y que no dejaba de llamarlo en busca de otro encuentro.
Cerca de las diez, los abuelos se disponían a irse llevándose con ellos a Taro.
—¡Estoy en casa!—todos voltearon hacia la fémina que acababa de llegar—Tenemos visita—Sakura no pudo disimular el desagrado que le causó encontrar a sus suegros invadiendo su casa. Mikoto se percató y al igual que ella, también le molestó no haberse marchado antes de verla.
—Sólo vinimos por Taro, pero ya nos vamos—muy a regañadientes se saludaron.
—¿Dónde estabas a esta hora Sakura?—cuestionó Sasuke visiblemente irritado, pues le resultó poco creíble que ella hubiera pasado todo el día en el hospital. Tanto los padres como los niños se sorprendieron por el tono empleado por Sasuke.
—¿Donde más amor?—sonriendo fue hacia él y lo besó en la mejilla—Estuve en el hospital muy ocupada todo el día y ahora estoy cansada, así que me iré a dormir—les dirigió una sonrisa a sus hijos y sin importarle la presencia de sus suegros se dirigió a las escaleras, sin embargo, se detuvo y miró a su esposo—El próximo Domingo habrá una convención de médicos, seguido de una cena y debemos ir... no hagas otros planes Sasuke, porque ya confirmé nuestra asistencia.
—Hmph—luego de escuchar la respuesta que siempre daba al estar desinteresado, subió la escalera.
—Eso significa que también el siguiente fin de semana estaré con ustedes—soltó Taro.
—Siempre que tu lo quieras, ya sabes que para nosotros es un gusto que estes con que vayas a casa... me recuerda el tiempo en que Itachi y tu padre eran niños—añadió Mikoto con un tono de nostalgia, sobre todo en esos momentos en que veía a Sasuke tan sumido en sus propios pensamientos, contrario a lo que él mismo pensó, la llegada de la mujer que "amaba" no parecía ser lo esperado. Le daba mucha pena y no fue difícil deducir el motivo, el mismo que Fugaku descifró antes que ella... Sasuke se había enamorado de Hinata y por la ficticia admiración que sentía por Sakura, se encargó de arruinarlo todo.
Sarada permaneció en silencio sintiéndose excluida, tanto de su madre como de sus abuelos.
—Si lo deseas también tú puedes venir con nosotros cariño... le darías luz a nuestro hogar al igual que tu hermano—ofreció Fugaku mirando directamente a su nieta mayor—Se que no debe ser muy divertido estar con un par de viejos, pero puedes traer a Chocho contigo, hace tanto tiempo que no te quedas con con tus abuelos—la chica estuvo a punto de llorar. Aún después de lo mal que se había estado portando con ellos, la seguían queriendo de la misma manera que querían a su hermano.
—Si iré y no será necesario llevar a nadie, ustedes no son un par de viejos y yo debo sentirme agradecida de poder contarlos en mi vida—el mayor sonrío cuando la jovencita se acercó a darle un abrazo.
Apenas se marcharon y la joven intentó bromear con su padre, como lo hacía en el pasado, sin embargo, no resultó aunque hizo lo imposible por parecer que reía, sus ojos se veían tristes—Que descanses hija—le dio un beso en la mejilla y en vez de irse a la recámara donde se hallaba su madre, se dirigió hacia la oficina.
—¿Que te esta pasando papá? Todo sería mejor si me contaras—lo dijo en voz alta aún sabiendo que nadie podía escucharla.
[...]
Indra estacionó frente a la casa de Hinata y antes que pudiera bajar, ella salió casi corriendo. Se veía muy linda, incluso más joven con la ropa que llevaba puesta, la cual consistía en jeans de mezclilla con jersey ajustada en color lila y tenis deportivos. El cabello fue recogido en una coleta alta y el perfecto rostro no lucía maquillaje, haciéndole ver angelical. En ese momento, sus remordimientos salieron a la luz y se preguntó si tenía derecho a pretender estar cerca de ella, no obstante, apenas le sonrió sonrojada y se olvidó de todo. Quizás no era tan malo querer buscar luz para iluminar la oscuridad.
—¡B-buenos días! Espero no haberlo hecho esperar—él la esperaba junto a la puerta y ella no pudo evitar sonrojarse con la apariencia del Otsutsuki. Al igual que ella, Indra usaba pantalón de mezclilla con jersey negra ajustada al músculo abdomen. Era como si se hubieran puesto de acuerdo en vestir igual, ya que incluso los tenis eran de la misma marca y color que los de ella.
—Buenos días... apenas llegue no se preocupe—le abrió la puerta y ella subió en el auto dejando que percibiera el agradable aroma masculino del corpulento hombre. La ojiperla apenas le llegaba a los hombros, él era un poco mas alto que Sasuke. Se reprendió mentalmente por volver a recordarlo, aunque de nada le servía reprenderse, dado que a menudo lo recordaba y de nuevo llegaban las crueles imágenes de la pareja teniendo sexo sobre su cama—¿Se encuentra bien?—cuestionó al verla con la mirada perdida, estaba seguro que se debía a Sauke.
—Todo bien—en ese momento, Indra notó los contenedores de metal sobre sus manos y los dos vasos arriba del último—yo preparé café y algunos panes—el Otsutsuki sostuvo el vaso que ella le entregó. De nuevo una sonrisa se estampó en sus labios dejando a la morena hipnotizada por lo guapísimo que era cuando sonreía, no es que no lo fuera si no lo hacía, simplemente su encanto aumentaba aún más al hacerlo. Él le ayudó con los contenedores colocándolos en el asiento trasero.
—¡Gracias!—la ojiperla salió del trance y se sonrojó por su comportamiento. Durante el corto trayecto, ella permaneció en silencio y avergonzada, mientras él sentía la calidez en su interior. Ahora sabía que no le era tan indiferente.
Llegando con diez minutos de anticipación debido al estricto régimen de ambos, Indra y la Hyuga fueron los primeros en estacionar. El Otsutsuki cargo con todo lo que ella subió y antes de lograr entrar, escucharon a Ino, quien venía acompañada de Shisui.
—Te dije que llegaríamos tarde Uchiha—Shisui se rascó la mejilla, su novia lo llamaba Uchiha cuando estaba molesta y esa mañana, ella lo estaba—Hola Hina—el semblante molesto desapareció apenas saludo a la morena y después hasta se convirtió en uno alegre al ver al apuesto Otsutsuki acompañándola—¿Como esta Indra?—la pareja los saludó y mientras esperaban a los otros, Hinata les sirvió café a ellos también.
—Preparaste dangos y rollos de canela ¿verdad?—cuestionó Shisui, apenas sintió el embriagador aroma—Estoy seguro de identificar ese aroma aún con el fuerte olor de las paredes recién pintadas—la morena le entregó un plato a cada uno incluyendo a Indra.
—No lo creó ¿a que hora te levantaste para hacer todo esto Hina?—en una mesa de plástico, se encontraban los contenedores con galletas, dangos y rollos de canela, los cuales aún se sentían tibios—No quiero pensar que no hayas dormido de nuevo—los dos varones miraron en dirección de Hinata y el más sorprendido fue Indra. Shisui ya sabía que a raíz de lo sucedido con Sasuke, como lo de su padre, Hinata había caído en una fuerte depresión. Debido a que a veces olvidaba los medicamentos, decían que ella no dormía más que por una o dos horas como máximo.
—¡Bueno...! Lo que pasa fue que me dormí muy temprano ayer y desperté un par de horas antes de salir el sol—Ino la miró con escepticismo, no obstante, prefirió no continuar.
—¡Esta delicioso!—la morena no pudo evitar sonreír ante lo dicho por Indra. Le gustaba mucho mirar que las personas disfrutarán su comida.
—Claro... ella cocina muy bien y tiene a Itachi fascinado con sus dangos—soltó Shisui despreocupado.
—¡Buenos días!—como un rayo de sol, Naruto iluminó con su llegada, Tenten venía junto a él y eran seguidos por Kurenai. Mas atrás aparecieron Asuma, Iruka, Mitsuki, Kawaki y Sumire. La mayoría vestían ropa deportiva y cómoda. Luego de saludarse. Naruto colocó una pizarra donde detalló lo que harían, al mismo tiempo que más ayudantes se les iban uniendo—¿Tienen dudas?—Karin entró en ese momento siendo seguida por su compañero Suigetsu—Entonces... manos a la obra—el rubio se sorprendió con la presencia de Indra. Él era uno de los pocos que sabían a lo que se dedicaba y no era propio de su personalidad, ayudar en ese tipo de labores, sin embargo, al percatarse de la manera en que veía a Hinata, todo quedó claro y si lo pensaba detenidamente, podía asegurar que fue el Otsutsuki, quien hizo la donación.
Indra se fue con Asuma, Shisui y Naruto a cargar las pesadas piezas de la cocina. Una persona especializada en conectar el gas también tuvo que ir ayudarlos, de lo contrario, podía no ser aprobados por los inspectores.
Las mujeres se encargaban de colocar los colchones, mientras los alumnos del centro comunitario armaban la mueblería restante. Otros se encargaban de llenar los estantes de almacenamiento.
—No sabía que ese bombón iba venir contigo Hina—la ojiperla y Karin colocaban electrodomésticos dentro de los gabinetes y desde ahí, veían a Indra armando las sillas para bebés. Él al sentirse observado, volteó encontrando sus orbes con las perlas. Siendo capturada mientras lo veía, la morena no pudo hacer otra cosa que sonreír y de inmediato aparto la mirada a cualquier lugar seguro—Ese hombre es todo un dios griego, aunque no tanto como lo es el suculento de tu primo—Hinata bebía agua de una botella y al no esperar el comentario de Karin, comenzó atragantarse mojando su blusa en el proceso—¿Estás bien?—Indra veía como la chica pelirroja le daba pequeños golpes en la espalda de la ojiluna. Estaba seguro que hablaban de él, debido a las miradas indiscretas como al adorable sonrojó en las mejillas de Hinata.
—¡Cielos Karin! ¿Que le haces a Hina para que reaccione así?—preguntó Ino fingiendo seriedad—Aunque estoy segura que hablaban de la forma en que el juez imparte justicia en una cama y sin ropa—Hinata se negó a mirar a Indra, dado que debía haber escuchado a sus amigas y no se equivocaba.
—¡Perdónalas...! Así son ellas con la pobre Hina—Shisui al igual que Indra alcanzó a escuchar ya que en el momento en que Ino habló, todo había quedado en silencio y la cocina siendo tan grande tenía eco—Cuando esas pervertidas se unen, son un peligro—el azabache no se dio cuenta que la rubia también logró escucharlo.
—¿Que has dicho Uchiha?—Indra se tapó la boca para no reírse ante la expresión de Shisui. En seguida, la pareja inició una acalorada discusión, la cual se vio interrumpida por la llegada de mas personas.
—Traje mas ayuda y también comida—Itachi entró seguido de Obito, Rin, Nagato, Yahiko, Konan y Sasori. Pronto todos se unieron a comer algo, puesto que como lo anticipó Hinata, pasarían horas sin probar bocado.
—¿Cómo estás?—la Hyuga miró a Rin con una pequeña sonrisa. Itachi y Obito también se unieron a saludar. Los tres no podían creer que Indra estuviera ayudando y como sucedió con Naruto, pronto dedujeron el motivo de su presencia... Hinata Hyuga, la misma joven que meses atrás, fue la esposa de Sasuke.
—Un poco mejor—sabiendo que mentía, ellos sintieron pena, no obstante, ella cambió de tema—Me da mucho gusto verlos por aquí, no imaginé que vendrían ayudarnos.
—Papá casi nos asesina por no llegar más temprano... el viejo puede llegar a ser escalofriante cuando se molesta—soltó Obito, logrando que la morena recordara a Madara. Ella sólo lo conoció siendo amable, no podía imaginar lo intimidante que sería, estando molesto.
...
Con la ayuda extra, las labores se agilizaron y en la tarde ya casi todo estaba listo. La morena se acercó a Indra, después de todo, no lo hizo desde que llegaron y durante el día, él no dejó de realizar tareas pesadas.
—¿Cansada?—ella sonrió, pues eso era lo que le pensaba preguntar.
—Un poco ¿y usted? Durante todo el día se la ha pasado cargando mucho peso y temía que pudiera lastimarse—de nuevo el Otsutsuki quedaba admirado con su forma de ser tan desinteresada.
—A pesar de ser juez, estoy acostumbrado a esta clase de labores, así que no representó nada nuevo, no se preocupe—ambos se despidieron de los voluntarios y Kurenai les informó que los últimos detalles los darían al día siguiente, pero lo harían los mismos trabajadores antes de concluir con todas las labores situadas en los jardines.
Naruto les agradeció y les pidió a todos estar presentes el día de la inauguración. De ese modo, les agradecerían por la gran ayuda.
—¿Quien te llevará a tu casa?—cuestionó Itachi.
—Yo mismo lo haré—Itachi era otro de los que sabían la doble vida que llevaba Indra. Estando junto a él, nadie se atrevería a dañar a Hinata.
—¡Bien! Entonces nos veremos después... cuídate Hinata—También Obito y Rin se despidieron de ella—Hasta luego Indra, fue un gusto saludarte—él asintió con la cabeza y se dirigió a su auto con Hinata a su lado.
...
—Estoy en deuda con usted por lo mucho que nos ayudó—dijo la morena cuando estacionaron frente a su hogar. El Otsutsuki se veía con las prendas arrugadas y con manchas de tierra, no obstante, se veía mejor que ella, o eso pensó la morena.
La verdad no tiene que sentirse en deuda, pero si desea agradecer, puede aceptar ir a cenar conmigo en mi casa cuando esté libre ¿que me dice?—el ofrecimiento tomó a la chica con la guardia baja y la intensa mirada masculina, no ayudaba a lograr aclarar sus pensamientos.
—C-claro... usted sólo dígame el día y yo iré—otro paso hacia ella, pensó el Otsutsuki, dado que esa cena salió de improvisto y en realidad, ni planeándolo pudo salir mejor. Se despidieron y como las últimas veces, Indra le besó la mano antes de marcharse.
...
Hinata cerró la puerta aún con el corazón acelerado. Se dispuso a colocar los cerrojos, cuando escuchó que alguien tocaba. Suspiro y abrió pensando que era Ino, sin embargo, quien llegó fue su primo.
—Disculpa que venga a esta hora, se que debes estar cansada por lo que hicieron durante el día, pero...—Neji odiaba que le avisaran sobre reuniones a última hora, dado que él entendió que aún faltaba una semana y antes de terminar su turno, le informaron que sería el día siguiente—mañana se llevará a cabo una convención de médicos seguida de una cena de gala y debo estar presente, sin embargo, se supone que debo llevar un acompañante y pensé en ti.
—¿Yo? Pero.
—Te prometo que no será mucho tiempo sólo un par de horas.
...
El Domingo a las siete en punto, Neji llegó al salón donde se celebraría la convención anual médica. Los mejores médicos en todas las ramas estarían presentes. La mayoría de ellos pertenecientes al país, sin embargo, también se confirmó la presencia de prominentes cirujanos extranjeros. En el evento se exponían temas acerca de cirugías medicamentos, terapias y todo lo relacionado.
Sabiendo como eran dichas reuniones, Neji le pidió a su prima usar vestido y ella no tuvo otro remedio que acceder. Ino y Tenten como siempre, llegaron al recate. Le ayudaron a escoger un vestido y también con el maquillaje.
—¡Tranquila!—Neji apretó su mano mientras se abrían paso en el abarrotado salón—Hay lugares reservados para nosotros—las mujeres que se encontraban en el salón, lucían vestidos elegantes al igual que los costosos trajes de los hombres.
—¿No crees que estoy mal vestida?—Hinata se sintió insegura ante las miradas que ambos comenzaron atraer. Algunos rostros familiares le sonrieron, dado que durante el largo tiempo que su padre permaneció hospitalizado, ya muchos la conocían.
—Por supuesto que no, tu eres la mas bella de todas—sabia que lo decía para hacerla sentir mejor, o al menos, eso creyó ella, ya que el vestido le resaltaba su perfecta figura y el color contrastaba muy de acuerdo con su piel. No era un modelo que mostraba mucha piel, pero de igual manera las miradas eran de admiración, pues ella portaba la prenda con elegancia, al igual que su primo, creando entre ambos la combinación perfecta.
El evento inició y pronto algunos médicos fueron llamados arriba de la tarima donde contarían sobre los temas importantes. Neji fue uno de los convocados. Ellos compartieron la mesa con los nuevos compañeros del Hyuga, los cuales también eran conocidos por Hinata.
—Vaya porte de tu primo—soltó una exuberante enfermera, que acompañaba a uno de los médicos—no en vano, ya causó gran revuelo en el hospital—la morena le sonrió y se sintió muy orgullosa de ver a Neji hablando frente a todos sin inmutarse. Si que tenía presencia imponente. Apenas pensó en eso y la imagen de Indra llegó a su mente.
A pesar de no haber querido ir, la morena se estaba entreteniendo, incluso la cena había sido muy buena.
—Ahora regresó, debo ir al tocador—aviso a Neji, pero él se puso de pie en seguida.
—Te llevaré hasta ahí y pediré unos tragos... de ninguna manera te dejaré atravesar el salón sola—desde que llegaron fue consiente de como los veían a ambos, no obstante, él estaba más que acostumbrado, mientras que ella era demasiado tímida para poner en su sitio a quienes le faltaran al respeto.
—¡Pero...!
—Nada, vamos—tal como lo predijo el castaño, no faltó el comentario mal intencionado de algunos invitados y ella ni siquiera se enteró. La esperó mientras le entregaban unas bebidas y en poco tiempo ella se acercó. Ambos regresaban a su mesa, pero se detuvieron al escuchar que lo llamaban.
—¡Neji Hyuga!—la morena se quedó impresionada, al encontrarse con Kakashi Hatake, el mismo médico que se encargó de su padre años atrás, el mismo que se fue lejos y el mismo que le dio su primer beso—Tiempo sin verte ¿como estas?—en ese momento, el peli-plata se percató de la acompañante del castaño.
—¿Como estas Kakashi? No te veía desde que me ayudaste a ser contratado en el hospital de Nueva York—Neji conoció a Hatake en sus días de universidad. El legendario médico era cómo un mentor para ellos y le tenían gran admiración—Te presentó a mi prima Hinata Hyuga.
—¡Pequeña!—Kakashi se acercó a ella y la tomó de las dos manos dándole media vuelta, como si la evaluara—Has crecido mucho... ¡Mírate! ¡Te vez hermosas!
—¡Espera...! ¿Ustedes se conocen?—cuestionó Neji y Kakashi le contó sobre Hiashi—Ahora entiendo porque decías que mis ojos te eran muy familiares.
—Así es y de hecho, eres muy parecido a Hiashi... ¿como está él?—de inmediato se arrepintió de haber preguntado. Neji lo puso al tanto y pronto pasaron a otro tema.
—Me alegró de volver a verlo—la ojiperla agradeció no tartamudear, dado que Kakashi se veía incluso mas apuesto que antes. Apenada bajo su intensa mirada, ella le sonrió aunque el sonrojó no la abandonó hasta que miró a quienes estaban tras Kakashi y con quienes compartía la mesa.
—Permítanme presentarles a unos amigos... Sakura y Sasuke Uchiha—la pareja los había estado mirando y al encararlos, Hinata apretó la mano de Neji. El castaño cambió la expresión y encaró a Sasuke acompañado de la médica pelirosa que entró a trabajar en el mismo hospital que él.
—¡Buenas noches!—la pareja se puso de pie y acercándose a Hatake, Sakura fue la primera en saludar. Ambos Hyuga respondieron al saludo por educación, no obstante, el ambiente se volvió muy tensó—Así que tu eres la famosa Hinata... ¡Escucha! Espero que no me guardes rencor por hacer que tú prematuro matrimonio finalizarla con mi regreso—Sakura miró a la morena de arriba abajo sin ocultar el desagrado que le causó. Sasuke apretó un poco el brazo de su esposa, en busca de silenciarla.
—Por supuesto que no señora, ademas lo que yo piense o sienta, no es algo que deba tener relevancia en su vida—respondió sin inmutarse y sin dejarse intimidar por la sofisticada mujer... la madre de Taro y Sarada. La dueña del corazón de Sasuke.
—¿Ya se conocen? ¿Hinata estás casada?—Hatake se sintió fuera de lugar entre ellos.
—Lo estuve... bueno creí estarlo, pero se terminó el día que murió mi padre—el azabache sintió un escalofrío en su espalda al escucharla y también al notar la mirada de Kakashi sobre ella—¡Neji... vámonos!—la ojiperla se negó a continuar con ellos mirándola y se aferró a su primo, lo único que quería era retirarse.
—Debemos irnos... con permiso—los Hyuga no intentaron fingir más de lo que ya lo habían hecho.
—¡Esperen! ¿Me aceptarían una invitación a cenar? Me gustaría que habláramos ahora que nos reencontramos.
—Claro... aquí tienes mi tarjeta, llámame. Hinata se mudará con nosotros y quizás podamos cenar en nuestro hogar, así tendremos más privacidad—los Hyuga se marcharon, no sólo de ahí, sino también de la convención. Kakashi se quedó sin saber lo que había pasado, dado que los conocía a ambos y sabía lo educados que eran, no obstante, era evidente que de alguna manera estaban involucrados con los Uchihas. Regresó a la mesa desconcertado.
—¿Con quien estuvo casada Hinata?—algo le decía que Sasuke fue su marido, pero aún necesitaba saber ¿porque?
—Como sabes, fui dada por muerta durante cinco años—aclaró Sakura. Ellos conocían a Hatake desde la adolescencia y por ende, Kakashi sabía lo sucedido con Haruno—el caso es que unos meses antes de mi regreso, Sasuke se caso con ella y con mi llegada se terminó la unión.
—¿Y tu de dónde la conoces?—cuestionó Sasuke con clara molestia, lo cual, no pasó desapercibido por Sakura.
—Supongo que no hay problema si lo digo—Kakashi sonrió—La conocí cuando su padre enfermo... En ese tiempo, Hinata era muy joven, sin embargo, eso no impidió que me interesara en ella a tal grado de quererla para mí, pero todo parecía estar en mi contra empezando por su edad y mi partida a los Estados Unidos. Yo era un adulto y no iba ser bien visto por la sociedad, incluso podía perder mi licencia médica si su padre me acusaba—Sakura evaluó a su marido y no tardó en comprobar lo mucho que esa mujer significaba para él. Eso no le convenía. Quizás se le pasó la mano con el tiempo en que se ausentó, sin embargo, de no ser por la noticia que recibió donde le contaron sobre la nueva esposa, aún no pensaría en estar de regreso.
Continuara.
Me disculpo por la demora, como por las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron atrás, apenas las encuentre y las iré corrigiendo. Trataré de actualizar las historias que están mas atrasadas, incluyendo Arrepentidos, pero La esposa del héroe también esta por ser actualizada 💕😊
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