Capitulo 14
Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.
—!Sumire!—Kawaki abrazó a la joven y le permitió continuar llorando. El joven había quedado con ella de ir a recogerla en la salida de su escuela, sin embargo no la encontró por ningún lado. Sin perder el tiempo, preguntó a unas chicas que todavía estaban frente al plantel y ellas le dijeron que Sumire se había ido corriendo, luego de una fuerte riña con Sarada. Continuó su trayecto por las avenidas donde le indicaron y su corazón se estrujó cuando la miró llorando sola en la banca de un parque—¿Que fue lo que sucedió?—la chica pareció reaccionar y lo alejó de ella. Sus ojos demostraron dolor y decepción cuando lo veían.
—Aléjate de mi—le ordenó y se puso de pie para marcharse, pero el chico fue mas rápido y la sostuvo.
—¿Que te pasa? ¿Porque me pides eso?—Kawaki tenía muy pocos puntos débiles. Habiendo sido huérfano, no tenía familia ni nadie a quien aferrarse, sin embargo, desde que llegó Sumire a su vida, todo cambió. Los primeros años la consideró como su hermanita y se ocupó de defenderla de cualquiera que la molestara. Pronto comprobó que la niña era frágil y le ayudó a tener más confianza en si misma. Se sentía sumamente unido a su carácter dócil y por ende, odiaba saber que alguien la dañaba.
—¿Porque no le preguntas a tu novia? Y de paso, puedes continuar hablándole mal de mi, para que lo diga frente a todos.
—¿Que? ¿De que novia hablas? Sarada y yo no somos novios ¿quien te dijo ese disparate?—la joven lloró aún más cuando él la cuestionó. Sarada la había abordado cuando salía a esperar a Kawaki. Ella trató de ignorarla, pero la Uchiha comenzó diciendo que Kawaki ya era su novio. Aunque la noticia la desconcertó sin saber porque, no se comparó con lo que continuó. Sarada dijo frente a todos información que sólo Mitsuki y él conocían, como sus días antes de ser adoptada y por último, le exigió no volver a estar cerca de él.
—Sólo debiste decirme que ya no te hablará, no tenías que decirle sobre mis pesadillas y terrores nocturnos... creí que compartíamos alegrías y sufrimientos y que siempre íbamos a estar cerca—la niña se esforzaba por liberarse del agarre sin conseguirlo.
—Y así es, así será siempre.
—¡Mentira!—le gritó dolida—La muestra de todo es que apenas llegó ella y le contaste toda mi vida, incluso lo que quería olvidar.
—¡Maldición Sumire! Yo no dije nada, no se porque ella te dijo todas esas tonterías, pero yo no estoy con ella no es mi novia...—la incredulidad en el rostro de la joven, lo molestó puesto que decía la verdad—Yo no estoy interesado en Sarada, mas que como una buena amiga, o al menos, así la consideraba... No niego que cuando la conocí me pareció muy bonita, pero no la tendría de novia ni a ella ni a ninguna otra, porque la única a la que quiero, no ve más que como un...—el chico estaba dispuesto a confesar sus vergonzosos sentimientos, pero el coche frente a ellos interrumpió sus intenciones.
—¡Vamos cariño!—Ayame se enteró por los profesores del percance entre su hija y otra compañera, así que se apresuró a ir a buscarla. Lo que menos quería, era verla triste y su intención fue llevarla a comer, acompañadas de su padre—Tu padre nos espera para comer en tu lugar favorito—la niña se limpió el rostro y miró con tristeza a Kawaki antes de marcharse sin decir nada, no obstante, el joven no pensaba darse por vencido.
—Tenemos que hablar tarde o temprano ¿me escuchas? Esto no se va quedar así y me duele que aún con todo lo que hemos vivido juntos, dudes de mí—Sumire dejó de caminar por unos segundos... sin girarse a verlo, optó con no hablar y subió al auto dejando al muchacho atrás.
Kakwai subió a su motocicleta, debía pensar como solucionar el problema en el que Sarada lo había metido. La Uchiha lo había estado visitando a diario y esa tardé cuando lo hiciera, aclararía todo.
[...]
—¿Que te pasa cariño? Tienes días de estar triste—Hinata se golpeo mentalmente por no poder disimular su tristeza frente a su padre y ahora él se iba preocupar por ella.
—No es nada padre... quizás es que aún no me acostumbro a mi vida de casada—intento sonreír, pero falló y obviamente Hiashi lo notó.
—Sabes que no puedes ocultarle nada a la persona que más te conoce, mejor cuéntame que te tiene tan triste... Tiene que ver con tu esposo ¿no es cierto?—la morena suspiró derrotada.
—Ya no estoy tan segura de haber hecho lo correcto al casarme con Sasuke—su padre le acarició la mano dándole la señal para que continuara—Es difícil la convivencia con alguien que ya tiene historia y sobre todo, con alguien que ya tiene hijos.
—Creí que te llevabas bien con ellos ¿que sucedió?—ante la suave voz de su progenitor, la joven ya no se pudo contener y comenzó a llorar en silencio. Los últimos días había evitado a Sasuke en todos los sentidos. Se marchaba antes de que él despertara y llegaba cuando ya se había ido a dormir. Desde la noche en que lo escuchó decir esas despreciables palabras, no volvió a tener relaciones sexuales con él. Primero le dio la excusa de estar en su periodo, luego el clásico dolor de cabeza y por último, las discusiones hacían que se dieran la espalda al dormir.
—Taro es muy amoroso conmigo y así fue desde antes de casarme, pero su hermana mayor... ella, la chica simplemente no me tolera—Hiashi trató de darle apoyo, sin embargo, se odió mas que nunca por no poder hacer algo por su hija.
—Quizás sólo está confundida y con el tiempo, cuando sepa lo mucho que vales, estoy seguro que también llegara a quererte—las lágrimas de la ojiperla no cesaban. Si su padre supiera las cosas que Sarada hacía en su contra, no hablaría así—Creo que le hizo falta su madre y a fin de cuentas, ella te va necesitar—el mayor no mentía, estaba completamente seguro que esa joven necesitaba la luz de su hija, Hinata terminaría sanándole las heridas causadas por la soledad.
—Ella no me necesita padre... Sarada me odia y lo único que tiene como objetivo es sacarme de la vida de Sasuke, incluso debo competir con el recuerdo de la difunta esposa.
—¿Y tu esposo? ¿Que hace él al respecto?—el mayor no necesitó respuesta ante la mirada melancólica que le dio su niña—¿Crees que pueda hablar con él?—aunque estuviera postrado en esa cama, aún no moría y le diría sus verdades a ese hombre.
—No, no por favor padre, no quiero involucrar a nadie en esto—la joven entró en pánico—estoy segura que si Naruto se entera también querrá hablar con él y no quiero, porque esa no es la salida... Nosotros somos adultos y yo sabía que Sasuke era viudo cuando acepte casarme con él—decidida se limpió las lágrimas—Prométame que no intentará hablar con él.
—Esta bien, no te preocupes—la joven finalmente se relajó y recargó la cabeza en la mano de su progenitor, como lo hacía todos los días. Los momentos junto a él, eran donde podía sentir un poco de paz.
—¡Buenos días!—la morena se levantó y sonrió al escuchar a Yume—¿Los desperté?
—Buenos días Yume... creo que si me quedé dormida y agradezco su llegada porque debo irme—la Hyuga se despidió de su padre con un beso en la frente, después se despidió de Yume y se fue al centro comunitario, dado que Kurenai la esperaba para revisar los muebles que se colocarían en el orfanato.
[...]
—¡Bienvenido a nuestro equipo de trabajo!—Neji hizo una reverencia al director del hospital, como a sus futuros colegas—Es un honor para nosotros contar con usted en nuestro hospital—el castaño fue presentado frente a todos y como era de esperarse, la admiración y los suspiros de las enfermeras, no se hizo esperar.
—Al contrario, gracias a ustedes por considerarme—la asistente del director le mostró todo el hospital mientras su padre esperaba impaciente en la sala de espera. Hizashi llegó con su hijo, guardando la esperanza de poder ver a su hermano y por medio de Neji, sabría exactamente su verdadero estado de salud. Luego de una hora, Neji finalmente pudo acceder a la información del único Hyuga internado en ese hospital.
—¿Lo encontraste? ¿Como esta mi hermano? ¿Crees que lo pueda ver?—la impaciencia del mayor era evidente. Desde que Hizashi supo sobre el crítico estado de su hermano, no volvió a sentirse tranquilo, temía que su gemelo pudiera morir sin antes verlo, ademas, tenía la esperanza de que su condición, no fuera tan mala como les habían informado.
—Primero que nada... cálmate—Neji al ser criado en Estados Unidos, no tenía la misma formalidad que tenían los jóvenes criados en Japón. No es que no mantuviera el respeto a su padre, pero su relación era mas relajada, como si fueran amigos cercanos—Si, logré encontrarlo y lamentablemente, su estado de salud no es bueno... prácticamente está en sus últimos días—el mayor negó con la cabeza y se sintió muy culpable por no haber mantenido contacto con él, durante tantos años—Y no se si sea buena idea que pases a verlo.
—¿Porque?—cuestionó eufórico.
—Tu presencia podría alterarlo y según lo que me dijo el médico encargado de su cuidado, su hija viene todos los días a verlo... creo que debemos esperarla a ella para que nos de su aprobación—Hizashi no estaba de acuerdo con su hijo ¿que pasaba si ese mismo día su hermano ya no despertaba? Además ¿que iba hacer si su sobrina se negaba a dejarlo entrar? No, definitivamente él no podía perder ni un solo minuto.
—En está ocasión, te voy a llevar la contraria... Entiende Neji, debo ver a mi hermano y si sucede algo, yo cargare con las consecuencias... ¡Por favor hijo déjame verlo!—el muchacho suspiró mirando a su progenitor, dado que ya había anticipado su reacción y si era sincero consigo mismo, también él, sentía la necesidad de verlo. El hermano de su padre era lo poco que quedaba de los Hyugas y de cierta manera, no quería que muriera.
—Está bien, pero debes prometer que si tu hermano se alterará, saldrás de la habitación sin resistencia—el mayor asintió—¡Sígueme!—ambos caminaron por los blancos pasillos del hospital en dirección a la habitación que ocupaba Hiashi.
—¿Es aquí?—cuestionó Hizashi mientras veía la puerta que lo separaba de su hermano gemelo. El corazón le latía con rapidez y debía admitir que se sentía nervioso por la reacción de Hiashi.
—Así es—respondió abriendo la puerta. Ambos castaños dirigieron sus perladas orbes hacia la cama donde yacía la persona tan similar a Hizashi. Él, aún con la mascarilla de oxígeno los miraba fijamente con los ojos llenos de incredulidad.
—¿Eres tu? ¿O de nuevo se trata de un sueño?—las orbes del enfermo se humedecieron cuando se bajó la mascarilla para poder hacer las preguntas. Neji miraba al hombre frente a él y aunque era igual a su padre, los estragos de la enfermedad, habían hecho cambios muy notorios en el mayor de los hermanos.
—No... no estás soñando hermano—Hizashi se limpió las mejillas humedecidas por dos traicioneras lágrimas que derramó sin notarlo—¡Perdóname por abandonarte por tanto tiempo!—ambos gemelos lloraron cuando con dificultad, se dieron un fraternal abrazo cargado de sentimientos de añoranza, culpa y al mismo tiempo felicidad por tener la oportunidad de volver a verse.
—Creí que me iría sin volver a verte... Deseaba tu perdón a lo que te hubiera hecho en el pasado y logró separarnos—soltó Hiashi con dificultad, haciendo que su hermano se sintiera más culpable.
—Éramos jóvenes nii-san, no fuimos lo suficientemente maduros para corregir nuestras diferencias, pero créeme... no tengo nada que perdonarte—el mayor se llenó de nostalgia cuando lo escuchó llamarlo nii-san, igual que lo hacía de niños.
—Gracias por venir a verme—en ese momento, el mayor enfocó a Neji, e hizo una mueca de sonrisa. El muchacho era un poco mayor que Hinata y eso lo llenó de alegría. Por lo menos su hija tendría alguien de casi su edad como vinculo familiar.
—¡Este es mi hijo... Neji Hyuga!—el muchacho se acercó a la camilla y no tardó en hacer una reverencia, tal como veía a sus padres cuando se encontraban con personas de su mismo país—Mi hijo es médico y desde hoy trabajará aquí, en este mismo hospital—añadió el orgulloso padre.
—Encantado de conocerlo tío y desde ahora, estaré a sus órdenes—para ese momento, Hiashi se tuvo que volver a colocar la mascarilla, pues prácticamente, se quedaba sin aire. El joven preocupado, lo revisó y comprobó que todo continuaba igual.
—Mucho gustó Neji y de haber tenido más tiempo, me hubiese gustado conocerte mejor—Hizashi de nuevo sintió dolor en el pecho y se prometió permanecer al lado de su hermano, hasta su último suspiro—También tengo una hija... mi Hinata—sus ojos mostraban felicidad al mencionarla—Ella estuvo aquí al igual que lo hace todos los días, ojalá puedan conocerla—de pronto, los dos visitantes apreciaron el cambio en el rostro de Hiashi al recordar algo.
—Ten por seguro que la conoceremos, porque vendré todos los días a verte y Neji también estará aquí—añadió Hizashi.
—De verdad se los voy a agradecer infinitamente... mi niña más que nunca, necesita apoyo y yo no puedo dárselo—sin aclarar nada, se quedó dormido dejando con dudas al padre y al hijo.
—Tu puedes continuar con tus labores, yo me quedaré aquí, hasta que termine la hora de visita—Neji asintió y se marchó dejando a su padre con su hermano. Él también se conmovió por la salud de su tío y sintió culpa por no haber investigado con anterioridad. De todos modos, no se quedaría de brazos cruzados y buscaría opiniones con sus colegas sobre la condición de Hiashi. Con ese pensamiento se adentró en los pasillos, luego negó con la cabeza, sabiendo que no había nada que se pudiera hacer, él como médico lo sabía.
[...]
Hinata miró el texto en la pantalla de su celular y no pudo evitar sentirse culpable. Taro le pedía cenar con él y se quejaba de no verla en los últimos días. Su corazón estaba dividido, por un lado quería mucho a Taro, pero al mismo tiempo, se sentía muy herida por la actitud de Sasuke.
—¿A donde la llevó señora?—pregunto Jugo cuando la recogió en el centro comunitario. Kurenai tuvo un contratiempo y dejaron la reunión para el próximo día.
—A casa de Sasuke por favor... recogeré a Taro para cenar juntos—Jugo arqueo la ceja cuando escuchó la forma en que llamó el lugar donde vivía. Las cosas entre la pareja no parecían mejorar y el mal humor de Sasuke, lo dejaba claro.
La ojiperla suspiró y decidió que ya no se portaría de manera cobarde. No podía estar huyendo, de lo contrario terminaría dañando a más personas. Esa misma noche hablaría con Sasuke y expondría su molestia.
...
—¡Hina!—la alegría de Taro la conmovió—Me alegró que pudieras venir.
—Claro, yo no rechazaría una invitación tuya... Ahora dime ¿a donde te gustaría ir a cenar?—el niño subió al auto sonriendo. A pesar de ser tan joven, se había percatado del distanciamiento que comenzaba a surgir entre su padre y la ojiperla. En un principio, no dijo nada, pero conforme fue notando a que se debía todo, le reclamo a su hermana. Sarada lo dejó con temor a lo que estaba por venir, puesto que le gritó molesta que no descansaría hasta que Hinata y su padre se separaran. La inocencia del chico, lo llevó a pensar que si él intervenía, Hina no los dejaría nunca.
—Quiero comer ensalada de tomate—ella sonrió y le indicó a Jugo a dónde ir. Los dos aprovecharon que era Sábado y después de comer, se fueron al cine. Taro estaba feliz, lo único que hubiera hecho mayor su felicidad, era que también su padre estuviera con ellos.
—¿Te divertiste?—preguntó Hinata al chico cuando llegaron a su hogar.
—Como hace mucho no lo hacía—la Hyuga le dio un abrazo—pero aún no terminamos Hina, ire a preparar el XBOX para jugar hasta tarde—la morena lo pensó por un momento y asintió, de todos modos, no pensaba dormir temprano.
—Me parece perfecto, pero recuerda que no soy buena jugando, tendrás que enseñarme—Taro estuvo de acuerdo y subió entusiasmado a su habitación. Hinata lo siguió a la suya. Con rapidez se duchó y se vistió. No quería que Sasuke llegara antes y la encontrará en la ducha. Al terminar, ordenó la habitación y recogió la ropa que debía lavar, también revisó los mensajes de texto, entre ellos había de Naruto, de Ino y también de Tenten, incluso Mikoto le agradeció por pasar la tarde con Taro.
Salió de la recámara y se dirigió a bajar las escaleras, debía terminar con sus pendientes antes que regresara Taro para llevarla a jugar. Apenas había salido del cuarto de lavado, cuando escuchó una discusión en la entrada de la mansión. Estaba segura que conocía esas voces y con miedo, se dirigió a donde provenían.
...
—No entiendo porque mentiste Sarada, en verdad creí que éramos amigos —Kawaki no espero la llegada de la Uchiha y decidió buscarla él. Sumire no le respondió las llamadas y cuando la fue a buscar, Kabuto le pidió que no la inquietara. Nunca antes había tenido un disgusto con ella y no se rendiría hasta dejar en claro que no hizo nada.
—Yo no hice nada, no se que mentiras se inventaría en mi contra, pero te juro que no la molesté... fue ella quien se mostró celosa por la cercanía que estamos teniendo—el joven negó con la cabeza con incredulidad. Conocía a Sumire desde siempre y sabía que no era capaz de dañar a nadie.
—No tenías derecho de revelar su vida, Mitsuki me confesó que fue él quien te comentó sobre el pasado de Sumire y tu le mentiste diciéndole que fui yo quien lo hizo—para ese momento, la azabache ya estaba llorando—Sumire no tiene la culpa de haber sido huérfana al igual que yo, tu ni siquiera puedes imaginar lo mucho que sufrimos al ser encasillados como los niños callejeros.
—Es un error, tienes que creerme, yo no la insulte—la Uchiha estaba sintiendo que Kawaki se alejaba más y más de ella , lo que no estaba dispuesta a permitir.
—Tampoco puedes andar diciendo que somos novios cuando sabes que nuestras edades son diferentes... ademas de ser mentira, puedo meterme en problemas legales por ser juzgado de salir con una menor—Sarada no pensó en ese detalle cuando lo afirmó frente a Sumire. La verdad era que sentía muchos celos por la relación que ambos tenían y poco a poco, comenzó a conversar con Mitsuki. Con paciencia, obtuvo lo que quería y esa tardé cuando discutieron, lo soltó todo sin detenerse a pensar en las consecuencias.
—Ahora veo que tu no la miras como tu familia, tu te sientes atraído por ella—le gritó furiosa.
—¿Quien demonios eres? ¿Porque mi hija está llorando? ¿Que le has hecho?—Kawaki se quedó perplejo cuando llegó un hombre corpulento de cabello y ojos negros. Él lo tomó del cuello de su chaqueta y lo veía con furia.
—¡Papá espera! No lo dañes—gritó la chica casi en pánico.
—¿Porque lo defiendes? ¿Es por esté que te estas saltando las clases?—la furia del Uchiha aumento al ver la expresión despreocupada del varón.
—Por favor suéltalo—el llanto de su hija enfado más a Sasuke.
—Será mejor que te largues y no te vuelvas acercar a mi hija—lo amenazo al soltarlo y debido a la fuerza empleada, el chico cayó sobre el pasto.
—Eso dígaselo a ella no a mí—respondió cuando se levantó y en ese momento, la paciencia del Uchiha se agotó. Camino hacia él, dispuesto a darle un golpe.
—Espera Sasuke—Hinata llegó corriendo y se colocó en medio de ambos.
—¿Señorita Hyuga?
—¿Kawaki? ¿Eres tú?—ambos se sorprendieron cuando se reconocieron el uno al otro. Hinata conoció al chico desde que comenzó a dar tutorías en el centro comunitario. Ella les tenía mucho aprecio a él, como a Sumire, la cual acompañaba al muchacho cuando la ojiperla le daba las tutorías. Fue gracias a ella, que Kawaki logró obtener buenos grados para ser aceptado en la universidad—¿Te encuentras bien?—ella lo miró caer por la fuerza de Sasuke y agradeció llegar antes de que lo golpeara.
—¿Que hace aquí?—cuestionó el chico con incredulidad. Sabía que Hinata se había casado ¿acaso ella era la mujer que tanto detestaba Sarada?
—¿Conoces a esté pervertido?—cuestionó Sasuke, molestó de ver a su esposa hablando con ese arrogante joven, el cual se veía de la misma edad de Hinata.
—Claro, Kawaki es uno de los jóvenes a quienes les doy tutorías y no es ningún pervertido... él es uno de mis mejores alumnos—Sarada apretó los puños sin poder creerlo.
—Ya veo... ¿Entonces este es tu plan Hinata?—inquirió Sasuke.
—No te entiendo—respondió la ojiluna.
—Planeaste traer a uno de los chicos de tu marginado barrio para que perviertan a mi hija y así poder liberarte de ella—soltó las venenosas acusaciones segado por ver a su hija llorando y a ella defendiéndolo.
—No le permito que le hable así a la señorita Hyuga, pue...—el sonido de una bofetada resonó silenciando a Kawaki, al mismo tiempo que sobresaltó a Sarada, quien se llevó las manos a la boca aún con incredulidad.
—¿Eso es lo que piensas del lugar donde vivía? Esa es la opinión que tienes de mis orígenes ¿no es cierto?—tanto Sarada como Kawaki veían atónitos como la mejilla de Sasuke mostraba una marca roja—Si te parece tan marginado mi origen, es tiempo de cuestionarte si debemos continuar juntos ¿no crees?—Sasuke guardó silencio, no había querido decir aquello y antes de lograr cerrar la boca, ya lo había dicho. A esas alturas, ya no podía hacer nada para borrarlo.
—¡Hinata!—la nombró mirándola con incredulidad.
—Ahora lo veo todo claro—la ojiperla sonrió con tristeza. Los pensamientos de los días previos comenzaron a llegar, sobre todo, la conversación entre Sasuke y su madre, como la adoración por la esposa muerta... Claro, a ella no la consideraba digna de nada, después de todo, para él, ella no era más que una muerta de hambre. Las lágrimas no pudieron ser contenidas y en ese momento, era lo que menos le importaba. Miró en dirección a Kawaki y sintió mucha pena por el muchacho. Él había sido insultando por su culpa, por la paranoia de Sasuke hacia ella.
—¿Esta bien señorita Hyuga?—Kawaki se fue hacia ella al verla llorando. No presto atención a las miradas de los Uchihas, como tampoco a la de Jugo, mismo que se acercó al escuchar la discusión.
—E-estoy bien no te preocupes... márchate antes que recibas más insultos—el chico la sobrepasaba en estatura y se colocó junto a ella en forma protectora. No podía entender, como esas personas pudieron tratarla así. Para ellos, Hinata era sinónimo de bondad, dulzura y comprensión, sin embargo, Sarada no perdía oportunidad para insultarla y ahora que escuchó también al esposo, quedó mas molesto.
—No me iré dejándola así—aseguró dispuesto a enfrentar al furioso marido.
—¡Hina! ¿Que pasa?—la atención de todos se fue hasta Taro, quien no entendía nada.
—Te lo ruego Kawaki, vete y no le cuentes a nadie lo que pasó aquí... te prometo que yo misma te buscaré mañana—se lo dijo para que sólo él pudiera escuchar y el chico asintió. Lanzó una última mirada hacia Sasuke y finalmente subió en su motocicleta.
La ojiperla entró a la mansión siendo seguida por Sasuke. La morena pasó junto a Taro y tratando de retener las lágrimas, le dijo que no podía jugar, debido a un fuerte dolor de cabeza. El chico no creyó nada, sin embargo, asintió y se mantuvo en silencio.
—¿Que estás haciendo?—cuestionó Sasuke, cuando entró en la habitación de ambos y la miró colocando un cambio de ropa dentro de su bolso. La Hyuga no respondió y continuó como si él no estuviera ahí—Hinata tenemos que hablar, yo no quise decir eso.
—Ese es el punto Sasuke. No quisiste decirlo, pero en tu interior, eso es lo que piensas y como ya lo dije... creo que es tiempo de pensar lo mucho que pesan nuestras diferencias sociales.
—Por supuesto que no ¿cómo propones eso? Nosotros estamos bien. Tenemos diferencias como la mayoría de los matrimonios, pero no es nada que no se pueda solucionar—levanto la voz y se acercó a ella dispuesto hacerla entrar en razón.
—No te engañes a ti mismo... esto cada vez se hace mas evidente—ella no sabía como no pudo ver todo eso antes de casarse—Tú crees todo lo que dice tu hija por descabellado que sea—la morena quería gritar arrojar todo al piso en busca de sacar el dolor dentro de su pecho—Ella y su madre, siempre estarán muy por encima de mí—dentro de sí, ella guardó la esperanza que Sasuke la desmintiera, que lo negara o que ofreciera cambiar, sin embargo no fue así.
—No puedes reclamar eso, ellas estuvieron mucho antes que tú y tampoco es algo por lo que tengas que preocuparte. Sakura esta muerta y Sarada es una niña, deberías tenerle un poco de consideración, en vez de siempre estarla provocando—Hinata no podía creer lo que estaba escuchando y se negó a continuar bajo el mismo techo que él.
—Claro, como tú digas—salió de la habitación y el azabache la siguió.
—¿A dónde vas? No hemos terminado—Sasuke ya se había disculpado y no entendía porque Hinata tenía que ser tan obstinada.
—Necesitó salir para tranquilizarme—la ojiluna miró de frente a Sarada y a Taro. Ellos tenían la expresión seria y el corazón se le encogió al apreciar brillo en las orbes del niño. Lamentablemente, ya no había nada que pudiera hacer para tranquilizarlo—Creó que debemos pensar en darnos un tiempo—Sasuke se sorprendió y cuando iba a responder, su celular sonó por quinta vez en los últimos cinco minutos. Los niños lo abordaron especialmente Taro, en busca de una explicación a lo que le había contado su hermana.
—¿A donde la llevó señora?—Jugo la miró salir y sintió mucha pena por ella. Esa joven de semblante triste, no parecía la misma que llevaba de un lugar a otro, antes de contraer matrimonio.
—No se moleste Jugo, ya llamé un taxi—mintió, pero en realidad en ese momento, no quería nada proveniente de Sasuke—¡Tranquilo! Sasuke ya lo sabe—tuvo que mentir de nueva cuenta, de lo contrario Jugo iba insistir.
—Estaba seguro que debía esperar—la morena se llevó la mano al pecho, debido al susto, pues apenas había comenzado a alejarse de la mansión Uchiha, se encontró a Kawaki recargado en su motocicleta. El chico había aprendido a conocerla durante el tiempo que tenían de conocerse y estuvo seguro que ella no se quedaría en ese lugar, al menos por esa noche, así que decidió esperarla—Póngase esto, yo mismo la llevaré a nuestro marginado barrio—la fémina tomó el casco que le ofreció y luego de ponérselo, subió a la motocicleta con él.
...
—¿A donde se fue Hina papá?—Taro estaba molesto con su padre por dejarla ir. Él tenía la sensación que a partir de ese día, ya nada sería igual.
—Ahora no hijo—frustrado, Sasuke respondió el celular sin mirar quien lo llamaba. Aún no podía creer que Hinata lo hubiera dejado con la palabra en la boca.
—¡Sasuke!—los ojos del moreno se abrieron con asombro y los niños lo miraron entrar en su despacho. Estuvo ahí por unos minutos y cuando regresó se veía desconcertado.
—Sarada prepara tus documentos y los de tu hermano... cuando termines, espérenme en el auto.
—¿Que pasa? ¿ A donde vamos?—cuestionó la chica.
—Has lo que te digo, en el camino al aeropuerto les explicaré—sin decir más, lo obedecieron.
[...]
La morena llegó muy temprano al hospital. Las ojeras demostraban lo mucho que había llorado y lo poco que durmió durante la noche. No quiso decirle nada a sus amigas, puesto que no quería echarles a perder el fin de semana con sus problemas.
Saludaba a los empleados de limpieza, como a las enfermeras que ya se habían acostumbrado a su presencia, sin embargo, antes de entrar a la habitación de su padre, miró a un médico, el cual caminaba en su dirección. Aún estaba lejos, pero no podía dejar de verlo hasta que escuchó a su padre toser. Rompió el contacto visual y abrió la puerta olvidando al médico.
—¡Buenos días padre!—Hiashi sonrió y respondió al saludo. Ella también sonrió al verlo, pues parecía más animado—Parece que hoy se siente bien—se acercó a la silla, donde se sentaba a diario.
—Hija tengo algo que contarte—la joven miró como su padre hablaba sin fatigarse, como si no necesitara la mascarilla y eso le trajo esperanza. Quizás él se estaba mejorando, quizás después de todo, no la dejaría sola.
—Como lo prometí ayer... estoy aquí nii-san—Hinata giró su rostro y apenas lo hizo, se levantó de la silla en automático. Ese hombre era idéntico a su padre.
—¡Padre...!—la ojiperla lo llamó en busca de una respuesta que le aclarara la situación.
—Te dije que tenía algo que contarte ¿verdad?—ella asintió sin dejar de mirar al recién llegado, el cual la veía con amabilidad y con ¿cariño? No lo sabía, pero era confuso—Este es mi hermano gemelo y también tú tío, Hizashi Hyuga... Hizashi, esta es mi hija Hinata de quien les hablé ayer.
—Encantado de conocerte Hinata, hemos oído hablar tanto de ti, sin embargo, eres más linda de lo que te describieron—la morena se quedó estática cuando el hermano de su padre la tomó en un paternal abrazó. Al principio no respondió, pero la sensación era la misma que años antes de la enfermedad de su padre y poco a poco, fue respondiendo.
Estuvieron más de una hora conversando. Hizashi sentado en la silla y la chica sobre la camilla de Hiashi. Ambos hombres le contaron que se miraron el día anterior. Ella se relajó mirando la felicidad que emanaba de su progenitor, él hablaba como si no estuviera enfermo y en ningún momento, lo miró necesitar la mascarilla.
—¿Puedo pasar?—Hianta creyó que ya no podía sorprenderse más, pero se había equivocado, dado que frente a ella se encontraba el mismo médico que miró al llegar. Ahora que lo veía de frente, pudo apreciar con claridad sus rasgos. Él también era un Hyuga.
—Este es mi hijo Neji Hyuga—Neji avanzó hasta quedar cerca de su padre—Y esta chica es Hinata, tu prima—los mencionados se miraron a las orbes tan iguales y fue el varón, quien rompió el incómodo silencio.
—Encantado de conocerte Hinata... Espero que podamos llevarnos bien y que me consideres como parte de tu familia—ella envidio la seguridad que mostraba ese hombre.
—L-lo mismo digo—sin más, el joven la abrazó al igual que lo hizo su padre. Como Neji aún se ponía al día con el hospital, se permitió estar en la habitación casi todo el día, mientras hablaban. Hinata no recordaba cuando había sido la última vez que se sintió tan bien, tan dentro de una familia.
—No han comido nada en todo el día ¿que les parece si van ustedes dos mientras Hizashi se queda conmigo?—los primos se miraron entre sí y Neji se levantó ofreciendo su mano a la joven. Ella no quería irse, pero su padre parecía querer hablar a solas con su hermano.
—Esta bien, pero no tardaremos ¿de acuerdo?—se acercó a él y cuando estaba por darle un beso en la frente, él la abrazó fuerte.
—¡Todo saldrá bien cariño! Ya no volverás a sentirte sola—la joven sintió un escalofrío en su columna vertebral, pero lo ignoró y se dejó llevar por el calor que provenía de su padre. Finalmente se separaron y se marchó con Neji, no sin antes volver a verlo.
—¿Que te pareció mi niña?—pregunto a su hermano.
—Encantadora—respondió sin pensarlo.
—Entonces ¿puedo sentirme tranquilo?
—Por supuesto, ya te lo dije ayer y te lo repito ahora. Hinata podrá contar con nosotros en las buenas y en las malas—los hermanos habían hablado durante horas el día anterior, luego que Hiashi despertó y encontró a su gemelo todavía con él. El mayor le contó sobre los problemas que atravesaba su hija y sin preguntar nada, Hizashi le prometió que cuidaría de ella como si fuera su propia hija. A diferencia de la afirmación que le hizo el Uchiha antes de casarse con ella, esta vez, podía estar seguro que su hermano si cumpliría su promesa.
—¡Gracias...!
—¡Nii-san!—lo llamó alarmado cuando Hiashi cerró los ojos y se recargó—Hiashi... responde—el varón abrió la puerta luego de escuchar las máquinas haciendo los típicos ruidos que hacen al no encontrar frecuencia cardiaca.
Hinata y Neji escucharon la conmoción antes de entrar en el elevador.
—¡Padre!—la morena se regresó corriendo seguida por Neji—¿Que pasa? ¿Cómo está papá?—Neji entró en la habitación, mientras que Hinata y su tío fueron retenidos por las enfermeras. La chica había alcanzado a escuchar el sonido de las máquinas y sabía lo que eso significaba.
Luego de unos cinco minutos que parecieron horas, salió Neji seguido por el médico encargado del castaño y tres enfermeras.
—¿Como esta mi hermano?
—¿Como esta? Respondan por favor—les rogó la ojiperla, con el rostro bañado en lágrimas. Nunca debió dejarlo solo, no debió acceder a su petición.
—Lo siento mucho... el señor Hiashi, acaba de morir—la joven retrocedió hasta topar con la pared mientras negaba una y otra vez.
—PAPÁ—gritó con dolor y regresó corriendo al cuarto para lanzarse sobre él—Abra los ojos, por favor no me deje no quiero quedarme sola—Neji les hizo una seña a los médicos para que no interfirieran.
—Cálmate hija, tu no volverás a estar sola—Hizashi la levantó y la abrazó contra su pecho. Se le rompió el corazón cuando la miró abrazando a su padre, pues él ya presentía que el repentino mejoramiento de su hermano, era lo que viene antes de la muerte y no se había equivocado.
La morena no supo cuánto tiempo pasó en la protección de su tío. La cabeza parecía estallarle y finalmente tuvo que aceptar la terrible realidad. Abrió su pequeño bolso para tomar su celular. La primer persona a quien llamó fue a Sasuke, sin importar que habían discutido el día anterior, él era su esposo y en ese momento lo necesitaba a su lado. La llamada no fue respondida y lo intentó de nuevo, obteniendo el mismo resultado. Sin querer pensar las posibles teorías por las cuales no respondió, marco el número de Ino, quien no tardó en responder asegurando que pronto estaría con ella. Apenas colgó y envió un mensaje de texto a la persona que desde el día en que la conoció, lograba levantarle el ánimo... Naruto Uzumaki.
...
—¡Hinata!—la Hyuga corrió al escuchar a Naruto, él llegó primero y envolvió a Hinata en sus brazos—Lo siento tanto.
—No se que voy a hacer Naruto—declaró sollozando.
—¿Donde está Sasuke? Le marqué camino aquí y no me respondió.
—No lo se, tampoco a mi me responde—su llanto aumento al decirlo.
—Shhh tranquila, yo me ocuparé de todos los trámites funerarios, tu no te preocupes por nada ¿de acuerdo?—no pudo responder nada debido a lo conmovida que se sintió con el ofrecimiento de Naruto, dado que ella no iba poder concentrarse en nada.
—¡Hina!—la morena escuchó la voz de Ino y cuando levantó el rostro, miró muchos rostros familiares, entre ellos, Itachi, Shisui, Mikoto y Fugaku. Un poco después, también se unieron Kurenai, Tenten, e Iruka. Cuando la ojiperla le avisó a Ino, ella estaba con Shisui y pronto ambos llamaron a los otros dándoles la triste noticia.
—¿Porque Sasuke no esta aquí?—preguntó Mikoto, luego de darle sus condolencias a su nuera.
—Hablé con Jugo y dice que desde ayer salió con su hijos—informó Itachi avergonzado por la ausencia de su hermano en el momento en que su esposa más lo necesitaba.
—Aquí tienes Hinata—los presentes miraron a un hombre de mediana edad con los ojos iguales a los de la Hyuga—tómalo para que te tranquilices—ella sostuvo el vaso con té, que Hizashi le trajo de la cafetería. De pronto notó las dudas en sus amigos y recordó que sólo ella conocía a su tío.
—¡Por todos los cielos! ¿Hiashi?—soltó Ino con la mano en el pecho. Quienes conocieron al padre de Hinata, se veían igual de impresionados que la rubia, incluso Naruto.
—Es su gemelo Hizashi Hyuga, a quien conocí esta mañana cuando llegué.
—Hizashi Hyuga para servirles—con suspicacia, uno a uno lo fue saludando.
—Ya está todo listo... el servicio fúnebre lo trasladará a la funeraria que esta cerca del cementerio donde esta su esposa e hija—informó Neji.
—Gracias por todo—la morena se había ido a sentar con Yume, quien no dejaba de llorar y con sus amigas—A él también lo conocí hoy—Neji encaró a los presentes y supuso que eran los amigos de su prima.
—Neji Hyuga para servirles—de nuevo el castaño mostró sus modales haciendo una reverencia y al igual que con su padre, uno a uno se fueron presentando con él.
[...]
La funeraria estuvo abarrotada de personas que querían darle el último adiós al Hyuga mayor. Madara, Izuna, Obito y Rin, llegaron y estuvieron con la ojiperla. Sus suegros incluyendo a Itachi y también a Jugo, llegaron desde temprano. Naruto, sus padres, Kurenai con su esposo y varios chicos del centro comunitario, entre ellos Kawaki, Sumire y sus padres, también llegaron con arreglos florales.
Hinata agradeció a Hizashi y a Neji por haberse hecho cargo de todo, puesto que ella no podía pensar con claridad. Ino y Tenten, fueron quienes la ayudaron a vestirse con un vestido negro. Evitaron hablar de Sasuke, para no ponerla más alterada, pero el tema de conversación, ademas de la recién llegada familia Hyuga, era la ausencia del Uchiha.
El último paso fue el cementerio y para la morena fue lo mas doloroso. Muchas personas se unieron a la joven, menos su marido quien continuó brillando por su ausencia.
—Lo lamentó mucho—Hinata se sorprendió cuando su tío llegó acompañado de Kaana Otsutsuki y de su esposo—apenas lo supimos hoy—la chica agradeció a Kaana, como a Ashura.
—Mis mas sinceras condolencias—Indra también llegó con su hermano y cuñada. En el lugar había muchas personas, pero sus orbes detectaron a la triste joven de ojos perlados. La abrazó y ella se lo permitió, como lo hizo con todos—Estoy a sus órdenes para lo que necesite.
—Gracias Indra—le agradeció antes de separarse de él. Los encargados de sepultar el ataúd, terminaron y poco a poco las personas se comenzaron a marchar, quedando sólo los más allegados a ella.
—No se que motivos tuvo Sasuke para no estar aquí, pero desde ahora te digo que puedes contar con todos nosotros para lo que necesites bonita—ofreció Madara.
—Así es Hinata, estaremos al pendiente de ti, para lo que sea—añadió Itachi respaldado por los otros miembros Uchiha.
—Se los agradezco, es muy preciado para mí, contar con todos ahora que me he quedado completamente sola—tanto Fugaku como Mikoto sintieron vergüenza. Nadie decía nada, pero Sasuke no tenía excusa para desaparecer y no responder ninguna llamada.
—No estás sola Hina—Karin al igual que Ino y Tenten se abrazaron a ella.
—Así es pequeña—Kushina y Minato también se quedaron y la pelirroja también ofreció su apoyo.
Neji pensaba llevarse a su prima con ellos, sin embargo Ino se adelantó.
—¡Vamos Hina! Necesitas descansar y vendrás conmigo a mi casa—la ojiperla no protestó y la siguió.
—Disculpe señorita—Ino y Shisui se detuvieron cuando escucharon a Hizashi—Me gustaría ver a Hinata mañana ¿me daría su dirección?
—Claro, aquí tiene mi número de celular y mi dirección—ambos Hyuga se despidieron de todos y la morena les volvió agradecer.
...
Ino, Shisui, Naruto y las chicas, se aseguraron de dejarla acostada en la cama y cuando se quedó a solas volvió a llorar. El dolor por su pérdida se hizo más grande por la ausencia de su esposo, ahora si estaba segura que se había equivocado al casarse con él y apenas saliera de su duelo, solucionaría ese error.
Continuara.
Me disculpo por la demora y por las posibles faltas de ortografía que seguramente se me quedaron, cuando las encuentre, las corregiré 😊💕
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