Capitulo 12

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.



Indra llegó a la ciudad de Nueva York, donde se conocería con su futuro socio. Sabía muy poco sobre él, sólo miró unas cuantas fotografías en donde apareció, pero a decir verdad, no les presto mucha atención. Sin embargo, Ashura le sugirió, no dejarlo ir ya que si se asociaban, ambos saldrían beneficiados. El hombre de mediana edad era de origen Japonés y pronto regresaría a instalar su empresa en Konoha. Fue por ese motivo que se sugirió la asociación.

Entró en el restaurante donde se llevaría a cabo la reunión. Pronto comenzó a atraer las curiosas miradas de las personas que ya se hallaban en dicho lugar. El varón se distinguía por su aire aristócrata, sin dejar de lado el atractivo físico que poseía. No era de extrañarse que a pesar de estar cerca de los cuarentas, continuaba deslumbrando a la población femenina.

Ignorando por completo la administración que atrajo, miró su reloj de muñeca para comprobar la hora y apenas lo hizo, llegó hasta él, una mesera para pedirle que la siguiera hacía el lugar donde lo esperaban los dos empresarios. De inmediato reconoció a Hiruzen Sarutobi, quien le sugirió la asociación y sería el responsable de presentarlos.

—¡Buenas tardes caballeros!—Indra llegó y saludó—Esperó no haberlos hecho esperar por mí—el Otsutsuki no pudo evitar su sorpresa cuando miró al acompañante de Hiruzen.

—Por supuesto que no... de hecho, también nosotros acabamos de llegar—aclaró el mayor de los tres—Quiero presentarte con Hizashi Hyuga, el empresario de quien le hablé a tu hermano—de nuevo Indra, trató de no mostrar su sorpresa al escuchar el nombre del castaño. Ambos se saludaron y los tres tomaron asiento.

La conversación acerca de la asociación, fluyó sin ningún desacuerdo, incluso, ambos quedaron satisfechos, con las demandas y sugerencias de la otra parte, así que pronto se hallaban dándose el clásico apretón de manos. Aún tenían que firmar los documentos frente a sus respectivos abogados, pero el apretón de manos dentro del área empresarial como en muchas otras, simboliza que no habrá marcha atrás, puesto que equivale a la palabra de honor.

—¿Están listos para ordenar?—preguntó una de las meseras.

—¡Lo estamos!—repuso Indra, sonrojando a la pobre chica, la cual no podía quitarle los ojos de encima. Los tres pidieron y se dispusieron a conversar para familiarizarse mejor.

—¿Como esta tu familia?—cuestionó Hiruzen directamente a Indra.

—Están bien, de hecho ayer asistieron a la boda de Sasuke Uchiha... Gracias a ese compromiso y a otros, fue que Ashura no pudo venir y me envió a mí.

—Claro, escuché por tu hermano, que el hijo menor de Fugaku iba a casarse por segunda vez, sin embargo, no conozco a la novia, aunque dicen que es muy bella.

—Lo es—afirmó el Otsutsuki mirando a Hizashi—y ahora que lo conozco personalmente, se de dónde creí conocerla a ella—se dirigió directamente al Hyuga.

—¿Porque lo dice?—inquirió el castaño.

—El nombre de la chica es Hinata Hyuga, supongo que de alguna manera debe estar relacionada con usted, incluso el color de ojos es igual al suyo—Hizashi se sorprendió, ya que era una gran coincidencia. Él tenía planeado buscar el paradero de su hermano y arreglar los conflictos pasados que los llevaron a distanciarse por tanto tiempo.

—Seré sincero con usted... tengo un hermano gemelo en Konoha, pero desde que me mudé aquí, no volví a tener contacto con él, ni siquiera se si se caso, o tuvo hijos, aunque por lo que me cuenta, es evidente que si los tiene—definitivamente era un gran avance, la información que acababa de obtener—Nuestro regresó a Konoha, es también para llevar los restos de mi difunta esposa e intentar localizar a mi hermano y con un poco de suerte, arreglar nuestras diferencias... luego de la muerte de mi esposa, comprendí que no es bueno mantenerse alejado de la única familia que me queda además de mi hijo.

—¿De verdad? ¿Piensa contactar a Hiashi?—Hiruzen se alegró con la noticia, ya que durante el tiempo que llevaba tratando negocios con Hizashi, nunca mencionó a su hermano y por ende, pensó que aún estaba molesto con él.

—Es mi intención y también la de Neji... más ahora que consiguió un puesto en el hospital de Konoha, donde laborará como médico—Indra se limitó a escuchar—¿Y como es la joven Hyuga?—pregunto el Hyuga, sacando a Indra de sus pensamientos.

Indra comenzó a describirla y también les contó, lo sucedido en la subasta, incluyendo que cenaría con ella—Como ya lo dije... es muy bella y su compañía es agradable, no en vano el Uchiha decidió dejar su soltería para unirse a ella lo antes posible—sonrió mentalmente, al recordar como Sasuke se puso celoso por verla con él y ya podía imaginar su estado, cuando la llevara a cenar dado que no tenía pensado desistir ¿Que de malo podía haber en cenar al lado de una persona agradable como lo era la nueva señora Uchiha?

—Le agradezco mucho la información... yo perdí contacto con mi hermano hace mucho tiempo y ni siquiera tenía acceso a su número, así que apenas lleguemos a Konoha y sabremos por donde buscar sin demorar más tiempo del necesario—repuso Hizashi, sin mostrar expresiones, aunque por dentro se sintió muy complacido.

—No fue nada y estaré a su disposición para brindarle la dirección y la información de la señorita Hyuga, mejor dicho, de la señora Uchiha, para que pueda verla— aunque los Hyuga trabajarían principalmente con Ashura, también Indra tendría contando con el castaño en las juntas de los accionistas mayoritarios y por alguna razón, que en ese momento, no pudo comprender, la idea de mantener contacto con los posibles familiares de esa linda joven, le agradó.

[...]


—¡Buenos días!—la morena se sonrojó al ver a su esposo de pie junto a la cama, vistiendo sólo bóxers y que a decir verdad, lo hacían lucir condenadamente tentador.

—¡Buenos días!—Hinata intentó levantarse con rapidez, pero estaba adolorida y se vio obligada a ir más lento. Sasuke sonrió con suficiencia al saberse responsable de esa molestia. La había llevado a múltiples orgasmos y aunque ella era un poco tímida, con el tiempo le iría enseñando los placeres del sexo.

Luego de tomar una ducha, la ojiperla preparó el desayuno para ambos. El día anterior, apenas tuvieron tiempo de probar bocado y esa mañana, se sentían hambrientos.

—¿Llamaste a la enfermera de tu padre?—cuestionó Sasuke, mientras observaba el plato con el delicioso desayuno que ella le había preparado.

—Si, la llame y me dijo que todo esta en orden—respondió sonrojada al mirarlo comenzar a comer. Por alguna razón, se quedó observando, como si de alguna manera, buscara saber su reacción al sabor de la cómoda. Esa era la primera vez que ella lo atendió después de convertirse en su esposa.

—Y tu ¿llamaste a los niños?—Sasuke sonrió por la forma en que la ojiperla se refería a sus hijos, ya que Sarada, era apenas unos años menos que ella.

—Sólo hablé nada más con Taro,  porque Sarada, aun no se despertaba—respondió encogiéndose de hombros. Minutos después, ambos terminaron el desayuno y la morena se encargó de limpiar todo, aunque Sasuke hubiera querido ayudarla, ella lo hizo tan rápido que ni siquiera tuvo tiempo de reaccionar, sin embargo, comenzó a reaccionar sobre hacer algo más.

—S-Sasuke...—las protestas de la chica, se quedaron ahogadas debido al apasionado beso que le dio el azabache.

—Te quiero ahora—no tenia que ser adivina para saber lo que eso significaba y mientras lo procesaba, ya se hallaba en la habitación, con su marido deshaciéndose de las prendas que ambos portaban—Pretendo hacerte mía en cada rincón de esta casa, incluso en la playa, así que es mejor comenzar—no hubo tiempo de sonrojarse, puesto que el Uchiha se sentó en el sillón de cuero negro que estaba en la misma habitación y la subió sobre él, asegurandose de dejar los senos a la altura de su rostro. Estaba completamente loco por volver a sentirlos, ya sabía que eran de buen tamaño, pero apenas los miró sin nada de por medio, no pudo dejar de tocarlos.

—¡Pero!—ella ya no pudo continuar con sus quejas, puesto que en ese momento, Sasuke se hundió por completo dentro de ella, cambiado los argumentos por un fuerte gemido, de dolor y placer al mismo tiempo.

Ella se aferró de sus hombros para encontrar estabilidad. Hinata no sabía mucho sobre el sexo, pero aún así, pudo darse cuenta que Sasuke sólo fue gentil la primera vez que hicieron el amor, porque las siguientes ocasiones, lo hizo sin ningún ápice de suavidad. Él simplemente, se dedicó a ordenar y a dominarla por completo. Trató de pensar que todo lo hacía por el mucho tiempo que llevaba sin tener relaciones sexuales aunque dentro de ella intuyo la realidad... el azabache le estaba mostrando su verdadera personalidad y a ella, sólo le quedaba, acostumbrarse a su rudeza, a fin de cuentas, la hizo correrse en repetidas veces y eso en verdad, no era malo, o al menos, ella lo quiso pensar así.

Hinata no estaba lejos de la verdad, pues durante el tiempo que el Uchiha, estuvo casado con Sakura, no hubo gentileza, ellos eran intensos en la cama y la pelirosa, no se quejaba sino todo lo contrario, a ella le gustaba el sexo audaz. En cierta forma, fue ella quien le despertó ese lado, ya que en ese tiempo, el azabache apenas se enfrentaba a los placeres del sexo. A pesar de ser el primer hombre en la vida de Sakura, ella pronto fue evolucionando hasta convertirse en toda una tigresa, a la que no le gustaba ser dominada. Ese aspecto fue uno de los que logró apegarlo tanto a ella y cuando la perdió, se dedicó a tener encuentros con mujeres expertas que al igual a Sakura, no necesitaban a un hombre gentil.

—Muévete más rápido—la morena se tensó al escuchar la orden, dado que no esperaba tal petición, sin embargo, trató de hacerlo. Ayudada por las grandes manos de su esposo, se levantó lo suficiente para exponer el miembro masculino, pero no para lograr sacarlo. Después se hundía una y otra vez, mientras que Sasuke, succionaba sus pezones —Eso es... así—ver a la chica tan entregada a él, logró enloquecerlo a tal grado, que comenzó a moverse de manera salvaje, logrando los gritos de la ojiperla. Perdido en las sensaciones, la tomó de la nuca y le devoró los tentadores labios. El beso fue demandante, exigente y muy excitante.

—Ahhh—Hinata soltaba gemidos cargados de placer y cuando comenzó a sentir la presión en su feminidad, ella también comenzó a moverse aún más rápido que antes. Echo la cabeza hacia atrás y Sasuke regresó a sus senos, los cuales estaba seguro se convirtieron en su lugar favorito del perfecto cuerpo de su esposa.

—Ven para mí Hinata... ven para tu esposo—esa orden fue el detonante para que la chica, no se reprimiera y soltara todo su anhelo por llegar al orgasmo. Sin ser consiente, apretó la cabeza del azabache contra sus pechos, en busca de aún más contacto. No sabía exactamente cómo explicarlo, pero deseaba que las succiones fueran más fuertes y hasta un tanto dolorosas. Extasiado por verla así, también él se liberó siguiéndola a ella.

Los dos terminaron, bañados en sudor por la intensa actividad sexual, sin embargo, a ellos no parecía importarles, pues no se molestaron en separarse y continuaron abrazados en la misma posición, hasta que lograron recuperar la normalidad de sus respiraciones.

—¿Estás bien? ¿Te lastime?—fue algo tarde para preguntar, pero cuando el azabache recuperó la cordura que obviamente ella le hizo perder, se percató de lo apasionado, que se portó con ella a pesar de saber que la chica no tenía experiencia y tampoco se tomó el tiempo adecuado para prepararla. Como miembro de la familia Uchiha, era muy egocentrico y lo fascinó, sentir lo estrecho que era el interior de su esposa, a comparación de lo bien dotando que era él, no obstante, ese detalle, podía ponerse en su contra, si la lastimaba por no prepararla.

—Estoy bien, no te preocupes—respondió apenada por sentir su vagina ocupada por el pene de su esposo.

—Quiero que te sientas libre de decir todo lo que pienses acerca de esto... Me refiero a lo que te guste o también a lo que no te agrade o te resulte doloroso. Esto se trata de que ambos lo disfrutemos, no sólo yo, así que no te contengas—soltó estrechándola contra su pecho y sintiendo, como su hombría comenzaba a palpitar por estar todavía dentro de ella.

—Lo tomare en cuenta—le dijo intentando levantarse, sin embargo los fuertes brazos del azabache, le impidieron separarse de él y en cambio, se levantó con ella para ir directamente hacia la cama, dónde volvieron hacer el amor.

...

La última noche que pasaron en esa casa, Sasuke hizo una fogata en la playa y ambos se sentaron en una manta observando la luna reflejada en el mar. Tal como lo había advertido el Uchiha... se encargó de poseerla prácticamente en todos los lugares de la estancia, incluyendo la mesa de la cocina y cerca de la estufa cuando ella preparaba la cena. Gracias a Mikoto quien se encargó de abastecer la casa con todo lo necesario, ellos no se vieron obligados a salir, cosa, que el varón, aprovechó al máximo, ya que todo el tiempo que gastarían en salir a cenar fuera, lo empleo en su mujer. El único sitio que le faltaba, era la playa, precisamente, donde se hallaban.

Sasuke volteó a mirar a su mujer y sonrió con malicia. Ella vestía un simple camisón que encontró entre su ropa, puesto que al buscar algo para dormir, sólo encontró pequeños conjuntos de lencería muy provocativos. Aunque se negaba a usarlos, él logró persuadirla de hacerlo. Hinata ya en si, era hermosa y vistiendo esa clase de ropa, lo había enloquecido por completo, a tal grado que no esperó a quitárselos y terminó rasgando la mayor parte de ellos. De todos modos, ya se encargaría de reemplazar, las piezas que sus amigas adquirieron para ella.

Sintiéndose observada, la Hyuga volteó a verlo y se sonrojó por la intensa mirada de su esposo sobre ella. Una ráfaga de viento la estremeció y se abrazó a sí misma.

—¿Tienes frío?—Sasuke no esperó respuesta y la atrajo hacia él, dejando la espalda femenina, pegada a su duro pecho. Lentamente, se encargó de deslizar sus manos por debajo del camisón para acceder a sus senos. Sonrió al sentir que ella no portaba sostén, lo cuál agilizó su llegada hasta los pezones.

—¡Sasuke...!—trato de reprenderlo, pero de antemano, ya sabía que su esposo no iba a desistir. Sin más preámbulos, el varón se deshizo del camisón, dejando a su esposo, sólo en bragas de encaje rosa, las cuales, no demoró en quitársela dejándola completamente expuesta al aire libre—Alguien podría vernos—ella quería cubrirse, pero en segundos, ya estaba recostada sobre la manta con el azabache besándole cada tramo de su piel.

—Es una playa privada, nadie puede vernos, así que no te preocupes y sólo disfruta—con avidez, el Uchiha se deshizo de la única pieza de ropa que llevaba, los bóxers—Recuerda que este lugar, es el último que nos falta—demasiado excitado para contenerse, Sasuke colocó la cabeza entre las piernas femeninas y sin esperar, comenzó a degustarla. Las protestas de la ojiperla, se fueron sustituyendo por gemidos y cuando él introdujo dos de sus dedos en la cavidad femenina, ella arqueó la espalda y se aferró al cabello de Sasuke, mientras gritaba su nombre.

En poco tiempo, la chica llegó al climax y se recostó cansada para regular su respiración, sin embargo, Sasuke no le dio tiempo, pues su pene estaba demasiado hinchado para soportar por más tiempo. Subiendo sobre ella y tomándola de la cintura para levantarla un poco, se hundió en la joven de una sola estocada.

—Sa-Sasuke—lo nombró comenzando a moverse al compás de las embestidas. Hinata veía el rostro de su esposo iluminado por la luz de la fogata. El sonido de las olas y la luna reflejada a lo lejos, anudado a los sonidos de sus cuerpos, hacían el ambiente perfecto para una noche romántica. Ella sabía que al regresar a Konoha, todo cambiaría, pues ambos tenían obligaciones que realizar y no iban a poder estar como lo estuvieron durante esos días... Sabiendo lo que pasaría los próximos días, se dedicó a disfrutar y a la vez a complacer a su esposo.

El azabache detuvo las embestidas para besarla en los labios—¿Estás cansada de mí?—musitó entre besos para burlarse de ella por no continuar con el mismo ritmo.

—No—atinó a decir con algo de dificultad—ya es nuestra última noche y yo no me he cansado de tus besos—respondió acariciando el perfecto rostro del azabache.

—Hump ¿sólo de mis besos?

—No, bueno yo, lo que...—Sasuke sonrió y comenzó con las embestidas. Los jadeos y gemidos de ambos aumentaron y en minutos, lograron terminar. Para los dos, esos días fueron especiales. Para ella por ser su primera vez al lado de su ahora esposo y para él, por estar con su segunda esposa. Si a Sasuke le hubieran preguntado, si volvería a casarse, de inmediato respondería que no, pero ahora estaba pasando los mejores días de su vida al lado de la única mujer que logró enamorarlo, después de Sakura. Era extraño haberse interesado tanto en dos mujeres tan opuestas entre sí. Mientras que Sakura era autoritaria y algo ruda, Hinata era dulce, tierna y muy comprensiva.

[...]

—¿Estás segura que no tendrás problemas con nuestra presencia aquí?—cuestionó Kawaki, cuando llegó acompañado de Mitsuki y Chocho a casa de Sarada. Ambos chicos se quedaron mirando la ostentosa edificación en la que vivía la joven Uchiha. Para Mitsuki, no fue extraño, ya que también vivía en una casa ubicada en una de las mejores zonas, mientras el otro joven, nunca tuvo algo mínimamente parecido a lo que veía y por ende, no quería que lo tacharan de un caza fortunas, sólo por ser amigo de la morena.

—Claro que no, ademas mi padre no vendrá hasta mañana, cuando termine su "luna de miel" con esa mujer—soltó con desagrado.

—¿Tu padre se caso?—Sarada asintió a la pregunta de Kawaki—Y por lo que veo, no te hizo muy feliz ¿no es cierto?

—La verdad no—se cruzó de brazos frente a ellos.

—Me imagino que es normal, pues se tiene la creencia de que tanto los hijos como la anterior esposa serán reemplazados por la llegada de una nueva pareja—afirmó Mitsuki encogiendose de hombros, como si le resultara algo normal.

—No sólo se trata de ese punto... en realidad es ella, es esa tipa la que no me gusta y así fue desde el primer día en que la conocí—su mirada se dirigió hacia la enorme fotografía de su madre ubicada en la sala—encima, toda mi familia está fascinada con ella, incluyendo a mi hermano... incluso Chocho, piensa que es linda, pero a mi no ha logrado engañarme con su cara de mustia, yo se que no es buena para mi padre y espero que con el tiempo, me de la razón.

—Es un tema muy delicado en el que alguien como yo, no puedo intentar opinar, después de todo, ni siquiera tuve padres que quisieran encargarse de mi y quienes me dieron la vida, me desecharon como algo inservible—añadió Kawaki dejando a las dos chicas sin palabras.

—Será mejor que busquemos dónde cambiarnos para ir a la alberca—sugirió Chocho, intentando cambiar el tema pues el ambiente se había puesto algo tenso—y también le pediré a la cocinera que nos prepare algo de comer... Yo no se ustedes, pero yo, muero de hambre—Sarada condujo a los varones al baño que se hallaba frente a la alberca y ella se vistió adentro, al igual que su amiga. Esa tarde se encargó de convencer a Taro para que llamara a sus abuelos y pidiera dormir con ellos, asegurando que ella se iría a casa de Chocho. De esa manera, se vio libre de poder invitar a los dos chicos.

Pronto los cuatro se divertían en el agua y la atracción de la Uchiha por Kawaki, sólo aumentaba a medida que permanecían cerca, no obstante, el muchacho no se veía tan entusiasmando como ella y pronto imagino que todo se debía a Sumire. Seguramente Kawaki estaba interesado en su compañera.

Sumire conocía la vida del joven incluso crecieron juntos ¿como podría ella competir con algo así? Lo estuvo pensando durante la tarde y horas después de la partida de los jóvenes, hasta que se le ocurrió una idea. Debía conocer todo del chico, por ejemplo el lugar donde vive, la universidad que escogió y cosas cómo esas. Sólo había un problema... su padre. De nuevo otra idea llegó a su mente... Haría hasta lo imposible por que su papá le comprará su propio auto, después de todo, ya había comenzado con las clases de conducir y sabía hacerlo bastante bien. Siendo ella quien se transportará por si sola, podía tener acceso a visitar al apuesto chico, que logró meterse en sus pensamientos.

[...]

Sasuke estaba por llegar a su casa cuando miró a su esposa acomodando una bufanda en su cuello. Sonrió sabiendo que era lo que trataba de ocultar. La noche después de hacer el amor en la playa, continuaron en el baño, luego en la cama, hasta entrada la madrugada y apenas despertaron, la tomó de nuevo y se aseguró de dejarle más marcas sobre su cuerpo, incluyendo el cuello.

—Hace un poco de calor para ponerte eso ¿no crees?—lo dijo fingiendo no saber nada.

—¡Sasuke!—lo miró con desaprobación—¿Que van a pensar todos cuando me vea así?—le mostró las marcas y él, no pudo evitar reírse de lo adorable que se veía haciendo pucheros.

—Pensarán que me sedujiste y despertase la bestia que llevó dentro, así que tu eres la única responsable—la tomó de la nuca y le dio un beso en el momento que estacionó en su hogar.

—¡Papá Hina!—Taro salió corriendo, seguido por sus abuelos. Mikoto habló con la pareja horas antes y les dijo que ellos llevarían a Taro hasta su hogar y aprovecharían para saludarlos.

Hinata de inmediato, se alejó y recompuso la bufanda. Ambos bajaron y Taro los abrazó feliz de tenerlos de regreso.

—¿Como encontraste la casa de la playa cariño?—Mikoto se llevó a su nuera, luego de saludar a su hijo.

—Es un lugar bellísimo—respondió sonriente y a la vez apenada al recordar todo lo que hicieron en ese paradisíaco sitio.

...

Los días siguientes, la pareja ya se había instalado en la nueva habitación que compartirían, pues Sasuke optó por no darle más motivos de reproche a su hija, así que optó por dejar atrás, la recámara que compartió con Sakura. Se aseguró de elegir la más retirada de sus hijos, debido a que sus momentos con Hinata eran realmente satisfactorios y ninguno de los dos, lograban suprimir sus gemidos y jadeos. Durante las siguientes dos semanas, ambos continuaron con sus labores, pero apenas Sasuke llegaba a su hogar arrastraba a su mujer a la habitación, donde la poseía para terminar duchándose juntos y finalmente bajaban a cenar. Taro, sonreía al verlos besándose escondidos por cada rincón de la casa, incluso en la alberca, donde su padre no se alejaba de ella. En cambio Sarada se sentía asqueada cuando los veía correr a encerrarse en la habitación. Su padre se comportaba como un tonto adolescente, cuando estaba con esa mujer.

La ojiperla visitó a su padre en el hospital y los médicos le dijeron que todo continuaba en orden. Ahora que tenía un conductor que se encargaba de llevarla, le era más sencillo visitar a su padre y continuar prestando sus servicios gratuitos en el centro, donde pudo apreciar por sí misma, los grandes avances que tenía el orfanato. Se reunió con Naruto y Kurenai en dos ocasiones y los tres recorrieron el lugar.

Naruto también le contó que ya había tenido la cena con la mujer que lo compró y resultó mejor de lo que pensó, dado que hasta terminaron en una habitación de hotel. Ese tema logró ponerla de mal humor, pues su esposo también fue a la suya días después de la luna de miel y le miró una mancha de lápiz labial en la camisa. Sasuke le explicó que esa mujer parecía un pulpo y no logró esquivarla cuando se lanzó a besarlo. Intentó dejarlo de lado, pues también tenía que cumplir con su parte de la subasta.

No es que ella no recordara lo que el señor Otsutsuki le dijo, pero con el regreso a sus labores y las visitas a su padre, no pudo evitar sorprenderse cuando su celular sonó anunciando un número desconocido y al responder, la voz de Indra se escuchó para informar que ya estaba de regreso y listo para ir a cenar el Viernes por la noche, incluso insistió en pasar personalmente a recogerla. Con educación, declinó la oferta y aseguró que era mejor si se veían en el sitio pactado.

—En ese caso, la esperó pasado mañana a las ocho en punto—repuso Indra poco antes de finalizar la llamada.

—Entonces ahí estaré—ella sonrió hacia el celular como si la persona del otro lado pudiera verla—¡Que pase buenas noches señor Otsutsuki!—Sasuke había entrado en la habitación y la encontró hablando por teléfono. No quiso interrumpir, pero cuando escuchó con quien hablaba recordó la estupida cena. La suya fue un desastre con esa malcriada mujer y no creía que Indra hiciera algo similar, sin embargo, no le gustaba para nada la idea de saberlos juntos cenando a solas—Esta bien... Indra—habló la ojiperla luego de decir señor Otsutsuki, seguramente Indra le pidió llamarlo por su nombre y sin formalidades. Otro punto para que el enfado de Sasuke se hiciera mayor.

—¿Con quien hablas?—molesto, fingió no haber escuchado nada. Hinata se giró a verlo y le sonrió.

—Mi esposo acaba de llegar, lo veré el Viernes—la llamada finalizó y ella se acercó a él—era el señor Otsutsuki, para confirmar nuestra cena—reveló sin omitir detalles, pues a decir verdad, no había nada que ocultar.

—Hmph... Escuché que lo llamabas por su nombre ¿hay alguna razón para eso?—la ojiperla sonrió comprobando que la había estado escuchando y ya sabía con quien hablaba, sin embargo, quiso que ella se lo confirmara.

—Él me pidió que así lo llamara ¿sucede algo Sasuke? ¿Porque siento que estás molestó?—no iba aceptar que estaba molesto por saberlos juntos y por otro lado, ella no tenía la culpa de nada, así que la rodeó de la cintura e hizo lo que tenía en mente desde que llegó a su casa.

Continuara.

Me disculpo por la demora, pero la historia que termine, me quito mucho tiempo. Este es uno de los últimos capítulos tranquilos, porque los que vienen, serán más movidos. Me disculpo por las faltas de ortografía que seguramente dejé, pero en cuanto las vea las corregiré. Para quienes siguen, Arrepentidos, esa historia sera la próxima en ser actualizada, seguida de El cordero 😊💕

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