Capitulo 1

Los personajes de Naruto, no me pertenecen, yo solo los uso para escribir esta historia sin fines de lucro.



—Me encargaré de eso—declaró Sasuke Uchiha, en respuesta a la queja de la directora, de la escuela, donde estudiaba su hija mayor—De todos modos, le agradezco por hacérmelo saber.

—¿De nuevo Sarada, te da dolores de cabeza?—pregunto Itachi, cuando finalizó la llamada. Itachi había visto de cerca, la lucha de su hermano, con los dos niños, luego de quedar viudo. En un principio, el duelo tras la muerte de Sakura y después los típicos problemas que conlleva la adolescencia.

Sarada, comenzó a portarse de una manera grosera y rebelde. Según su hermano, la jovencita era quien más había resentido la pérdida de su madre y ahora se revelaba a todos los mandatos del padre. No era raro, que lo llamaran de la escuela para dar quejas de la joven, la ultima fue por encontrarla fumando cigarrillos en los baños, lo cual causó la suspensión por una semana. Sus padres trataban de ayudarlo, pero Sarada, se reveló contra ellos también, culpándolos de querer que Sasuke se casara de nuevo y se olvidara de su madre. Algo que obviamente, no venía al caso.

Sasuke salió con muchas mujeres, pero eso, le acarreaba más conflictos, a la ya desgastada relación, por lo que su hermano, optó, por no tomar en serio a ninguna de las chicas, con las que tenía unas cuantas horas de sexo sin compromiso, después de todo, a pesar de los años, no lograba olvidar a Sakura.

Taro, era totalmente diferente, no es que no le afectará la perdida de la madre, sino que el carácter del niño, se prestaba para sobrellevar cualquier conflicto que hubiera en su camino. A menudo lo comparaban con el, debido a la diplomacia con la que resolvía todo. Sin embargo, el chico se empezó a ver afectados por los arrebatos de su hermana mayor. Taro a diferencia de Sarada, si quería que su progenitor, encontrara a una mujer, para que se unieran y a su vez, tener la posibilidad de contar con una figura materna. Tanto Itachi como sus padres veían al pobre chico con pesar, por haber tenido que madurar tan rápido, debido a las circunstancias. El era mucho más maduro que su hermana mayor.

—Te aseguró, que ya no se que más hacer para que mi niña, deje ese comportamiento—Sasuke se sincero con su hermano. Itachi negó con la cabeza, pues ese, era otro de los problemas... Sasuke, haría cualquier cosa por su hija, incluso la ponía por encima de Taro, lo cuál resultaba injusto.

Sasuke, creía ciegamente, todo lo que Sarada dijera y ese hecho, a su modo de ver sólo empeoraba el mal comportamiento de la chica.

—Podrías empezar por quitarle el celular y la conexión de internet—sugirió el azabache mayor, ya que, eso era lo que escuchaba que se hacia, en casos similares al de Sarada.

—Claro que no, ella jamás me lo perdonaría... Trato de que no se aleje mas de mí—declaró con tristeza—Deben entender, que para ella, fue muy difícil perder a su madre—el, trató de disculparla con el mayor.

—Dime Sasuke ¿que harás con ella cuando vuelvas a enamorarte? ¿Como crees que ella lo tome luego de solaparla en todo, incluso en lo que sabes no es bueno? Porque se que ese día llegará—el menor lo miro queriendo explicar, pero Itachi no lo dejo interrumpir—Has dejado de lado a todos por tratar de mantenerla contenta, a pesar que lo sucedido con tu esposa, no fue tu culpa, como te lo reprocha Sarada... incluso dejas de lado a Taro, cuando también es tu hijo y necesita de tu afecto, no solo del nuestro.

—Lo se, se que he procedido mal, pero comprende, ella es mi primogénita, la más frágil y la que mas ha sentido la ausencia de Sakura... Taro, apenas la recuerda y le es mas fácil—declaró queriendo convencerse a sí mismo, aunque sabía que estaba lejos de lograrlo. Itachi tenía razón en todo, él era un mal padre con Taro y todo por querer ganar la aprobación de Sarada, lo cual hasta la fecha, no había conseguido.

—Estás mal y lo sabes, pero aún así te niegas a aceptarlo—el mayor negó con la cabeza y salió, dejando a su hermano solo, con sus múltiples fantasmas y remordimientos.

Sasuke revisó los correos electrónicos, de la escuela de Taro, para estar seguro de la hora exacta, en que tendría la junta. Su hijo, al parecer había empezado a mostrar una baja en las calificaciones y la maestra quería verlo, para ver cómo podían proceder al ayudarlo.

Sabiendo que ya no podría concentrarse en los documentos, tomo su saco y salió de la oficina. Aún faltaba una hora para la junta, pero preferiría estar frente al plantel de una vez. Mikoto le ofreció ir con él, como lo hacía la mayor parte del tiempo, pero debido al remordimiento que le causaron las palabras de Itachi, optó por encargarse personalmente del asunto, tal como lo hacía con su primogénita.

...

—Tome asiento señor Uchiha—la maestra de Taro, le indicó donde sentarse mientras ella colocaba las últimas calificaciones del niño—Es por esto, que lo mande llamar—la mujer de mediana edad, le indicó donde su hijo había estado bajando—Taro, comenzó el año muy bien, pero a medida que ha ido avanzando, parece que le resulta muy difícil, poder concentrarse.

—Yo estoy en completa disposición, para ayudar a mi hijo ¿que sugiere usted que deba hacer?—cuestiono sin rodeos, pues en verdad, haría cualquier cosa por él.

—Existen centros de aprendizaje, situados por toda la cuidad, que ofrecen sus servicios después de las horas escolares—sugirió la fémina—también, hay personas calificadas que ofrecen tutorías a domicilio y tienen todo su perfil, supervisado por las agencias gubernamentales. Estas personas tienen un historial impecable, debido a que van a los domicilios de quienes requieran de sus servicios y en mi opinión, esta opción, es la mejor en el caso de Taro—el azabache se despidió, luego de intercambiar ideas. La fémina le entregó varios folletos, con toda la información, donde podía encontrar la persona, que mas le convenciera.

...

Sasuke llegó a la oficina, el día siguiente. Todavía le dolía la cabeza, por la fuerte discusión, que mantuvo con Sarada. Por otro lado, también estaba el problema de Taro. Algunas veces, sentía que todo estaba en su contra.

—¿Que te pasa primo? Traes una cara de pocos amigos—el azabache iba tan distraído que ni siquiera se dio cuenta, cuando Shisui entró con él, al elevador.

—Son los niños—confesó con desánimo—esta vez, no solo se trata de Sarada, sino también de Taro—el afligido padre le contó a su primo, lo que le dijo la profesora de Taro y como debía buscar tutoría estudiantil, a lo que Shisui de inmediato tuvo una solución, para ayudar a tres personas a la misma vez.

—Tengo la solución a tu problema—la atención del menor se dirigió de inmediato hacia él—una de las mejores amigas de mi novia, es maestra, durante el día y por las noches, se dedica a brindar sus servicios en un centro comunitario. A ella le vendría bien un trabajo donde le paguen, ya que lleva toda la carga de su padre convaleciente sobre sus hombros... yo mismo te puedo garantizar, que ella es la mejor persona para el carácter de Taro—ambos entraron en la oficina de Sasuke, para continuar con la conversación.

—Pero, la profesora de Taro, me sugirió que era mejor buscar a personas con el perfil respaldado—añadió, no muy convencido, pues se trataba de una completa desconocida para dejarla entrar en su casa, con sus hijos.

—Bueno en vista de que desconfías—Shisui se sentó en su silla sin esperar la reacción de Sasuke y comenzó a buscar en los perfiles de tutores registrados—Aquí la tienes... comprueba tú mismo que está impecable—el azabache mayor se hizo a un lado y dejó a su primo comprobar la información.

—Hinata Hyuga... edad 22 años—Sasuke continuó leyendo en voz alta la información sobre la joven.

—Y bien ¿quieres que arregle una cita para que la evalúes por ti mismo? Digo, ya conoces a Ino, sabes que es excelente persona y ninguno de nosotros te engañaríamos—aseguró en espera de la respuesta.

—Está bien, dile a tu novia que arregle todo, lo antes posible para entrevistarla yo mismo—Shisui salió de la oficina, marcando el número de Ino. Debía informarle todo para que ella se ocupara de Hinata.

[...]

Hinata, esperaba la llegada de la enfermera de su padre para poderse ir a trabajar. Ella no contaba con un auto, debido a los altos costos que este conllevaba y en su lugar, tenía que viajar en metro, no es que se quejara de hacerlo, no, el único inconveniente era que siempre debía ser puntual, o de lo contrario perdería su medio de transporte.

—Hija... ya te dije, que puedo quedarme solo, mientras llega la enfermera—le dijo Hiashi, removiendose un poco, la mascarilla del oxígeno, que debía usar constantemente.

—Claro que no padre, no me iré dejándolo sólo, ademas aún es temprano—Hinata le acomodaba las almohadas a su padre. Ella siempre estaba haciendo lo posible por mantenerlo cómodo. Luego de las muertes de su madre y su hermana, sólo se tenían el uno al otro, aunque la salud de Hiashi, iba de mal en peor y los médicos no daban muchas esperanzas sobre una futura recuperación, sino todo lo contrario, ellos ya sabían que de esa habitación, no saldría más, que para ya no regresar.

Hinata se concentraba en mantenerlo cómodo para no pensar en el sombrío futuro de soledad que le esperaba sin su padre. Hiashi por su parte, no quería dejar sola a su hija, pero tampoco quería seguir siendo una carga. Su mas grande deseó era que Hinata encontrará a un buen hombre, que pudiera protegerla y servirle de apoyo, para los días en que la tuviera que dejar sola para siempre, sin embargo, gracias a él, su hija no tenía la posibilidad de conocer a nadie, pues todo su tiempo libre prácticamente se lo dedicaba a él.

Ella no era como las jóvenes de su edad, su pobre hija, mas bien parecía una mujer de mas años en cuanto a su comportamiento se refería. Siempre se deprimía pensando en que solo se tenían el uno al otro.

Sin embargo, había más familiares que su hija no conocía, el tenía un hermano gemelo, que vivía en los Estados Unidos. Aunque tenían años sin verse, ni hablarse por disputas juveniles que nunca tuvieron sentido, continuaban siendo hermanos. Hizashi, siempre fue más despreocupado y cuándo decidió irse a probar suerte, en otro país, al otro lado del mundo, se olvidó por completo de el y mas nunca, volvieron a tener comunicación, lo único que tenía era el número de teléfono, el cual, ya no era el mismo, ya que, cuando supo que moriría pronto, lo trató de contactar para encomendarle a Hinata, pero tampoco podía contar con esa opción para su hija cuando el se fuera.

Llevaba mas de veinte años sin hablar con el, por lo tanto Hinata, ni siquiera sabía de su existencia y a esas alturas, posiblemente, no lo sabría. Desgraciadamente, la mejor alternativa, para que su hija pudiera vivir una vida de acuerdo a las chicas de su misma edad, era que el muriera y de ese modo poder liberarla de tan pesada carga.

—¡Buenos días! Disculpen la demora—la enfermera de mediana edad, llegó disculpándose, pues sabía que Hinata debía irse a su trabajo.

—No se preocupé Yume, aun tengo tiempo—la chica le dio un beso a su padre y otro a Yume, a quien veía como parte de su familia, puesto que la mujer, se daba a querer, sin contar, con el interés amoroso que Yume mostraba por su padre, desde que se conocieron, cinco años atrás.

La enfermera quedó fascinada con el apuesto Hyuga, desde la primera vez que lo miró, pero se guardo su admiración, porque no era ético de su parte, enamorarse de su paciente. Aunque sabía que no tenía posibilidades con el, no pudo evitar enamorarse de el y encariñarse con Hinata. También a ella, le dolía la situación de la ojiperla.

—Ve con cuidado hija—la joven se despidió de los dos y salió tomando sus llaves. Corrió hacia la parada del metro y para su buena suerte logró llegar a tiempo.

—A las carreras como siempre ¿verdad Hinata?—la ojiperla le sonrió al chofer, a quien conocía desde años atrás—Supongo que Yume se demoró—añadió también sonriendo.

—Fue solo unos minutos Iruka-san—se sentó en el asiento tras el chofer, como lo hacía a diario. Ellos se conocían desde que Hinata podía recordar y cuando creció, teniendo que valerse por si misma tras la enfermedad de Hiashi, se alegró que fuera uno de sus vecinos y amigo, quien condujera el metro.

En minutos llegaron a la parada donde ella bajaba. Se despidió de Iruka y de algunos pasajeros, que conocía debido a compartir el mismo medio de trasporte diariamente.

Corrió al plantel estudiantil y llegó a buena hora, como todos los días.

Mientras que para la mayoría de las jóvenes en la edad de Hinata, salir a los clubes nocturnos, ir de compras salir con chicos, era la mejor forma de alejarse del estrés y las frustraciones... para la ojiperla, lo era impartir su clase. Definitivamente, cuando ella daba su clase a los niños, lograba olvidarse de las preocupaciones que le daba, la precaria salud de su padre.

Disfrutaba mucho haciendo las preguntas típicas de matemáticas, sobre el resultado de las multiplicaciones. Los niños respondían levantando la mano para ser escogidos por su profesora favorita. A Hinata le tomo apenas dos días memorizar el nombre de todos sus estudiantes, también conocía a los padres de cada uno y sabía las necesidades y destrezas que los destacaban. Eso en gran parte era muy satisfactorio, el compartir de esa manera con cada estudiante, le hacia más sencillo ayudarlos en lo que más necesitaban.

Cuando terminaba su tiempo en la escuela, regresaba a la parada del metro. Se dirigía a su casa, permanecía ahí durante una hora. Preparaba la comida para Yume y para ella. Las dos comían en la mesa de la habitación de su padre, por pedido de el mismo, aunque no pudiera compartir la misma comida que ellas, le hacía feliz que su hija no comiera sola.

Al terminar, se dirigía caminando a unas cuadras de su hogar, al centro comunitario, manejado por Kurenai, una amable mujer, a quien veía como una figura materna por ganárselo, como también por haber sido amiga de su madre cuando aún vivía. En ese lugar, ofrecía ayuda gratuita a quienes mas lo necesitaban, desde niños en preescolar hasta jóvenes universitarios que tenían dificultades en alguna materia, si ella podía ayudar, Hinata lo hacía con gusto. A eso y sus muchas virtudes, se debía que los vecinos y conocidos, le tomaran tanto cariño.

—¿Como estas tu padre Hina?—le pregunto Kurenai, apenas la miró, como lo hacía la mayor parte del tiempo, sobre todo los últimos meses, que la condición del Hyuga, empeoraba.

—Esta bien... solo no parece mejorar—Kurenai la abrazo, para darle ánimo.

Pronto pasaron al lugar donde los niños esperaban por ella. También había mas personas como Hinata y juntos hacían un lugar mejor.

...

Mas tarde terminó con los niños y se despidió de todos. Caminaba de regreso a su hogar, cuando una de sus mejores amigas le salió al encuentro.

—¡Hina que bueno que te alcance!—la rubia respira agitada por haber corrido unas cuadras para salirle al encuentro, antes que llegara a su casa.

—¿Que pasa Ino?—la tomo de los hombros para ayudarla a recuperar el aliento, aunque Ino era muy melodramática.

—Te tengo una propuesta de trabajo, que tiene tu nombre en ella—la ojiperla frunció el ceño—de verdad Hina, este trabajo es para ti... Se trata del hijo menor del primo de Shisui—Shisui era el novio de Ino, ellos comenzaron una relación amorosa meses atrás, cuando el sonriente hombre entró para recibir un corte de cabello en el salón de Ino. El Uchiha quedó prendado de la rubia y continuó asistiendo al salón, hasta que consiguió una cita con ella—el niño necesita tutoría, debido a que está teniendo problemas académicos, ademas, la paga es muy buena—las hermosas orbes de Ino brillaban emocionadas por saber, que podía ayudar a su mejor amiga.

—Pero, no puedo dejar el trabajo en la escuela—argumento, no muy convencida.

—Claro que no... Esto se trata de algo después de las horas de clases. Tendrás que ir a su casa a diario... ¡Piénsalo Hina! Estarías ayudando a un niño que de verdad te necesita y también estarás ganando dinero extra para los gastos con tu papá—Hinata se quedó meditando en lo dicho por Ino. La verdad, no podía negar, que si ocupaba el dinero, para continuar solventando los gastos extras que surgían.

—¿Tu crees que soy la persona adecuada para el puesto?—cuestiono aun con dudas. Ella estaba registrada para hacer ese tipo de trabajos y en ocasiones lo hizo, pero la mayor parte del tiempo, los niños venían a su hogar,semanas antes del examen. En ninguna ocasión le ofrecieron algo que fuera permanente y lo tendría que consultar con su padre.

—No sólo yo lo pienso... Shisui, fue quien pensó en ti y hasta concreto una cita con su primo para mañana a las cuatro en la vivienda de Taro, así se llama el niño y es realmente adorable—la morena tomó la tarjeta con la información donde se leía el nombre, Sasuke Uchiha.

—Esta bien, lo hablaré con mi padre y si el esta de acuerdo, mañana ire a ver al señor Uchiha para la entrevista—la rubia se emocionó y la abrazo sonriendo. Juntas entraron en casa de Hinata y la rubia saludó a Yume, como también a Hiashi. Al ser vecinos también amigos, Ino consideraba a los Hyugas, como parte de su familia. También a ella le dolía, ver la situación de Hiashi. Ino era huérfana y prácticamente se apegó al castaño, como su padre adoptivo.

Ino no esperó a que Hinata, le contara a su padre, ella misma se adelantó y le comento sobre la propuesta. Yume, que ya estaba acostumbrada al carácter de la Yamanaka, solo sonrió.

—¿Tu que opinas hija? ¿Quieres hacerlo?—pregunto el Hyuga con voz baja.

—Es una buena oferta, pero me limitaría mas el tiempo aquí en casa—ella no quería ausentarse por mucho tiempo, aunque lo hacía yendo al centro comunitario, podía regresar en minutos, si ocurría algo, en cambio si aceptaba el trabajo, le llevaría mucho mas tiempo regresar, ya que la zona no era cercana.

—Eso no importa, si en verdad crees que puedes ayudar a ese niño, hazlo, no te preocupes por mí—Yume también la animo y la rubia incluso se ofreció a cuidar de Hiashi, los días que la necesitaran. Hinata finalmente accedió.

—Esta bien, entonces lo haré—Ino, de inmediato, mandó un mesaje de texto a su novio, para que le informara a su primo.

[...]

Al día siguiente, Sasuke preparó todo, para salir temprano y así poder estar en su casa a la hora que citó a la tutora, que quería contratar para su hijo.

El día paso sin ningún percance y el trabajo que dejó pendiente, lo tomó Itachi, para que no perdiera mas tiempo. Tenía dudas acerca de la joven, debido a la edad de esta. Temía que fuera de esas chicas que hacen hasta lo imposible, por estar cerca de el y con los días lograr meterse a su cama, aunque Shisui le aseguro que la joven, no tenía tiempo para eso, incluso le comento que llevaba una vida bastante aburrida, para su corta edad.

Apenas bajo del auto y escuchó la música fuerte saliendo de la mansión. Negó con la cabeza, sabiendo que Sarada, era la causante.

Cuando entró, se dio cuenta que la música provenía del área de la alberca y se dirigió hasta ahí. Su hija, no estaba sola, era evidente que no lo esperaba tan temprano y tenía a varios amigos y amigas.

—Buenas tardes—todos voltearon a mirarlo, sorprendidos.

—¡Papá! No te esperaba tan temprano—espetó Sarada con poco ánimo.

—Lo se, pero tengo una cita y tuve que venir antes... estaré adentro por si me necesitas—les hizo un asentamiento con la cabeza a todos y entró de nuevo a la casa, donde ya lo esperaba Taro, con el rostro afligido—¿Pasa algo hijo?—cuestiono preocupado.

—Yo, siento mucho, que tuvieras que regresar antes, solo porque te estoy causando problemas—Sasuke se acercó a el y le despeinó el cabello tan negro como el suyo.

—No digas eso, para mí es un gusto poder ayudarte en lo que necesites. Tu hermana y tú son lo mas importante para mí, mas que cualquier trabajo—el niño sonrió y juntos se fueron a la sala, para esperar a la joven que vendría en quince minutos, según el tiempo pactado. El Uchiha, sin decirlo, puso ese horario y si la joven cumplía con la puntualidad, se acercaría a ser contratada, de lo contrario, era poco probable que la contratara, puesto que la puntualidad era muy importante para el.

[...]

Hinata literalmente, corrió para alcanzar el metro que la acercara al sitio de la entrevista. Siendo buena con las direcciones, logró llegar con diez minutos antes, sin embargo, no tocó la puerta hasta la hora pactada. Mientras esperaba, se dedicó a observar el imponente lugar. La enorme mansión era muy bonita. Con la fachada de piedra y grandes jardines que conducían hasta la entrada, donde aguardaban dos grandes puertas, de madera oscura. Hinata pensó, que eran demasiado altas, pero todo en el lugar era enorme. Solo en la televisión, veía esa clase de lugares y nunca imagino, estar por entrar en uno.

El reloj marcó las cuatro en punto y fue cuando tocó el timbre. La sorpresa de mirar adentro fue mas grande, que la de ver desde afuera. Se sintió empequeñecienda, cuando la empleada la hizo pasar.

Lo primero que llamó su atención, fueron los pisos de cerámica, tan limpios que podían captar su reflejo. Luego enfocó los techos donde se hallaban hermosas y labradas molduras de madera oscura, logrando un contraste con las paredes de colores claros. Su escrutinio, finalizó, cuando la mujer de la tercera edad, la condujo a la sala, donde vislumbró a dos varones de distintas edades, que esperaban de pie, su llegada.

—Buenas tardes señorita Hyuga... pase por favor—la ojiperla miró frente a ella al hombre que la saludo—Mi nombre es Sasuke Uchiha y este es mi hijo Taro Uchiha—las orbes perladas dirigieron toda su atención al adorable niño, frente a ella y no pudo evitar sonreírle. El menor regreso la sonrisa en automático y se quedó perdido en los exóticos ojos que nunca antes miró.

—Hinata Hyuga para servirle... Aquí tengo toda mi información para que usted la evalúe—la ojiperla le extendió una carpeta a Sasuke y el la tomó, para leer todo.

—Veo que está usted muy bien capacitada para el puesto—Sasuke continuó leyendo todo. La chica era bastante capacitada, a pesar de su corta edad. La primera impresión, fue buena, dado que fue puntual y la forma de vestir, era adecuada. Ella vestía pantalón negro, con zapatillas de tacón. Arriba usaba una blusa de manga larga, en color azul, haciéndole lucir muy profesional—Taro está teniendo dificultades en estas materias—el azabache, también le entregó los documentos de su hijo, para que la chica los mirara.

—¿Desea tomar algo señorita?—pregunto Yuki la persona que abrió la puerta cuando llegó.

—No, estoy bien, muchas gracias—respondió sonriendo a la mujer.

—¿Cree que pueda ayudar a Taro?— cuestionó el azabache, percatándose del escrutinio que Taro tenía en la joven.

—Si, de hecho, mis alumnos tienen su misma edad, lo que hará mas fácil todo—respondió mirando a Sasuke, quien se sintió complacido con la respuesta.

—¡Bien! Me parece que no tenemos que buscar a otra persona—anuncio el Uchiha—¿Cuando puede comenzar?—se fue directo al grano.

—El mismo día que usted lo disponga—respondió emocionada por haber conseguido el puesto.

—¿Le parece bien si se conoce con Taro mientras yo preparo el contrato con los días que debe venir, como  los horarios y su sueldo?—ella asintió y Sasuke se fue hacía su oficina para arreglar todo. En realidad, quería ver, si su hijo, se sentía cómodo con la joven.

Regreso, media hora después y apenas podía creer, lo que veía. Taro, se había sentado en el mismo sofa, donde se hallaba la Hyuga y no solo eso, sino que también corregía algunos papeles que tenía equivocados. Su hijo sonreía, como si conociera a la joven, de tiempo atrás.

Continuara.

Disculpen la demora en subir el primer capítulo, pero se me juntaron las otras historias también. Tratare de actualizar mas seguido esta historia y me disculpo por los errores de ortografía, luego los compondré 💕

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