|❥| Capítulo 1

“Set fire to the rain - Adele”


Había llegado el día, Mía estaba emocionada por llegar a su casa y ver a su mejor amigo. Ella se preparó cada día frente al espejo, para poder mirar a Clara y fingir que le agradaba. Sabía que era un poco hipócrita lo que hacía, pero ella no lo podía evitar, no cuándo estás enamorada de tu mejor amigo desde niña y ves a alguien más siendo abrazada por él, cuándo deberías ser tú.

—¿Ya terminaste mi niña? —le preguntó su abuela, tan dulce cómo siempre.

Mía dejó de mirarse en el espejo y se giró hacia su abuela, se acercó a ella y la abrazó tiernamente.

—Los voy a extrañar mucho abuela. —susurró mientras sentía los brazos de su abuela acariciar su cabello.

—Basta, me harás llorar y no quiero arruinar el maravilloso maquillaje que me realizaste. —soltaron una risa juntas. Era bien conocido por la familia de Mía que su sueño era ser una de las mejores maquilladora y todos afirmaban que nadie lo hacía mejor que ella.

—Cariño, deberías apurarte si no quieres perder el tren. —Su abuelo se apoyó en el marco de la puerta mientras veía con admiración a su esposa y nieta.

—Parece que la estás botando, compórtate Iván. —le riñó su abuela, pero era algo común, siempre peleaban en broma y es lo que más le gustaba a Mía del matrimonio de sus abuelos, que era el más puro que podía existir.

—Está bien, entonces iré bajando. —dijo Mía viendo a su abuelo y éste sonrió enternecido.

Sus padres la habían mandado a la casa de sus abuelos por el verano, ella se resistió al principio pero después aceptó ya que le encantaba pasar tiempo con ellos. Algo que aún le molestaba mucho era la idea de que Mike, su mejor amigo, estuviera disfrutando el verano con su novia Clara.

Siempre estuvo enamorada de él, pero nunca ha tenido las agallas para declarársele, pero más obvia no podía ser, incluso su propia madre lo sabía.

Mía se quedó parada en medio de las escaleras viendo las fotografías en dónde toda la familia estaba unida y aún no sabían lo que pasaría, aquel acontecimiento que marcaría sus vidas para siempre.

Ya estando en el tren de camino a casa, ella estaba muy pensativa. Y para qué mentir, sólo pensaba en Mike. Es lo que ha hecho todo el verano.

Él siempre fue su apoyo y siempre estuvo para ella, nunca lo notó pero poco a poco se fue ganando su corazón y no sólo cómo amigos. Mía era consciente que debía olvidarse de aquel sentimiento porque él sólo la veía cómo una pequeña hermana, aún recordaba aquel día.

—Sería una tontería ¿verdad? —Su voz se escuchaba ronca por la cantidad de alcohol ingerido.

—¿A qué te refieres? —Mía intentaba sostener su peso de lo ebrio que estaba pero que el chico fuera parte del equipo de fútbol no ayudaba mucho.

—Tú y yo, que tontería. —murmuró para sí mismo. Ella sabía lo que continuaba después de ésa frase, pero aún así lo quería escuchar de su boca.

—¿Por qué? —le costó terminar la oración pero lo hizo a duras penas.

—Porque eres cómo mi hermanita. —dijo Mike mientras abrazaba a Mía y dejaba todo su peso caer.

Ése día algo se rompió para ella, y no fue nada más ni nada menos que su corazón. Él la lastimó sin saberlo, pero éso no cambió el amor que siente por él.

—Disculpa, ¿Está ocupado? —dijo alguien a su lado. Mía giró su cabeza en dirección a aquella persona, y por la voz afeminada esperaba encontrar a una chica pero en su lugar era un chico con rasgos asiáticos.

—Hola, no está ocupado, puedes sentarte. —La pelirroja le sonrió educadamente y se apartó para que el chico se sentara a su lado.

Después de unos minutos de un incómodo silencio, Mía sintió un carraspeo a su lado proveniente de aquel chico.

—Mi nombre es Jhiam. —dijo alzando su mano hacia ella, al principio desconfío pero acabó aceptando su saludo estrechando su mano con la suya.

—Me llamo Mía, mucho gusto. —le sonrió amablemente y después de unos minutos se removió incómoda al sentirse acosada bajo la mirada del muchacho.

—Lo siento, no quise incomodarte, es que de dónde vengo no veo a muchas chicas como tú. —se pasó las manos por el cuello apenado.

—¿Cómo yo? —achicó los ojos y le preguntó ella con un tono de voz elevado. Por algún motivo no le sentó muy bien ése comentario.

—Oh no, por favor no me malinterpretes, me refiero a chicas pelirrojas. —dijo Jhiam alzando las manos en señal de arrepentimiento.

Ella entendió todo, estaba acostumbrada a todo tipo de comentarios respecto a su cabello, y es que no siempre ves a una chica pelirroja. Pero éso a Mía no le importaba, ella lucía su cabello con valentía y una actitud digna de admiración.

—Tranquilo, no pasa nada, al menos tú no me has insultado, éso es una ventaja. —se río para sí misma, el asiático se le quedó mirando curioso y cuándo Mía volvió a mirar hacia la ventanilla no se dió cuenta que la mirada del chico no era simple curiosidad, había algo más en ella.

—Me duelen los pies. —murmuró para sí misma la pelirroja mientras se estiraba.

Después de cinco horas de viaje llegó a su pueblo, su hogar. Se pasó la mitad del camino conociendo más sobre Jhiam, y era un chico muy especial.

Ella se levantó de puntas para ver si sus padres o algún conocido había ido a buscarla. Al parecer no había nadie, éso la desanimó un poco pero hizo lo posible por ocultarlo, y ella en éso era la mejor.

—¡Mía! —gritaron su nombre y ella se detuvo en seco al reconocer aquella voz.

Soltó sus maletas y fue corriendo a su dirección. No podía con tanta emoción y tampoco con su corazón latiendo desenfrenadamente.

—Estás aquí. —susurró cuándo por fin estuvo en sus brazos de nuevo, estaba en su casa. Le suplicó a su corazón que se calmara pero no lo podía evitar.

—Claro que sí enana, ¿Pensaste que te dejaría sola? —le dijo Mike mientras agarraba su cara y le plantaba un beso en la frente. Siempre lo odió por éso, nunca se daba cuenta de las consecuencias que tenían sus acciones.

—Tal vez, pero éso no importa, quiero ir a casa. —dijo tiernamente y es que él solía sacar aquel lado de ella sin notarlo.

—Está bien, vamos. —Él fue hasta dónde ella dejó sus maletas y le recriminó con la mirada por haberlas dejado botadas.

Ya en el auto el moreno pone la reproductora y empieza a sonar "Rich girl" de Gwen Stefani. Ellos se miraron mutuamente y sonrieron.

—If I were a rich girl. —cantó Mike a todo pulmón mientras simulaba un micrófono con su mano derecha y con la otra maneja.

—Look, I would have all the money in the world. —cantó Mía al igual que él y se rieron a carcajadas porque algunas cosas no cambiaban.

—¿Cómo te fue el verano? —preguntó la pelirroja esperando que no notara el doble sentido a sus palabras.

—Bueno... —No terminó la oración cuándo ya estaba huyendo de la mirada de ella—. Clara y yo terminamos. —susuró cómo si le costara decirlo.

En ése momento la chispa de esperanza se prendió dentro de Mía, ella sabía que no debería de sentirse tan bien con algo cómo éso. Debería estar apoyando a su mejor amigo.

—¿Cómo fue? ¿Estás bien? ¿Necesitas algo? —Las preguntas no podían parar de salir de su boca y todas ellas escondiendo su felicidad.

—Tranquila, estoy bien y no quiero hablar de éso ahora por favor, ya tengo suficiente con Samy. —le dijo viéndola divertido para después despeinar su cabello rojo con su mano libre.

Mía apartó su mano de un manotazo y no precisamente porque le molestara, al contrario.

Mike, si tan sólo supieras lo que siente Mía por tí todo sería tan diferente...

—¡Mamá! —gritó ella esperando escuchar alguna voz pero no hubo resultados—. ¡Papá! —volvió a intentar pero tampoco hubo respuestas, dedujo que no habría nadie, algo raro ya que siempre algún miembro de su familia rondaba por ahí.

Subió a su habitación y le llenó un sentimiento de nostalgia al haber estado tan lejos de su familia, su habitación, tan lejos de todo.

Se tiró sobre su cama y gimió de satisfacción al sentir el suave colchón en el que pasó toda su infancia. Se quedó mirando al techo pensando en la conversación con Mike de camino.

Le sorprendía que él y su novia hayan terminado, pero la ponía muy feliz. Ésa chica Clara, nunca le cayó bien y no porque estuviera con su mejor amigo, talvez un poco sí, pero más porque ella era... ¿Cómo decirlo de una buena forma? Era una perra.

Y muchas personas lo afirmaban, siempre trató mal a todos y a Mía siempre le hacía comentarios hirientes sobre su cabello o físico. Obviamente todo éso a espaldas de su mejor amigo, el chico creía que era perfecta.

Cada vez que lo escuchaba repetir lo mucho que la quería, un sentimiento de rabia crecía en su interior y éso la molestaba mucho. Por más que quisiera no podía evitar que su corazón se acelerace cada vez que lo viera o pensar que en cualquier momento le saldría del pecho.

Nunca se había enamorado y cuándo se dió cuenta de lo que sentía sabía que por fin había conocido aquél sentimiento. Pero maldecía ése día porque le arruinó la vida al verse en la posición de escoger, su amistad de años con un chico maravilloso, o escuchar a su corazón sabiendo que sus sentimientos no eran correspondidos y probablemente acabaría con algo tan bonito cómo lo de ellos.

Así que no, ella decidió enterrar sus sentimientos bajo llave. A veces le gustaba pensar que en un futuro ellos estarían riendo recordando los viejos tiempos y todo sólo será una anécdota que contarle a sus hijos, pero no era más que un sueño.

—¡¿Mía!? —La pelirroja se exaltó al escuchar aquel grito proveniente de su baño. Su madre acababa de salir por él con sólo una toalla puesta.

—¿Mía? —repitío su padre saliendo detrás de su mamá, estando también en una toalla y sin darse cuenta de la presencia de su hija en el cuarto.

Levantó la mirada y parecía por fin darse cuenta del escenario. Su hija con la cara pálida y los ojos abiertos a más no poder, él y su esposa saliendo de su baño con sólo toallas tapando sus cuerpos desnudos.

—¡Mamá! ¡Papá! ¡Por favor! —Los gritos de la chica no se hacían esperar. ¿Y cómo no?.

—Hija cálmate, no es lo que estás pensando. —dijo su padre en un intento de calmarla y asegurándose que la toalla estuviera bien sujeta. Ella estaba dando vueltas en su lugar y teniendo arcadas por cada imagen que pasaba por su mente.

—Leonard cariño, Mía no es una niña. —Su esposa posó una mano sobre su hombro y acto seguido comentó—: Hija, no creo que haga falta decir lo que hacíamos ¿Verdad? —su madre le dijo con voz dulce y ésa fue la gota que derramó el vaso.

—¡¿Están locos!? ¡¿En mi habitación!? ¡¿En mi baño!? —dijo elevando la voz a tal punto que sentía su garganta arder.

Lo que hacían le molestaba mucho porque no era la primera vez. Tenían el mal hábito de que cuándo su hija no estuviera en casa escabullirse en su habitación, cómo si no tuvieran la suya propia

—Hija cálmate, primero no hay necesidad de gritar, y segundo no hemos hecho nada malo. La ducha se averió y no tuvimos otra opción que usar la tuya. —Su padre que hasta entonces fue un espectador mencionó con voz calmada mientras se acercó a su hija y le besaba la cabeza.

—¿Ves cómo todo está bien? Ahora dale un abrazo a tu madre que no la viste en todo el verano. —Su madre extendió los brazos y al verla tan dispuesta su enojo se dispersó y fue rápido hacia Martha, su mamá.

Leonard aprovechó y se unió al abrazo grupal apretujando a su esposa e hija.

—Estoy feliz de estar en casa de nuevo. —dijo en un susurro sintiendo la sinceridad de sus palabras calar en su pecho—. Pero no se me olvida que todavía están en toalla. —se rieron y se apretaron más, cómo la familia feliz que eran.

Lástima que ella no sabía lo que acontecía, no estaba preparada para éso.

¡Hola a todos!

Muchísimas gracias por seguir aquí conmigo y gracias por darle una oportunidad a la historia 🤍

Cómo ven es un capítulo (muy) largo, y es que quise terminar la primera fase, que es alcanzar el hito de 2.000 palabras, y cómo ven lo hice.

Me gusta mucho escribir ésta historia ya que es cómo un pequeño desafío porque no estoy acostumbrada a escribir sobre éste género, pero me está gustando el resultado, espero que a ustedes también 🙈

Algo que me dí cuenta fue que repetí muchas veces Mía (creo yo) incluso me llegué a decir en algún momento que ya se debían saber su nombre de memoria 🤣

¿Qué les pareció Mía?

¿Y Mike?

¿Ustedes que hubieran hecho si estuvieran en la situación de Mía? (sí, lo estoy repitiendo de nuevo)

Espero verlos en el próximo capítulo 🥲 y rezemos para que No quiero que seamos un cliché pase a la siguiente fase (o algo así, admito que aún no entiendo mucho cómo es éso)

Si notan algún error no se corten de decírmelo, éso me ayuda a crecer más cómo (intento de) escritora 😸

Me encanta que dejen sus votos y comentarios y siempre me encargaré de responder cada uno de ellos. Los estaré leyendo ✨

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top