ya no lo sé...

Seung estaba en su casa simplemente sin saber que hacer.

Se sentía estupido.

Se sentía completamente perdido.

Había visto a Phichit con sus ojos rojos y completamente desesperado por saber de su amigo, era obvio que había llorado y mucho.

Sin pensarlo dos veces se aprovechó del poder su apellido y logro que en el aeropuerto le dieran información clasificada, rompiendo todas las reglas de protección y confidencialidad de los usuarios.

Le dijeron el vuelo que había tomado el japonés y su destino, él lo hizo ver como una coincidencia el saber a dónde había ido el chico y se lo dijo al moreno.

Este simplemente lo abrazó y prometió recompensar lo, se fue corriendo y supo que esa información se la daría a alguien más, era suficiente para iniciar la búsqueda del japonés.

No lo vio el resto del día y solo se preguntaba una y otra vez ¿porque lo había ayudado tanto?

Pero si hasta se había aprovechado de la influencia de su nombre para romper las reglas de un aeropuerto e investigar a cierto joven.

¿en qué se había convertido?

Todo lo había hecho para no ver el rostro triste del moreno, todo con tal de que no llorara más.

¿Pero que mierda le pasaba?

Por la noche recibió la visita de un candente tailandés que le había regalado una noche increíble.

Más que increíble.

Estaba insaciable y él mismo no se reconocía.

Toda la noche la usaron para jugar de manera muy intensa.

Y con un carajo, que el hecho de que ese moreno se la pasará diciéndole Papi, que era un niño travieso y que merecía un castigo, lo puso como loco, como animal en celo, marcando cada centímetro de suave piel.

Eso había sido mil veces mejores que un agradecimiento.

Esa mañana no quería levantarse, pero Phichit aún con su dolor de caderas tenía que ir a casa a ocuparse de sus hijos.

Con pesar se levantó y lo despidió en la puerta con muchos besos y sin ganas de soltarlo.

Al cerrar la puerta, algo lo golpeó con fuerza, se sintió como un balde de agua fría caer en su rostro, se sintió despartar.

Se sentó en su sala y comenzó a recapacitar.

Hacía mucho que no mencionaba a Guang, que no lo veía y que no lo llamaba, de manera acosadora.

Desde la primera vez con el moreno nadie más entro en su cama, absolutamente nadie.

Había llorado y mostrado su lado más débil y vulnerable, ese que nisiquiera Guang conocía y eso que era su mejor amigo desde niños.

Lo había hecho de tantas maneras y posturas con el taliandes que era extraño que aún no se aburriera de él.

Había dejado de salir al bar donde encontraba buenas chicos para follar una noche y no verlos nunca más.

En ocasiones se portaba infantil y no deseaba que su amante se fuera por la mañana, quería más, más tiempo a su lado.

Se llevó las manos a su cabello y se lo jalo fuerte, ¿qué mierda le pasaba?

Nunca hizo tanto por su amigo de la infancia, y ahora lo hacia todo, todo y más, por ese chico.

Se levantó y se fue a la cama sin importar que hubiera rastros de la noche anterior, hundió su cara en la almohada y la apretó fuerte, aspiro el aroma y se levantó de golpe, el aroma de Phichit estaba en su cama, en esa almohada.

Estaba asustado de él mismo.

Se levantó camino al ropero para sacar ropa y darse un largo baño y pensar con la cabeza fría, pero, un par de prendas que no eran suyas le hacían estar aún más desesperado, como no lo había notado antes.

No, no, no, no, no, no, no, no, no, no podía estar interesado en él, solo era que le gustaba el sexo, si, solo eso.

Llamo a su amigo y se metió a bañar.



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Por la mañana Yuuri estaba aún muy triste, Yuri traba de animarlo.

Desayunaron juntos y hablaron más sobre lo que fallaba en su relación.

Escucharon atentos al contrario sobre sus miedos y celos.

Ambos estubieron de acuerdo en llevar las cosas lentamente y no dejar que terceras personas destruyeran su relación.

Acordaron darse más tiempo para estar solos.

Por la tarde fueron a casa de los padres del japonés y todo el ambiente estaba tenso.

La señora Hiroko se la pasaba la mayor parte del día en cama solo pasaba unos pocos minutos sentada en la sala cuado su hijo la visitaba, su esposo se la pasaba atendiendola por si se sentía mal.

Mari traba de hablar de la escuela, amigas, alguna nueva banda de moda, todo lo que relajara el ambiente sin mucho éxito.

Yuuri hablaba muy poco y solo preguntaba si le doctor había dicho algo nuevo.

Los minutos pasaban, la señora comenzó a toser y la llevaron a su habitación, su esposo estubo a su lado, Yuuri solo miraba desde el marco de la puerta de la habitación, no soporto más, se dió la vuelta y se dirigió a la salida, el rubio solo lo siguió, Mari solo murmuró una súplica, que se quedará.

Para ninguno era fácil.

Ya en ese pequeño apartamento lloro, lloro porque no sabía cómo actuar, que hacer, le dolía, pese a todo lo ocurrido eran sus padres y su madre sufría mucho y él no podía hacer nada.

Yurio lo abrazó, contuvo su llanto, no dijo nada, no sabía que decir era claro que esa familia estaba estancada en algo muy doloroso.

Tenía que cambiar algo o simplemente lo inevitable pasaría y todo sería peor para todos.

No regresaron ese día, simplemente se la pasaron en ese lugar con ese chico sufriendo y sin poder hacer algo.

Yura no sabía cómo sacarlo de ese estado de deprecion.

Pero algo tenía que hacer.

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Al siguiente día todo lo haría diferente, desde que llegaron de vista, se presentó como su novio ya que no lo hizo el día anterior, hablo de su carrera, de sus estudios, de sus logros, de como conoció a Yuuri de algunas historias de Yuri como modelo, enseño algunas fotos que el japonés el cual no sabía que tenía.

Mari fue muy coperativa, preguntado más y más y el ambiente fue más ameno.

Se quedaron a comer por insistencia del rubio y por primera vez ninguno se sintió forzado a sonreír, porque realmente estaban disfrutando esa visita.

La señora reía y se mostraba feliz de conocer más sobre la vida de su hijo, le hacía bien saber que tenía muchos amigos, que estudiaba y que la vida le había dado buenas oportunidades, ella tenía miedo que volviera a estar solo en la calle y sin apoyo, pero además de ser fuerte y tener un hogar y poder estudiar, tenía a ese joven que se notaba lo mucho que lo amaba por sus miradas.

Se iría en paz al saber que su hijo era feliz y tenía quien lo amara tanto.

Se sintió cansada y la llevaron a la cama pero aún en su habitación todos la rodearon y le contaron más historias que solo la hacían ser más dichosa.

El rubio había conseguido quedarse una revista donde su novio era modelo y la había llevado al viaje para verlo al menos en fotos por si no lo encontraba, así que no dudó en mostrársela a la señora, se la obsequio sin que su novio se diera cuenta, un pequeño secreto que la hizo aún más feliz.

Antes de darse cuenta ya era de noche, por primera vez paso muchas horas  en ese lugar pero aún con dolor Yuuri no acepto quedarse en ese lugar.

No sabían si le quedaban días, semanas o meses pero Yuuri no se iba a ir de ese lugar aún si eso significaba perder un año de estudio.

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Bueno Seung ya está reconociendo lo que siente....

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