soluciones

Mari parecía más calmada pero aún me tenía una enorme tristeza en su mirada, su amigo rubio de mechon rojo la ayudaba a no sentirse tan desamparada e intentaba hacerla reír, incluso contarle cuentos divertidos antes de dormir, lo cual ayudo mucho.

Yurio podía entonces colarse a la habitación de su amado y abrazarlo y besarlo cada noche y cada mañana.

El pelinegro sentía que su hermana estaba destrozada y que él no podía ayudar, claro que se sentía de igual forma, o tal vez no tanto como ella, pero en definitiva estaba sufriendo.

El rubio a su lado le recordaba que no estaba solo y le robaba el aliento cada que él se sumía en su negatividad y su baja autoestima.

Esa noche especialmente se dedicó a darle besos en su nuca baja, retirando un poco su playera para besar más piel.

Y es que su ruso no sabía lo mucho que eso lo ponía o acaso solo quería burlarse de él, al reaccionar ante simples besos.

- te amo - dijo él rubio con su voz gruesa y gentil en su oído.

- ahh - no emito soltar un pequeño altiro de placer ante tal acción.

- quieres que te dé un masaje - ofreció con segundas intenciones.

- sino....ahh...yo - inclinó su cabeza hacia atrás sobre el hombro de su amado y lo miro a los ojos con amor y un brillo nuevo para el rubio.

- de verdad que se que este no es momento, pero encerio creo que mereces un poco de desahogo - no sabía, en verdad que no sabía si lo que dijo lo dijo con el fin del calmar al pelinegro o si mismo, como si nesecitaba una excusa antes de tocarlo.

- mmm - acintio levemente para dar su aprobación.

Entonces el ruso se acomodó mejor, para estar de frente y empezar a quitarle la ropa lentamente mientras lo besaba con dulzura.

Entre pequeños beso también el pelinegro aprovechaba de quitar la piyama a su amado, con movimientos lentos.

Parecía que ninguno quería arruinar el momento tan íntimo al hacer algo extraño o fuera de lugar.

Los pequeños besos se hicieron más largos y profundos a medido que quedaban completamente expuestos al contrario.

Y aunque lo ubieran echo antes, se sentía diferente, más íntimo, más importante, más dulce.

Yurio se dió tiempo de besar su cuello, lamer su pecho, chupar sus pezones hasts tenerlos rosaditos y duros, beso sus caderas y también esas piernas que tanto le gustaban.

No tenía porque apresurar nada solo quería brindar placer a su pareja y vaya que lo estaba logrando.

Yuuri amaba esa parte dulce y cariñosa que pocos conocían del rubio, ante todos era un gruñón pero a su lado era todo un amor, amaba sentirse a punto de explotar, con electricidad recorriendo sus venas y saber que todo eso era ocasionado por la persona que más ambas en el mundo.

Exceptuando a su hermana, pero claro que el sentimiento era muy diferente.

Yura lo hacía visitar el cielo y el infierno con tan solo un beso.

Y ahí estaba dispuesto a volar entre las llamas de un cielo arriendo como el infierno.

Tomo el rostro de su amado antes que empezará a hacerle un oral, que seguro amaría y lo guió hasta besarse.

Luego del beso tierno tomo la mano de su novio y este pensó que  era lo más lejos que iban a llegar esa noche, pero se sorprendió al ver como luego de un beso en el dorso de su mano empezó a chupar uno de sus dedos y luego dos.

Sin aparatar la mirada dejo de meter esos dedos a su boca pero siguió pasando su lengua por ellos, había una clara invitación en eso y sería estúpido, muy estúpido rechazarla.

Entonces con su aprobación e identificando que el brillo en sus ojos era lujuria pura, llevo el primer dígito a su estrecha entrada.

Ambos miembros se rosaban por la cercanía, con suspiros el japonés demostraba lo placentero del acto, entonces un segundo dedo lo penetro y esta vez con más fuerza dejo salir sus suspiros y gemidos queditos.

Sus lenguas se encontraron en un beso sucio demandante en el que el pelinegro no noto como un tercer dedo era empujado con fuerza en su interior.

Su pensamiento estaba nublado y apenas podía respirar.

Todo era tan nuevo, exitante y temía volverse un loco, un adicto.

Y tal vez así sería, porque de apoco ya no era suficiente, su miembro se rosaba con el contrario, su entrada estaba más que abierta, pero el rubio seguía besándolo o dejando marcas.

Quería más, lo nesecitaba.

- ya casi - murmuró el rubio al ver como palpitaba el pene ya duro y con líquido preseminal de su amante.

- quiero más - gimió sobre la cabellera rubia, dejando la vergüenza a un lado.

- haré que te corras así - dijo tratando de ignorar lo antes dicho.

- no ahhh...yo...yo...quiero venirme con...ahhhhh...el tuyo dentro.

- ah - iba a ignorar, iba a ignorar, iba a ignorar eso, porque no era posible que su lindo y tierno cerdito le dijera eso.

- YURA TE QUIERO DENTRO - gimió bien fuerte sin importarle si llegaba a despertar a alguien.

- mierda - adiós autocontrol, saco sus dedos, separó muy bien sus piernas y dudo solo un segundo, porque la duda se fue cuándo miro esa entrada contrayéndose e invitando a entrar y el no era de pierda, aunque se sentía tan duro como una.

Así que metió la punta y ver la expresión de total luguria en su japonés lo invito a seguir, lento, milímetro a milímetro.

Yuuri no pudo evitar gemir fuerte cuando solo iban por la mitad, dolía, sus ojos se llenaban de lágrimas, dolía mucho.

Entonces en un momento de lucidez, el ruso pensó que había echo mal, muy mal, era la primera vez después de todo.

Le dijo a su novio que lo amaba y antes de que este respondiera lo penetro de un solo golpe hasta quedar componente dentro.

Se recostó sin aplastarlo y le dió muchos besos, si en definitiva era mejor hacerlo de una y solo esperar al que el dolor pasará que hacerlo lento y aún más doloroso.

Luego de unos minutos llenos de besos y palabras cariñosas empezó un canción de sinfonía con sus gemidos y gruñidos.

El ruso era grande y llegaba a tocar su próstata en cada embestida y no podía negar que eso le encantaba.

Entre cada embestida Yura no deja de pensar en lo afortunado que era por tener en su vida a alguien tan precioso a su lado y no pensaba dejarlo a nadie más.

Terminaron en un gemido gritando el nombre contrario, canasados y exhaustos, se dedicaron a besarse y darse cariños.

El rubio queria una segunda ronda y otra posición pero el japonés estaba ya noqueado, en definitiva iba a trabajar su resistencia, sin saber que eso sería algo perjudica para él a futuro.

.

Solo se quedaron algunos días, muy a pesar de que Hatseru era un lugar hermoso, dentro de esa casa había recuerdos de la familia, pero era todo muy extraño, así que Mari y Yuuri eligieron mejor regresar a Rusia y donde ambos tenían recuerdos.

Yu-topia solo guardaba recuerdos de los padres fallecidos y un bebé, perdido.

Ninguno reconocía ese lugar como su hogar y era mejor irse y preservar todo ese lugar intacto, por lo menos para honrar la memoria de sus padres.

Todos los amigos los acompañarían de regreso.

Mari era la más afectada y aunque Minami no se separaba de ella un solo momento, aún así era clara su tristeza.

Yurio en cambio lograba hacer que su amado no se deprimiera tanto con besos y caricias subidas de tono cada que podía.

Todos se alogaron en la mansión pues estaban ahí para darles ánimos no de vacaciones.

Las tonterías de JJ a Isabell sin saberlo controlar del todo, a un Guang pegado a Leo cómo koala, a Phichit con sus hijos, a Mila queriendo hacer cambios de imagen a todo el mundo, era difícil permanecer triste o indiferente.

Mari se preguntaba si estaban locos o solo querían hacerlos sentir mejor, aunque lo más probable es que si, estubieran locos de remate.

Por fin una sonrisa adorno su rostro, su hermano tenía muy buenos amigos.

Y bueno ella tenía amigas, o eso pensaba la verdad al iniciar el el colegio para señoritas todas eran de dinero y pocas tenían real interés en tener amigas y en la preparatoria mixta que ingreso ese año, todas querían ser sus amigas por ser alguien de clase alta y buena familia, no tenía amigas realmente.

Y a Minami, a este simplemente lo veía como algo más...

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Perdonen la espera, estoy media estancada....

No veo el final....

Me falta inspiración.....

Pero creo que me falta rellenar varios espacios antes de eso....

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