la fiesta
Fue toda una proesa el no contarle sobre la fiesta a su bello angel gruñón, nunca era bueno para decir mentiras, menos a Micky.
Sospechaba que Sala sabía algo sobre la sorpresa pero igual no dijo nada y actuaba como totalmente normal.
La fiesta sería en el departamento que compartía con el moreno, pues así solo habia que adornar todo, preparar la comida y las botanas y claro llevar al invitado de honor.
Micky no tenía muchos amigos y Sala pese a ser hermosa y popular, no tenía tantas amistades como se pensaría.
Así que no sería una fiesta enorme.
O eso pesaban.
La verdad es que la sola mención de una fiesta hace que lleguen invitados que no fueron invitados.
Y la pequeña fiesta termino en una enorme.
A pesar de todo Michelle parecía divertido al ver las tonterías que hacían muchos con un alto nivel de alcohol en sus venas.
Porque nunca faltaba el invitado que llevaba muchas bebidas alcohólicas.
Aún no era tan noche pero ya muchos estaban cometiendo locuras.
Cómo encerrarse en armarios para jugar un juego algo bobo con un nombre algo tonto, 7 minutos en el paraíso, era un juego de niños, usado más que nada en pubertos queriendo dar su primer beso.
Nada acordé a universitarios que ya conocían bien el placer del sexo.
Las habitaciones estaban cerradas con llave y aún así las parejas querían entrar.
Phichit se mostraba molesto por tantas personas en su departamento, una cosa era ir a fiestas de algún desconocido y otra era que su casa fuera allanada.
A dónde mirara había algo que involuntariamente lo hacía sonreír, incluso ese manojo de nervios a su lado, solo esperaba que su regalo no fuera algo que lo hiciera avergonzarse como en sus anteriores cumpleaños.
- lo siento, no se quién invitó a tanta gente, solo iba a ser algo para los amigos - tenía miedo de que el invitado de honor se fuera molesto.
- el solo echo de pronunciar la palabra fiesta, hace que lleguen los no invitados - pese a disfrutar el momento, su cara no reflejaba ninguna emoción.
- lo siento - alguien debió escuchar y pasó la voz, ocaciono ese desastre - quieres ir a mi habitación.
- mmmm - aunque disfrutaba estar ahí, decidió seguirlo - ok.
- vamos - caminaron entre los chicos que bailban en la sala para ir a la habitación, uso la llave para abrir y poder darle su regalo con un poco de paz - yo quiero - saco una cajita de su mesita y se la entrego - Feliz cumpleaños.
- gracias - la tomó extañado por la pequeña caja, si ese hombre siempre le daba algo enorme y ahora....ahora....bueno igual podía ser dinero, una tarjeta de crédito, talvez un pasaje para unas vacaciones sin fecha doblado para entrar en esa cajita, o tal vez era algo insignificante al igual que el amor que le tenía ahora.
- la vas a abrir - le animo nervio, pues nunca sus regalos eran suficientes ni siendo enormes, o costosos.
- si..... gracias - repitió para darse ánimos y abrió el regalo, se quedó mirándolo un buen rato sin decir nada.
- ¿te gusta? - trato de acercarse para ver lo que pasaba.
- es... - tomo el llavero en sus manos y tiro la caja sin cuidado alguno.
- ¿te gusta? - pregunto de nuevo al no tener respuesta.
- si - era un lindo llavero de Pikachu con diamantes y una pequeña plaquita con su nombre, definitivamente era el mejor regalo te todos, pese a que nunca lo demostró siempre aprecio sus regalos y la mayoría los conservó hasta la fecha, pero este era diferente era algo que podía llevar siempre consigo y con la excusa de que solo era por ser su personaje favorito, era perfecto - gracias - sonrió feliz y está vez demostrando lo que sentía.
- te amo - las palabras escaparaon de boca al verlo sonreír genuinamente..
- yo....yo.... - no sabía no que responder pues en su mente Emilie estaba interesado en el tailandés.
- ohhhh perdón - una pareja justo abrio la puerta interumpiendo - les falta mucho - mejor serró la puerta para seguir buscando otro lugar a donde llevar a la chica.
Con el momento completamente roto decidieron salir e ir a la fiesta con los demás y cerrar bien ese cuarto.
.
.
.
Yurio se separó un momento, solo un segundo para ir por refresco para su lindo japonés que brillaba entre esos simples chicos, pero al regresar ya no lo vio, lo busco sin poder encontrarlo.
Momentos antes un apuesto hombre de cabello plateado había entrado y llevado a la chico a otro lado para hablar tranquilamente.
- habla Víctor - lo animo pues no estaba del todo seguro que su esposo estubiera de acuerdo en dejarlos a ellos dos solos aunque fuese un minuto.
- ¿cómo has estado?
- eso pudiste preguntarlo dentro de la fiesta pero dijiste que era algo importante - se había dejado arrastrar a las escaleras de incendio para hablar más tranquilos y ahora se arrepentía.
- tienes razón no era eso, pero si me interesa saber que estás bien, tú, tu hermana, incluso mi primo.
- estamos muy bien, felices.
- me alegro en verdad lo hago, yo no vengo a molestar es solo que quiero hablar y bueno....perdí a mi mejor amigo o al que creía que lo era....sabes que dieron con ellos y están pagando sus crímenes en la cárcel.
- no me interesa.
- yo....el abuelo solo me diría idiota y mis padres apenas me hablan y solo de trabajo amm - suspiro, el japonés seguía mirándolo para instarlo a hablar - digamos que me veo con alguien pero no es una relación, no me gusta, detesto el simple echo de verlo pero no ha sido solo un encuentro, han sido varios y yo....
- es enserio - le iba a pedir consejos a él, presisamente a él, era broma, no, no lo era por el tono de su voz y su mirada - ¿pero te gusta?
- no - la respuesta fue instantánea, solo de pensarlo, definitivamente no.
- ¿tu lo buscas o él a ti?
- es más por coincidencia.
- ¿cuántas veces a pasado esa coincidencia?
- muy poco, solo fué co...como dos....tres... Pfff ni lo recuerdo bien.
- seguro - encaro una ceja.
- más de 10 veces, ok, no puedo evitarlo, las primeras veces fue culpa del alcohol y luego empezaron los encuentros casuales por culpa del trabajo reuniones de activos y socios, futuros negocios, empresas nuevas y nos encontramos, trate de ignóralo y al final acaba en su cama, pero es un estúpido, no merece mi atención y aún así....la última vez fue hace un par de días, nos encontramos en un evento de caridad y abandonamos el lugar apenas nos vimos para....para....ahhh me doy asco.
- yo creo que te gusta.
- es tipo odioso, descuidado, tendrá dinero pero no clase, es más bajó que yo, no disfruta del buen arte, no sabe lo que es detenerse y la música que escucha no es la gran cosa como él piensa.
- pero han hablado sobre su "no relación" - hizo comillas en las última palabras.
- claro que no, solo es algo carnal, pero quiero detenerme, yo no soy así, pero al verlo, su sonrisa sádica me invita a seguirlo y pues pasa.
- si no lo quieres, entonces déjalo, o... - hizo una pausa.
- porque creo que no me va a gustar lo que vas a decir.
- si sigues ese juego podrías terminar enamorado o el de tí y alguno de los dos podría resultar herido, habla con él antes que esto se vuelva aún más grande.
- no sabría cómo hacerlo, tampoco tengo su número...
- ¿estás dispuesto a enamórate de él?
- sería la cosa más estúpida que podría hacer.
- pero en el amor no se manda, yo creo que te gusta y no quieres admitirlo, menos admitiras cuando sea amor.
- eso no....
- cómo estás tan seguro Victor, cres que eres inmune o porque....
- somos muy diferentes, demaciado.
- Yurio y yo también, estudiamos carreras diferentes, le gustan los gatos a mi los perros, me gusta leer él prefiere la música, somos dos polos opuestos y nos amamos, eso no es impedimento, al contrario puede ser la parte que falta, tu otra mitad, todo lo que me acabas de decir, si no te importara no sabrías que música le gusta ni sus nulos gustos de arte, no sabrías nada de él.
- pero, no...
- te gusta y entre más rápido lo admitas más fácil vas a encontrar una solución a esto.
- no me gusta - se dió la vuelta molesto dispuesto a irse.
- no, te encanta - afirmó - solo escuchar la manera en que hablas de él - Victor no soporto escuchar sus verdades y se fue corriendo.
- porque todos te buscan para pedirte consejos - salió de una esquina su amado.
- porque tengo mucha suerte - se acercó a su marido y lo beso.
A pesar de que ahora el platinado ya no era una amenaza, igualmente corrió a buscarlos en cuanto escucho a ciertos invitados hablar sobre un hermoso hombre de cabello plateado.
No dejaba de celar a su amado.
Y se quedó escuchando la conversación solo para asegurarse de que no intentará nada con su japonés.
Ahora estaba más tranquilo.
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Perdón por la tardanza....
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