celos, para nada
Mila era muy efusiva hablaba de su día y algo sobre apuestas que cobraría a todo su salón, relataba tantas cosas que el pobre Japonés apenas lograba entender una décima parte.
No podía decir que era incómodo llevar una belleza del brazo, pero literalmente él estaba siendo arrastrado por ella a la cafetería, normalmente comía su almuerzo solo, en la azotea, en un rincón o cerca de la biblioteca para ir a leer luego del almuerzo.
El simple echo de ir a algún lugar lleno de gente era algo que simplemente lo intimidaba.
Mila mantenía un firme agarre, pero de un momento a otro ya estaba libre y una cabellera rubia apareció en su campo de visión.
Con destreza gatuna y una mirada fiera retiro el agarre de la pelirroja que se decía su amiga del pelinegro que aún no sabía bien que era.
- es como una garrapata, si le permites esto ya nunca va a soltarte - le dijo a Yuuri con molestia cargada en su voz.
- ara, ara, no estaba haciendo nada malo - se defendió la chica con una sonrisa, colocando sus manos en su espalda, aunque ella sabía bien lo que ocurría.
- vamos - golpeó el hombro del callado para insitarlo a caminar.
Mila quería saber detalles de las fotografías pero Yurio no dijo nada, esperaría hasta tener los resultados del concurso.
Llegaron a la cafetería, pidieron su comida y se sentaron en una mesa solos, a pesar de tanta gente y tanto ruido Yuuri estaba cómodo con ellos, no lograba entender del todo los gritos y los insultos, supuso que era cosa de mejores amigos.
Él nunca tubo un mejor amigo.
Él no podía entender esa clase de relación.
Le daba envidia y a la vez nostalgia, quizás si seguia con Minami un día llegarían a ser tan íntimos como ese par.
Pero no sé arrepentía de nada.
Tenía su meta muy clara, no iba a desistir en su sueño.
Mucho tiempo se cuestionó que deseaba hacer, pero encontró la respuesta en su memoria, esos años en los que vivía en la basura junto a su padre, siempre quiso cuidar a los animales, un caniche en especial que nombró Vichan pero murió, no supo la causa ni la razón por la que pasó, tal vez era de desnutrición o de alguna bacteria al vivir entre basura, pero ese día supo que quería ayudar a los animales.
Vichan no era su mascota era un simple perrito que vagaba solo y sin dueño, pero él no podía cuidarlo aún así jugaba con el cuando podía, le dolió mucho perderlo, lloro mucho tiempo por su muerte.
Si un cachorro puede darle cariño y amor a una persona triste, entonces él sería el mejor veterinario, cuidaría las mascotas que las personas pondrían en sus manos y les daría otra oportunidad de vivir y hacer feliz a alguien.
Tan metido estaba en su mente que no noto la presencia de otro chico.
- mi amigo Yuuri - gritó desde otro lado de la cafetería pero en pocos segundos ya estaba abrazado al nombrado.
- Phich.... Phichit - apenas salió de sus recuerdos para prestar atención a lo sucedido.
- ¿qué quieres aquí? - se levantó el rubio para quitarlo del pelinegro que claramente estaba incomodó.
- vengo a comer, obvio - soltó al chico y se dispuso a comer - ya envié las fotos Yuri, todo quedó grandioso - le guiño el ojo.
- no puedo creerlo, Yurio has aceptado ser su modelo - chillo feliz la única chica de la mesa.
- no fue fácil combenserle - se guiro a la pelirroja - tenía más prospectos pero Yuri es único, simplemente ganaré con él.
- te equivocas, yo ganaré - lo reto el rubio con la mirada y algo de enojó, esperando no se le fuera la lengua al moreno.
- me encantaría ver sus trabajos - rompió el tensó ambiente con su linda voz, sin ser consiente de lo que ocacionaba.
- Yurio más te vale cuidar de este sol - el rubio solo acintio pero sin verla.
- ¿Yurio? - cuestionó aún embobado por la sonrisa del japonés.
- verás Phichit ambos son Yuris así que es confuso por eso es que ha sido rebautizado nuestro rubio y ahora es Yurio.
- yo nunca acepte eso, cambienle el nombre a él - lo señaló y se enojo de verlo comer ignorando los gritos, gritos que todos en la cafetería escuchaban.
- Yurio es perfecto para él - le dijo Phichit completamente de acuerdo en eso.
Mientras cierto rubio gritaba mil cosas terminaron de comer y cada uno regresó a sus clases.
Antes de entrar a su clase fue tomado del brazo, paro al instante para saber quién le detenía, no fue mucha su sorpresa de ver al rubio, pues lo sintió seguirle desde hace rato.
- Yura - trato de ocultar sus mejillas rojas pero era inevitable.
- no entiendo - cuestionó sin entender del todo ese momento.
- puedes llamarme Yura, me molesta eso de Yurio - confeso sin más ánimos de discutir por lo mismo.
- en serio puedo - no estaba seguro de que era una pregunta.
- ese par de locos no se detendran con lo de Yurio, pero tú si puedes llamarme Yura, así solía desirme un buen amigo - se ruborizó al confesar eso.
- entonces Yura, un día podría ver tus trabajos - eso no lo respondió en el almuerzo y realmente estaba interesado en ver su trabajo.
- cuando gane el concurso te mostraré mis antiguos trabajos y te van a encantar - aseguro con una sonrisa enorme.
- estoy seguro - sonrió igual - ahora iré a clases - se despidió y cada uno siguió su camino.
Fue a penas un momento, un par de minutos, pero fueron especiales de algún modo algo comenzaba a romperse.
Tal vez una capa de hielo comenzaba a derretirse o quizás algún candado comenzaba a abrirse, tal vez solo eran dos almas reconociendo se en un mar inmenso.
Sea como sea ese momento de ambos dió el primer paso a algo más.
- ya fui tu modelo ahora te toca a ti - le comento justo al alcanzarlo par ir a su clase juntos.
- mira Yurio si llego de un día para otro y le ofresco ser compañeros se va a negar, por muchas razones, no nos conocemos el uno al otro para tener una convivencia diaria.
- ese no es mi maldito problema ya hasta mandaste las fotos no te puedes retractar de esto Phichit.
- no lo haré en primer lugar porque me parece interesante y muy agradable, pero es tímido y no creo que ahora el acepte, esperaré el momento justo...
- adelantalo - exigió molesto.
- si lo hago me rechazará inmediatamente y eso sería malo para los tres, yo te debería una grande, tu me odiarias y él no confiaría más en mi buena intención de ser su amigo.
- y solo su amigo - puntualizó el rubio, dejando muy claro lo único que podía ofrecer al japonés.
- esperaré el momento y lo adelantaré si sigue así de tímido, yo cumplo mis promesas - le recordó con fingido dolor, pues nunca le quedó mal a ningún amigo - pero aprovecha este tiempo y llévalo a casa...
- que jodido te piensas que eres para darme consejos yo sé qué hacer, y no te nesecito para nada - se alejó molesto para sentarse en su aciento e ignorarlo por completo.
Ni que el grandioso Yuri Plisetsky nesecitara de tontos consejos para coquetear con alguien, no señor, él era lo suficientemente seguro de si mismo para ir por quien le gustaba.
Y no era ningún tsundre que lo negara, le gustaba Yuuri, con su timidez, sus mejillas regordetas y rojas, con lo despistado que podía ser, con lo sensual que era sin saberlo, le gustaba todo, pero todo de él, en especial ese redondo y lindo tracero que se gastaba.
Por eso dejaba muy claras sus intenciones, sus amigos podían hablarle pero ninguno tenía derecho de coquetear, más que él.
Le indignaba que su amiga estubiera ganando dinero a costa de su japonés, también esos guiños y las sonrisas de su enemigo de clases al pelinegro que solo se sonrrojaba ante todo.
Tan deseperante que le daban ganas de colgarle un letrero enorme que remarcara "tiene dueño."
Pero no eran celos, él no se consideraba celoso, no, como celar a alguien que aún no era su novio, tonterías, él no era celoso.
Se mentía a sí mismo.
La rutina de Yuuri comenzó a cambiar con la llegada de sus amigos.
Mila lo arrastraba cada que podía colgada de su brazo pero a cambio de eso ella le daba libros, su primo intento por dos años estudiar para veterinario pero desistió dejando algunos libros en su casa, ella como buena amiga le pidió todos los libros que ya no usaba y luego de unos días llegaron por correo, tenía suficientes libros para dárselos a Yuuri por almenos dos años, claro ella ganaba más, pues todas y todos en su clase se morían de la envidia cuando ella paseaba del brazo de tremendo hombre.
Con Phichit todo era repentino, alegraba sus almuerzo contando divertidas anécdotas de sus exnovios, desde cosas graciosas de pareja hasta la más triste ruptura, en cambio nunca quitaba esa enorme sonrisa.
Eso junto a su manía de tomar fotos con su celular y subirlo a sus redes sociales, tanto así que sin su permiso o consentimiento le creo varias páginas sociales y subió sin autorización sus datos y algunas fotos personales como él durmiendo, comiendo o concentrado en alguna lectura.
Sin duda alguna Phichit podía ser un verdadero peligro, pese a todo eso no borro ninguna red social alegando que nesecitaba vida y amigos, conoser gente aunque fuera mediante su celular, simplemente no pudo contradecirlo.
Con Yura era historia en ocaciones era muy rudo y agresivo y otras era dulce y tierno.
Ese rubio era el mayor misterio, siempre que lo veía estaba enojado y gritando pero cuando él se acercaba este cambiaba de actitud a una desinteresada, como si ya nada le importará y de repente estando solos era tan dulce y agradable, sonreía como pocos, realmente muy pocos lo verían en sus vidas.
Desde aquella primera vez, el verse en el estacionamiento ya de noche se hizo costumbre, Yura lo llevaba a casa aún si él se negaba a eso, pero sabía que ese terco rubio lo esperaría en aquel lugar aún si tardaba más de lo normal.
Pero con la ayuda de Mila, ahora tenía libros los cuales estudiar en casa y estar al día en sus clases sin tener que ir tan seguido a la biblioteca y rogar por que estubiera disponible el libro que requería.
Hablar con el gato gruñón era divertido cuando era en su auto, pues parecía más dispuesto a conversar, respondía preguntas pero sobretodo reía y ver eso para Yuuri era lo mejor pues siempre estaba con su seño fruncido, gritando con la mirada que odiaba al mundo y solo en momentos como ese era cuando su enojo bajaba y se mostraba tal cual era.
Pero también él aunque no lo notará, sonreía más y hablaba sobre su vida y sus sueños, aunque no hablara de su pasado si había muchas preguntas que respondía sobre él.
También estaba sanando su alma, sin ser consiente de eso.
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Odio que sufra Yuuri por eso estos tres amigos son unos héroes, que no dejarán que se deprima más.
Pero todos sabemos que nuestra gata rusa no solo quiere amistad, él busca más, mucho más.
Y al que busca encuentra...
Y a wuebo que está celoso, no se pa que lo niega....es tsundre que deje de negarlo...
A poco no?
Les gustaría que incluya más parejas? Si, no, cuales?
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