seis años pérdidos
Ubicación: Monte Plateado – Cabaña de Red
El crepitar de la chimenea era lo único que rompía el silencio dentro de la cabaña.
Ash abrió lentamente los ojos. Su visión era borrosa, su cuerpo estaba pesado, y su mente seguía atrapada en un torbellino de pensamientos.
Las palabras salieron de sus labios en un susurro seco, cargado de incredulidad.
—Seis años… seis años…
Oro, quien estaba sentado cerca, reaccionó de inmediato.
—¡Sensei, ha despertado!
Red, que había estado de pie junto a la mesa revisando un mapa de la región, levantó la mirada y se acercó con calma.
Ash parpadeó varias veces antes de sentarse lentamente en el sillón, sintiendo su cuerpo más débil de lo normal. Su mente aún estaba atrapada en el impacto de la verdad.
Oro, incapaz de contener su curiosidad y frustración, se acercó aún más.
—Ash, necesito que me digas algo… —su tono era serio—. ¿Qué pasó realmente en esos seis años? ¿Dónde estuviste todo ese tiempo? ¿Cómo fue vivir con… la mismísima Arceus?
Ash bajó la mirada. Su respiración era irregular.
Recordaba la dimensión de bolsillo.
Recordaba los ojos obsesivos de sus Pokémon.
Recordaba el calor del cuerpo de Arceus rodeándolo cada noche, susurrándole que era suyo.
Recordaba cómo lo trataban como un tesoro, un objeto que no debía escapar.
Recordaba cada intento fallido de huida, cada día sintiendo que su cordura se desgarraba un poco más.
El mundo exterior lo había olvidado. Pero ellas no.
Cuando habló, su voz era baja, casi quebrada.
—Era… una jaula. Una jaula dorada.
Oro frunció el ceño.
—¿Qué quieres decir?
Ash alzó la mirada, con una expresión sombría.
—No viví seis años. Para mí… fueron solo seis meses. Pero para el mundo, fueron seis años.
Oro sintió un escalofrío.
—Eso no tiene sentido…
Red, quien había permanecido en silencio, finalmente habló.
—La dimensión de bolsillo… el tiempo no fluye igual allí.
Ash asintió lentamente.
—Para mí, todo pasó en un instante. No supe cuánto tiempo había pasado afuera hasta que vi los periódicos… hasta que lo escuché de Mewtwo.
Oro tragó saliva.
—Entonces… ¿qué hicieron ellas contigo todo ese tiempo?
El silencio cayó sobre la cabaña.
Ash no respondió de inmediato.
Su mirada se oscureció.
—Me retuvieron. Me… amaban.
Pero no como antes. No como compañeros.
Ellas lo querían solo para ellas.
Ash sintió que su corazón latía con fuerza al recordar los brazos de Serena sujetándolo cuando intentaba escapar, la manera en que sus Pokémon lo rodeaban, diciéndole que no debía irse… porque lo necesitaban.
Recordó la voz de Arceus, susurrándole cada noche:
"Eres nuestro. Solo nuestro."
Un escalofrío recorrió su espalda.
—Me poseían.
Oro y Red intercambiaron miradas.
Ash respiró hondo y cerró los ojos, tratando de calmarse.
—No quiero volver allí.
Red habló con firmeza.
—No lo harás.
Oro, aunque aún confundido por todo, sintió una determinación arder en su interior.
—Si te vuelven a buscar… las enfrentaremos juntos.
Ash alzó la mirada hacia ellos.
Por primera vez en años, sintió algo de esperanza.
Pero en el fondo de su mente, una certeza lo atormentaba.
Ellas no se rendirían.
Volverían por él.
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