el peso del tiempo

Ash sintió que el mundo se volvía borroso. Su mente giraba sin control, inundada por los pensamientos que se arremolinaban sin descanso. Seis años perdidos. Seis años robados.

Sus piernas temblaron. Su respiración se volvió errática.

Y luego, el suelo lo recibió con un golpe seco.

—¡Ash! —La voz de Mewtwo fue lo último que escuchó antes de que todo se volviera negro.

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El calor de la chimenea mantenía la cabaña cálida, pero Ash seguía inmóvil en el sillón. Su expresión era tensa, con el ceño fruncido y los puños cerrados, como si estuviera atrapado en una pesadilla.

Red se encontraba de pie a su lado, mirándolo con seriedad. Había tratado de despertarlo llamándolo varias veces, pero no había respuesta.

Oro, sentado en una silla cercana, observaba preocupado.

—Sensei… esto no es normal. ¿No deberíamos hacer algo?

Red cruzó los brazos.

—Él está respirando con normalidad. No es una condición física… es su mente la que está colapsando.

Oro apretó los dientes.

—Pero no podemos simplemente esperar. ¡Mira su cara! Está sufriendo.

Se puso de pie con decisión y sacó una Poké Ball.

—Déjame intentar algo. ¡Typhlosion, sal!

Un resplandor iluminó la cabaña por un segundo antes de que la imponente figura de Typhlosion de Hisui apareciera. Su cuerpo desprendía un aura espectral y sus flamas púrpuras ardían suavemente.

Oro se volvió hacia su compañero.

—Typhlosion, usa Llama Anímica para conectar con su mente. Quizá podamos despertarlo desde dentro.

Typhlosion asintió, preparándose para el ataque, pero antes de que pudiera hacer algo, la voz de Red lo detuvo.

—No lo hagas.

Oro se giró sorprendido.

—¿Por qué no? ¡Podría ayudar!

Red negó con la cabeza.

—Esa habilidad es efectiva en Pokémon porque su conciencia está más conectada con su energía vital. Pero Ash no es un Pokémon. No sabemos cómo podría afectarlo.

Oro vaciló.

—Pero…

Red colocó una mano en el hombro de su aprendiz, su mirada severa pero calmada.

—No podemos arriesgarnos a que su mente colapse más. Solo podemos esperar a que despierte por sí mismo.

Oro apretó los puños pero asintió con resignación.

Typhlosion se retiró, volviendo a su Poké Ball.

Mewtwo, quien había estado observando en silencio, se cruzó de brazos.

—Él está procesando todo. Lo que ha vivido, lo que ha perdido… Su mente está en un conflicto que nadie más puede resolver por él.

Red se quedó en silencio por un momento antes de hablar.

—Cuando despierte, todo será diferente para él.

Oro miró a Ash con preocupación.

—¿Y si no despierta?

Red cerró los ojos un instante antes de responder:

—Lo hará. Porque es Ash Ketchum.

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