Ubicación: Laboratorio del Profesor Oak – Pueblo Paleta

El aroma a libros viejos y a madera impregnaba la sala de reuniones dentro del laboratorio del Profesor Oak. A su alrededor, varias caras familiares estaban sentadas, conversando en voz baja.

Misty, Dawn, Serena, May, Lillie y incluso algunos líderes de gimnasio como Cynthia y Kukui estaban presentes. Todos ellos compartían una historia con Ash Ketchum… y todos lo habían traicionado.

A excepción de Brock, quien se negó a formar parte de aquel grupo.

El Profesor Oak, con una sonrisa serena pero calculadora, apoyó las manos sobre la mesa y miró a los presentes.

—La búsqueda de Ash sigue en marcha. Pero no se preocupen… cuando finalmente lo encuentren, yo seré quien recupere sus Pokémon y se los entregue a ustedes.

Misty sonrió con satisfacción.

—Finalmente… Pikachu será mío.

Dawn asintió, cruzándose de brazos.

—Sí… Es absurdo que sigamos esperando tanto. Esos Pokémon eran especiales, y nosotros fuimos parte de su historia. Nos los merecemos.

Serena, quien había sido una de las más obsesionadas con Ash, suspiró con nostalgia.

—No solo sus Pokémon… él mismo nos pertenece.

El grupo asintió. Para ellos, Ash no era más que un símbolo, una figura que alguna vez los había inspirado… pero ahora lo veían como una posesión.

May, con una sonrisa fría, se inclinó hacia adelante.

—¿Y qué hay de Goh? ¿Está con nosotros o sigue actuando por su cuenta?

Oak exhaló, mostrando una ligera molestia.

—Goh… ha tomado su propio camino. Es ambicioso, sí, pero su ego lo hace actuar sin pensar. Si sigue así, será un problema.

Lillie asintió, con una mirada seria.

—No podemos permitir que nadie interfiera. Ash debe regresar a su lugar.

El ambiente en la habitación era tenso pero decidido.

Habían traicionado a Ash una vez.

Y estaban dispuestos a hacerlo de nuevo.

Lo único que les faltaba… era encontrarlo.