capitulo 8

Otro día está comenzando, el dolor de mi destruido corazón aún sigue intacto, no hay signos de querer sanar. Poco a poco me estoy volviendo más bueno en fingir que estoy bien. Mis ojeras ya casi desaparecen por completo, anteriormente me toca cubrirlas con maquillaje cada vez que salgo.

Klaus está en la tina, tomando un baño de relajación. Septiembre está pasado rápido, un mes más y entramos a invierno.

Klaus levanta su mano izquierda, se queda observando esas sortijas pensado en cuanto tiempo tendrá el coraje de poder quitárselas sin que duela en el proceso. Yael se las compro con su primer sueldo, no son de gran valor para los que tienen dinero, pero para ellos dos eran grandes tesoros.

Salí de la tina, cubrió mi cuerpo en una bata negra. Me quite el protector de mi cabello, salí del baño.

Klaus se vistió con ropa casual, hoy no saldría a nigún lado.

Mi cuerpo esta cambiado mucho, mis pechos están más sensible y siento que están creciendo. El embarazo hace cosas increíbles como ponerte irritado o de mal humor. Pero, yo aún no he pasado por nada de eso aún. Cómo las náuseas, las únicas veces que tenía náuseas fue antes de saber que estaba embarazado, desde entonces no envuelto a tener ganas de vomitar. Espero que siga así por mucho tiempo.

—Cuñado, el desayuno ya esta listo.—Grito Marlon.

—Estoy bajado—Klaus salió de la habitación, siguió a Marlon hacia la cocina.

—Ya que hoy es día libré para Marlon, porque no vamos al cine—Tamara sirvió la comida—Veamos una de comedia o de lucha—Se sentó.

—Porque no salen solo usted dos, y ven una romántica—Sugirió Klaus.

—Si piensas qué lo hacemos solo por levantarte el ánimo, no es así, solo queremos pasar un tiempo en familia. Tamara regresa el lunes a su trabajo, yo también estaré ocupado. No podremos hacer nada hasta los fines de semana.

—Bueno, está bien—Empezo a comer.

—Entonces, a las 6 de la tardé nos vamos—Comento Tamara.

Ellos empezaron a desayunar, faltaba mucho para que llegara esa hora, a penas eran las 8 de la mañana. El apetito de Klaus se esta elevado de a poco, ahora tenía que comer por dos.

—¿No tienes antojos de algo?—Preguntó Tamara.

—Hasta el momento no, cuando los tengan váyanse preparado—Se limpio la boca, el desayuno se había dado por terminado.

—Ya lo estamos—Aseguro un emocionado Marlon.

Tamara recogió los platos, fue a dejarlos en el lavado. Después los tres se fueron a la sala, a planear que película vería más noche.

Ni bien se había sentado cuando el timbre de la casa sonó, ¿Quién vendría tan luego de visita? Tamara fue a ver quién era, y las dos personas que vio no eran exactamente aquíen quisiera ver ahora mismo. Ellos dos son los padres de Yael.

Es como estar viendo a Yael en ellos de cuando eran Jóvenes, pero aún siguen con su elegancia, son dos ancianos de unos 57 años.

—Buenos días, Mara.

—Buenos días señores Albir, puede pasar—Ellos entraron, Klaus se tensó. Hablar con ellos aún no estaba en sus planes.

Su relación no es del toda amigable o que se traten como familia. Los señores Albir, no estaban de acuerdo en que su hijo mayor se casará con un beta, porque no podrían tener hijos.

Yael no hizo caso a sus quejas, se caso con el chico que para el era el amor de su vida, con el tiempo los señores Albir aún no lo aceptan como su yerno, pero tampoco se llevan mal, solo convivían nada mas que eso.

—Hola Klaus.

—Hola señores Albir, tomen asiento.

—Nosotros iremos por unas bebidas—Marlon se llevó a Tamara a la cocina, no quiera estorbar en su conversación.

—¿Ya sabes porque estamos aquí?—Preguntó el alfa.

—No.

—Bueno iremos directo al punto, ya nos explico Yael sobre su divorcio—Comento el Omega, madre de Yael.

—¿Entonces?—Vienen a restregar que por fin se libero de un beta.

—Solo queríamos discúlpanos por como sucedieron las cosas, a demás tu sabías bien que tarde o temprano esto iba a suceder.

—Esta diciendo que es mi culpa, señor Yalen—Ese es el nombre del Omega.

Por un momento creí que encerio se estaban disculpando con sinceridad. Pero, espere demasiado por parte de ambos.

—Mi esposo no quiso decir de esa manera, pero sabías desde un principio que un alfa y beta no pueden estar juntos.

—Si vinieron solo para decirme eso, pueden marcharse, no necesito una disculpa que no es verdadera.

—Venimos para decirte que no te acerques a Yael y su pareja, ellos están felices—Yalen tiró más sal a la herida de Klaus.

—Para que querría volver con un hombre infiel, ese Omega se lo pude quedar, no me importa—Esta contenido para no gritar—Si eso es todo, la puerta esta enfrente. Váyanse.

—No ofendas a nuestro hijo, ya había terminado contigo cuando todo eso sucedió—Yalen defendió a su hijo.

Jombi tenía razón cuando dijo que Klaus intentaría manchar la reputación de Yael.

—¡Ja, baya broma!—Sonrió con burla—Aparte de infiel, mentiroso.

¿Cuando fue el momento en que te volvistes tan diferente Yael? O fui yo quien era el único que no sabía tu verdadero yo.

—Klaus, es mejor que midas tus palabras.

—¿Si no lo hago que hara? Yo no soy un Omega que bajara su cabeza solo por qué desprende sus feromonas—Klaus se puso de pie, ya estaba harto de estar escuchando esa ridícula conversación—Es un regalo de Dios el no oler semejante hedor.

—¡¡Klaus!!

—¡Ya basta!—Tamara corto la conversación—Largo de mi casa, si no se van, no me culpen por no respetar a los ancianos—Tamara los corrí—Y no vuelvan a venir, no necesitamos gente hipócrita a nuestro alrededor—Cerro la puerta.

—Subire a mi habitación—Klaus solo quería dormir un poco.

—La próxima vez no los dejamos entrar—Comento Marlon.

—Estoy descuerdo.

Klaus se dejó caer a en la cama, preguntándose el porqué no podía tener un día donde no le pasen cosas desagradables.

Con ésto estoy dudando el pedirle ayuda a Yael sobre las feromonas, si los señores Albir se enteran que estoy esperando su nieto, ellos capaz y quieren quitármelo. Son capaz de eso y mucho más.

Pero jamas lo permitiré, este granito de arroz es mío, cuando esté grande y el quiere saber sobre su padre, entonces podrá verlo.

Dormiré un rato, olvidar esa desagradable conversación con esos señores. Lo bueno es que nunca volveré a tratar con ellos.

                                            {★★★}

—Joven maestro Xander Myers, ¿Cómo le fue ayer en la firma de autógrafos?—Preguntó el guardaespaldas.

—Fue un poco confuso, nunca hubiera imaginado que el sería la misma persona que tanto admiró—La mirada de Xander está en una pila de papeles que tiene que revisar.

—¿Cuál persona?—Esta confundido.

—Olvidarlo.

Ahora entiendo el peso que lleva mi asistente en sus hombros, al no tenerla cerca presionado para que haga mi trabajo, no tendría esta pila de papeles enfrente de mi.

—Vicepresidente Myers, alguien está preguntando por usted—Informo la secretaria con un look que muestra su inteligencia.

—¿Quién?—Solo tengo un amigo y ese idiota anda como perro de trás de ese Omega que ni siquiera lo ve como persona.

—La señorita Isela Vasco.

—Dile que estoy ocupado, que vuelva otro día—Me liberó de una peste, y llega otra. Qué fastidio.

—Como ordené—Ella salió de la oficina.

—Mi padre pierde su tiempo en buscarme pareja, porque no se concentra en sus amantes—Se quejo.

El señor Myers desde qué su esposa murió, no a perdido el tiempo en ser todo un mujeriego. Por esto Xander dejo de ver con respeto a su padre.

Mientras tanto en la mansión North, un Jombi está preocupado por su alfa.

—Yael, ¿Estas bien?—Hablo atraves de la puerta.

—Quizas sea algo que comí...—Volvio a vomitar, a estado así desde que desayuno.

—Llamare al médico.

—No, solo darle alguna medicina para el malestar—Limpio sus boca, jaló la cadena del inodoro.

Lavo sus manos, luego se dirigió al lavado que están cerca de la ducha, comenzó a cepillarse los dientes, quería quitarse ese horrible sabor.

—¿Seguro?

—Si, muy seguro—Salio de ahí—Estoy bien.

Cualquier olor fuerte que llega a mi olfato, me causa malestar en mi estómago, de seguro algo que comi me hizo dañó.

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