Capítulo 42: Dejando las máscaras a un lado
CAPÍTULO 42: DEJANDO LAS MÁSCARAS A UN LADO
Cuanto más grande es el talento de un hombre, mayor es su poder para extraviar a los otros.
Aldous Huxley
No me hizo falta verla con mis propios ojos para ser consciente de la atrocidad que acaba de ocurrir a unos pocos kilómetros de aquella casa. El peso de todas las almas que terminaban de cruzar la fina línea entre la vida y la muerte se agolpó sobre mis hombros y me vi obligado a bajar el brazo que sostenía la Reina. Respirar se me antojó un auténtico martirio, sintiendo como si infinidad de agujas estuviesen perforando mi pecho. Pero aún así, aquello no era lo que más me dolía. Saber que una vez más habíamos llegado tarde y que de nuevo no habíamos podido hacer nada por evitar esa masacre conseguía destrozarme por dentro.
-¿Pero qué habéis hecho? -conseguí pronunciar con un hilo de voz.
-Nada que no fuera necesario, Frontera -me respondió con determinación el que decía ser mi superior.
Cuando alcé la mirada hacia él me topé directamente con unos ojos azules, fríos como un témpano de hielo, en los que no se podía encontrar el más mísero ápice de remordimiento.
-¿Acabas de matar a cientos de personas y dices que lo has hecho simplemente porque era necesario? -En ese momento no supe si aquella respuesta era lo más absurdo que había escuchado en toda mi vida o lo más aterrador.
-¿Que has hecho qué? -Sin duda la reacción de asombro de Lázaro fue otra sorpresa más del día. No le conocía demasiado pero tampoco me hacía falta hacerlo como para notar que, por primera vez, le estaba escuchando hablar en serio. No se trataba de una de sus actuaciones, el desconcierto en su mirada era más que evidente.
-Y yo que pensaba que aquí era el único al que no le contaban todas las cosas... -le solté con aspereza tratando de ganar algo de ventaja con aquello-. Tu querido jefe acaba de atentar en la capital, Lázaro, pero eso ya deberías saberlo. ¿No es esta la gran rebelión de la que hablabas?
Lázaro volvió la vista hacia mí recuperando su fachada de tipo seguro de sí mismo. Pero ya era demasiado tarde, me había dejado ver que aquella coraza tras la que se ocultaba tenía sus fracturas y que no era tan perfecta como a simple vista podía parecer.
-En efecto, Frontera -intervino su superior para tomar las riendas de aquella conversación que parecía empezar a no gustarle demasiado-. Los ataques que han sucedido durante estas últimas horas no son más que el reflejo de esa revolución sobre la que ya te advirtió Lázaro.
-¿Una revolución que pretende masacrar al mundo? ¿O qué exactamente? -Le pregunté notando cómo la sangre que corría por mis venas comenzaba a entrar en ebullición.
Mi interlocutor soltó una pequeña risa con la que consiguió que mi asco hacia él no hiciese sino aumentar.
-Mi querido amigo... Sabes tan bien como yo por qué fuimos devueltos al mundo físico, pero... ¿Recuerdas a todo lo que tuviste que renunciar por esta misión como para no completarla con éxito?
-Dudo mucho que tuviéramos el mismo objetivo -le repliqué mientras mi mente se esforzaba por recordar algo de mi periodo de entrenamiento que pudiera echar en falta y a lo que tendría que haber renunciado al empezar mi trabajo como guardián-. Yo debía velar por la seguridad de las almas para que pudieran alcanzar la Sexta Dimensión y así acabar con su reclutamiento en el purgatorio. En cambio tú... Tú lo único que has hecho es alejarlas más si cabe de la Luz al devolverlas de nuevo a la vida.
-Lo que nunca has pensado es si esas almas que tú mencionas lo único que quieren es volver a la vida, algo que saben que existe y no esperar a la llegada de otra realidad que nadie les puede asegurar -puntualizó Lázaro-. Ni siquiera tú, Frontera, que ya has experimentado lo que es morir, has tenido acceso a esa Sexta Dimensión de la que tanto hablas. ¿Cómo puedes estar tan seguro de su existencia? ¿Porque alguien, a quien ni siquiera recuerdas, te lo confirmó?
Sin duda aquella voz melosa conseguía siempre encontrar argumentos para rebatir cualquier palabra que saliera de mi boca pero lo cierto era que siempre acaba sembrando en mí la duda, aunque me encargase de disimularla a toda costa.
-Venga, Lázaro... ¿De verdad tengo que ser yo el que te recuerde que siempre puede haber una realidad ajena a lo que nuestros ojos nos muestran? -Le respondí con seriedad intentando desviar el tema de la conversación-. ¿Acaso a ti también se te ha olvidado cómo la gente que te visitaba mientras estabas en coma te miraba, pensando que lo único que tenían delante era un cuerpo vacío, muerto en vida? Sus ojos eran incapaces de verte, de la misma forma que ahora tú desconfías de la existencia de esa Sexta Dimensión.
-Bravo, Frontera -habló de repente el hombre de la casaca metalizada-. No se podía haber dicho mejor.
Mi sorpresa ante inesperado halago pudo ser la misma que la que observé en el propio Lázaro. ¿A qué jugaba aquel hombre? ¿No debía estar de parte de su subordinado? Si quería confundirme con aquel juego a dos bandos, lo estaba empezando a conseguir.
-Pero si tú reniegas siempre de esa Sexta Dimensión... -puntualizó Lázaro con un cierto tono de burla con el que sospeché de inmediato de que únicamente lo estaba utilizando para enmascarar su desconcierto ante las palabras de su superior.
-Y así es -le respondió sin girarse ni siquiera hacia él. Sus ojos azules continuaban puestos en mí, como si lo hubiera hipnotizado-. Porque ahora sé que hay algo mejor que ella.
-La Sexta Dimensión es el máximo estado que puede alcanzar el alma -le recordé con brusquedad.
El hombre de la casaca metalizada sonrió bajando la vista al suelo:
-No, Frontera. -"No sabes nada" le faltó decir-. Las almas necesitan estar en constante evolución y precisamente por ese motivo no puede haber ninguna Dimensión que las retenga, ni siquiera la Sexta.
-No voy a entrar ahora en debates contigo sobre cuál es o no el mejor destino para el alma -intervine viendo que aquella conversación podía durar horas y no íbamos a conseguir que ninguno de los dos rectificáramos nuestra postura-. Lo que has hecho no tiene ninguna justificación, absolutamente ninguna.
-¿Te refieres a los atentados? -Me preguntó con la mayor naturalidad.
-Me refiero a todo. No solo estás jugando con almas sino con las vidas de miles de personas en todo el mundo -le contesté arrastrando con rabia cada una de mis palabras.
-Esto no es ningún juego, Frontera. Lo único que pretendo es ofrecerles una nueva vía a esas almas que se han quedado estancadas y que no son capaces de seguir evolucionando. Tú mismo has dicho que hay un colapso en el purgatorio y que tu misión es facilitar su salida de allí, alejándolas del mundo físico. Sin embargo... Digamos que yo he tomado otra aproximación al problema -me explicó sin borrar en ningún momento la sonrisa de su cara. ¿De verdad era tan difícil mantener una conversación seria con aquellos dos individuos?
-¿A acabar con la vida de la gente y manipular sus almas le llamas "otra aproximación al problema"? Permíteme que discrepe. Esto lo único que está haciendo es empeorar las cosas. Pero se acabó -sin vacilar lo más mínimo, volví a apuntar a mi interlocutor con la Reina-, no voy a permitir que este caos siga aumentando por vuestra culpa.
-Venga, adelante... Dispara -me retó mi interlocutor con sorna-. Demuéstrame que serías capaz de saltarte las reglas por primera vez en tu vida. Demuéstrame esa rabia que sientes por estar encadenado a este trabajo que tú nunca escogiste y que tanto ha demandado siempre de ti.
-No tengo nada que demostrarte a ti. No eres nadie que merezca mi respeto -le recalqué con seriedad-. Tu misión aquí ha terminado.
En ese instante dejé la mente en blanco pues sabía que las dudas no tardarían en volver a bombardearme y podrían hacerme perder la oportunidad que tenía justo delante de mí. Aquel hombre sabía demasiado como para no haber estado entre Ellos pero me seguía pareciendo imposible que algo tan horrible como lo que estaba sucediendo en todo el mundo estuviese respaldado por uno de mis superiores.
-¿Y vas a ser tú el que decida cuándo acaba o no mi misión? -Me replicó él con desdén.
Ni siquiera me tomé la molestia en contestarle, el ruido seco y metálico de la Reina intervino en mi lugar.
Cuando le vi desplomarse en el suelo me atreví incluso a sentir algo de alivio, como si acabara de deshacerme de una mosca molesta que no había dejado de perseguirme durante los últimos días. Quizás había cometido el error más grande de mi vida y sería castigado por ello pero no me importaba lo más mínimo. Mi conciencia estaba tranquila. Por fin se había podido poner punto y final a aquella locura que aparentaba estar completamente justificada.
Pero, desgraciadamente, poco duró mi alivio. De repente Lázaro lanzó un grito al aire que superó con creces a mi propio disparo. Levanté la mirada del cadáver hacia él justo en el momento en el que le veía caer de rodillas sobre el pavimento con la cabeza hacia el pecho. En ese instante lo único que se me pasó por la cabeza para explicar aquel arrebato de desesperación que se había adueñado de él era el afecto que le podía tener a su jefe pero nuevamente me equivocaba.
-Frontera, yo no soy un simple guardián como tú -habló de repente volviendo a romper el silencio que se había generado después de su grito. El tono con el que pronunció aquella frase consiguió terminar de desconcertarme. Había algo extraño en su voz pero no sabía qué-. No lo recuerdas pero mi alma sí que alcanzó la Sexta Dimensión y, si por algo se me permitió la entrada en ese grupo al que llamáis "Ellos", fue por la capacidad que fui adquiriendo para moverme entre Dimensiones. Ni tu Reina ni ninguna otra arma mortal puede herirme.
Las palabras se quedaron estancadas en mi garganta, incapaces de superar la barrera de incredulidad que parecía atravesarla. ¿De verdad podía ser cierto que una Reina no pudiera acabar con su alma? Y lo que era aún peor, ¿podía invadir sin el más mínimo problema un cuerpo que ya tenía en su interior otra alma? ¿Acaso era capaz de anular por completo su voluntad o incluso deshacerse de ella?
-Yo no estaría tan seguro -me atreví a decir sin dejar que ni un atisbo de duda se pudiera entrever en mi voz-. ¿A quién quieres engañar? Si tan fuerte es tu alma no necesitarías de ningún cuerpo para estar hablando ahora conmigo, ¿no te parece?
Lázaro o quien estuviese en ese instante controlando los movimientos de aquel hombre levantó la cabeza, mirándome con una sonrisa forzada y se puso de nuevo en pie.
-Mi querido Frontera... -comenzó a hablar.
-Se han acabado todas tus escapatorias -le interrumpí sin darle opción alguna a que se explicara. Prefería no seguir escuchándole, esa era la verdad-. Demuéstrame tú ahora que tu alma puede superar esto.
Volví a apuntarle con la Reina y disparé. Sin embargo, alguien se abalanzó sobre mí cuando aún tenía apretado el gatillo y la bala acabó incrustada en el techo.
Cuando me giré hacia mi atacante, no podía dar crédito a lo que veían mis ojos.
-¡¿Pero qué haces, Vera?! -Le grité con furia sin comprender qué diantres hacía ella allí.
-¿Y tú? -Me respondió mientras intentaba hacerse con la Reina-. ¡Suelta ese arma!
-¿Acaso tú también estás con ellos? -Le pregunté mientras forcejábamos. Desvié la mirada hacia Lázaro con la esperanza de que su reacción ante la repentina entrada en escena de mi vecina pudiera aclararme algo, pero no había rastro de él. El muy desgraciado se me había vuelto a escapar.
Ella aprovechó que estaba distraído para pegarme un buen codazo en las costillas con el que consiguió que me desestabilizase y dejara de agarrarle la muñeca.
-No sé de lo que hablas ¡pero no voy a permitir que le mates como acabas de hacer con el tipo ese!
Su mano libre fue directa hacia la que tenía en ese momento la Reina y no dudó en clavarme las uñas en el antebrazo para poder acercarse más a ella. ¿Tanto le importaba aquel hombre como para enfrentarse cuerpo a cuerpo con alguien que triplicaba sus fuerzas y que además estaba armado o su sentido común brillaba totalmente por su ausencia? Pero lo cierto era que, se lo hubiera propuesto o no, me estaba sorprendiendo y yo ni siquiera me molestaba en defenderme como era debido.
-Vera, estos hombres están matando a cientos de personas. Si no les detenemos... -le dije intentando hacerle entrar en razón.
Algo extraño sucedió en el instante en el que sus dedos consiguieron rozar el acero de la Reina, algo que nunca jamás había sentido o que, al menos, no recordaba haberlo hecho. Como si de una descarga eléctrica se tratase, una oleada de frío subió por el brazo que sostenía la pistola y recorrió hasta el último rincón de mi alma. Fue entonces cuando me di cuenta de que aquella sensación era la misma que había tenido cuando me habían dejado inconsciente en mitad de la carretera, agotando mis últimos segundos de vida mortal.
También mi vecina parecía perdida en sus propios pensamientos. Había dejado de empujarme y tenía la mirada fija en la pistola que aún sostenía mi mano derecha, como si acabara de ser hechizada por ella.
-Reina... -murmuró.
Mi desconcierto no hizo sino aumentar. ¿Acababa de escucharle llamar a aquella pistola por su nombre? Aquello era imposible, ningún mortal podía saberlo.
De repente la muchacha alzó la cabeza hacia mí y nuestras miradas se cruzaron. Vi mi propia sorpresa reflejada en sus ojos chocolate pero poco a poco el color de aquellos iris se fue oscureciendo, al igual que también lo fue haciendo el tono de su propia piel. Sus rasgos se fueron afilando y el pelo le creció hasta llegarle al pecho. ¿Qué estaba sucediendo? Aquella no era mi vecina pero, sorprendentemente, también sabía su nombre.
-¿Noa? -Me atreví a decir en voz alta.
No pude saber si mi pregunta obtuvo alguna respuesta. Un intenso mareo se adueñó de mí, los oídos me comenzaron a pitar y la vista se me nubló hasta acabar completamente sumergida en la más intensa oscuridad.
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AVISOS:
*Os recuerdo que hasta el día 31 de Octubre sigue abierto el plazo de presentación de audios para participar en el Concurso por el Aniversario de "No quieras volver". Los resultados se publicarán el 1 de Noviembre. ;)
*Como muchos ya sabréis he estado organizando por la página de Facebook de la novela y en mi tablón de Wattpad un sondeo para ver quién iba a ser el próximo personaje que sería entrevistado por vosotrxs en el Especial 20k lecturas. La candidata escogida por mayoría ha sido Vera. ^^ Lxs interesadxs en participar pueden escribirme un mensaje privado (lo antes posible ;)) con las dos preguntas que le gustarían hacer a Vera así como el nombre en clave que tendría el personaje que os va a representar en el Especial.
*He decidido participar en el NaNoWriMo de este año. Para los que no sepáis qué es esto, se trata de un reto de escritura que se realiza de manera online en todo el mundo que consiste en escribir 50.000 palabras durante el mes de Noviembre. Una verdadera "paliza", lo sé pero creo que me ayudará a darle el empujoncito que necesita la novela para poder acabarla antes de fin de año. Por este motivo estaré bastante ausente por aquí durante el próximo mes en cuanto a publicaciones se refiere. Aunque eso sí, los resultados del concurso y el Especial 20k sí serán subidos a Wattpad en ese mes (si se alcanzan las 20k en el caso del Especial, claro XD). Una vez finalice el NaNoWriMo revisaré lo que he escrito durante ese mes y tendréis un verdadero maratón NQV. ;)
FIN DEL COMUNICADO. ;)
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