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No puedo ser tu omega" es una obra original de Gii79-- cualquier reproducción total o parcial de la obra sin el permiso explícito de la autora incurre en un delito.
Esta es una adaptación de dicha obra para el fandom de BNHA 100% autorizada por la autora.
No ahora, por qué tenía que aparecer en estos momentos en los que Izuku volvía a tener esperanzas, en los que su corazón estaba sanando y el de sus cachorros también. Su ex pareja estaba de pie frente a él, con su media sonrisa petulante y esos orbes turquesa carentes de cualquier tipo de piedad ¿Qué es lo que había visto en él desde un principio?
— Veo que recuerdas el nombre de tu alpha, mi galletita—expresó altanero mientras se acercaba más hacia la caja que ocultaba a Izuku. Alzo su vista sobre ésta apoyando sus codos en la barra y lo miro de pies a cabeza con un silbido saliendo de sus labios—te ves muy bien, cariño. Veo que has cuidado todo esto para mí.
Izuku no podía moverse, se encontraba estatico, ningún sonido salía de su boca. De repente todos estos años de amargura cayeron sobre él como un balde de agua fría trayendo todo el dolor que se había encargado de enterrar.
—¡Izuku!— levantó el tono de voz para sacarlo de su estado, y funcionó ya que el cuerpo del omega sufrió un sobresalto y volvió a parpadear pero aún no podía reaccionar por completo. ¿Qué debía decir? ¿Tendria que salir corriendo? Pero lo mas importante de todo, ¿qué pretendía al volver a presentarse frente a él?
El menor junto sus pocas fuerzas para intentar hablar sin trastabillar.
—¿Qué desea ordenar?—espetó fríamente, fingiría no conocerlo eso era lo que mejor podría hacer aunque ya hubiera dicho su nombre, era tonto y lo sabia pero su mente no trabajaba con claridad.
—Ya veo—asintió con la cabeza—no tiene sentido que hagas esto galletita, sabes que no puedes conmigo.
—Si no desea ordenar nada, me retiro. Gracias por venir—dijo el omega dándole la espalda para volver a ingresar a la cocina.
—¡Izuku, detente!- la maldita voz de mando lo paro en seco—¡ven aquí!
No pudo resistirse, aun cuando estaba temblando de miedo y de ira, obedeció mordiéndose el interior de sus mejillas. Salió desde atrás de la caja y se paró frente a él.
—Mírame cariño— esta vez fue más suave y él levantó sus ojos vidriosos de lágrimas— veo que todavía puedo contigo— poso sus dedos en su barbilla y con el pulgar acaricio sus mejillas—dime, ¿cómo están mis hijos?— susurro en sus oídos.
El nudo de impotencia se instaló en la garganta de Izuku que aun permanecía callado, tratando de ahogar la desesperación de su cuerpo. Esas palabras le provocaron una oleada de horror y de repente recordó que los cachorros llegarían con Katsuki en cualquier momento.
—Vete Dabi, no te necesitamos.
—Habla por ti, bebé. ¡Los he extrañado tanto!— fingió un suspiro profundo y retrocedió— realmente quiero verlos, mis niños deben estar tan grandes.
—¿Ahora te preocupas por ellos?— Izuku no podía controlar la rabia que le provocaba escuchar las cínicas palabras del alpha— Después de dos años, de abandonarnos a nuestra suerte y sin saber de ellos. Ahora apareces ¿y tienes el descaro de llamarlos tus hijos?
El rostro del mayor oscureció de repente causándole miedo, seguramente habia una razón para que el estuviera allí y eso seguramente no era arrepentimiento.
—Quiero ver a mis hijos Izuku, no estoy bromeando— habló con una frialdad que le congelo hasta la medula.
—¿Cómo nos encontraste?
—Sabes que siempre consigo lo que quiero Izuku. Siempre— su voz era tan aterradora— ahora, ten mi tarjeta y llámame cuando ellos estén contigo,— le extendió un trozo de papel que dudó en tomar, pero si eso hacía que él se fuera, lo haría.—O cuando quieras verme—le dijo mientras le guiñaba el ojo de forma descarada.
El alpha sonrió y se acercó con intenciones claras de besarle los labios pero Izuku corrió el rostro a tiempo para que los labios contrarios se asentaran en su mejilla. Dabi sonrió con sorna ante el acto y giró para retirarse.
—Nos vemos luego mi adorable omega— exclamó antes de salir por la puerta.
Izuku expulso todo el aire contenido en sus pulmones.
—¿Su omega?— Eijiro preguntó, había escuchado eso último y lució confundido.
—Kiri...—Izuku lo miró, con sus ojos empapados de lágrimas y su voz quebrada.
Eijiro entendió y extendió sus brazos para envolver a un indefenso Izuku, tan frágil y roto. Solo lo abrazó con fuerza y acaricio su espalda mientras el omega hipaba en silencio.
—Tranquilo pequeño... no estás solo... Ya no.
Eijiro no quiso preguntar nada, el solo ver a su amigo de esa manera lo destrozaba, era exactamente ese semblante con el que conoció al omega, decaído, triste y sin esperanzas y para nada le gustaba verlo así. Le dejo tomarse el resto del día para ordenar sus ideas, se ofreció para cualquier cosa que necesitase. Izuku no merecía estar así, no merecía padecer nuevamente todo aquello. Él era testigo de cómo ese increíble hombre había salido de la profunda miseria en la que estaba y resurgió de las cenizas como un ave fénix por sus hijos y ahora que tenía a Katsuki, ahora que todo parecía mejorar y que por fin iba a tener su final de cuentos de hadas, aparece la única persona que podría derrumbar todo lo que había construido.
Katsuki llegó cargando a Tsuyu sobre los hombros y con los mellizos corriendo entre sus piernas, se veían tan felices, eso es lo que necesitaba Izuku, poder disfrutar de ese amor.
—¡Hola tío Kiri!—canturrearon los niños corriendo al alpha que se encontraba en cuclillas con los brazos extendidos para recibirlos a ambos.
—Oh mis pequeños cachorros de hiena. Pensé que se habían olvidado de su tío Kiriguapo—fingió el llanto mientras sujetaba su puño con expresión dramática a la altura del corazón.
—No tío Kiri—grito Tsuyu.
Katsuki bajo de sus hombros a la pequeña niña que también corrió hacia él uniéndose a sus hermanos. Eijiro dejo que los cachorros treparan en el como si fuera un árbol y con la musculatura que tenía no le costo. Katsuki reía, un poco celoso observaba la escena pero y con el tiempo comprendió el papel importante de aquel sonriente alpha en la vida de su nueva familia y lo apreciaba por ello, estaba agradecido de que cuidara de ellos todo este tiempo.
—¿Izuku?—Katsuki indagó notando que no estaba en el salón principal. Vió el semblante serio que lucio el otro mientras respondia "Atrás" y volvia a reír para los niños.
Entró al lugar saludando a Kyoka que salía de la despensa con una serie de artículos de limpieza y a Neito que llegaba por detrás de ella con una cubeta llena de agua.
—¿Tocó limpieza?— sonrió con sorna hacia ellos.
—Muerete— le respondió su hermana antes de que el alpha desapareciera en el cuarto de juegos de los niños.
—¿Amor? ¿Donde jodidos te metiste? ¿Izuku?—empujó la puerta con suavidad mientras adentraba parte de su cuerpo, se asustó cuando vio a su omega sentado contra una pared rodillas en el pecho y rostro entre las piernas. Su corazón se contrajo y corrió hasta el, restregó su espalda mientras le pedia que lo mirara a los ojos.
Izuku sintió el aura de protección de su alpha y repentinamente salto sobre el colgándose de su cuello y escondiéndose en la curvatura de este, aspiro la penetrante escencia de su pareja.
—Oye ¿estás bien? Estoy aquí, tranquilo...— lo consoló, sentía su cuerpo vibrar bajo su toque y las lágrimas saladas mojando su piel.
De repente ya no se sentía tan mal, las suaves caricias que le proporcionaba Katsuki, su voz y su aroma habían logrado que recuperara la tranquilidad, pudo por un momento, pensar claramente ¿es justo que Dabi vuelva como si nada a reclamar algo que ya no le pertenecia? Sí, Izuku había estado asustado ante la presencia imponente de su ex alpha, pero no podía permitir que lo intimidara, ya no. Si había luchado por sus niños cuando estaba solo, ahora que tenia a Katsuki tenia que luchar el doble. Se separó del alpha limpiando sus lagrimas y le sonrió, estaba agradecido de tenerlo y no lo perdería, a no ser que el mismo quisiera irse.
—¿Estas bien amor? ¿Por qué lloras?
—Lo siento, no quise asustarte. Solo estuve viendo una película romántica y me puse sensible—limpio su rostro y le robó un beso, a decir verdad deseaba besarlo desde que sintió su aroma en la cafetería.
—Mmh... Ok—Katsuki dudo, pero no se resistió a los sabrosos labios del chico y volvió a unirlos.
El alpha no era tonto, sabía que algo le pasaba pero no quería presionarlo. Él amaba a Izuku y no necesitaba nada mas que ser aceptado, pero debía admitir que adoraba verlo, sentir su tibia piel sobre la suya o su aliento en su rostro cada vez que se besaban, pero quería respetar sus tiempos. Aunque su lobo le pedia, mas bien, exigia que lo marcara de una vez para concretar la unión y eso solo podía hacerse durante un acto sexual.
Ambos se pusieron de pie lentamente, manteniendo la cercanía y las respiraciones rítmicas. Era un momento tan íntimo. El omega de Izuku se nutría del aura de protección que emanaba su alpha. Los hombres, Katsuki e Izuku, se demostraban su amor con pequeños besos, besos que uno a uno se hacían más largos, hasta rozar sus lenguas humedecidas y deseosas de más. De pronto el mayor recordó aquel día que cuido de Izuku durante su celo, como lucia su piel moteada perlada de sudor y jadeante ante el deseo de ser tomado y no pudo evitar gruñir con deseo. No era momento de perder el control, eso llegaría en otro momento y sería muy especial, el alpha se encargaría de hacer que Izuku se volviera a sentir amado en cuerpo y alma.
—Deku, cariño— susurró con dificultad mientras sacaba de sus últimas fuerzas de voluntad para separarse de los labios frutales del menor.
—¿Deku? se oye lindo- Izuku estaba perdiendo la poca cordura que le quedaba cada vez que recibía ese tipo de caricias de su alpha. Ya era bastante tiempo desde que había tenido contacto íntimo con otra persona, de hecho, desde que concibió a Tsuyu hace cuatro años no había vuelto a ser tocado de esa manera. En parte por la barrera que construyó y que Katsuki derribó con facilidad. Pasaba sus celos lastimosamente entre supresores, duchas frías y complaciéndose como pudiera pero ahora con Katsuki, incluso si no estaba en su celo su piel ardía siempre como el mismo infierno. No quería parecer un omega desesperado pero mantener el autocontrol le costaba mucho.
Sus bocas estaban rojas por las mordidas y las succiones que se proporcionaban mutuamente, las manos del alpha aprisionaban la cintura de Izuku contra la suya y una de sus manos involuntariamente bajaba sobre su trasero, tan sutilmente que el omega no lo percibió de forma total, aunque el otro las estrujaba suavemente en su palma, los dedos de Izuku se encontraban enterrados entre los cabellos rubios de Katsuki masajeando e impidiendo que se separaran y su mano libre en la nuca del mayor. Todo se estaba tornando tan intenso que era increíble que aún conservaran sus ropas puestas. Un jadeo de los labios de Izuku y Katsuki apretó con fuerza su nalgas pegándolo más a él, generando un leve friccion entre ambas entrepiernas.
—Ohhh Kaa...
—Oigan chicos, pronto estará la... oh—La repentina interrupción los obligó a separarse dando un salto para atrás, una maraña de cabellos en sus cabezas y sus pechos subiendo y bajando en un intento por recuperar el oxígeno. El rostro de Neito se ruborizó hasta las orejas al interrumpir la escena— lo, lo siento, lo siento, lo siento—salió volviendo a cerrar la puerta.
Izuku acomodó su ropa, cubrió la semi-dura erección que empezaba a formarse en sus pantaIones. Katsuki por su parte estaba realmente excitado, tanto que prefirió tomarse unos minutos más allí adentro para enfriarse. El omega salió, no sin antes darle un beso y una caricia en el rostro, aún algo atontado por el placer.
Las miradas acusatorias que lo esperaban afuera lo tensaron.
—Dime que no estaban por follar allí dentro.— Kyoka siempre iba al grano, la beta se destacaba por su naturaleza frontal— escucha Izuku, aún no asimilo que estes desperdiciando el tiempo con mi hermano y no creo que a tus cachorros les agrade la idea de un nuevo cachorrito entre ellos—su regaño en tono bromista lo avergonzó.
Kyoka adoraba a Katsuki en su muy particular forma y que Izuku ahora estuviera por formar parte de su familia le encantaba, solo le gustaba molestar al alpha como una buena hermana, por los viejos tiempos. Y lo lograba la mayor parte del tiempo.
—¡Yah! ¡Noona!
—Lo único que les pido es que si tienen alguna fantasía de hacerlo en el café, por lo menos esperen a que esté cerrado,—Izuku escucho detrás de el una voz en tono acusador—¡Izuku, por favor! Si entraba un minuto más tarde los iba a encontrar en cueros—Neito apuntaba hacia él con un batidor metálico mientras lo regañaba.
Izuku reaccionó sólo para irse con la cabeza baja hasta donde estaban sus hijos mientras sus amigos reían en complicidad.
—Oh Izu ¿ya estas mejor?—Eijiro estaba preocupado por él desde que lo vio a aquel tipo junto al omega.
—Si—Asintió entre suspiros, tenía una leve noción sobre lo que debía hacer, sentía que podía solucionarlo y no quería involucrar a Katsuki en este problema que solo le concernía a él.
—¿Se lo dijiste a Katsuki?
—No—sentencio—él no tiene por qué saberlo, por lo menos no aún, lo solucionaré, no te preocupes.
—¿Qué no me preocupe? ¡Izuku! Ese tipo tiene la presencia más temible que he sentido, pareciera que emana fuego, es escalofriante. Sé que eres fuerte, pero no puedes seguir haciendo esto por tu cuenta. Ahora tienes a tu alpha.
—Y es por Katsuki, por mi familia para protegerlos, por eso hago esto Eijiro—respondió con firmeza— escucha Kiri, sé que quieres cuidar de mí, pero realmente debo enfrentar a Dabi si quiero vivir tranquilo.
—Está bien—terminó por ceder— pero quiero que me avises cuando vayas a verlo, para estar pendiente ¿sí?
—Bien.
La idea de volver a ver a su ex pareja no dejaba de dar vueltas en su cabeza, casi no había dormido nada. Su lobo clamaba en anticipación, le pedía avisarle a su alpha, buscar su protección, pero Izuku no podía permitirse involucrar a Katsuki en algo como esto. No cuando ya lo habia recibido en su vida con sus hijos, no le daría otra responsabilidad con la cual lidiar.
Esa tarde, sus cachorros tenían clases avanzadas y Kyoka había llevado a Tsuyu de compras. Eijiro atendía la cafetería con Neito y él descansaba de su turno vespertino, o eso debía estar haciendo, pero ahora se encontraba en un taxi yendo a las oficinas de Dabi del otro lado de la ciudad.
"Todoroki Touya Abogado civil, Despacho jurídico Todoroki & Asociados "
Esas palabras que se leían en la tarjeta le crisparon la piel, sabía que la familia de Dabi, como estaba acostumbrado a llamarlo, era poderosa dentro de la manada por ello sus padres estuvieron tan contentos de su enlace, pero al parecer habían logrado expandir su imperio hasta la capital del país. Pensó en todo el poder que tenia, en la cantidad de dinero que manejaba y aún así nunca se preocupó por lo que podría o no faltarle a sus cachorros, recordó los días de hambre y frio que pasaron y lo odio un poco más, si es que eso era posible.
Cuando bajó del automóvil tuvo que levantar la cabeza para contemplar las imponentes oficinas frente a él. Dio una última bocanada de aire y se adentró al lugar, aunque quisiera ocultaro no podía controlar los temblores de su cuerpo y la debilidad de sus rodillas, pero evocaba las imágenes de Katsuki -su alpha- jugando con sus pequeños y se fortalecía, era un padre que lucharía por la felicidad de su familia, aunque eso significara aplastar la cabeza de Dabi Todoroki.
—Busco a Todoroki Touya—se dirigió a una mujer detrás de un escritorio, bastante ostentosa y curvilínea, típico del alpha.
—Lo siento ¿tiene una cita? Porque el señor Todoroki me pid...
—Lisa—una fuerte voz femenina la cayó de repente exaltándolos a los dos— déjalo pasar.
Ahí estaba, el motivo de todas sus desdichas en un apretado traje negro que resaltaba sus atributos de mujer, la omega por la que lo habían abandonado. Aunque a decir verdad, se veía más vieja que cuando él la habia conocido aquella vez en su casa y su personalidad no era para nada como la de una omega.
—Izuku, querido- le sonrió con sorna— veo que decidiste venir.
—¿Donde esta Dabi?
—Touya, querido omega, llámalo por su nombre por favor, no seas descortes niño...—en un movimiento quitó su lacio cabello de su cuello solo para dejar ver la marca del alpha, pero eso no provocaba nada en Izuku, nada más que repulsión.—¿Me recuerdas, verdad? Momo Yaoyorozu ...— extendió la mano con intenciones de presentarse pero el omega se negó a tomarla causándole gracia.
—Si Touya no me recibirá, me iré.
—Sígueme, cachorro— el término despectivo utilizado no logró inmutarlo, sabía que esos dos no eran mas que escoria.
Lo guió entre algunas puertas y se detuvo en la última.
—¿Amor?—la omega fingió la dulzura de su voz antes de entrar con una forzada sonrisa—Izuku ha venido a verte— dijo mientras se sentaba en las piernas del alpha que se encontraba postrado en un sillón de cuero negro detrás de un enorme escritorio y lo besó. Izuku rodó los ojos ante el acto.
—Izuku, me alegra verte tan pronto. Toma asiento—le dijo mientras señalaba la silla frente a él.
—¿Por qué volviste a buscarnos?—fue directo al grano, no quería extender la charla.
—Vaya— frunció los labios mientras palmeaba los muslos de la mujer recargada en sus piernastu actitud no es muy buena, cariño— Izuku no cambió su semblante serio bajo la mirada de esos dos dejándole en claro al alpha que no estaba para juegos—Bien, seré breve entonces: Quiero a mis hijos de vuelta, junto a mi.
—Ni lo sueñes—esas palabras lo afectaron mucho mas de lo que demostró, en su interior el omega de Katsuki temblaba— la felicidad de mis hijos no es negociable, no tienes ningún derecho.
—Yo no diría eso Izuku, tu secuestraste a mis cachorros y los alejaste de mi lado—fingió la tristeza en su voz y la mujer tapó su boca evitando mostrar su risa.
—¡Tú nos echaste, Dabi! ¿De que estas hablando?—No pudo evitar levantar la voz, presentia algo malo. La mujer se paró de las piernas del hombre y se ubicó detrás de éste, el alpha se puso de pie y caminó rodeando a Izuku.
—No galletita, tú te los llevaste, me abandonaste—susurró al pasar detrás de él—y tengo las denuncias de abandono de hogar que lo prueban.
Eso era demasiado bajo, un golpe duro. Izuku nunca había estado familiarizado con las cosas legales, pero debió prever que Dabi al ser hijo de gente del ambiente, si lo estaba.
—Yo no te abandoné y lo sabes— giró bruscamente para encontrarse con la mirada aqua del hombre—dime la verdad, hazlo ahora. Mis cachorros padecieron el exilio al igual que yo, a ti no te import o si acaso tenían un techo sobre sus cabezaso saber de ellos en estos dos años ¡Dos malditos años! ¡En los que no supiste si comían, si enfermaban! No vengas con idioteces, porque quizás fui sumiso cuando fui tu pareja, pero a mi lobo y a mi no nos importaría destriparte, o a quien sea—se giró para mirar a la mujer—con tal de proteger a mis hijos
—¿Amenazas de muerte Izuku?—Dijo Touya mientras chasqueaba la lengua en negación— creo que no entiendes nada ¿ves todo esto?— levantó los brazos señalando sobre él— está empresa será mía algún día, nuestra en realidad—le guiño un ojo a la omega detrás de él— pero por alguna razón mi estúpido padre la puso a nombre de tus hijos, nuestros hijos... ¿entiendes?
—¿Todo esto es por tu maldito negocio?—Dabi asintió a la pregunta que Izuku le hizo con el rostro claramente asqueado de todo aquello, —¿pones en juego la tranquilidad de mi familia por eso? Ni lo sueñes Touya Todoroki, voy a defender a mi familia con garras y dientes.
Izuku rodeó el cuerpo frente a él para salir de aquel infierno pero se detuvo en seco cuabdo escucho, "siempre gano" y se fue dejándolo ahí.
—Ya veremos...
Voten y comenten cachorros, los leo
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