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"No puedo ser tu omega" es una obra original de Gii79-- cualquier reproducción total o parcial de la obra sin el permiso explícito de la autora incurre en un delito.

Esta es una adaptación de dicha obra para el fandom de BNHA 100% autorizada por la autora.


La cena transcurrió mágicamente, para nada Izuku esperaba reírse tanto del maestro de sus cachorros.

Era tan encantador y misterioso, estricto, en especial con los niños, realmente los adoraba, de algún extraño e iracundo modo y por alguna razón amaba particularmente a sus hijos. Y eso para Izuku era lo mejor de la vida. Cualquiera que pudiera hablar tan bien de sus bebés y meterlos en cintura al mismo tiempo, merecia ser parte de su familia, porqué su familia, después de ser exiliado de la manada, eran sus amigos. Eijiro, Neito, Kyoka y sus hijos y ahora quizás Katsuki podría entrar a ese círculo tan exclusivo que él llamaba familia.

Despues de cenar y dejar el restaurante caminaron por el parque, aunque ya era tarde, todo habia sido tan complejo y cargado de emociones, no se dejaba de sentir bien. Se sentía realmente bien. Y el corazón de Bakugo Katsuki latía desenfrenadamente en su pecho, cada vez que Izuku hablaba, o cuando parpadeaba con esos grandes ojos verdes, cuando su sonrisa ocupaba su rostro incrementando el volumen de sus mejillas pecosas y sus ojos se convertían en dos pequeñas curvas (que el fácilmente podría comparar con las puertas del edén) él sentía ensancharse su órgano vital. No necesitaba nada mas.

Katsuki se detuvo para observar el paisaje, Izuku lo hizo a su lado. Ambos contemplaron la vista de la ciudad iluminada, los autos deslizandose de un lado a otro dejando estelas a su paso. El vapor saliendo de sus labios y narices. El silencio acogedor que los rodeaba solo dejaba escuchar las ruedas de los autos atravesándo el pavimento. No necesitaban llenar el ambiente con nada. Pero Katsuki debía decirlo.

—Izuku, realmente eres una persona espectacular— espetó de repente dejando a Izuku congelado por unos segundos.

—En realidad no lo soy— negó bajando la cabeza mientras se miraba los pies.

—Lo eres— dijo Katsuki mientras se ponía de frente a él capturando toda su atención— en realidad, eres la persona más jodidamente fuerte que he conocido nunca, eres fiel a tus sentimientos y actúas por amor, por amor a tus hijos. Eso te hace tan noble como nadie en este mundo— levantó su mano lentamente hasta la mejilla de Katsuki que se sorprendió ante el contacto más no se alejó, se permitió disfrutar de los sentimientos que le trasmitía ese hombre.

—En realidad solo soy un cobarde, huyendo de mi pasado. Huyendo de todo, viviendo el día a día con mis hijos, sin poder valerme por mi mismo. Solo soy un omega abandonado, indigno de todo— el dolor que transmitía el omega en sus palabras y el auto desprecio carcomían el interior de el alpha de Katsuki.

—No lo digas así, eres tan digno como cualquier otra persona— le dijo Katsuki con su entrecejo fruncido, de repente acortó las distancias y se agachó para capturar la mirada jade de Izuku, tomando con ambas manos las mejillas pecosas alzando su rostro— escucha Izuku, eres el omega más hermoso que conocí en mi vida, no solo por tu apariencia.

Hermoso.

—Dime, Izuku ¿Crees en el destino? Porqué siento haber vivido toda mi puta vida sólo para llegar hasta  aquí, justo hasta aquí— las palabras de Katsuki eran suaves, casi como una caricia. Estaba tan cerca, demasiado cerca pero Izuku no quería apartarse, no quería retroceder, podía sentir en su interior un pequeño fuego que lo abrazaba armoniosamente. Como una melodía en los días  tristes, un rayo de sol en medio del frio, asi era la  presencia de Katsuki Bakugo para él.

—Katsuki, yo no...

—No—silencio la boca del menor con su dedo índice—no digas nada remotamente malo de ti, porque no lo creeré. No puedo creer toda la mierda que ves en ti.

—¿Por qué?

—Porqué yo no lo veo así.

El omega no podía evitar mirar los labios del mayor mientras hablaba, era tan dulce, lo hacía sentir apreciado. Sentía que valía por sí mismo. Cerró los ojos.

—Tengo hijos.

—Lo sé — afirmo— y te aseguro que esos pequeños mocosos también están en mi corazón, justo como lo estás tú.

Eso fue todo, era todo lo que Izuku necesitaba oír para terminar con las barreras que lo separaban de Katsuki. Sabía que se lamentaría si no lo hacía.

Lo besó, Izuku besó a Katsuki tan delicadamente como temiendo que todo fuera un sueño y él no quería despertar de ser así. Las manos de Katsuki bajaron de su rostro hasta la cintura del menor y lo acercó aún más mientras que las de Izuku acariciaban su cuello con suavidad. Ojos cerrados, respiraciones lentas un vaivén de labios acariciándose entre sí y todo alrededor era amor, ternura y comprensión. Se soltaron minutos después dejando que sus miradas lo dijeran todo. Izuku posó su rostro en el pecho del alpha, ocultándose allí, escuchando el ritmo de sus latidos mientras que Katsuki lo envolvía en él cubriéndolo por completo. Posó su mentón en la cabeza del omega y cerró los ojos mientras aspiraba la dulce y relajante esencia de la lavanda. Ambos atesorarían ese instante para siempre.


El resto solo fue miradas enamoradas y sonrisas cómplices, no había manera de alterar ese instante de tranquilidad. Sus manos estaban entrelazadas y sus mejillas sonrosadas. Verdaderamente eran dos adolescentes viviendo su gran amor. Los lobos de ambos estaban en reposo, con pequeños jadeos de placer se dejaron caer en sosiego. El alpha de Katsuki no podía regocijarse más al saber que el omega de Izuku le correspondía, estaba satisfecho.

Llegaron a casa de Izuku donde ambos bajaron, un abrazo cálido y un pequeño roce de labios, ambos consideraron la idea de ir despacio. No solo por sus situaciones sino porque querían permitirse disfrutar de cada momento, por pequeño que fuese, junto al otro. Ya habría tiempo para todo lo demás, tenían toda una eternidad para disfrutarse.

—¿Podre verte mañana?

—Uhm, no lo sé, yo debo ir a la cafetería por la mañana— Iré a verte cuando terminen las horas de clases ¿Qué te parece?

Izuku sonrió, jamás se imaginó que todo lo que  estaba ocurriendo le pasaría a él. Quizás era hora de dejar de flagelarse por sus errores del pasado. Su omega aullaba de alegría.

—Me parece bien, estaré allí hasta las cuatro de la tarde.

—Llegaré después del mediodía— sonrió de lado mostrando sus caninos.

Ambos se despidieron, aunque realmente no querían hacerlo. Katsuki espero a que Izuku entrará para partir. Se sentía joven y revitalizado, el amor le sentaba bien.

Izuku se quedó detrás de la puerta, sus mejillas dolían de tanto sonreír, cerró los ojos y se mordió los labios, aun llevaba la esencia de su alpha sobre él.

Su alpha.

Eso se sentía realmente bien.

¿Hace cuánto no se sentía así de amado?

El suficiente como para haberlo olvidado.


—Papi, está feliz hoy ¿El señor Bakugo te dio buenas noticias?

—Creo que el señor Bakugo le dio algo mas que buenas noticias a tu papi, Tamaki.

—Callate Kiri— sentenció Izuku pero sin dejar de sonreir, no habia quietado esa sonrisa de su rostro desde la noche anterior.

—¿Oh? No lo negaste... iNo lo negaste!—se carcajeo el alpha mientras Izuku seguía preparándoles el desayuno a los cinco—sabía que algo pasaría entre ustedes, son tan masculinos.

— ¿Pasar? ¿Qué paso con el señor Bakugo, papi? —indagó Denki curioso.

Todos tenían las miradas sobre Izuku que se sonrojaba. Los cachorros algo confundidos y Eijiro acusador.

El alpha llevó a los pequeños a la escuela y al otro a su lugar de trabajo, haciendole prometer al menor que luego debía contarle todo lo ocurrido en su cita.


Aunque intentó ocultar su emoción, le fue imposible. Lucía tan radiante como nunca antes, los clientes intentaban quedarse un poco mas en el café ya que el aura reconfortante que habia alrededor del omega era tan adictiva como pacífica. Todos quería permanecer a su alrededor, incluso el dulzor de su aroma natural se habia incrementado.

—Bien— Neito y Kyoka lo interceptaron cuando éste entró en la cocina— nos dirás por que estas tan feliz y lo harás ahora.

—Basta de evasivas Izu.

Izuku rió. Sus amigos habían intentado sacarle información desde que llegó, ninguno sabía nada de su salida con Katsuki y tuvo la pequeña intriga por saber qué es lo que opinaría la hermana del alpha de todo eso.

—Tenemos clientes ¿podriamos hablar de esto más tarde?— rió, aunque se viera acorralado y sabía que no podría salir de esta.

—Los correré de ser necesario—sentencio Neito—habla ya.

Antes de que Izuku pudiera empezar a contar lo sucedido la campanilla de entrada sonó y una esencia igual o aún más fuerte que la del mismo omega se respiró en el aire.

—¡Oh por dios! ¿Qué es ese olor?— preguntó Neito —¿acaso es el día de apestar a lobo y nadie me lo dijo?

—¡Ay no! Conozco ese aroma— Kyoka levantó el rostro y lo volvió a Iziku aturdida por lo que empezaba a sospechar en su mente— ¿Izu- Izuku?

Pero Izuku ya tenia las pupilas lo suficientemente dilatadas como para negar cualquier acusación que se le hiciera. Caminó automáticamente hasta el salón principal y le sonrió al alpha parado frente a él. Neito y Kyoka lo siguieron, el primero más confundido que la segunda.

—¡Lo sabía, eras tú idiota! — acusó la beta antes de que pudieran saludarse— ¿en serio Izuku? ¿Con este alpha idiota? Oh vamos

—Gracias enana plana, es un gusto verte de nuevo—respondio Katsuki —pero no estoy aquí por ti.

—¡Gracias a los dioses!

—¿Debería entender esto?— preguntó Neito.

—Ven Toto, vamos a la cocina, te explicaré todo allí atrás.—dijo Kyoka tomando a Neito del brazo mientras se encaminaban a la cocina.

Ambos se fueron dejando a Izuku con Katsuki, solos.

—Algo huele realmente bien aquí—exclamó Katsuki respirando profundamente.

—¿Quieres un café?—invitó Izuku riendo, porque él sabía perfectamente que eran sus aromas encontrándose y generando una exquisita fragancia, era el amor en sus auras quemando todo a su alrededor.

Los clientes que quedaban en las mesas estaban adormecidos por tal sensación, esas sensaciones que ningún neutralizador podría ocultar porque venía desde sus corazones.

Ambos ocuparon una mesa en un rincón del local, hablaban con tal fluidez que parecía que se conocieran de toda la vida. Un poco más tarde, mientras seguían embelesados en ellos mismos, fueron interrumpidos por los cachorros y Eijiro, el alpha solo los saludo de lejos e ingreso a la cocina. Los niños en cambio corrieron hacia ellos, quedándose sorprendentemente quietos, entre los brazos de los lobos. Denki permanecía sentado en el regazo del alpha, su cabeza resguardada en el pecho de éste e Izuku se derritió un poco ante el acto. Tamaki y Tsuyu jugaban a su lado con los sorbetes que se encontraban allí.

Todo era perfecto. Incluso cuando los tres miembros restantes del café llegaron con bandejas de comida en sus manos para compartir un almuerzo, todo seguía siendo maravilloso.

No tenia sentido negar lo obvio.

Estaban enamorados.


Mil años han pasado ya se, ya se.

Estoy más desocupada y con mejor humor estos días así que me empezaré a poner las pilas con estas adaptaciones que tengo olvidadas. No prometo actualizar esta a la semana pero si más frecuentemente.

Voten y comenten pupies, así me doy cuenta que les importa y me dan ánimo para actualizar más seguido.

Los leo.

🥰🥰🥰😘😘


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