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"No puedo ser tu omega" es una obra original de Gii79-- cualquier reproducción total o parcial de la obra sin el permiso explícito de la autora incurre en un delito.
Esta es una adaptación de dicha obra para el fandom de BNHA 100% autorizada por la autora.
Katsuki sabía que Touya se había ido, dejó de sentir su esencia hacía mucho y su nudo se había disuelto, pero aún no se atrevía a moverse pues Izuku permanecía dormitando sobre él, quizás era el hecho de toda la acción que habían tenido hace unos momentos o quizás era por estar entre sus brazos, pero el omega parecía totalmente relajado bajo las suaves caricias que le brindaba en la espalda.
¿Lo que había hecho estaba mal? Por una mierda, no, no lo estaba. Izuku era suyo y sabía que ese alfa no tenía buenas intenciones, ya había recibido su mensaje, nadie podía poner una mano sobre el omega, él ya no estaba solo. Aunque dentro de Katsuki, tenía el leve presentimiento de que acosar a Izuku no era parte de la estrategia de su ex pareja para ganar el juicio, de pronto creyó que había cierto interés de ese alfa bastardo por recuperar al omega. Izuku se removió sobre su piel.
– Deku
–¿Mmh?
–Cariño, creo que ese puto Touya salió con los niños–susurró sin detener el vaivén de mimos en su espalda.
–¡¿Qué?!–Izuku se levantó de un saltó, bastante nervioso pero fue detenido por la fuerte mano de Katsuki.
–Tranquilízate Deku, él no los llevará a ningún lado, sabe que hay una orden que debe acatar.
Izuku asintió, algo aturdido y preocupado, el mayor lo notó por lo que tiró de él sobre su regazo y mirando hacia arriba, por la diferencia de altura, le sonrió.
–Creo que lo asustamos, puto cobarde.–dijo con una sonrisa ladina.
Izuku le devolvió el gesto y cruzó sus brazos sobre el pecho de el alfa.
–No me molesta que le quede claro que soy tuyo. Que lo sepan todos, que este omega ya tiene a su alfa.
–Eso me agrada– rio besando suavemente los labios del otro– mmh... ¿Café? Creo que tardaran en volver, podría aprovechar para darte algunas atenciones.
–¿Qué estamos esperando entonces?
Izuku se levantó y caminó tirando de su mano hasta la cocina, tomó asiento alrededor de la barra central y leyó la notita amarilla sobre ella, la terrible caligrafía y ortografía delató que era de Denki.
"El alfa nos llebará al sine. Ezpero mi recompenza por esto".
–Creo que esta nota está dirigida a ti– Izuku agitó el pequeño papel amarillo entre sus dedos, Katsuki lo tomó dudoso mientras lo leía y una leve mueca de alegría se dibujó en su rostro.
–Con una mierda, ese cachorro no pone atención en clase por lo visto, ésto parece que me costará caro.
–Si se trata de Kiki, no lo pienses, es una afirmación.
El café estuvo listo y el alfa lo sirvió en dos tazas, caminó hasta su maletín y buscó un par de anteojos, Izuku estaba sentado frente a él con la taza entre sus dos manos y solo su playera blanca puesta, era un monumento a la sensualidad, le sonreía mientras lo miraba hojear el periódico. Con esa simpleza el omega se encontraba encantado, todo era tan natural y acogedor, como un verdadero hogar, acompañándose el uno al otro sin más exigencias que estar cerca, que saberse acompañado y sostenido. No hacía falta mucho más, con Katsuki se sentía protegido, seguro y sobre todo amado, un amor que trascendía cualquier límite. Se recordó a si mismo hace unos meses, totalmente cerrado al amor, sin esperanzas de tener alguna clase de conexión emocional con quien fuese con su vida totalmente entregada a sus hijos y a nadie más, viviendo devotamente por y para ellos, lo cuál no estaba mal, pero esperaba el instante en el que cada uno de sus niños creciera y decidieran irse de su lado para formar su propia familia y lo dejaran solo para morir en el abandono, pero ahora su visión del futuro turo había cambiado radicalmente.
Katsuki estaba allí, y se quedaría junto a él, le hizo volver a creer en el amor y le devolvió las esperanzas que había perdido, le hizo recordar que él también existía, que también era tan importante como sus hijos y que era hermoso y merecía ser amado. Ahora Katsuki lo hacía, él lo amaba, lo adoraba y con eso podía vivir feliz.
Izuku sonrió, sus mejillas pecosas tornándose levemente rosadas y sus ojos brillantes.
–¿De qué te ríes pequeño bastardo lindo?- preguntó el alfa levantando la mirada levemente sobre sus lentes.
–Te ves hermoso con anteojos.
Katsuki se sonrojó, siempre había odiado usar anteojos pero por su trabajo era necesario una buena visión. Se los quitó dejándolos a un lado e inclinándose hacia adelante para quedar cerca del rostro de Izuku.
–Pues tú, te ves putamente precioso con cualquier cosa– lo besó- y sin nada también.
Ambos rieron con ternura, solo unos besos inocentes y unas caricias y todo lo demás dejaba de importar, no existían los juicios, las ex parejas ni los problemas, todo era mejor el uno junto al otro.
Denki sorbía de su enorme vaso de soda de cola, la película había dejado a Tamaki demasiado estimulado, ahora corría y saltaba por las bancas simulando lanzar rayos con una botella de soda que al mismo tiempo hacía de martillo, miró al alfa que cargaba a su pequeña hermana en sus brazos con cara de fastidio mientras tecleaba entusiasmado en su teléfono.
Seguían caminando sin sentido por el centro comercial, aún no quería ir a casa, quería que le compraran algunos dulces y quizás algún juguete. Se encaminó hasta la juguetería, sabía que Touya no estaba prestando atención así que podía abusar un poquitín de la situación. Se paró frente a la enorme vidriera que exhibía la más grande variedad de muñecos de acción, pistas de carreras, robots, patinetas, pelotas, sus ojitos brillaron ante todos aquellos colores, Tamaki llegó hasta a él igualmente emocionado y se pegó con las dos manitas al vidrio, el alfa seguía detrás de ellos sin prestar atención.
–Kiki– susurró Tamaki- mira allí, me gusta ese muñeco de Spider-Man- señaló en lo alto una figura de acción con luces.
–Es muy linda Maki, mira allí–sus miradas se dirigieron más abajo– ¿Crees que papi me dejaría usarla en casa?
–¿Una patineta?–el menor lo miró con sorpresa–podrías lastimarte Kini, no me gustaría verte llorar.
–¡Yo no lloro! Soy un hombre grande, así me dice tío Kiri–su pecho se infló de orgullo ante sus palabras.
–Pero si yo recuerdo que lloraste cuando esa mariposa grande se metió a nuestro cuarto, te escondiste debajo de la cama y gritaste para que papi la sacara.
–Eso es diferente Maki, ya soy más grande ahora y nada me asusta.
–¿Nada?
–Nada. Y ahora vamos por esa patineta.
–Entonces yo también quiero una.
–No Maki, tu eres pequeño aún–dijo con una mano en el pecho mientras daba palmaditas en la cabeza de su hermano.
–¡¿Qué?! ¡Pero si somos mellizos, nacimos el mismo día!
–Nada Maki, no discutas con tus mayores, si quieres después puedo prestártela pequeño.– Tamaki avanzó hasta la entrada de la juguetería rodando los ojos frente a las palabras de su hermano cinco minutos mayor que él, no quería seguir en una pelea, solo quería conseguir ese muñeco y añadirlo a su colección de figuras de acción. Denki apreció un poco más la patineta amarilla con negro con el dibujo de un rayo blanco en ella.
–Con ella me veré genial.– susurró contento.
Su pequeña sonrisita se fue desvaneciendo ante el reflejo del vidrio de la juguetería, giró rápidamente para comprobar que lo que veía a través de la vidriera fuera real.
Sintió una presión en su pecho y cosquillas en la barriguita pero no de las cosquillas lindas, estas cosquillas eran malas, le daban ganas de vomitar, repentinamente tenía ganas de morder algo, de rasgar alguna cosa con sus manos, sus cejitas rubias se encontraron en el medio de su frente en un signo de molestia ¿Qué hacia su tío Kiri en el centro comercial con una mujer fea? ¿Y por qué le sonreía y tomaba de su mano? No, no, no, ¡NO!
Lo primero que vino a su mente es correr hacia allí, no le importó dejar a su hermano o al alfa solo, estaba muy enojado pero nunca había sentido ese tipo de enojo antes, era diferente. Corrió con toda la velocidad que sus piernitas le permitían y trepó en una pierna de su tío, envolviéndolo con brazos y piernas para evitarle avanzar.
–¡Denki!–escuchó el grito de Touya a lo lejos pero no obedeció.
–¿Kiki?– Eijiro se sorprendió al ver la mata de cabellos rubios desde arriba y sentía el cuerpito de su sobrino aferrado a sus piernas, soltó la mano de la mujer e intento agacharse para sujetar al cachorro pero este parecía aferrarse más y más– Kiki, bebé... ¿Estás bien? ¿Sucedió algo?Tranquilo...
El alfa acarició suavemente su cabello, no sabía que era lo que lo había impulsado a hacer algo como eso pero podía sentir sus garritas punzar sus pantorrillas con fuerza. Levantó la vista hasta Touya y observó la mirada confundida del hombre al igual que la suya.
–¿Quién es este cachorro? ¿Está bien?– la mujer que iba junto a él preguntó algo asustada por el repentino asalto y Denki comenzó a gruñir apretando sus dientes. El timbre de voz de la chica causaba molestia al cachorro que se mantenía aferrado con fuerzas a la pierna del alfa.
–¿Itsuka podrías esperarme en la fuente? No te preocupes, es mi sobrino– Eijiro sonrió a la chica para tranquilizarla y ella respondio con el mismo gesto y se fue hacia donde le había pedido.
Cuando por fin se perdió de su vista volvió a mirar a Denki y le susurró esperando para que se calmara, el cachorro poco a poco fue abriendo sus orbes para notar que esa persona se había ido, tímidamente abandonó su postura y se puso de pie con ayuda del mayor.
Eijiro estaba lejos de entender lo que estaba sucediendo con el cachorro pero igualmente se agachó a su altura para hablar con él como siempre lo hacía pero se sorprendió al verlo sollozar, sintió con todas sus fuerzas que debía abrazarlo, no entendía porque estaba así pero presentía que era su culpa y que debía consolarlo.
–Ven aquí pequeño–lo estiró hacia él mientras lo veía enjugarse las lágrimas con ambos puños y lo abrazó, el menor rápidamente respondió colgándose de su cuello y hundiéndose en la curvatura de éste, había algo que lo llamaba a estar allí y sentía que ese sería su nuevo lugar favorito en toda la tierra– Tranquilo bebé ¿Qué sucedió? ¿Te sientes mal? Dime que puedo hacer por ti.
Touya observaba la escena algo confundido pero sin darle demasiada importancia, cuando vio que se trataba del amigo de Izuku simplemente entró a la juguetería con sus otros dos cachorros dejando a Denki con Eijiro.
Denki se calmó luego de un rato de permanecer allí entre los brazos de su tío, lentamente empezaba a separarse, pero no podía evitar hipar aún algo resentido por lo que vió, no entendía porque había reaccionado así pero se sentía mucho mejor ahora. Se apartó del cuerpo de Eijiro y lo miró a los ojos ¿Siempre había tenido esos ojos tan lindos?
–Alfa estúpido– gruño–¿Qué rayos haces aquí con esa mujer?
–¿Eh?–la sonrisa del alfa se desvaneció al escuchar la insolencia de Denki, pero más le extraño la mirada molesta de éste, parecía una esposa reclamando a su marido–¿Cómo me llamaste, Midoriya Denki?
–¡Responde!– lo señaló con su dedo índice de manera acusadora– ¡Dime! ¿Es una omega? ¿Es por eso?
–¿Qué? Sí, b-bueno, ella es una omega y y-yo solo... b-bueno– ¿Por qué demonios tartamudeaba? Él no estaba haciendo nada malo.
–¡Lo sabía! ¡Ahora todos los alfas se vuelven locos por los omegas! Maldita sea– gruño golpeando sus brazos a sus costados y rodando los ojos indignado.
–¡Denki! ¡Deja de expresarte así!– la voz alfa molesta de Eijiro lo espantó al punto que sintió su corazón romperse en pequeños trozos– ¿Qué ocurre contigo? Debes hablar con respeto.
–Lo siento
Denki permanecía con la cabeza baja y un enorme puchero en los labios. Eijiro sintió su pecho contraerse ante esa imagen ¡Había usado su voz de mando en un niño! ¿En que estaba pensando? Ni siquiera era un omega pero había funcionado o quizás solo era su imaginación y lo había asustado, de todos modos se sentía como la mierda.
–No cachorro, yo lo siento–Acarició su mejillita con su pulgar, la diferencia de tamaño entre su dedo y el pequeño y suave rostro del niño era enorme– No debí hablarte así, creo que es mejor que vuelvas con Touya, yo debo volver con Itsuka ¿Sabes? Quizá consiga una nueva tía para ti- le guiño un ojo riendo en un gesto inocente, pero se arrepintió rápidamente al ver la mirada de sorpresa en el rostro del menor y sus pequeños ojos cristalizarse. – Ve, esperaré a que estés con él.
Denki mordió su labio, se sentía realmente triste, mucho más que antes, mucho más que cuando vio a Izuku llorar. Le dolía el cuerpo y no entendía porqué sólo quería que su tío no se acercara a esa ni a ninguna otra mujer. Ni siquiera tuvo el coraje para mirarlo marcharse, se paró junto a Touya y quedo en silencio y cabizbajo el resto del paseo hasta volver a su casa.
Aquí andamos aún, pretendo ser constante con la historia ya que tiene segunda y tercera parte, así que hay que meterle turbo.
Voten y comenten cachorros, los leo.
😘😘
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