Capítulo 83: Esa cara

...

¿Estoy viva?

Pues eso parece... Pero soy un fantasma porque voy a volver a desaparecer.

Vosotres os atenéis a las consecuencias de leer o no si luego no vais a poder aguantar tanto tiempo sin una nueva actualización. 😁❤

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Poco a poco abro los ojos al notar el sol en mis párpados. Giro mi cabeza hacia el lado de Harrison pero no está ahí. Con el cuerpo entumecido me levanto en dirección al baño.

Allí me lavo la cara después de hacer pis. Pienso en intentar desenredar los nudos que tengo en el pelo, pero me parece misión imposible teniendo en cuenta que no he pensando en traerme mi cepillo. A un paso lento salgo del baño y voy hacia el pasillo del apartamento.

Caminando puedo oler a la perfección un aroma que hace que me suenen las tripas. Al llegar al salón-cocina veo a Harrison aún en pijama y haciendo algo en una sartén.

—Buenos días, bella durmiente —me dice nada más verme.

—Buenos días —me acerco a él con una sonrisa y deja de prestar atención a lo que cocina para darme un beso corto. Me pongo detrás suyo, rodeo su torso con mis brazos, abrazándolo, y apoyo mi cabeza en su espalda.— ¿Qué haces?

—Estoy preparando mi especialidad —sonrío al oír eso.

—Tortitas —afirmo con seguridad.

—Aja. Las voy a preparar con miel, nueces y plátano —saca las tortitas que estaban en la sartén, apaga el fuego y se gira a verme.

—Te quiero —digo viéndolo embobada, aún con los brazos atrapando lo.

—¿A mí? —asiento.— ¿Por cómo soy o por cómo cocino?

—¿No puede ser por las dos cosas? —le contesto sin despegar mi mirada de sus labios. Los dos nos acercamos y nos unimos en un beso suave y lento. Pero Haz se separa.

—Las tortitas se van a enfriar —le miro con los ojos entrecerrados.

—Aguafiestas —él sonríe y se acerca a darme otro beso rápido y casto. Yo no puedo ocultar mi sonrisa y niego con la cabeza, despegando me de él. Al darse la vuelta no puedo evitar bajar mi mirada y darle en el culo. Él da un saltito y se gira a verme con el ceño fruncido pero con una sonrisa.

—Kat... —me dice con tono reprochador. No puedo evitar reír.

Los dos preparamos las tortitas tal y como me gustan a mí y nos ponemos en la encimera a desayunar. Después los dos nos preparamos para salir. Hemos decidido ir a dar una vuelta por la ciudad. Nos pasamos toda la mañana simplemente paseando, hablando y riendo.

Para la hora de comer decidimos comer en un puesto ambulante de perritos y luego compramos unos helados. A esa hora hace mucho calor como para estar en la calle así que decidimos ir de vuelta al apartamento de Harrison. Cuando estamos en el portal de Harrison, mi teléfono suena.

—¿Diga? —contesto nada más coger mi móvil.

—Hola, Katherine.

—Hola, Ellie —digo sorprendida. Hazza me mira con el ceño fruncido y yo le miro con las cejas levantadas.— No esperaba tu llamada.

—Sí, siento llamarte a esta hora. Pero tan solo quería decirte que ya tenemos la fecha en la que será la grabación —levanto las cejas sorprendida y me giro a ver a Harrison.

—¿Ya se sabe la fecha? —Hazza levanta las cejas al igual que yo.— ¿Y cuándo es? —él abre la puerta, entra y le sigo.

—Hemos reservado el vuelo el 4.

—¿De septiembre? —pregunto frunciendo el ceño.

—Así es. ¿No puedes? ¿Hay algún problema?

—No, no, no, no... Solo no pensaba que fuera tan pronto.

—Oh, siento que pueda ser precipitado. Pero la verdad es que Andrew y Alex solo van a poder en esa fecha porque más tarde tienen otros proyectos.

—Sí, sí, lo entiendo —no puedo evitar morderme el labio. Harrison, que intenta no perder ninguna palabra de lo que digo, entra al ascensor antes de mí y presiona el botón de su piso.

—¿Entonces el martes vienes a firmar los papeles que quedan?

—Sí, allí estaré.

—Y allí te esperaré —suelto una ligera risa.— Adiós, Katherine. Cuídate.

—Adiós, igualmente —cuelgo y guardo mi teléfono antes de soltar un ligero suspiro. Me giro hacia Harrison.

—¿Qué pasa? Estás poniendo esa cara —frunzo el ceño.

—¿Qué cara?

—La cara que pones cada vez que tienes que decir algo y no sabes cómo —dice antes de salir del ascensor.

—Yo no pongo ninguna cara —digo ofendida siguiéndolo.

—Mírate en un espejo la próxima vez —ruedo los ojos y me cruzo de brazos, frenando en seco.— Venga... ¿Qué pasa? —se acerca con sus ojos de hielo clavados en mi vista.

—Tengo que ir a Nueva York el 4... En una semana —Hazza abre más los ojos y levanta las cejas.

—Wow —suelta en bajo y se queda callado. Yo le miro con el ceño fruncido.

—¿"Wow"? ¿Solo "wow"?

—¿Qué más quieres que diga? —tomo una bocanada de aire y lo suelto con fuerza.— Ey, ¿Qué pasa?

—Ya lo sabes.

—¿Que no quieres que estemos separados? —asiento.— Tú y yo sabemos que no es eso en realidad —le miro con los ojos entrecerrados.

—¿A qué te refieres?

—Sabemos que no va a pasar nada porque estemos un par de semanas separados. Así que no es eso lo que te preocupa... Venga, dime qué es —muerdo mis labios y permanezco en silencio unos segundos.

—¿Y si no aprovecho esta oportunidad? No soy lo suficientemente buena —admito soltando mis miedos.

—No es cierto. Eres buena —dice después de soltar un suspiro.

—Solo soy una principiante, no tengo ninguna base, experiencia... ni nada.

—Tienes algo que les falta a muchas personas —Harrison pone un mechón de mi pelo detrás de la oreja dulcemente y deja su mano acariciando mi mejilla.— Talento natural.

Me quedo unos segundos observando sus ojos que me enamoran y me lanzo a sus labios. Él me responde con rapidez y agarra mi cintura para acercarme más a él.

Llevo a Harrison hacia delante hasta que su espalda choca con la pared. En sólo cuestión de segundos los dos respiramos de forma entrecortada y nos besamos sin descanso. Desciendo mis besos por su mandíbula hasta llegar a su cuello, del cual no me separo.

—Dime que no tienes que ir a tu casa antes de ir a trabajar —suelta en suspiro. Me separo y lo miro decidida.

—Entremos dentro.

Hazza no tarda ni dos segundos en incorporarse de la pared para ir directo a su puerta con las llaves ya en la mano. Yo espero impaciente detrás de él, controlando mis impulsos de lanzarme hacia él. Tampoco es plan el estar en el pasillo de su edificio cuando su casa está a cinco pasos.

Siento que pasa una barbaridad de tiempo hasta que Harrison abre la puerta y por fin entra en el apartamento. Yo entro detrás de él y cierro la puerta al instante, pero al girarme me encuentro que él sigue mirando al frente dándome la espalda.

Doy unos pasos hacia delante y siento como se me cae la sonrisa y el alma al suelo nada más veo a Tom sentado en el sillón del salón.

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Ya sabéis... Si tenéis alguna pregunta, teoría u opinión, sois libres de compartirlo.

Os amo 3000 💙

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