Capítulo 65: Bien
—¿Qué? —su cara es indescriptible. Tomo una bocanada de aire.
—Debería irme —hago el amago de salir, pero la mano de Harrison aún retiene mi brazo.
—Katherine —noto como mis ojos tienen lágrimas, pero estoy intentando aguantar las con todas mis fuerzas.— ¿Por qué dices eso? —pregunta con un tono de voz calmado, suelto una risa amarga.
—Tal vez porque los dos sois perfectos juntos —digo riendo y encogiéndome de hombros, pero noto mi primera lágrima.— Literalmente, tenéis una historia de película. Los dos estuvisteis juntos, os tuvisteis que separar sin que vosotros quisieras y años más tarde os volvéis a encontrar. Y yo soy la chica que se interpone en la relación.
—Katherine —él tira de mi brazo, acercándome, y coloca su otra mano en mi mejilla, apartando el pelo.— Yo no quiero estar con Olivia. Quiero estar contigo.
—Olivia si quiere estar contigo. Y estoy segura que si no me hubieras conocido, también querrías estar con ella...
—Pero te conocí. Por suerte te conocí... —me quedo unos segundos mirándolo y trago saliva.
—¿Y si tus sentimientos hacia mí cambian? ¿Y si vuelves a enamorarte de Olivia? —Harrison deja caer su mano y me mira de lado, se separa de mi unos pasos.
—¿En serio crees que pasará eso? —pregunta molesto.— Es imposible.
—¡Harrison! Sí, es posible —digo igual de molesta.— Es posible porque ya me ha pasado —estoy casi gritando.— ¿Recuerdas al ex novio del que Justin te habló? —asiente con la mandíbula tensa.— Bien, pues me engañó... Le pillé con otra chica —digo riendo entre sollozos.— Tal y como os encontré a ti y a Olivia —Harrison aparta la mirada al suelo.— Creí que había vuelto a caer, que había vuelto a ser una idiota y que me merecía sufrir por haberlo sido.
—No eres una idiota —suelto una risa sarcástica y miro hacia otro lado durante unos segundos.— ¿No confías en mí? —dice tenso levantando la mirada, trago duro.
—Sí. Pero también confíe en él —Harrison pasa su lengua por sus labios.
—¿Entonces crees que lo nuestro no va a funcionar más?
—Sinceramente, no lo sé —se me queda unos segundos mirando con el ceño fruncido.
—Vale... Supongo que no hay nada más que hablar —su expresión es seria. Suelto una risa triste por lo bajo.
—No —niego con la cabeza mirándolo.— No hay más que hablar.
—Bien. Pues... Creo que ya puedes irte —muerdo la parte interior de mis mejillas mientras asiento con la cabeza.
—Bien. Me voy —digo girándome hacia la puerta del apartamento.
—Bien —dice Harrison una vez más mientras abro la puerta.
Me quedo unos segundos inmóvil, aguantando la respiración. Si salgo por la puerta, ya no creo que haya vuelta atrás. Giro mi cabeza con la esperanza de ver si algún gesto de Harrison me pide quedarme. Al fin y al cabo, es él que me ha pedido que me vaya. Pero solo encuentro su expresión seria, con el ceño fruncido, y su cuerpo tenso, cruzado de brazos. Sacudo mi cabeza y suelto un suspiro antes de volver a girarme y poner el primer pie fuera de su piso.
Ahora mismo, mi cabeza está inmersa en mis pensamientos y no deja de repetirse que esto es el final. Así que soy capaz de advertir la reacción de mi cuerpo y siento como las lágrimas se asoman, una vez más.
Pero lo que no me esperaba era notar como la mano de Harrison me coge del antebrazo, llevándome de nuevo al interior. Me giro a verle, aún sin saber bien lo que pasa, y las manos de Hazza se colocan en mi mandíbula, en un rápido movimiento, para después besar mis labios. Todo esto me pilla desprevenida, pero segundos más tarde no puedo evitar seguirle el juego.
Mis manos se colocan en su nuca, demandando más su cercanía. Realmente extrañaba sus labios. Las manos de Hazza bajan hasta mi cintura, también atrayéndome. Nuestros besos son rápidos e intensos, con escaso tiempo para respirar. Pero no podemos parar, no vamos a parar.
Con cada beso nuestras lenguas se tocan y juegan, provocando en mí mil vibraciones. Muerdo el labio inferior de Harrison para provocarle a él también. Y lo consigo, pues él suelta un pequeño gemido para después bajar sus manos a mi trasero y apretarlo con fuerza. Esto me pone aún más y hago más fuerte mi agarre en cuello, para después saltar y entrelazar mis piernas, rodeando su cintura.
El agarre de Harrison en mi culo también se hace más fuerte, para sostener mi peso. Nuestras respiraciones son pesadas y se entremezclan una con la otra, mientras nuestras bocas no llegan a separarse más de unos centímetros. Cada vez, siento como mi temperatura corporal crece. Como si con el calor del verano no fuera suficiente...
Mis besos comienzan a bajar a su mandíbula, hasta llegar a su cuello. Harrison echa su cabeza hacia atrás del placer y esto me permite atacar su cuello con total control. Dejo besos húmedos por todo él, mezclados con ligeros mordiscos y chupetones. Oigo perfectamente como jadea, pese a que se esté mordiendo los labios para acallar sus ruidos. Solo saber qué está en la misma situación que yo, me hace no querer parar de provocarlo.
Mientras yo continúo con mi trabajo, Harrison comienza andar seguramente hacia su habitación, aunque no lo puedo asegurar porque tengo los ojos cerrados. De pronto, mi espalda choca con una pared y al abrir los ojos y separarme de él, veo que efectivamente estamos en su habitación. Al haberme separado de su cuello, Harrison aprovecha a poner una de sus manos en el mío y empieza a besarme, tal y como había hecho yo con él momentos atrás. Sin lugar a duda, yo tengo menos autocontrol que él, porque a pesar de estar mordiéndome el labio, tanto que creo que va a sangrar, no puedo evitar soltar varios gemidos.
Harrison comienza a bajar sus labios rozando mi piel hasta el escote de mi camiseta y deja pequeños besos en él. Cuando sus besos se hacen más húmedos, yo no puedo evitar clavar mis uñas en su espalda de las ganas que tengo de él. Y seguro que él tenía las mismas ganas que yo, pues al dejarme en el suelo y volver a juntarse para besarme, pude notar lo duro que estaba. Mis manos se colaron debajo de su camiseta, notando sus marcados abdominales y rápidamente la subí hasta dónde pude, para que luego Harrison acabara de quitársela. En cambio, sus manos se van directas al cinturón de mis pantalones para luego desabrochar estos con extrema rapidez.
Los dos volvemos a juntarnos desesperadamente. Yo empujo a Harrison hasta que se cae sentado en su cama. En pocos segundos muevo mis piernas dejándolas a cada lado suyo, colocándome a horcajadas. En esta posición si puedo notar como Harrison está muy duro. Pero tampoco puedo negar que yo me noto muy mojada. Vuelvo atrapar su cuello con mis manos, mientras las suyas se ponen en mis caderas. Comienzo a dar pequeños saltos encima suya mientras él gime en mi boca.
—Katherine... —susurra jadeante.
—¿Qué? —pregunto divertida y haciéndome la inocente.
Con un rápido movimiento, Harrison se gira y me deja caer de espaldas en su cama.
—Te vas a enterar... —me dice con la voz ronca.
Yo no puedo evitar sonreír. No sé de dónde saqué la suficiente fuerza, pero volví a girarnos, quedando yo de nuevo encima de él.
—Oh, no. Hoy me toca a mí —digo con una sonrisa de suficiencia.
Veo como en la cara de Harrison también se le dibuja una sonrisa mientras su mirada está clavada en mis ojos. Él mueve ligeramente hacia arriba la cabeza para besar mis labios, pero yo me alejo de él y pongo mi dedo índice en sus labios sonriendo.
Luego comienzo besar su cuello desesperadamente. Poco a poco comienzo a bajar mis besos hasta su pecho, donde puedo notar lo acelerada que está su respiración. Mientras repaso con mi mano cada centímetro que puedo de su piel. Más tarde bajo hasta sus marcados abdominales que me vuelven loca y noto como Harrison comienza a soltar suspiros por la boca.
Levanto levemente la mirada para ver cómo él se encuentra con los ojos cerrados y el ceño ligeramente fruncido. Cuando mis labios dejan de besar su piel, él abre los ojos y me mira confundido y un poco molesto. Antes de que diga nada, beso sus labios con la misma intensidad que hace unos momentos, mientras mis manos se encargan de bajar sus pantalones negros. Entre beso y beso, Harrison muerde y succiona mis labios, intentando provocarme. Pero me separo de él de nuevo y todos mis pensamientos y cuerpo se centran en sus boxers.
Mis manos comienzan a juguetear con el borde de estos, haciendo que Harrison vuelva a moverse por la desesperación. Con un rápido movimiento bajo los boxers y, al momento, el amiguito de Harrison se levanta. Lo cojo con una mano y siento lo duro que está, mientras su dueño suelta un gran suspiro. De pronto veo como Harrison me mira directamente, yo paso mi lengua por mis labios. Acerco mis labios a la punta de su pene, rozando los, y Harrison suelta el primer gemido. Comienzo a repartir besos húmedos para luego introducirlo en mi boca. Harrison mete una de sus manos entre mi pelo y lo agarra con fuerza. Cuando pienso que ya ha sido suficiente para Harrison me separo de él triunfante, después de haberle oído decir mi nombre entre gemidos varias veces.
Harrison acerca mi rostro al suyo y comienza besarme desesperadamente, con su mano entre mi pelo. Yo pongo mis manos en su pecho y mi respiración vuelve a hacerse pesada. Él se sienta, aún con mis piernas entrelazadas alrededor de su cintura, y comienza a subir mi camiseta sin ningún tipo de cuidado. Solo le toma unos segundos para quitarme también el sujetador y tirarlo al suelo de la habitación.
Nos da la vuelta y me deja recostada de espaldas en su cama. Sus manos se cuelan por la única prenda que me queda y la baja totalmente hasta tirarla a alguna parte. Por sus movimientos rápidos se nota que está terriblemente deseoso y yo solo dejo que haga lo que quiera. Coge mis muslos para ponerlos alrededor de su cadera y se inclina a besarme de nuevo. Noto como su miembro está tocando mi zona íntima y multitud de corrientes recorren mi cuerpo.
De pronto noto como entra con una fuerte embestida que me hace soltar todo el aire de mis pulmones, en un sonoro gemido. Harrison baja su boca a uno de mis pechos mientras sigue moviéndose dentro de mí. Todo mi cuerpo está ardiendo y mi columna está curvada de las sensaciones que estoy experimentando. Respiramos acelerados, nos movemos con determinación y gemimos escandalosamente.
Echaba mucho de menos esto, como Harrison podía provocarme de esa forma y quererle tener así a todas horas. Y claro, mientras tenía sexo, no pensé en ningún momento como nos estábamos peleando antes de llegar a su habitación. Pero una vez acabamos todo volvió a mí... El miedo, la incertidumbre, las inseguridades, los malentendidos... Y lo que iba a pasar a partir del día siguiente tampoco ayudaba en nada a la situación.
__________
Sí, doble capítulo fuertecito.
¿Por qué?
Quería recompensaros de alguna forma porque hemos llegado a 10k lecturas!!!! 😁
No sabéis lo feliz que me hace, de verdad.
También debo decir que me sigo sintiendo culpable porque dije que en el verano iba a estar más activa y al final he acabado subiendo con menos frecuencia. 🥺
Solo espero que no os moleste de alguna forma.
Y mil gracias de nuevo por las 10k lecturas!!!! 😘
Ya sabéis... Si tenéis alguna pregunta, teoría o opinión, sois libres de compartirlo.
Os quiero 3000 💙
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top