Capítulo 32: Sorpresa

Harrison me hizo colocarme el antifaz de nuevo para llevarme en coche de nuevo. Esta vez el viaje tomo 10 minutos. Cuando salimos del coche aún seguía sin poder ver nada y oía a gente a nuestro alrededor. También oí a Harrison resoplar.

- ¿Pasa algo?

- Hay más gente de la que me imaginaba y el camino es un poco estrecho.

- ¿Q-qué camino? Harrison dime que no me has llevado a algún sitio elevado.

- No. Tranquila. Confía en mí. Te voy a ir guiando con las manos en tu cintura- noto como Harrison se pone detrás y pone sus manos en mi cintura.

Después de nuestro desenfreno en la playa cualquier rozamiento con él provoca mi acaloramiento. Respiro profundamente para quitarme esa idea de mi cabeza y comienzo a andar lentamente para evitar chocarme con algo. 

Cuanto más avanzamos más fuerte se escuchan las voces de las personas. Incluso soy capaz de oír comentarios en español preguntándose que estábamos haciendo Hazza y yo. Hasta oí a algún niño y niña reírse y preguntar acto seguido a sus padres que si estábamos locos. No pude evitar soltar una risa.

- ¿Pasa algo?- oigo decir a Hazza justo detrás. Obviamente él no entendía ninguno de los comentarios.

- Al parecer no estamos pasando desapercibidos. Todo el mundo que está aquí se pregunta que estamos haciendo- digo en inglés.

- Vaya. Si es verdad que no sabemos parecer normales- yo me rio ante su comentario y continuo la marcha. Dos minutos después noto como el pelotón de gente en el que nos encontrábamos se dispersaba y nos detuvimos. Pero aún seguía escuchando a bastantes personas a lo lejos.

- ¿Esto significa que ya puedo quitarme la venda?

- Espera- Harrison se acercó a mi rostro y me dio un tierno beso en mis labios- Ya puedes.

Harrison se apartó de mi lado y yo baje mi antifaz poco a poco. Enfrente de mí se encontraba el que yo considero el sitio más bonito de España y, posiblemente, el pueblo más bonito y acogedor del mundo. Todos los veranos solíamos venir un día a cenar con mi familia. De pequeña soñaba con tener una casita en este pueblo. Notaba como mis lágrimas se asomaban un poco. Hacia muchísimo tiempo que no venía aquí. Me giro hacia Harrison con la mano en mi boca.

- ¿Cómo lo has...?

- Tengo mis contactos- sonriendo ladeo la cabeza.

- Daya...

- Es muy buena consejera...-dice levantando los hombros. Le sonreí y me acerque a darle un abrazo.

- Gracias- le dije apoyada en su pecho mientras él me rodeaba con sus brazos. Levante los ojos y le mire directamente a esos ojos que me vuelven loca.

- Te quiero- al instante acabe con la distancia que nos separaba.

Después Harrison y yo fuimos tomados de la mano hasta el interior del pueblo. Era justo como lo recordaba. Aunque fuera un pueblo pequeño este atraía a mucha gente por las vistas que proporcionaban el puerto y los miradores cercanos. Por no hablar de la comida que había en los restaurantes. Ya por las calles se puede oler los aromas de algunas terrazas. Estaba absorta mirando en todas direcciones cuando me di cuenta que Harrison llevaba una dirección determinada.

- ¿A dónde vamos?- digo curiosa.

- Según las críticas de google al mejor restaurante del pueblo- yo reí y me deje llevar. Fuimos por los distintos callejones hasta llegar a un restaurante con una terraza que ocupaba toda la calle.

- "Buenas noches, pareja"- un camarero se acercó a nosotros.

- "Hola"- le contesté.

- "¿Mesa para dos?"- nos dijo el camarero cogiendo dos cartas. Iba a contestar pero Harrison se adelantó.

- "Sie, un mesa parah dos"- sorprendida me giro hacia él.

- "Seguidme"- los dos le seguimos hasta que nos lleva hasta una mesa donde deja las dos cartas- "Ahora les atiendo"

- "Graciahs"- le contesta de nuevo Haz. Los dos nos sentamos y yo le miro boquiabierta- ¿Pasa algo?

- ¿Desde cuándo sabes tú español?- digo riendo. Él también se rió.

- Puede que haya aprendido un poco de español. Podrías ayudarme a aprender un poco más- me rio.

- "Encantada"

Me pase toda la cena intentando enseñar algunas palabras clave en español. Aunque no tuviera una buena pronunciación Harrison se quedaba con la traducción de la mayoría de las palabras que le enseñaba. 

Cuando vino el camarero pedimos una botella de sidra asturiana y un cachopo para compartir. El cachopo es un plato asturiano que consiste en dos filetes de ternera con queso y jamón entre medias y, todo ello, empanado. Pero como en la carta había opción para elegir el interior del cachopo decidimos pedirlo con queso de cabra y cebolla caramelizada.

- "Esto es una copa de sidra"- digo señalando a mi copa.

- ¿Qué significa eso?

- Esto es una copa de sidra.

- Vale voy intentarlo. "Estó es..."

- "Una copa de sidra"- digo despacio.

- "Uná coopa de seidra"- yo me rio.

- Más o menos, más o menos.

- Soy un genio.

Nos lo pasamos muy bien cenando. Yo me reía de las pronunciaciones de Harrison pues este algunas veces me imitaba y se ponía a decir insultos en español que me había escuchado decir anteriormente. 

Algunas mesas del restaurante nos miraban porque no podíamos parar de reír. He de decir que esto también se debe a que nos bebimos toda la botella de sidra entre los dos y luego nos pedimos unos vasos de orujo, un licor bastante fuerte. Por lo que vamos un poquito contentos.

- ¿Pedimos la cuenta?- dice Harrison.

- Vale- los dos salimos del restaurante agarrados de la mano. Y entonces me di un golpe de realidad- ¿Harrison?

- ¿Sí?

- ¿Cómo vamos a volver a Gijón si estamos los dos ebrios? Y... ¿mi hermano sabe que estoy aquí? Seguro que se pone nervioso como la otra vez y me...

- Ey, ey, tranquila- Harrison se pone en frente de mí y pone sus manos en mis brazos- Tengo todo controlado. Recuerda confía en mi- me empieza a acariciar los brazos y esto me relaja rápidamente.

- Está bien.

- Tu hermano cree que estamos con los gemelos en la fiesta a la que ellos han ido. Y sobre lo de volver... tengo una última sorpresa para ti- no puedo evitar sonreír.

- ¿En serio? Harrison como sea otra cosa más relacionada con gastarte aún más dinero te juro que...

- Ey, no te preocupes por eso. Marvel paga muy bien con el paso del tiempo- otra vez me rio. Este chico me tiene loca. Me había acercado para darle un beso pero antes de ni siquiera poder avanzar cinco centímetros una voz me para.

- "Perdona. ¿Eres Harrison Osterfield?"- sorprendida me giro y tres adolescentes se encuentran delante con sus móviles en la mano. Harrison me mira con cara de circunstancias. Seguro que no ha entendido del todo lo que le han dicho.

- Te han preguntado que si eres Harrison Osterfield- le digo en inglés- "Sí, chicas. Es él"- digo amablemente.

- "Dios mío. ¿Nos podemos hacer una foto?"

- Dicen que si se pueden hacer una foto contigo- digo riendo. Harrison sonríe y se acerca ellas.

- "Claroh"- dice en su español con acento. Esta situación me parece surrealista. Vale que reconozcan a Tom y Daya. Pero me parece extraño que conozcan a Harrison en España. Entonces no sé de donde salieron dos pares de chicas más que querían hacerse una foto con él. Una de las que ya se habían hecho la foto se acercó a mi curiosa.

- "Perdona. No quiero sonar impertinente. Pero... ¿eres su novia?"- Madre mía eso sí que me ha pillado desprevenida. ¿Qué se supone que debo contestar? No hemos concretado nada y tampoco queremos que lo sepa la gente. Pero obviamente hacemos las cosas que han las parejas.

- "N-no"- me atrevo a decir- "Soy solo una amiga suya de aquí, de España."- es lo mejor que se me ha ocurrido.

- "Ah. No quería parecer cotilla, es que soy muy curiosa"- dice la chica aun preocupada. Yo me rio.

- "No te preocupes"- solo voy a tener que aprender a mentir si me lo empiezan a preguntar por la calle cuando estoy con él.

Entonces sin darme cuenta se había montado un grupo grande de gente alrededor de nosotros. Había personas que sabían quién era Haz, otras les sonaba y otras ni siquiera tenían idea, pero querían saber quién era el famoso. La cosa se descontrolo un poco cuando algún flash salto y la gente le sacaban fotos.

- Eeem. ¿Harrison?- me acerco un poco a él.

- Mierda. Sígueme- Harrison me cogió de la mano y tiro de mi mientras algunas personas aún nos seguían. Fuimos por algunas calles hasta llegar a un callejón. Nos metimos en un edificio y vimos como en la puerta algunas chicas se quedaron esperando.

- ¿Cómo es posible que en Gijón no nos siguiera la gente pero aquí sí?- digo un poco alterada.

- Puede que justo en este pueblo Tom sea más conocido. Y por consecuencia yo también.

- ¿Qué vamos a hacer?- Harrison se giró y yo mire hacia el mismo sitio. Delante de nosotros estaba la recepción del hotel en el que nos habíamos metido.

- Voy a tenerte que adelantar la sorpresa una o dos horas antes de lo previsto- yo frunzo el ceño sin saber de qué me estaba hablando.

- He reservado una habitación de este hotel para esta noche.

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