Capítulo 31: Vistas preciosas
Después de una hora, más o menos, me desperté Harrison se encontraba durmiendo plácidamente tumbado de lado. Yo decidí coger mi móvil para ponerme a leer un libro que tenía descargado. Pero me fue imposible concentrarme teniendo a Harrison tan cerca con sus abdominales al descubierto. Katty concéntrate, concéntrate... Al cabo de un rato despertó y me pillo infraganti.
- ¿Estás bien?- dice con una sonrisa burlona. Noto como los colores me suben hasta las mejillas. Pero no importa.
- Estoy genial- me acerco y le doy un beso mientras me apoyo en su pecho.
- ¿Te apetece jugar al vóley?
- Vale.
Rápidamente dibujamos unas líneas en la arena para delimitar un campo pequeño. Los dos le pusimos muchas ganas y hacíamos todo lo posible para que la pelota no tocara el suelo. Hazza alguna que otra vez se tiró en la arena para poder darle a tiempo. Después de estar tanto tiempo jugando y expuesta al sol, me encuentro sudando como un pollo. Tanto que se me nota el sudor en la frente.
- Me muero de calor. Voy a meterme en el mar. ¿Te vienes?
- Claro- Harrison deja la pelota cerca de nuestras cosas. Menos mal que no hay mucha gente en la playa. Así no nos tenemos que preocupar por si nos roban.
- Apuesto a que no te metes de cuerpo entero antes que yo- me pongo a correr al mar antes de comprobar si Harrison me sigue por detrás.
Corro lo más rápido que puedo y, cuando mis pies rozan el agua, noto la enorme diferencia de temperatura entre la arena abrasada por el sol y el frío Atlántico. Intento meterme rápidamente, pero mi cuerpo se mueve lento por culpa de la impresión. Entonces no sé cómo, pero Harrison se lanzó de cabeza, sin llegar a rompérsela con el suelo de la orilla. Harrison ya se había metido entero y había ganado la apuesta, pero por la cara de horror que puso cuando subió a la superficie no creo que estuviera disfrutándolo. Yo aún tenía el agua por las caderas y me estaba muriendo por dentro del frió. No me quería ni imaginar el frió que tendría que estar pasando el.
- ¿Qué? ¿Tienes frió?- le digo en tono de burla. Este me puso mala cara.
- ¿Quieres averiguarlo?- entonces él se me empezó a acercar peligrosamente.
- No, no, no, no, no...- intente escapar mientras me moría de la risa e intentaba no tocar mucho el agua. Pero como era obvio Harrison me cogió por la cintura.
Note como los pelos de los brazos se me crisparon de la impresión cuando sus brazos fríos rodearon mi cintura. Pero lo peor aún estaba por llegar... Harrison se dejó caer para atrás aun con sus brazos, musculados por cierto, enrollados en mí. Ese fue el verdadero momento en el que note como mi cuerpo vibro con el contacto del agua.
Cuando me incorpore de pie, en vez de empezar a maldecir a Harrison, como la última vez que me dejo caer al agua, una risa salió de mi boca. Y segundos más tarde no podía parar de reír.
No es que me apasionara la sensación del agua fría. Era la sensación de felicidad que sentía con Harrison en estos momentos lo que no me dejaba parar de disfrutar. Lo bien que funcionamos, la espontaneidad que surge cada vez que estamos juntos, nuestros juegos, los detalles que él me preparaba, nuestras caricias... no podía estar disfrutando más de él en este viaje.
Harrison también reía conmigo con la cabeza ladeada, observándome con una mirada que reflejaba mis mismos pensamientos. A pesar del frío, los dos nos acercamos y nos besamos con delicadeza. Nuestra cercanía conseguía mover algo dentro de mí frenéticamente. Le deseo tanto. Deseo besarlo infinitas veces, deseo acariciar su pelo, deseo tocarle, dibujar estragos en su piel, deseo besar su cuello... Debido a todos estos sentimientos no puedo evitar acelerar nuestro ritmo. Harrison me sigue el juego y nuestro delicado beso se vuelve uno más intenso. Yo tengo los brazos en su pecho tocándole y haciendo pequeños recorridos con las yemas de mis dedos. Él, por otra parte, acaricia mi espalda bajando hasta llegar a mis nalgas y mis muslos. Harrison me levanta y yo enrollo mis piernas por su cintura y acabamos estando a la misma altura. Noto como dejo de tener frío, ahora lo que tengo es un gran calor por todo mi cuerpo. Es increíble como nuestro contacto provoca tanto dentro de mí. Pero como siempre este me frenaba...
- Kat... me vuelves loco. Pero no es el lugar que...- dice jadeante apoyando nuestras frentes.
- Lo sé, lo sé... no es el lugar que tenías pensado para...- este me dio un beso corto antes de poder terminar.
Los dos salimos del agua para secarnos y no coger más frío. Después los dos nos tumbamos para secarnos y calentarnos con el sol. Recogimos nuestras cosas y decidimos dar un paseo por la orilla cogidos de la mano. Después de unos diez minutos, llegamos hasta el final y vimos unas escaleras que dejaban llegar hasta un mirador.
En algunas partes del camino hicimos carreras para ver quien llegaba antes al siguiente tramo. Nos hicimos algunas fotos y en la parte más alta nos quedamos mirando el precioso amanecer. Estaba embobada viendo el cielo y las olas cuando me di cuenta que Harrison se encontraba mirándome.
- ¿Qué?- digo riendo- ¿Acaso tengo algo más importante en la cara que estas vistas?
- No- dice riendo y negando con la cabeza- Es solo que desde aquí ya tengo unas vistas preciosas.
En cuanto dijo esto me reí nerviosa y no pude evitar apartar la mirada. Harrison se acercó y me cogió suavemente de la barbilla para besarme. Era un beso delicado y tierno. Rodee mis brazos en su nuca y él me tomo por la cintura. Paramos para tomar aire y juntamos nuestras frentes. Mis ojos podían ver los suyos solo a unos centímetros de distancia. Entonces no pude evitar decirle claramente lo que llevaba bastante tiempo queriendo decirle.
- Te quiero...- Harrison sonrió de oreja a oreja y me dio otro beso corto.
- Yo también te quiero- siguió dándome besos cortos una y otra vez- Te quiero... te quiero... te quiero... te quiero... te quiero...
No podía parar de reír nerviosamente. Nunca había estado así con nadie. Los novios que he tenido nunca han sido para recordar. Por lo menos no para recordarles por cosas buenas.
Cuando estaba con Claudio en verdad pensaba que nos queríamos. Pero al parecer él no pensaba lo mismo y me decía que yo no le quería suficiente. Siempre que venía a tomar un café, a la cafetería donde yo trabajaba, al terminar mi turno me decía que debía buscar otro trabajo. ¿Por qué?
Según él, algunos hombres se me quedaban mirando después de anotar sus comandas. También me decía que debía cambiar mi forma de vestir porque podría reflejar falsas intenciones de mi parte.
Justin nunca le había gustado, discutimos más de una vez por culpa de nuestra relación. Yo intentaba justificar los actos de Claudio mientras que mi hermano me pedía que abriera los ojos. Incluso Chloe me decía que debía dejarle y que no me hacía ningún bien.
Pero un día todo cambio. Paseando por la calle vi como él estaba con otra chica. Esto me rompió el corazón y volví llorando hasta mi piso, sin que él pudiera verme. Cuando Justin me vio se lo explique todo llorando como una magdalena. En vez de volverse loco e ir a por él, me dijo que debía parar con esto. Me estaba hiriendo profundamente.
Tuve algunos días en los que me encerré en mi habitación y no quería hablar con nadie. Ver a mi novio con otra chica me supuso un gran desgaste emocional. Tanto que pensé que yo no era lo suficientemente buena para estar con él. Que yo tenía el problema. Pero después de recibir todo el apoyo de mis amigos y familia, comprendí que debía dejarle las cosas claras y cortar con él.
Los dos quedamos en mi piso y sin muchos rodeos le dije que le vi con esa otra chica y que debíamos cortar nuestra relación. Rápidamente él intento excusarse y decir una y otra vez que me quería. Pero yo le dije que no podía decirme nada que cambiara mi forma de pensar.
Entonces él tomo una actitud violenta y furiosa. Me amenazo y me dijo que nuca encontraría a nadie igual de bueno que él y que acabaría sola. Afortunadamente, Justin llego a casa y comprendió lo que estaba pasando. Se puso a gritarle e insultarle. Claudio decidió irse antes de que las cosas se fueran de las manos.
De no ser por Justin no sé cómo hubiera terminado ese día. En realidad sin él no sé qué sería de mí. Él siempre esta ahí para ayudarme y apoyarme. Por eso yo también quiero que sea feliz. Y sé que con Daya lo sería, al igual que yo lo soy en estos momentos con Harrison.
Y pensar que conocí a Harrison gracias a Claudio... Estaba apoyada en el pecho de Harrison viendo el fin del atardecer cuando este se separó un poco de mí.
- ¿Quieres una nueva sorpresa?- yo le sonrió de oreja a oreja.
- Claro.
-----
Hola, amig@s.
Sé que dije que no iba a actualizar hasta semana santa por lo menos pero...
Me han cancelado el instituto. Esto es muy surrealista. Aquí, en España, han cerrado muchos colegios, institutos y universidades. Todo por el coronavirus. También se dice que a lo mejor se va a prohibir salir a la calle. De momento lo único que nos dicen es que intentemos no salir a la calle y mucho menos quedar con amigos y familia.
Cuando anunciaron lo de los institutos dije que estaba bien porque así tendría tiempo para descansar, hacer proyectos, salir con mis amigos y escribir. Pero resulta que todo se ha vuelto en mi contra. No puedo quedar con mis amigos. Estoy recibiendo tarea virtual igualmente por parte de mis profesores. Y lo peor de todo, conozco algunas personas que tienen síntomas del coronavirus y eso me esta afectando emocionalmente. Una de ellas es mi prima mayor a la que quiero muchísimo y siempre la he visto como modelo a seguir. Y todo porque su jefe también lo tiene.
También me molesta ver como hay gente (amigos incluidos) que se la suda todo y queda con grupos grandes de gente sin tomar ninguna medida de seguridad. Así que desde aquí os pido que si en vuestro país hay algún tipo de riesgo tomad precauciones. No os acerquéis mucho entre vosotros, lavaos constantemente las manos, no os abracéis y si vivís en España no salgáis de vuestras casas si no es estrictamente necesario. #YOMEQUEDOENCASA #responsablidadsocial
https://www.instagram.com/p/B9pa6q9KDQW/?utm_source=ig_web_button_share_sheet
Os quiero 3000❤
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top