Capítulo 30: Tienes que confiar en mí

Era nuestro último día en España y no teníamos nada planeado. Cada uno tenía cosas que hacer. Jacob, Laura, Zendaya y Tom tenían que hacer reuniones por video llamada con los responsables de la película. Justin tenía que trabajar por ordenador. Y no sé qué harían Harrison y los gemelos. Por eso decidí quedarme en la cama hasta tarde.

Ayer cuando llegamos al hotel alguien llamo al teléfono de Justin diciendo que se había encontrado mi móvil tirado en el suelo del paseo. ¡Menos mal que una buena persona se lo encontró!

Estaba viendo una serie en mi móvil metida dentro de la cama cuando llamaron a la puerta. Me levanto para abrir. Seguramente sea Justin que se ha olvidado algo en la habitación. Pero cuando abro la puerta, me encuentro con algo bastante... sorprendente. Los gemelos se encuentran vestidos con camisa blanca de pie como si fueran del servicio del hotel. Sam se encuentra detrás con un plato con cubierta, en el que supongo hay comida dentro, y Harry tiene una servilleta de tela colocada en un brazo y un papel en la otra mano.

- Buenos días, señorita. Somos el servicio de habitaciones. Y le venimos a traer un pedido- intento contenerme la risa y me pongo seria para seguirles el juego.

- Perdonen. Pero creo que se han equivocado de habitación no he pedido nada.

- Oh. Ya lo sabemos. Se trata de un encargo en nombre de Harrison Osterfield- dice Sam con el mismo tono que Harry. Yo no aguanto y suelto una carcajada. Pero entonces me doy cuenta de que Sam también se encuentra ahí.

- E-espera... Sam. ¿Lo sabes también...?

- Por Dios, señorita. No sé cómo esperabas que el bocazas de mi hermano no me lo contara- Harry me mira sonriendo con los hombros en alto en signo de disculpa- Pero no se preocupe mis labios están sellados- dice sonriendo yo le devuelvo la sonrisa. No me esperaba eso de parte de los dos.

- Ahora si nos permite debemos repartir a más habitaciones. Así que le dejaremos la comida en su habitación y nos iremos- Sam entra mientras Harry dice esto último y sale en unos segundos sin el plato- ¡Ah! Y esto también es para usted- Harry me da el papel que tenía en la mano y los dos se van por el pasillo.

- ¡Gracias!- les digo justo antes de que doblaran la esquina. Entro en la habitación cerrando la puerta y me apoyo en ella mirando la nota que me ha dado. Sonriendo como una tonta la abro y empiezo a leer.

Encuéntrate conmigo en una hora en la piscina del hotel. Espero que te aproveche:

H

Emocionada me acerco a la bandeja y levanto la tapa. Ante mis ojos aparecen delicias llenas de chocolate, azúcar y calorías. Doy saltos de alegría y me llevo a la boca una tostada untada con nocilla. Y... ¡Dioooos! ¿Cómo puedo amar tanto la comida?

Me puse a comer de todo lo que había en la bandeja. Cuando me sentí como una foca, después de comer tanto, me costaba pensar en moverme solo para cambiarme. Pero la posibilidad de ver a Harrison sin camiseta en la piscina me levanto el ánimo y me puse un bañador debajo de un vestido crema bastante fresquito.

*****

Cuando llegue a la piscina busque a Harrison con la mirada por todas partes. De pronto noto como unas manos me tapan los ojos. Agarro las manos para quitármelas de encima pero entonces noto como algo me roza la oreja.

- ¿Te ha gustado mi sorpresa?- mis labios no pueden evitar emitir una sonrisa. Harrison se encuentra justo detrás de mí aun con las manos en mis ojos.

- Ha estado bien. Pero hubiera preferido compartirlo con alguien- oigo una pequeña risa.

- Creo que puedo compensarlo. ¿Pasarías todo el día conmigo?- yo me giro para poder ver de una vez a Harrison.

- Por supuesto- digo con una sonrisa que va de oreja a oreja. Harrison me rodeo por la cintura y yo le rodé la nuca. Nuestros labios se juntaron. No tenía miedo, nadie nos podía ver. Nos separamos pero mantuvimos la cercanía de nuestros rostros.

- Pero tienes que confiar en mí.

- ¿Qué has preparado?

- Oh. Vas a tener que ponerte esto- Harrison me soltó y busco algo en el bolsillo de sus pantalones. Entonces saco un antifaz para dormir.

- ¿En serio?- dije soltando una carcajada.

- Sip- le mire de lado y cogí el antifaz que me tendía.

*****

Con los ojos vendados, Harrison me llevo por hotel sin saber hasta dónde íbamos. El pequeño detalle que le delato fue el momento en el que tuvimos que subirnos al coche para ir a nuestro destino. Pero por lo demás no tenía ni idea de adónde me llevaba. Harrison me aviso que el viaje iba a ser un poco largo. Pero aproximadamente media hora después me informó sobre nuestra llegada. Oí como la puerta del piloto se abrió al igual que la del copiloto segundos después.

- Señorita...- extendí la mano y roce con mis dedos la de Harrison. Con ayuda de su mano salí del coche aun con la venda.

- ¿Puedo quitarme ya la venda?

- Aguanta un poco más- Harrison me cogió de la mano y me arrastro hacia no sé dónde. Yo iba despacio ya que, al no ver nada, tenía miedo de chocarme con algo. Empecé a escuchar un poco de bullicio de gente. Harrison bajo el ritmo y nos paramos. Él me cogió los hombros y se acercó a mi oreja- Ya puedes ver.

Harrison me quito el antifaz y la luz del sol me deslumbro un poco. Pero cuando mis ojos se acostumbraron pude ver el centro de la plaza en la que nos encontrábamos. La gente iba y venía, con sus familias y amigos, y se sentaban a tomar el aperitivo en bares. Era el típico ambiente de mañana de verano en el que hacia buen tiempo y la gente salía a disfrutar del sol. Hacía mucho tiempo que no estaba en un ambiente parecido, tan familiar...

- ¿Te gusta?- me giro hacia Harrison con una gran sonrisa.

- Me encanta- me acerco y le doy un beso cogiéndole por la nuca mientras él me rodeaba la cintura.

- Me alegro.

Harrison y yo nos pasamos toda la mañana dando vueltas por Avilés. Estuvimos en plazas, en calles antiguas, en el paseo de la ría e incluso estuvimos en un mercado. Allí le enseñe a Haz algunas de las verduras, frutas, carnes y pescados típicos de la cocina española. También le dije que teníamos que ir a un bar y pedir dos cervezas con un pincho de tortilla, pues es como una tradición mañanera del verano en España.

Creía que íbamos a aprovechar e íbamos a quedarnos a comer allí. Pero Harrison me dijo que teníamos que volver al coche. Solo nos tomó 5 minutos en ir a otro pueblo aún más costero. Este también contaba con un río que desembocaba directamente al mar. Fuimos callejeando por el pequeño pueblo y encontramos un restaurante muy acogedor. Pedimos mesa para dos y el camarero nos llevó hasta una mesa cercana al ventanal.

- Echaba de menos la sencillez de los pueblos de España.

- Es verdad que son muy tranquilos- dice Harrison- ¿Justin y tú nunca pensasteis en veniros a vivir aquí?

- Yo se lo propuse más de una vez. Pero él no quería alejarse de mis padres. Y tampoco le convencía la idea de irse de Estados Unidos. A Justin le gusta España pero no se siente del todo en casa. En cambio yo...

- Te sientes en casa- yo le sonreí.

- Sí. Aunque no haya vivido aquí más de dos meses de verano, siento que pertenezco a aquí.

- Ya veo...- veo a Harrison con un gesto ¿apenado?

- Hey, no te confundas- le cojo de la mano que tiene apoyada en la mesa- No voy a mudarme a España, así de repente. Me encanta estar en Los Ángeles con Justin, Zendaya, el grupo... y contigo- Harrison me da una sonrisa sincera y se acerca para besarme.

Cuando terminamos de comer volvimos al coche pero esta vez para coger cosas del maletero. Harrison había pensado en todo, se había traído un pareo para ponerlo en la arena, dos toallas, la pelota hinchable con la que jugaron ayer... Los dos cogimos todo y fuimos en dirección a la playa. Allí decidimos echarnos encima del pareo solo con el bañador y descansar. Yo me quede profundamente dormida con las caricias que Harrison me hacía.

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Mil Disculpas

Madre mía. Mil disculpas a todas las personas que estén siguiendo esta historia. Me siento una persona terrible por haber estado un tiempo desconectada.

La verdad es que últimamente no tengo tiempo ni para respirar porque estoy un poco sofocada con todos los trabajos, exámenes y eventos que tenemos en mi instituto. Pero siento que no es excusa.

A mi siempre me ha fastidiado estar leyendo una historia súper emocionada y que de repente su autor@ deje de publicar por un tiempo largo. Para algunas personas les debe dar igual, pero yo me siento muy frustrada cuando ocurre jajjajj. Solo debo ser yo. Por eso me siento tan culpable. De alguna manera estoy rompiendo mis principios.

Solo quiero decir que ahora entiendo por qué l@s autor@s de estas novelas algunas veces tardan tanto en publicar. Algunas veces estas demasiado ocupado con tus problemas diarios y no tienes tiempo de avanzar ni una linea. Y no te cuento ya cuando encuentras tiempo pero tienes medio capitulo escrito y ninguna idea buena para continuar.

Siempre que me pongo a escribir pienso en las cosas que me harían ilusión si estuviera leyendo la historia. Pero cuando tienes el cerebro frito de pasar todo el día estudiando o haciendo ejercicios no eres capaz de pensar ni siquiera en que imagen poner en el capitulo.

Bueno el caso voy a parar de hablar porque, a lo mejor, ni siquiera habrá alguien que lea todo este texto entero. Lo ultimo que voy a decir es que no creo que pueda publicar más episodios hasta semana santa (sin contar el de hoy) y que:

¡¡¡¡¡Muchísimas gracias a todos!!!!! Ya hemos llegado a más de 1k lecturas en este historia.

Ahora lo que pido es más apoyo en esta historia. Estoy segura de que estaría mas inspirada para escribir y mas feliz.

Y si apoyarais mi otra historia No fue un flechazo ya seria la bomba. Estoy segura que mas de uno y una le gustaría si le diera una oportunidad.

Aun así, siempre os seguiré queriendo 3000❤.

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