17. Puedes venir a mi.

Pov. Lavi.

Llovía a cantaros.

Son estos días mojados que siempre me dejan somnoliento, la pegajosidad en el ambiente, el olor a humedad adjunto con el cielo gris generaba que mis ojos se cerraran sin más. No era como si lo odiara, pero tampoco acababa de agradarme, siempre fui chico de días soleados.

Los días de lluvia tampoco eran del agrado de Kanda Yu. Él tenía sus diferentes razones y... probablemente, ese pequeño hecho era lo único en lo que estábamos plenamente de acuerdo. Así que siempre que llovía, no sentábamos en las pequeñas escaleras del jardín de los dormitorios con una taza de té, su taza era gris mate, la mía era naranja brillante con flores -la tomé prestado de Lenalee y nunca la devolví. Yo solía tomar té negro con leche y tres cucharaditas de azúcar, Yu té verde. Fue una costumbre adquirida con el paso de los años, no sé cómo surgió, pero tampoco me interesa analizar en profundidad.

Realmente no solíamos cruzar muchas palabras, pero de vez en cuando, comenzaba a hablar sin esperar ninguna respuesta de su parte, cualquiera podría decir que me estaba ignorando pero Yu escuchaba muy atentamente, de hecho, los mejores días me contestaba con oraciones escuetas pero no cortantes. Probablemente, cualquiera que conociese a Yu, estaría completamente incrédulo.

Yu es comprensivo, agradable y se preocupaba por las personas más cercanas a ellos, son todos adjetivos que no encajaban con su habitual actitud con los demás, pero eran ciertas bajo mi propio juicio. Lenalee solía acudir a él en busca de refugio cuando se sentía desolada, a su lado siempre se sentía tranquila a diferencia de estando conmigo y estaba de acuerdo con ese aspecto de nuestra amistad pues nunca se me dio bien eso de dar consejos a animar a alguien cuando estaba triste. Soy un auténtico desastre... eso se vio muy reflejado cuando conocí a Allen y descubrí sus terrores nocturnos, era totalmente apático, ahora mirando atrás lo entendía.

No solía hablar de nada serio, a veces lanzaba pequeñas reflexiones retóricas, otras aprovechaba para comentar algún suceso en concreto sobre Alma. Traer en nombre de Alma generaba que Yu prestara con totalidad su atención sin mostrar externamente su interés, siempre mirando hacia su taza de té o al cielo encapotado, tomaba un sorbo de su bebida caliente y solo escuchaba.

— Me he acostado con Allen. — Dije sin querer en un momento, tal vez no debería haberlo dicho... pero ya era muy tarde para retractarme, las palabras salieron con demasiado naturalidad de mi boca, realmente no trataba de esconder al mundo lo que había hecho, me sentía... pero recordaba una y otra vez como con recelo Allen intentaba ocultar su homosexualidad al mundo. Recuerdo alguna vez haberle dicho "eso está mal, Allen, así nunca conseguirás novio"Ahora mismo, pensar que Allen quisiera estar con otro chico generaba una presión profunda en mi vientre. No quería que eso sucediera, no...

Ante aquella revelación salida de la nada, Yu frunció las cejas y me miró, en cualquier otra circunstancia me hubiera ignorado con suerte, escupiría algún insulto muy envenenado, no soportaba en absoluto a mi compañero de cuarto. Pero me miró con curiosidad e incomodidad al mismo tiempo, sabiendo que no estaba bromeando. Nuestras conversaciones de lluvia nunca incluían bromas para reforzar la credibilidad. Así es como logré hacerme amigo de Yu.

Hubo un silencio, no tenía intenciones de ahondar en el tema, solo quería mencionarlo, necesitaba... desahogarme de alguna manera. Siempre se lo había contado todo sin pelos en la lengua a mis amigos, a Lenalee siempre le terminaba contando todo pasara lo que pasara, mientras que por otro lado, Alma había demostrado ser avispado al darse cuenta de mis sentimientos por Allen. Volteé los ojos de un lado otro repasando acontecimientos pasados. Bueno, considerando la situación actual, no dudaba en que mi interés pesado hacia la figura de Allen se haya visto reflejada de algún modo, probablemente era demasiado evidente a ojos de los demás con mis sentimientos. Pero no Yu, él era muy torpe - o tal vez diría desinteresado - para ese tipo de cosas.

— Pero es un chico. — Dijo de forma obvia, recalcando que hasta hace poco, yo era un tipo de lo más promiscuo.

— Eso lo hace más excitante ¿no crees, Yu? — No contestó, no esperaba que lo hiciera, pero esperaba que aquello calara de alguna forma inesperada a fondo dentro de él. Frunció el ceño como si hubiera algo en su conciencia que no lo dejara en paz, lo observé por el rabillo del ojo y no insistí en intentar adivinar qué era aquello que lo molestaba, hasta tal punto de no poder decir ninguna palabra hiriente sobre mi reciente inclinación sexual hacia el otro lado de la acera.

Yo mismo me lo había planteado, había intentado probar mirando la masculinidad en los cuerpos de otros chicos que resultasen atractivos, incluso probé en mirar de forma indecorosa a Kanda - pues él tenía un cuerpo musculoso y rostro andrógino - pero nada, mi cuerpo y mis sentimientos solo reaccionaba a Allen. De hecho, seguía sintiendo interés por las mujeres.

Cuando le dije a Allen que a pesar de todo, me seguían atrayendo las curvas femeninas me atreví a preguntarle si eso le molestaba de algún modo. Me respondió que no, que no "estábamos" en ninguna relación y añadió "buen intento de ponerme celoso" a lo cual me negué, no estaba tratando de hacer eso, solo quería decir que por mucho que accidentalmente se me desviaran los ojos detrás de un culo bonito eso no iba a cambiar en absoluto mis sentimientos. Entonces le volví a hacer la pregunta de si eso le molestaba.

— No... ¿por qué debería...? — Sonrió, de manera falsa. Ahí murió el resto de la conversación, normalmente Allen siempre contestaba cada una de mis preguntas, por muy estúpidas que sean, por muy ambigua que sean la respuestas, siempre lo contentaba, entre molesto, avergonzado y divertido, esta vez solo lucía molesto y me pregunté con un ligero brillo de picardía y esperanza en los ojos ¿había logrado accidentalmente ponerlo celoso? Mi calentura con otras mujeres nunca parecía haberle importado... pero tal vez, haber tenido relaciones sexuales - fallidas - había trazado una línea muy compleja en nuestra simple relación de compañeros de habitación.

Esperar a que dejara de lado mi heterosexualidad era tan estúpido como intentar reescribir las memorias que Tiky había dejado sobre la piel de Allen, y sus sentimientos, era consciente de ello, lo que llevó a un momento dado a poder realizar la siguiente pregunta que bailaba en mis labios desde aquella noche en la duchas comunes.

— ¿Tiky... era el nombre de tu profesor...? — Evité decir "antiguo amor" porque estaba seguro que aún lo era y dolía pensarlo. Era un nombre tan único, que por mucho que hiciera esfuerzo nunca podría olvidarlo o reemplazarlo por otro. Allen puso cara de confusión, no esperaba que aquello saliera de mis labios, completamente seguro de que la única vez que me habló de él había omitido esa información, como muchas otras cosas. Volteé mi rostro hacia él, luciendo serio, pero no tranquilo... estaba a punto de saber una verdad que me incomodaba — Lo dijiste en sueños. — Aclaré para intentar dejarlo más tranquilo.

Era mentira, Allen nunca lo dijo en sueños.

Parpadeó, confuso... no se molestó en confirmar y entonces tuve que adivinar que me encontraba en lo cierto y tampoco fui capaz de decir nada más sintiendo un nudo en mi garganta. Allen simplemente volteó la mirada hacia la ventana, buscando algo en la lluvia que salpicaba en el cristal, esa mirada soñadora con la cual siempre lo había encontrado cada noche de insomnio, perdido en sus pensamientos... ahora entendía su profundo significado con pesar.

Tristeza, soledad y nostalgia, añorando por tiempos pasados... era la mirada de un chico que seguía profundamente enamorado. De alguna manera, la presencia de ese hombre seguía ahí, lo había perseguido desde muy lejos.

Después de la fiebre, surgió el resfriado. Allen tenía la nariz congestionada, sin para de estornudar y llenando un pañuelo tras otro de mocos, con dolor de cabeza y pesadez... pero estaba bien, le duró más o menos tres día recuperarse, mientras tanto, comentó que lo ideal sería no dormir en la misma cama para evitar contagiarme el catarro y yo estuve más que de acuerdo, no quería resfriarme. Extrañé tanto esas noche tener su calor y presencia junto a mi lado, y fantaseaba desde el fondo de mi corazón que él, desde el otro lado de la habitación, se sintiera igual...

Pero probablemente, estaría extrañando a su profesor.

.

.

.

Era agridulce, quería disfrutar a fondo los cosquilleos en mi barriga cada vez que pensaba en Allen cuando estaba ausente. Al menos de algo estaba totalmente seguro, Allen se sentía atraído por mi, al menos de manera física. Y ese era un gran comienzo por donde empezar a rascar, decidido como estaba ha hacer que él cayera completamente enamorado de mí, empecé por seducirlo, ya sea tanto con palabras como con actos, recibiendo un efecto rebote, Allen me estaba evitando más que nunca, escudándose detrás de su inocente resfriado para evadir toda mi cercanía o cualquier momento en el cual nos encontrásemos a solas.

Oficialmente, ya había estado dentro de él, ese hecho cambiaron demasiadas cosas y su cuerpo recordaba siempre el momento excitante cuando se había masturbado pensando en mí, así como la humillación que sentía por haberse desmayado en medio del acto sexual. Yo intentaba echarme la culpa y hacer parecer que aquello fue algo muy normal sin mucho éxito... Allen continuaba haciendo aquello que se le daba tan bien: huir.

Honestamente, podía notar como su piel se erizaba con cualquier pequeño tacto, como su corazón se aceleraba y la boca se le secaba, relamiendo de manera constante sus labios y sus piernas se echaban a temblar de manera ligeramente. Mis insinuaciones sexuales siempre se quedaban a media, siempre dejaba la miel sobre sus labios, mientras acariciaba su cabello proponiendo cosas indecorosas con los labios pegados a su oído, de todas las cosas ricas que podía hacerle donde quisiera, cuando quisiera y como quisiera... Pero no era idiota, no estaba esperando obtener de Allen un "aquí te pillo, aquí te mato", No, mis intenciones iban mucho más allá, iba a hacerlo desear por mí, rogar por mí para volver a hacerlo mío. Luego, joderlo tan bien, tan duro para que en medio del acto solo pudiera decir mi nombre.

Todo lo que yo deseaba a aspirar era oírlo decir "Lavi" cuando se la volviera a meter, una y otra vez... para que en su mente solo este yo, aunque sea solo por un periodo corto de tiempo.

Su respuesta ante mis sentimientos fue ambigua y no le desagrada cuando ponía mis manos sobre su cuerpo... pero a la hora de concretar si quería tener o no una relación con él lucía confuso y en negación. Entonces, me daba cuenta que mi plan hacia aguas, pues por mucho que terminara siendo - en el mejor de los casos - el mejor polvo de su vida, nunca podría modificar sus sentimientos, era increíblemente malo en eso de enamorar a alguien pues nunca me había esforzado, siempre conseguía estar con una chica y con otra, solo las quería para una noche, siempre había rechazado y roto demasiado corazones. Nunca me había dado cuenta de lo vacío que estaba por dentro.

Dicen que el karma es una perra ¿no? Tal vez me lo tenga merecido... la última chica que me besó, ella me dijo que estaba bien con solo declarar su amor y no esperaba una respuesta de mi parte... tal vez era mentira, tal vez en el fondo ella esperaba algo conmigo y después había estado llorando por los rincones... nunca lo sabría, pero ahora, lo estaba sufriendo en mis propias carnes y al fin estaba siendo empático.

Solo una vez, recordaba haberlo intentado, salir con alguien... esa relación no acabó bien, ella me acusó de no sentir amor proceder de mi parte, y era es verdad... no podía quererla de esa manera, podía decir cosas cursis con una sonrisa burlesca y sínica, pero dar todo el amor que recibía de la otra parte. Además me ocusó de tener una personalidad mucho más molesta de lo que aparentaba en la superficie. Era consciente, y no estaba dispuesto a cambiar por nadie.

Me reí cínico al darme cuenta de todo aquello.

Incluso Allen dijo que no había resultado ser "nada romántico" cuando me confesé, pero no estaba esperando serlo, simplemente, las palabras salieron de mi boca como una obviedad.

"Quiero acostarme contigo otra vez, porque me gustas."

Torcí el gesto, sí, tal vez... tal vez había sonado de manera interesada. Y no parecía tomarme para nada en serio, cada vez que coqueteaba a su alrededor, debía pensar que solo quería sexo ¿pero cómo hacerle todo lo que me hacerle entender todo lo que siento, debería comprarle un ramo de flores y una caja de bombones? Sonreí ante la posible imagen, Allen centrando toda su atención en los dulces y tirando las flores a un lado.

Él era único. Y lo quería.

— ¿Por qué te has enamorado de mi? — Fue la pregunta que me hizo en algún punto, expresándose lleno de dudas.

No pude contestarle, se me ocurrieron mil respuestas y a la vez ni una.

Tenía la extraña sensación de que en cualquier momento y en cualquier lugar, Allen conocería a otro chico muchísimo más guapo y carismático que yo, y se lo llevaría de mis brazos.

— Tierra llamando a Lavi... ¡holaaaa! — Exclamó Alma pasando la mano mi rostro y desperté de mi aletargado ensimismamiento. Seguía lloviendo afuera y todo el mundo se encontraba apiñado dentro del instituto, había mucho más ruido de lo normal, pero la voz de Alma siempre se hacía oír sobre los demás. Lo miré desconcertado, y él me miró aún más, probablemente llevaba un buen rato hablándome y se dirigió a Lenalee quien estaba a su lado mientras me señalaba con el pulgar. — ¿Qué le pasa?

Ella suspiró con cierto hastío sin levantar la vista de su almuerzo, estaba separando un poco de comida para ambos. — La verdad, la última vez lo vi, estaba así, yo ya no lo aguanto. — Desvié los ojos hacia donde Allen estaba recogiendo sus toneladas de comida, hoy llevaba el cabello recogido a una pequeña cola baja y se veía increíblemente adorable, como siempre. La mejor forma que había encontrado para resguardarse de mi era ocultándose tras la espalda de Lena.

Cobarde. Pensé entrecerrando los ojos con el rostro apoyado en mi mano sobre la mesa. Lenalee siempre me miraba con ojos acusatorios "¿Qué has hecho esta vez?" era su pregunta muda porque por supuesto, siempre era mi culpa. Acomodé uno de la bordes de mi bufanda roja tras mi espalda.

— Oh no, Lavi se no has ido, adiós amigo... te extrañaremos. — Lloró alma secándose una falsa lágrima haciendo sonreir a mi amiga, empezaron a elaborar entre ellos diferentes teorías sobre mi somnoliento estado de ánimo, cada cuál más absurda que la anterior.

Ya me cansé de escucharlos, y ya me cansé de todo el mundo intentando llamar mi atención, necesitaba que me dejaran a solas con mis cavilaciones, solo me apetecía dedicarle cada uno de mis pensamientos a Allen y deleitarme con mis cosquilleos y mis ganas de sonreirle una y otra vez de forma coqueta. No quería perderme ni una de sus reacciones, después, el mundo me daba exactamente igual. — Oye no me he muerto. — Comenté un poco molesto, algo completamente inusual pues la forma incrédula en que me miraban mis amigos era única, después suspiré con dramatismo mientras levantaba las manos lanzando una pregunta al aire. — ¿Acaso nunca habéis visto a un chico enamorado?

Alma me señaló, a punto de decirle algo pero quedándose con la boca abierta, obviamente, la última vez él me había acusado de no ser honesto con mis sentimientos. La verdad la última vez, todavía estado en un estado profundo de negación así que comprendía su reacción, en cambio Lenalee optó por arquear una ceja suspiciosa con una sonrisa firme en sus labios y se atrevió a hablar.

— ¿Qué me estás contando Lavi? Tú nunca te has enamorado de una chica... — Me trató como loco, seguramente pensando que estaba siendo irónico. Parecía una madre conocedora de todos los secretos de un hijo adolescente hormonal.

Ladeé la cabeza, no tenía caso para mi ocultarlo. — No estoy enamorado de ninguna chica, Lenalee.

— ¿Y de quién si no? — Me alentó a desvelar el misterio mientras Alma me miraba, luego miraba a Allen con su gran bandeja de comida, así repetidas veces.

— Pues de Allen, por supuesto. — Me encogí de hombros, en ese momento, Allen ya estaba a tan solo unos pasos de la mesa, y golpeó su bandeja entre nosotros, rebotando toda la comida en el acto, con solo haber escuchado mi última declaración probablemente se estaba haciendo una idea del resto de la conversación.

— ¿¡De qué demonios estás hablando, Lavi!? — Su rostro estaba todo rojo, tal y como a mi gustaba así que en ningún momento me lamenté de ser tan bocazas. Pero ¿qué más daba? Alma ya lo sabía, y Lenalee se iba a acabar enterando tarde o temprano, de todas maneras, ella ya había realizado atrevidas acusaciones en el pasado, así que no sería una revelación totalmente descabellada. Allen primero me miró como si quisiera matarme ahí mismo, luego volteó la cara a los chicos, con expresión de pánico sintiéndose totalmente expuesto e intentó sonreír de forma forzada, pero no cuajó, ellos ya estaba bastante expectantes. Y esperaban una respuesta de Allen.

Volví a encogerme de hombros. — Pues la verdad Moyashi, estoy enamorado de ti, y quiero que salgas conmigo, no tiene sentido me oculte de lo demás ¿o sí? — Me di cuenta que a pesar de todas mis insinuaciones cochinas, era la segunda vez que le decía "te quiero" sin rodeos, Allen me miró, pero esta vez estaba totalmente en pánico eliminado todo rastro de rubor en sus mejillas mientras algunas gotas de sudor caía por su cienes. Fruncí el ceño pues esperaba una reacción más "linda" de su parte, otra vez, había sido poco romántico y me regañé internamente. Allen hizo varios intentos de hablar sin resultados, al final volvió a tomar sus cosas y se sentó en una de las sillas más alejadas de mí ante la atenta mirada de Lenalee y Alma, quienes se habían tomado de la mano, totalmente sonrojado.

Tomó un bocado de su pollo con verduras y comenzó a masticar su despegar la vista de plato, totalmente en silencio dentro del ruido ensordecedor de la gente en la cafetería.

Otro rechazo. Me llevé la mano al pecho con dolor de forma dramática, a ver, no esperaba que la presión social tuviera efecto sobre él, cada vez que había logrado atravesar todas sus barreras física solo me había llevado al final, después de cada temblor y sonrojo, una mirada cabreada y algún que otro mordisco. Pero honestamente... creí que podía darme una respuesta que no fuera ambigua.

"No sé cómo aceptar tus sentimientos, Lavi" ¡Maldita sea, eso no es un , ni un No! Es obvio que después de todos, siga manteniendo la esperanza, pero tras casi tres día de esto, estoy llegando a mi límite mental, la espera me vuelve loco, y cada vez que te sonrojas solo me hace fantasear y soñar despierto a todas horas, en todo momento.

— Le ha rechazado... — Murmuró al fin Alma rompiendo el incómodo silencio que se había formado.

— Sí, le ha dado calabazas...

Allen mordió el tenedor y se puso de pie. — ¡N-no, no os hagáis ideas equivocadas! ¡yo no lo he rechazado! — Se sintió aterrado cuando los chicos le miraban de forma sospechosa. — S-solo... no estoy listo para responder...

Al darse cuenta de lo que acaba de decir, me miró, había aún temblor en sus ojos y yo me quedé sin aliento, otra vez recobrando el optimismo. Otro silencio expectante, Alma frunció las cejas, más interesado que Lenalee en presionar.

— ¿Me estás diciendo que estás considerando salir... con Lavi?

— ¡No! ¡No, y mil veces no, nunca le daría ese gusto! — Me crucé de brazos, no me gustó que lo dijera de forma ofensiva. — ¡Pero qué más da lo que yo diga, ¿no os dais cuenta que...? ¡Ah...! — Comenzó a balbucear, poniéndose aún más pálido, no paraba de mirarme y luego a su entorno mientras se estremecía.

— Ey, te dije que iba en serio cuando dije que me gustabas. — Dije en serio, un poco ofendido y él se estremeció aún más.

— ¡C-cállate Lavi! — Exclamó. — ¡En serio, por favor, por favor cállate! — Obviamente, la sobrerreacción dejó de parecer divertido, y Lenalee se preocupó.

— ¿Allen? — Dijo levantando una mano e intentando acercarse hacia el lado donde él estaba. — Está bien, no te sientas mal... Lo normal es decir que no. Yo también le diría que no a Lavi.

— Gracias Lenalee. — Levanté el pulgar arriba con cinismo, totalmente desanimado. Luego me volteé hacia Allen mostrandole mi mirada más herida y enfadada. — Honestamente, está bien si me dices que no. Pero solo dilo, solo me creas falsas esperanzas Allen Walker.

Estaba tan preocupado por mi mismo y mi desesperación en ese momento que no me fijé tampoco en la desesperación de Allen, y... su miedo a ser expuesto, una lágrima afloró por uno de sus orbes grises y todos entramos en pánico en ese momento. — ¡A-Allen! — Dije colocándome a su lado tan rápido como pude.

— ¡Ahhhh! ¿¡Qué has hecho Lavi!? ¡Lo has hecho llorar! — Exclamó Alma también acercándose con Lenalee. Comenzó a tirar de forma brusca de una de las puntas de mi bufanda, casi con intenciones de ahorcarme lo que no me dejaba concentrarme y me estaba irritando.

— ¡Lavi!

— ¡Sí bueno, puedo verlo por mi mismo, gracias por ayudar chicos! — Lo tomé de los hombros colocándolo contra mi pecho de manera protectora.

— Estarás contento Lavi, las has vuelto a cagar. — Lenalee también rodeó sus hombros entorno a Allen, intentando arrebatarmelo pero por nada del mundo lo iba a permitir.

— Sí, las has cagado como siempre.

— ¡Pues, vosotros también habéis metido cizaña, mala gente! — Intentaba defenderme como podía con los dos idiotas de mis amigos prácticamente pegados a mi trasero diciéndome todo lo que hacía mal, mientras intentaba guiar a Allen hacia un lugar seguro, fuera de la cafetería lejos de algunas miradas curiosas de todos los presentes. Intenté ignorar las protestas y me concentré un poco en él, preocupado. — Oye... Allen, lo siento ¿estás bien? — Llevé la manos bajo su rostro cabizbajo, la cola que sujetaba sus cabellos de atrás no era lo suficiente para sostener el pelo que tenía delante y los largos mechones blancos de su cabello creaban una cortina, impidiendo así poder ver qué tipo de expresión dolorida estaba haciendo, eso estaba generando en mi aprensión ¿y sí realmente había herido los sentimientos de Allen? No iba a poder perdonarmelo, aún sí esta totalmente seguro de no haber hecho nada malo. La presión social ni siquiera fuera de manera intencional, pero tal vez estaba tocando un punto muy sensible demasiado pronto, no sabía.

Preguntas, preguntas... inseguridad.

Mis dedos tocaron la humedad de sus lágrimas a los lados de la mejilla, aún se resistía a levantar la cabeza o responder, intenté inclinar la cabeza para hacer contacto visual y noté que una de sus mano se aferraba a mi pecho, lo cual indicaba que a pesar del disgusto, Allen no quería alejarse de mí en ese momento de inestabilidad emocional.

— Ey, chicos ¿Podrían darnos un momento de privacidad?

— ¿Por qué? — La mano de Lenalee se encontraba en la espalda de Allen, ya había dejado de intentar robarlo, pero aún estaba reacia a separarse. — Sabes que me estoy controlando para patearte fuerte.

— Sí, sí, sí. — Dije entre dientes. — lo que sea, puedes pegarme todo lo que quieras después, pero en serio, quiero hablar a solas con Allen. Por favor. — Lenalee y Alma se miraron no del todo convencidos. Se apartaron unos cuantos de metros, lo suficiente para poder hablar en voz baja, y aún así me desconcentraba sus miradas juzgando y los cuchicheos, probablemente comentando lo perdedor que era y "cómo me atrevía a hacer llorar a alguien tan puro e inocente como Allen". Pues si supieran que ese lindo chico inocente quería robarme mi ropa interior otro cantar sería.

— ¡Dije a solas! — Grité abrazando aún más fuerte al Moyashi, de manera posesiva. Tras un gran esfuerzo y caras largas por parte de la oposición se retiraron por uno de los pasillos doblando la esquina. Me permití soltar un largo suspiro y mascullé por lo bajo, soltando alguna maldición, con la privacidad ganada pude dirigirme con más intimidad a Allen. — Hey... Allen, lo siento, no llores...

Tan pronto como estuvimos a solas, Allen se desenvolvió de mis brazos y grande fue mi sorpresa al encontrarme un rostro impasible, había una sombra bajo sus ojos y hasta daba miedo el aura fría que proyectaba, completamente diferente a como lucía antes, totalmente indefenso y cuando me asestó un puñetazo en la barriga me di cuenta que había sido totalmente engañado por una actuación diez de diez. Me doblé en dos sintiendo la falta de aire.

— Lavi, en serio, voy a matarte. — Dijo con voz contenida mientras se limpiaba las falsas lágrimas. Lo que iba a ser una tierna reconciliación se transformó en una nueva discusión.

— ¡Estuviste fingiendo! No puedo creerlo. — Contesté incrédulo, aún sujetándose la barriga. Una lagrimilla de dolor auténtica se asomaba por el rabillo del ojo.

— Es tu culpa, como siempre, por dejarme en evidencia. — Suspiró mirando a otro lado despechado, podía jurar ver dos enormes cuernos de demonio asomarse a los lados de su cabeza.

— Claro, y la mejor opción era engañarnos con tus bonitos ojos llorosos ¿no? ¡Eres un monstruo! — Dije completamente aterrado, abrazándome, tembloroso descubriendo un nuevo lado de la faceta retorcida y el se rió de esa misma forma como cuando va a meterse con Yu.

— Fue muy fácil, aprendí a derramar lágrimas de cocodrilo cuando tenía 5 años. — Expresó de manera orgullosa. "Monstruo de dos caras" jadeé mirando para otro lado. Allen no es puro, nunca fue puro... estaba tan engañado. — Y... ¿¡Qué demonios estabas haciendo exponiéndome ante los demás!? ¡Te pedí que te callaras y no me escuchabas! ¡Idiota, bocazas! ¡me prometiste que no le dirías a nadie que soy...! — Lo último lo susurró no sin antes mirar a los alrededores. gay.

Dejó a un lado su sonrisa perversa solo para centrarse en su enfado el cual era demasiado real, pero era una mala acusación, estaba indignado.

— Y no veo donde lo he incumplido, Moyashi, solo he dicho que me gustabas ¿qué tiene eso de malo? Solo quiero que me des una respuesta clara, eso es todo.

— ¡Me pusiste en evidencia! ¡es lo mismo! — Genial, ahora Allen se siente perseguido, pero su miedo era irracional. — ¡Mierda, llevas días asfixiandome con lo mismo, necesito espacio, necesito respirar!

— No seas exagerado, tampoco te he presionado tanto, además te he dejado estar a la mínima que me has evadido, y sobre lo otro ¿qué más da? ¿Crees que Lenalee y Alma son la clase de persona que te juzgaría? — Al decirlo, cerró la boca, pensándolo... pero aún se veía tenso. — Allen, te creo que te de miedo al principio, cuando apenas nos conocíamos, pero ya está... olvidalo. — Bajó la cabeza y los hombros, apenado. Esbocé una pequeña sonrisa reconciliadora y palmeé uno de sus hombros, intentando animarlo. — Ey, no te preocupes, mira, este podría ser tu gran momento para salir del armario. — Le enseñé el pulgar arriba y él me miró como si hubiera perdido la cabeza, luego me dio un manotazo volviendo a fruncir las cejas.

— ¡Imbécil ya salí del armario una vez y todo se fue a la mierda! — Esta vez, sí lucía realmente enfadado, me interrumpió cuando intenté hablar. — Lo haces sonar como si todo fuera fácil y divertido. ¿Pero sabes qué? ¡Para mí fue horrible! No todos vivimos las mismas circunstancias, y en mi caso, a mi me dieron una paliza mis propios compañeros de clase ¿Sabes cómo se siente eso?

— Eh...

— ¡No, no lo sabes Lavi, no tienes ni idea de lo que es eso! ¡No tienes ni idea de lo que es sufrir el desprecio de tu propia familia! Tú solo llevas una semana intentando meterte en mis pantalones y ya crees puedes hablar en nombre de todos los chicos gays, pero no es así.

— Allen...

— ¡No tienes ni idea de lo que es para mí ser gay! ¡así que cállate!

Eso apretó mi corazón, no quería verlo así de adolorido y por encima de todo, Allen había evocado una nueva revelación bastante dura de asimilar. Me hubiera gustado preguntar... pero estaba fuera de lugar, no era el momento y solo sería hurgar aún más en la herida. Entonces me di cuenta que sí, era un bocazas y mi impaciencia para conseguir resultados inmediatos se contradecía a lo que había dicho. Le había dicho a Allen "No hay prisa" y "no voy a forzarte a nada" todo lo contrario a mi mala actitud un momento atrás.

Ambos nos quedamos apenados, mirando nuestros pies realizando lo desastroso que había resultado todo, yo no quería discutir...

— Lo siento... no debí haberte gritado. — Empezó Allen lo que me hizo sentir un poco más culpable si es que cabía.

— No, lo siento yo. Soy idiota.

— Sí, pero... no tienes porqué saber... — Intentó reirse, pero se rindió y luego se mordió el labio. — Sé que lo dijiste con buenas intenciones. — Honestamente, no se si Allen estaba pretendiendo ser considerado o un mártir... no había nada de qué obrar sobre mi mala actitud.

— Allen...

— Es solo... — Los momentos que me miraba a la cara eran escasos contados con los dedos, y seguía ahora mismo mirando hacia cualquier punto menos a mi, como llevaba haciendo estos tres días. Esquivandome. — Me pongo nervioso con este tema, no lo puedo evitar. — Cerró el puño sobre su pecho y yo intenté darle un toque nuevamente en el hombro pero me detuve, recordando la palabra "axfisiar" tal y como lo había usado me descolocó un poco... no le he estado haciendo tan bien como creía, pero no podía evitarlo, había una creciente necesidad que me estaba empujando al borde del límite. Me había creado toda una fantasía a partir de un estúpido calentón de Allen... no debería ser tan injusto y aprovechado de las circunstancias.

Por el rabillo del ojo, creo que Allen detectó mi intento fallido de tocarlo, y me metí la mano en los bolsillo encogiéndome de hombros. — Está bien, dejaré de tirarte los tejos. Completamente... me rindo. — Dije a mala gana y... ¿en serio, se acabó? ¿tan simple son mis sentimientos hacia él?

No. No lo son. En realidad... el cobarde soy yo.

Escuche un pequeño gemido de sorpresa y encontré a Allen mirándome con tristeza, esta vez fue diferente... no podría describirlo con palabras. Luego dio un paso acabando con la pequeña distancia entre los dos y colocó su cabeza contra mi pecho y se quedó allí, quieto. La imagen me pareció demasiado tierna y mi corazón comenzó a latir con fuerza, probablemente Allen podía escucharlo, pues deslizó suavemente el contacto de su coronilla hasta posar su oreja contra mí. Inhalé y exhalé... con una sensación de plenitud llenándome por completo. Allen colocó después las manos a los costados de mi cadera , con un toque sutil de dedos y no aparentaba querer separarse de mí muy pronto. No era un abrazo completo... pero de todas formas era genial, siendo tan poco, me conformaba.

Sí, me podía conformar con lo que sea a esas alturas. Iba a ser feliz como un idiota.

Llevé una de mis manos para poder acariciar el cuello expuesto, lucía cremoso y era suave al tacto, cada hendidura en su nuca, el nacimiento del cabello entre el cuello y la cabeza era un poco más oscuro - grisáceo - escapándose como pelusilla debajo de la cola, acaricié varias veces notando como se estremecía ligeramente bajo mi toque, y sus dedos se apretaban aún más en mi cintura. Era una respuesta ligera... y complaciente. Solté la atadura de su cabello liberando todos su pelo suavemente, al liberarse, desprendió un olor tan agradable a champú que no dudé en inclinarme lo suficiente cerca para poder inhalar. — Mmh... — Suspiré de manera contenida y Allen tembló ligeramente, removió sus manos hasta posicionarse más arriba y volteó la cabeza ahora apoyándose con su otra oreja. Volví a respirar profundamente mientras peinaba suavemente su pelo con media sonrisa, mi otra mano escapó del bolsillo hacia su baja cintura presionando suavemente, animandolo a terminar el abrazo y que nuestros cuerpos cálidos se encontraran. Ni siquiera se resistió un poco... y me di cuenta que aquel inocente gesto fue cien veces mejor a cada coqueteo mal intencionado, mirada seductora, o comentario pervertido.

Porque era honesto, y bien recibido, sin malicia ni segundas intenciones.

Levantó la cabeza mostrando el rostro al fin, sus ojos estaban entrecerrados como adormecido, el flequillo despeinado y las mejillas con un pequeño toque de color. Solo me miró un segundo a los ojos y luego desviando toda su atención a mi labios, se relamió los suyos y supe perfectamente lo que pasaría a continuación, se inclinó aún más sobre mí mientras sus dedos se apretaban mi ropa justo en el momento exacto en que Alma y Lenalee volvieron a entrar en acción asomándose por la esquina.

— ¡Oh! — Exclamó emocionado, y luego ella le pegó un codazo.

— Te dije que era demasiado pronto, los hemos interrumpido.

Alma la ignoró, y se puso la mano al lado de la boca para alzar aún más la voz.— ¡Allen! ¿eso es un ?

— Cállate, vámonos. — Exclamó en un susurro perfectamente audible y tiró de su manga para volver a esconderse de donde se había asomado.

Allen me empujó y retrocedió unos cuantos pasos, se puso el dorso de la mano en la boca, rojos hasta las orejas, había sido totalmente expuesto... aunque bueno, este es un pasillo bastante concurrido, cualquiera podría haber pasado por aquí en el descanso, así que solo supondré que se la había olvidado dónde estábamos. Por mi parte, estaba tan sorprendido que no podía siquiera enfadarme con los chicos por habernos interrumpido en un momento tan crucial y bueno. Luego intenté reirme divertido viendo lo hilarante de la situación pero mi corazón estaba tan acelerado que se quedó en un sonido algo extraño saliendo de mi garganta mientras me inclinaba hacia un lado, aún con las manos en alto de aquel abrazo.

— ¡Ah, mierda! — Gritó al fin, levantó su puño y cerré los ojos pensando que iba a descargar su enfado sobre mi, en su lugar, sonó el timbre de fin de receso... todo, tan oportuno... Volvió a bajar el brazo mientras sonido de pasos de multitud se aproximaban por todas partes. Me rasqué la nuca nervioso, por una vez, no tenía nada que decir. Ni siquiera un comentario gracioso, nada... Por lo que simplemente opté por decirle a Allen que mejor me iba a mi siguiente clase, aún mareado, di unos cuantos pasos.

No entendía, ya había estado dentro de Allen, y aún así, estaba completamente eufórico, era ridículo... unos dedos se engancharon a mi bufanda roja para detenerme, y miré a mi espalda, Allen aún tenía a cabeza baja, parecía casi una nueva manía que había adoptado solo para el día de hoy.

Sus ojos grises otra vez tambaleaban...

— Yo... se lo diré.

.

.

.

Fue un respiro que dejara de llover aunque sea solo por un rato, el sol asomaba tímido sobre algunas nubes y era agradable sentir el calor sobre la piel. Después de clases, solo podía mirar el cielo sintiendo otra vez la somnolencia. A mi lado, Allen me sujetaba con su mano nerviosa el extremo de mi bufanda, necesitaba mi presencia a su lado para cuando llegara la hora de la verdad.

Cuando Alma y Lenalee recibieron la noticia sobre la orientación sexual de Allen simplemente exclamaron con voz enternecida un "Ohhhh, Alleeeeen" y después lo abrazaron como un osito de peluche. Él simplemente, estaba aturdido, supongo que no se esperaba aún después de todo una reacción tan agradable.

Después, comenzaron a darle su apoyo y yo me quedé a un lado detrás admirando la escena, no sé porqué, pero me sentí plenamente feliz por él. Creo que se lo merecía, aún desconozco la totalidad de todo el daño que pudo haber recibido en el pasado y me pregunté ¿por qué la personas son tan crueles? Es injusto.

Aún con todos los ánimos, Allen aún lucía tenso, probablemente aún esperaba que algo malo pasara, pero solo recibía sonrisas de los chicos, alguna que otra broma. No podía ver su expresión desde las espaldas pero la podía imaginar... el alivio que su cuerpo fue tomando a medida que bajaba los hombros y alternaba su atención entre Lenalee y Alma. No dijo ni una palabra, bajó la cabeza quizá avergonzado y los ojos chispeantes de Lena y Alma le entregaron otro abrazo profundo y grupal.

— Yo también quiero abrazar, chicos. — Alcé los brazos intentando interponerse, pero Alma me miró aún con tirria e interpuso una mano para detenerme.

— Tú te quedas ahí, que solo quieres sobarle el culo a nuestro Allen, sobón. — Hice un sonido adolorido en falso dramatismo y Lenalee se rio.

— ¿Sabes? En realidad, si estaba sorprendida, si no fuera porque todos conocemos a Lavi, diría que luce mucho más gay que tú, así que no te preocupes. — Le pellizcó la mejilla de forma tierna. y Allen continuó sin emitir respuesta. Alma le dio la razón.

— Oye no se pasen. — Protesté divertido, con esa forma de animar aún a mi costa.

— Pues yo supe lo de Lavi en el momento en el que lo vi leyendo un libro gay, solo tuve que sumar dos y dos. — Se encogió de hombros y los hombros de Allens estremecieron, probablemente recordando aquel evento. .

— Imbécil, leer eso no me hace gay.

— Y además, estabas obsesionado con Allen...

— ¿Ves? — Le señalé dándole la razón. — Eso sí, eso sí me hace gay.

Lenalee puso cara de preocupación y Alma se inclinó hacia un lado en un falso susurro. — Pobre criatura, admitiendo su obsesión tan fácil... iugh — Después de eso, se empezaron a reír con fuerza y hacer aún más bromas, obviamente, todas metiéndose conmigo pero honestamente no importaba. Entonces, Allen quien no había dicho ni una sola palabra ladeó la cabeza hacia mí con suavidad, las manos de los chicos aún lo retenían entre palmaditas y caricias demostrando el resto de cariño sin palabras. Me sorprendió regalando una hermosa sonrisa completamente aliviada, sus ojos brillaban como nunca y sus cejas aunque aún seguía fruncidas, solo era levemente hacia arriba, no podía expresar todas la emociones y fue su sutil manera de decirme gracias.

Me crucé de brazos mientras me apoyaba sobre una de las columna del patio mientras le devolvía la sonrisa. Aún con la distancia física entre nosotros, estábamos mucho más cerca que nunca.

Y eso era increíble, no tenía ni un precio. Su sonrisa era solo para mí.

Lo que nadie se esperaba era la bomba que estaba a punto de soltar Alma, hablando como quien habla del clima. — ¿Sabes Allen? Yo también soy gay, y me gusta Yu.

Todos contuvimos el aliento, bueno, yo ya lo sabía porque ya me lo había dicho aquella vez, pero si soy sincero, se me olvidó, mi cabeza estaba llena de otras cosas... nada de eso impidió que contuviera el aliento. Aunque el más sorprendido era Allen, quien desconocía por completo toda la historia que había por detrás. Intercambié miradas con Lenalee.

Dicen que cuando el río suena, agua lleva.

.

.

.

Había demasiado de qué hablar, el solo de la tarde parecía conceder un momento de calidez y sentado en el frío suelo ya seco del patio. Tenía entre mis dedos la gomita de pelo de Allen y jugaba con ella mientras conversábamos. Lenalee comenzó a hacer bromas sobre llamarnos a todos "chicas" y que "ahora podíamos hablar de penes, como interés común". Si Komui la oyera lloraría, y Back también.... Solo podía defender mi heterosexualidad, y de momento, solo me interesaba el pene de Allen siendo sincero. Me esperé recibir una mirada de reproche o algún codazo por parte de él, pero cuando me di cuenta, Allen estaba tan relajado que ni se dio cuenta. Estaba distraídamente a mi lado, demasiado cerca sin que me hubiera dado cuenta... y poco a poco, fui perdiendo el interés en la charla y comencé a probar los límites, acariciando cómodamente en público su cabello, no parecía reaccionar de manera incómoda ni me miró, solo se dejó hacer.

Ya lo dije antes pero me encantaba, sostenía con suavidad el cabello de su nuca, enredando con mis dedos, separando el pelo de un lado a otro y tirando de forma atrevida las puntas. No lo estaba haciendo para llamar su atención, solo era mero entretenimiento y placer personal, podría estar así toda la hora y no cansarme nunca. Después, no me di cuenta cuando cambie de rumbo, mi mano se posó en su espalda frotando suavemente en círculos generando que se su relajación se notara de la forma en que se iba inclinando lentamente hacia mí. Estaba totalmente perdido en lo que estaba haciendo, solo quería tocar un poco más, un poco más... ni siquiera lo pensé, cuando metí la mano debajo de la ropa y acaricié de forma más profunda e íntima su piel estaba demasiado cálida debajo de la tela, era casi perfecto.

— Sí, y entonces me dijo... perdón — Alma se disculpó con Lenalee cuando se interrumpió. — Lavi ¿puedes dejar de meterle mano a Allen mientras hablamos? Me desconcentro — Me acusó y me di cuenta sonrojándose, Allen quien tenía el rostro completamente adormecido por la sutiles caricias también se despertó parpadeando varias veces y tan pronto como reaccionó me apartó completamente sonrojado.

¡Esa no era mi intención, lo juro! No me iban a creer, ahí iba esas miradas acusatorias de vuelta. La confianza, que da asco... me reí.

Allen comenzó a mantener la distancia prudencial totalmente preocupado por haberse dejado llevar tan tontamente, había bajado su guardia. Alma le palmeó los hombros. — Allen, no permitas que Lavi se meta en tus pantalones ¿me oyes? — A diferencia de Lenalee, quien opinaba en lo bonita pareja que formaríamos, Alma se encontraba reacio y defendía todo el tiempo la inocencia del Moyashi.

Allen me miró, sabía lo que decía esa mirada comprometida. Ese tonto de Alma no sabe que ya me metí en sus pantalones... Recordé el beso y como me hubiera gustado realmente recibirlo... me relamí los labios imaginando la anticipación y sonreí para mí mismo, bien, no puedo esperar al momento inevitable en que al fin nos encontremos a solas en el cuarto.

Me siento jodidamente afortunado de tener a este chico como compañero de cuarto, nunca pensé que me retractaría en mis palabras en un inicio...

.

.

.

A medida que atardecía, las nubes volvía a juntarse y amenazar con volver a llover. Como ni uno teníamos paraguas corrimos hacia los dormitorios, ahí fue cuando me di cuenta que Allen era tan rápido, yo solo di tres pasos y ya me dolía el costado, realmente se movía y estaba en mucho mejor forma física que yo. Me admitió entre risitas diabólicas que aquello fue un paseo para él.

Entramos a la habitación y se quitó los zapatos y los calcetines como siempre hacía, parecía no importarle el suelo frío. Timcanpy alzó su vuelo hacia su dueño, no era bueno si se mojaba con la lluvia así que Allen a unas muy malas lo dejaba siempre en los dormitorios estos días. No lo entendía, el suelo estaba demasiado frío para eso. Se sentó en su cama completamente exhausto y luego se dejó caer atrás con los brazos arriba, en el acto dejó descubierto parte de su barriga y tuve que controlarme demasiado para no tirarme simplemente encima.

— Estoy agotado... — Exaló un gran suspiro mientras Tim posaba sobre su cabeza cómodamente. Me quité el abrigo y colgué la bufanda en el perchero de cualquier manera, dejé la mochila regada por el suelo y llamé su atención con voz seductora.

— Tal vez deberíamos... continuar lo que dejamos en el pasillo ¿no crees? — Allen se removió y volvió a sentarse con vagueza para solo mirarme de forma normal, casi con inocencia y luego ladeó la cabeza mientras fruncía levemente el ceño.

— ¿Te refieres a discutir? — Me palmeé la cara, conté hasta tres y luego liberé mi incredulidad, no podía este chico simplemente pedir mi ropa interior tan descaradamente y luego lucir de manera tan inocente.

— ¡Me refiero al beso, atontado — Allen se sonrojó, luego miró hacia abajo... apenado.

— Tú... ¿quieres besarme ahora? — Dijo extrañado, como si desconociera los sentimientos que tengo por él.

— Allen, eras tú el que realizó el primer movimiento, ahora ven aquí terminalo. — Él negó con la cabeza, respiró hondo varias veces y me miró de nuevo frunciendo las cejas.

— ¡No actúes como si fueras mi novio, porque no lo somos! — Suspiré agotado, tenía una manía muy mala de recordarme una y otra vez que mi amor iba a ser unilateral o algo así... Tan terco como una mula. Estaba claro que Allen prefería discutir, y no iba a precionarlo si él no quería, así que sin decir nada, me dirigí al desastre de mi armario siempre lo tenía abierto sin usar llave porque no creía que Allen fuera a robarme, aunque pensándolo bien, de algún lugar habrá obtenido mi ropa interior, eso empezaba a ser peligroso. , busqué entre toda la ropa revuelta algo que usar a modo de pijama y ni siquiera me molesté en encontrar pares iguales de calcetines, tomé mi toalla, champú, la esponja y jabón. En todo momento Allen me había seguido con la mirada, y solo cuando puse la mano en el picaporte de la puerta me habló confundido. — ¿A dónde vas?

Me detuve en seco, primero miré sus expresión, aún tenía el ceño fruncido, pero estaba ligeramente inclinado hacia adelante enredando uno de sus dedos la cola de Timcanpy de manera distraída, luego miré mis cosas de baño de manera muy evidente y por último alcé una ceja incrédulo.

— ¿A ducharme, tal vez...? — Allen contuvo el aliento, buscó algo en mi rostro con sus ojos y luego de manera derrotada volvió a agachar la cabeza mientras pasaba los dedos de los pies sobre su tobillo.

— Pensé que... íbamos a besarnos. — Susurró.

Es definitivo, Allen está jugando conmigo, con mi cordura, pensé que podía seducirlo a la perfección y jugar a favor mis cartas, pero ahora me estaba dando cuenta que era yo el que estaba siendo dirigido por completo por Allen, primero sus lágrimas de cocodrilo y ahora esto... No dije nada, hablar generaría enredar más las cosas y solo dejé todas las cosas sobre el desorden de mi cama y me senté a su lado tomando a Tim y dejándolo a un lado, luego coloqué ambas manos a los lados de su cadera, Allen dio un respingo y me miró, hice mi mayor esfuerzo de lucir serio y determinado, esta vez, estaba claro que él no quería dar el primer paso, estaba esperando a que yo lo besara y me acerqué a su rostro dejando caer mi aliento sobre su labios, buscando desesperarlo con anticipación o darle tiempo suficiente para arrepentirse y voltear el rostro... porque una vez que iniciara, estaba seguro de que no iba a parar. Mantuve los ojos abiertos hasta el final, vigilando cualquier gesto de rechazo, la respiración ahora más profunda de Allen también se mezclaba con la mía

Y lo besé.

Fue lento, primero reconociendo un poco de sequedad debido al frío, el cual no dudaría en después humedecer con mi lengua pero primero iría con cuidado. Me separé un poco generando algo de ventosa, nuestras narices estaban pegadas la unas de las otras y la respiración ahora se hacía más audible, para el segundo beso nos coordinamos para hacerlo al mismo tiempo y estaba vez comenzamos a masajear los labios con suavidad. Los dedos de Allen se aferraban a la tela de los vaqueros con fuerza, y había un ligero temblor en cada uno de sus movimientos.

Dudó, retrocedió de forma vaga, lo alcancé capturandolo en la distancia. Estaba tenso por un momento, no se movía... y luego, sin que yo lo indicara de ninguna forma, abrió la boca invitándome a entrar. Introduje la lengua encontrándome con su sabor, busqué su lengua encontrándola arrinconada en su interior, pero no había suficiente espacio para escapar e intenté animarlo a interactuar, solo respondiendo de manera torpe y perezosa.

Estaba intimidado e inseguro.

Simplemente, dejó que yo controlara el ritmo del beso por completo, y si no fuera porque ya lo había besado antes, creería que era inexperto en todo lo que hacía.

La manera en que Allen me estaba besando no tenía ni punto de comparación a como lo hizo la otra tarde-noche, donde se había desenvuelto de manera apasionado y profunda, tanto fue así que ambos dejamos la mente en blanco, solo dejándonos llevar mientras enterraba los dedos en su muslo desnudo. La verdad es que a partir de ahí, no podía perder ni una oportunidad para mirar las piernas desnudas de Allen, solo podía asociarlas con lo sexy que se veía cuando se resistía con su erección envuelto en las sábanas.

Tal vez, solo debía motivarlo y excitarlo para generar aún más interacción, pasé la mano tras su nuca, enredando los dedos y presionandolo aún más para intensificar el beso, con la otra fui en busca de la piel cálida en su espalda, recorriendo su columna vertebral hacia abajo con la yema de los dedos, buscando descargas eléctricas. Me separé solo un poco para mirar su reacción, seguía con los ojos cerrados, las cejas ligeramente fruncidas y noté como encogía el estómago ante el tacto.

"Un poco más..." . Pensé y seguí masajeando los músculos bajo la piel mientras lamía el labio inferior presionando con la lengua, y suspirando en su boca de forma provocadora. La tensión se desvaneció y bajó lentamente los hombros mientras soltaba la prenda de sus vaqueros ya arrugada y colocaba ambas manos en mi pecho, eso me empezaba a gustar más y ante la respuesta positiva sonreí jadeante, aunque Allen aún seguía dejando que lleve todo el control del beso sin hacer nada atrevido y desatado como cuando me mordió labios totalmente excitado. Llegué a pensar que Allen sería la clase de chico que actúa dulce y recatado pero en el fondo le encanta tomar el control, y estaba impaciente por ver más y descubrir más, quizás también era un poco sádico también en la cama, quién sabe ¿le gustaría hacer alguna cosa sucia en particular? ¿cómo se verá su rostro en el orgasmo, o cómo se escucharía mi nombre dentro de un suspiro? Necesitaba saberlo. Quería hacerlo temblar debajo de mi, llevar todos sus sentidos al límite y que solamente gima mi nombre.

Solo mi nombre.

Dejé la espalda llevando la mano hacia adelante acariciando suavemente el vientre aún encogido y busqué hasta dar con uno de sus pezones para ejercer tracción sobre ellos, tracé aureola con los dedos pellisqué sin piedad hacia un lado recibiendo respuesta de su cuerpo, pero de la manera equivocada. Allen se tensó, cortando el beso y miró un poco en pánico su pecho, allí donde mi mano se encontraba enterrada.

Lo miré con duda como su voz temblaba al hablar.

— Y-yo, yo no tengo... pecho.

Solté una risita más incrédula que divertida, puse cara de "No me digas..." pero Allen continuaba con esa expresión como si marcara un punto e intenté ponerme más serio, tratando de ser aún más evidente con mis palabras. Parecía que Allen necesitaba un toque de atención circunstancial.

— Ya sé que tienes pene, Allen, no estoy extrañando ninguna teta. — Retiré todo contacto mientras decía eso. Pero no generó ninguna diferencia, seguía con rostro impasible y los labios curvados. Lucía desalentado, entonces recordé que el mismo comentario lo había realizado en los baños y me di cuenta de la manera en que Allen me veía. Como un chico completamente heterosexual solo interesado en bajar cualquier braga que se pusiera por delante y... no lo culpo, porque es así exactamente como era, nunca había tenido reparos en sobar el cuerpo de una chica en el lugar y momento que sea. Mucha de esas veces Allen lo había estado presente como cualquier transeúnte más.

Allen pensaba que podía decepcionarme, pues siguiendo su lógica, no podía darme nada como hombre. Se estaba equivocando por completo, él podía darme toda su masculinidad como nueva experiencia, cada músculo de su cuerpo, el tacto de sus manos grandes, los hombros cuadrados, podía darle su pene con el que jugar y semen.

Mucho semen. Y yo quería el semen de Allen, ya lo había sentido sobre mi cara cuando le hice aquella felación, me pareció verdaderamente nuevo y excitante. Y lo mejor que solo quería todas esas cosas de Allen y no de ningún otro chico con el cual pudiera experimentar. Quería todo de Allen y mucho más.

Con esa idea en mente, volví a destapar el pecho levantando la camiseta hasta el punto que él mismo podía verlo, ni corto ni perezoso me incliné para probar el sabor de su piel. succione el pezón, sin desprenderse ni un poco comencé a dar suaves golpes con la lengua intercambiandolo por con caricias húmedas mientras hundía el dedo pulgar en el ombligo generando que se encoja aún más, lo besé con mesura y rocé con sus dientes sin terminar de morderlo hasta conseguir endurecerlo. Allen simplemente fue perdiendo fuerza, se fue inclinando hacia atrás en el colchón aún con sus pies tocando el suelo, Expié desde su pecho la expresión de su rostro y vio cómo abrió la boca como si fuera a emitir un placentero gemido pero nada salía de él, parecía más la expresión de sorpresa, miraba hacia el techo con los ojos abiertos como si estuviera procesando con su mente todo lo que estaba recibiendo su cuerpo y abrió un poco más la boca para respirar aire, como si hubiera olvidado hacerlo por la nariz.

Comencé un camino de besos húmedos hacia abajo mientras soltaba la hebilla del cinturón, ese tintineo siempre me pareció tan provocador y revelador, el botón fuera, la cremallera baja y abriendo las alas del vaquero.

— Levanta las caderas, Allen. — Dije respirando cálidamente sobre la tela de la ropa interior. No obtuve respuesta inmediata, obedeció de manera lenta y dudosa, seguía mirando a cualquier parte menos hacia abajo, dónde estaba yo. Y no sabía si eso me gustaba, necesitaba que fuera plenamente consciente de quién le estaba dosas esas caricias y el placer.

Con esfuerzo, logré hacer bajar la prenda lo suficiente para también poder hacer lo mismo con los calzoncillos y esta vez me tomé mi tiempo para poder apreciar el miembro de Allen con una media sonrisa, ya lo había visto varias veces con anterioridad, pero era la primera vez que podía detenerse a apreciarlo con detenimiento en su forma relajada. Tenía pelusa rubia/grisácea en vez de pelo púbico normal, no sabía si se debía a que Allen era albino que carecía apenas de pelo, hundí la nariz para oler su sexo, el vello púbico al tacto era mucho más duro de lo que lucía en apariencia y eso era excitante, no podía esperar para estimularlo y hacer grande su pene entre sus manos y mi boca.

Volví a alzar la mirada y notando como la tensión en su cuerpo aumentó aún más. Una de sus manos sujetaba con fuerza un trozo de manta mientras su mano estaba enterrada en su boca, los ojos completamente abiertos y... aterrados.

Mierda, esto se estaba tornando para nada bien. No era timidez, Allen no quería hacerlo... pero ¿por qué no decía algo? Fue él quien me invitó a besarlo ¿no? Había estado tan como esta tarde, con mis suaves caricias... oh.

Me di cuenta entonces que todo el cariño que Allen necesitaba, al menos en ese momento, era más bien emocional en lugar de sexual. Podía satisfacer su libido, pero no cambiar los sentimientos que se agolpaban en su pecho e incluso yo me sorprendí lo racional que podía ser en ese punto, pero a lo largo de ese día había aprendido esa lección.

No iba a cometer más errores.

De esa manera, tapé su hombría y me senté estresado, mirando el suelo. Allen tardó un buen rato que todo había acabado y se incorporó con confusión en el rostro.

— Por... — Tragó saliva. — ¿Por qué has parado?

No me atreví a encararlo y rodé los ojos hacia un lado, apenado mientras me rascaba la nuca.

— Te ves incómodo.

No se atrevió a llevarme la contraria, tenía razón. Allen volvió a subirse los pantalones para estar más cómo pero no lo abrochó, cruzó las piernas y se sujetó los tobillos, luego pasó uno de sus mechones tras la oreja en esa postura curvada e indefensa.

— Ha sido mala idea... ¿verdad? — Se rió sin gracia y analicé sus palabras.

— ¿Crees que me he arrepentido? — Le inquirí y él parpadeó desanimado. Otra vez me dio la razón con su silencio, estaba extrañamente callado. — ¿Qué te hace pensar eso?

Se inclinó hacia un lado, encogido sobre sí mismo. — Me la miraste y... te detuviste ¿eso no lo dice por sí solo?

— Allen, por favor.

— Solo fue una calentura. Lavi. — Me interrumpió intentando sonar lógico. — Solo eso... no va a volver a funcionar, tú... creo que estás confundido. Has estado... revoloteando a mi alrededor todos estos días, dejando caer cada una de tu intenciones, pero al final siempre parecías arrepentirte. — Estaba malinterpretando todo. — Ya me lo dijiste antes, te gustan las chicas... y te seguirás gustando. Esto no es para ti.

¿Esa es la razón por la que he me ha estado evitando...? No, no lo creo.

— No inventes excusas Allen. Solo porque te de miedo contestar a mis sentimientos, no tienes por qué enredar las cosas. Te la chupé en el baño ¿no lo recuerdas? ¿Crees que una calentura me haría hacer eso? ¿en serio? — Volvió a encogerse aún más de hombros, sin poder mirarme a los ojos, sus labios estaban tensos. Respire hondo, mis palabras habían sonado mucho más duras que lo que pretendía. Entonces, tomé sus manos a ambos lados y lo recosté sobre la cama, quería que dejara de esquivarme. — Con tu poca resistencia, sábes lo terriblemente fácil que sería para mí quitarte los pantalones y clavarte en el colchón ¿mh? — Allen se veía sorprendido, no hizo nada para soltarse, solo... se dejó hacer. Sus labios entreabiertos, las pestañas blancas y el cabello que se resbalaba de su frente de forma despejada, todo... era absolutamente hermoso y desalentador... de alguna manera. — Pero eso podría hacerlo con cualquiera. Solo te quiero a ti.

Sus ojos comenzaron a verse tristes, y los entrecerró, apretando levemente los labios. — ¿Cómo...? — La voz salía casi con dificultad de su garganta. — ¿Cómo puedes estar tan seguro de tus sentimientos...? Hasta hace nada, solo éramos compañeros de cuarto y nada más ¿por qué...?

— No lo sé. Solo lo hago.

Allen analizó cada parte de mi rostro, solo... contemplando, sin buscar nada, el cabello, las cejas, la nariz, el mentón, todo... se vio reflejado y seguido por el movimiento de sus pestañas. Luego volteó suavemente la cabeza hacia un lado, sus ojos brillaban, tal vez conteniendo alguna lágrima. No sabía exáctamente en qué estaba pensando, qué lo intranquiliza tanto y me preguntaba si yo pudiera hacer algo por él... lo que fuera. Solté el agarre de sus muñecas y las deslicé hasta tomar sus manos entrelazadas con las mías. — Sé que hoy te presioné por una respuesta, y quiero que te enamores de mí... pero no necesitas hacerlo ahora, ni mañana, ni pasado... puedes tomarte todo el tiempo que quieras.

Me prestó atención y pasé el dedo por su ceja, luego, con el pulgar tracé la marca extraña de su rostro. La lágrima se contuvo en su lugar y hacía brillar aún más sus pestañas blancas.

Besé sus nudillos.

— Allen, quiero que sepas que siempre puede venir a mi, cuando esté excitado, ya sea por mi culpa o no... y abrazarme cuando lo necesites, puedo darte un consejo, escucharte ante cualquier problema, puedes apoyarte en mí... puedes venir cuando estés triste, enfadado o aburrido. Y yo intentaré por todos lo medios hacerte feliz, reír y sonrojar todas las veces que sea necesario. Y que sonrías de verdad, no de manera forzada,... no aliviado culpas. Puedes ser tú mismo, quítate la máscara y sé un sádico, manipulador de lágrimas falsas o lo que sea. Yo lo tomaré todo... tal y como he estado haciendo hasta ahora ¿no? — Finalmente le sonreí, cargado de emociones, supongo que era mi mejor manera de decirle "te quiero".

Allen me miró con alivio, con liberación... A veces, está bien estar triste y no saber porqué...

Lo solté y me senté en la cama de nuevo, él hizo lo mismo.

— Lavi... — Habló al cabo de un rato. — ¿puedo dormir contigo... esta noche? — Le sonreí de forma tierna y obvia, eso ni siquiera debería ser una pregunta. Pase uno de sus mechones tras la oreja. Respondí de forma afirmativa y luego fui a ducharme, él también lo hizo, nos cepillamos los dientes comportándonos natural, sin estúpidos coqueteos o bromas de mi parte. Allen se veía tan tranquilo... era esto todo lo que necesitaba por ahora.

Cuando nos metimos en la cama y me fui hacia mi lado dispuesto a dormir Allen me miró en la oscuridad, noté un ligero rubor en sus mejillas, otra vez estaba enredando uno de sus dedos en la cola de Tim y alcé una ceja de manera inquisitiva.

— ¿Puedes... abrazarme mientras duermo?

— Sí. — Respondí tan bajito que no se escuchó. Di palmadas a mi lado del colchón y Allen recostó la espalda contra mi pecho, lo rodeé con los brazos y encajé mi rostro en su cuello. Se quedó quieto por un buen rato, mientras pasaba los dedos suavemente sobre mi antebrazo, me ponía los vellos de punta. Después se removió un poco, pegándose aún más y me miró una última vez antes de enterrar la cabeza sobre la almohada.

— Hueles muy bien. — Susurró. Si era posible, me enamoré un poco más.

.

.

.

.

.

Tenía a Allen completamente desnudo, a mi merced. Pregunté si podía entrar y sus ojos llenos de deseo respondieron por sí solos. Luego todas las cosas comenzaron a torcerse, debí haber notado que algo andaba mal e igualmente me negué. Estaba embriagado acariciando cada parte de su cuerpo que se exponía a mi en cuatro, alzando su culo a mi, temblando cada vez que mis dedos entraban y salían y los pequeños gemidos sonaban casi a llanto. Se apoyaba completamente contra las baldosas frías del baño, intentando clavar las uñas en la pared, su respiración era errática.

— Mmh...

Realmente, era difícil notar la diferencia, pero sí quizás me hubiese dado cuenta que la erección de su pene estaba perdiendo lentamente fuerza me hubiera detenido a tiempo. Allen no estaba respondiendo de ninguna manera.

Comencé a repartir besos por toda su espalda mientras me preparaba para entrar, le sujeté de las caderas y lo acomode ajustandolo a mí, dirigiendo mi miembro a su entrada y lo penetré de forma lenta y tortuosa. Solo llevaba la mitad de pene y ya me sentía enloquecer, ni siquiera pensé en usar condón, todo era tan irracional y mis piernas temblaban del placer. — Allen... Dios... que bueno. — Allen se había deslizado hasta apoyar gran parte de su pecho contra el suelo, no se movía y respiraba con dificultad, al borde de la inconsciencia. Ante la falta de respuesta, pensé que estaba bien seguir adelante y terminé de introducirme, sus paredes se encogía alrededor de mi carne de forma deliciosa. — Allen... voy a moverme ¿está bien? — Dije mientras volvía a besar sus omóplatos. Comencé con lentos vaivenes e intenté llegar hasta su próstata, pero aún no la tenía metida del todo y supuse que debía utilizar más fuerza para profundizar, era difícil de manejar, tan único y diferente a todo...

Tan bueno.

— Ugh... — Se quejó y ahí fue cuando noté que algo andaba mal.

— ¿Allen... te duele? — Me detuve por completo, dudando en si sacarlo o no. Mierda, seguramente había ido demasiado rápido o quizás... la postura no era cómoda. Llevé la mano a su cabeza ante la falta de reacción, notando el anormal calor que se agolpaba tanto en sus mejillas como frente. — ¡Allen, estás ardiendo de fiebre!

Sus ojos, casi cerrados, se veían idos, parpadeo cuando lo movió y gimió a punto de desfallecer. — No... Tiky.

— Ti... ¿Tiky?

Allen dijo el nombre de otra persona, un nombre que no era el mío.

Salí de su interior y le di la vuelta, su cuerpo no respondía, aún tenía los ojos semi abiertos pero estaba totalmente desmayado, comencé a llamarlo por su nombre cada vez más alterado, di unos golpecitos en la mejilla esperando a que despertara pero solo cerró los ojos. Lo tomé en brazos rápidamente y lo llevé a nuestra habitación tumbandolo en mi cama, tomé una toalla para secar su cuerpo mientras no paraba de murmurar. — Joder, joder, joder... lo siento.

Tim se dirigíó a su dueño preocupado y luego me en enseñó los dientes en señal de amenaza, mientras yo entré en pánico, tanto por el hecho de haber estado jodiéndolo mientras estaba inconsciente, como por el hecho de que Allen creyó... o llamó a otro hombre.

Otro hombre... quién podía ser. Solo podía ser... solo podía ser su profesor.

Clavé los codos en el colchón derrumbándome, había profundo dolor ahí, donde latía mi corazón y sentía como las entrañas se me retorcía. Estaba enfadado, asqueado, decepcionado, triste y adolorido. La lágrima comenzaron caer de inevitablemente, tuve que aflojar mi parche para liberar mi otro ojo, al hacerlo, la herida de ese viejo cristal que lo perforó mi retina comenzó a arder, pero no podía parar de padecer tanto física como emocionalmente.

Allen aún estaba enamorado de otra persona... y eso jodidamente me dolió, los celos comenzaron a matarme y tuve que respirar varias veces para intentar calmar las ganas de querer golpear algo. Cuando ya me sentó más calmado, aún con lágrimas en mis ojos vigilé a Allen, sus cejas se fruncía y respiraba agitado.

No, no podía culparlo por desear estar con otra persona, y por haber dicho su nombre estando conmigo conectado, ya sea si hubiese sido de manera conciente como inconciente.

— No es justo... no quiero.

No quiero.

.

.

.

.

.

Notas finales: Bueno, estoy actualizando casi a las cinco de la mañana y me arden los ojos, mañana revisaré si hay fallos. Espero que le haya gustado, me ha salido más largo de lo que esperaba.

Por cierto, creo que Wattpad me censuró uno de mis dibujos cochinos </3

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