14. Es tu culpa



Pov Allen.

Gracias a la contaminación luminosa, era cada vez más difícil poder apreciar el cielo estrellado... pero esta vez simplemente brillaba con tanta fuerza, que me daba vergüenza levantar el rostro y simplemente apreciarlo.

La noche era tranquila, la sigilosidad en la calle era un componente el cual no acompañaba para nada mi estado de ánimo, al principio, no podía sentir nada... lentamente, esa sensación de control se tornó contra mí como un arma de doble filo. Sabía por dónde iba porque Tim me estaba guiando cómodamente, pero no sabía porqué valía la pena arrastrar un pie tras otro si de todas formas no tenía ganas de llegar a ningún lugar. Me detuve con esa idea en mente... Llevaba caminando dos cuadras en silencio sin la companía de Lavi, quien probablemente se había quedado atrás.

En ese momento, quería convencerme a mí mismo que no era porque se trataba de Lavi, cuya curiosidad insaciable, me había hecho más ligero el camino para poder sincerarme. Si tal vez... por ejemplo, hubiera sido otra persona de confianza, hablar de mi mismo y de mis errores sin entristecer o avergonzarme de lo estúpido e inmaduro que fui también podría había sido fácil. O por lo menos, más ligero de digerir...

Pero quizás... no estaba tratando de demostrarme a nada mismo, ni de cambiar esta actitud tan introvertida, a lo mejor solo intentaba... ser reconfortado por nadie más que Lavi. E imaginando la sonrisa en su labios, revolviendo mis cabellos como usual... me diría con unas suaves palabras. Eso no te pasará conmigo Moyashi.

Fue tan egoísta de mi parte, querer seguir soñando despierto por un rato más... despertar en la realidad fue demasiado doloroso.

Probablemente ahora mismo esté pensando, sumido en la total y más absoluto incomodidad, en que no tenía ni un poco de vergüenza o si quiera algo de dignidad, y aun así, aun parecía tener el descaro, sumido por impulso cercano a la aceptación, de pedirle un abrazo, como si pudiera con todo aquello borrar todas aquellas sucias palabras que dije, o mi probable actitud mancilladora.

"¿Esa persona, abusó de ti... sexualmente?"

Y luego, estaban esa pregunta, soltada casi con asco... un horrible cosquilleo me apretaba en la boca del estómago cada vez que pensaba en ello, recordando a la vez aquellos momento en clase... ¿Abusar? ¿Acaso un hombre puede abusar de otro hombre? Eso era tan estúpido... además, yo no podía ser tan débil, pues era un hombre también. Las decisiones que tomé por mi mismo.... y porque también quería... No se pueden sacar conclusiones de la nada, Lavi estaba exagerando, como siempre... probablemente, también era como aquellos que pensaban que estaba con mi profesor solo para que me aprobara los exámenes, y que solo era un "chico calientapollas".

No me había dado cuenta en qué momento había comenzado a llorar, cuando levanté mi mirada y esta se tornó toda borrosa, opacado por lo fuerza con la que brillaban las estrellas esa noche, no tenía a derecho a contemplarlas todavía.

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Tuve un sueño.

Soñé con la casa del bosque, allí solía pasar las vacaciones de verano con Mana cuando tenía 10 años, hacíamos acampadas en el bosque, pescabamos en el río, me contaba muchas cuentos donde Timcanpy era un hada me enseñó a hacer galletas de chocolate, tocar el piano y a tejer, Mana siempre tenía habilidades para todo... por eso lo amaba y me consideraba afortunado por tener al mejor padre del mundo. Soñé con el momento exacto en el cual Cross entraba a la habitación de piano, ese cuarto pertenecía Mana, y siempre había sido mi lugar de escondite favorito. Allí me sentía seguro. Esos días me cerraba solamente a tocar sin parar el piano durante horas y horas hasta quedar agotado. Vi entonces a Cross poniéndose delante de mí, probablemente a regañarme, solo sabía hacer eso.

— Deja de llorar como un marica. — Me dijo con voz áspera mientras expulsaba humo de su boca. Cross solo me daba dolor de cabeza, aunque él era un amigo muy cercano del mi tío Nea, lo único bueno que tenía era el golem que siempre portaba a todos lados. Siempre me robaba a Tim para ir a jugar...

Esos días felices se habían acabado.

Levanté apenas la cabeza, estaba hecho un ovillo subido a la butaca blanca, no quería separarme de ese piano. — Haz las maletas. Te vas.

Cuando vio mi expresión de no comprender, cogió una silla y se sentó en frente de mí. Parecía intentar tener mucha más paciencia que de costumbre. Se aclaró la garganta. — He hablado con Lvellie y he llegado a un acuerdo. — Sabía a quién se refería, Cross solía tener contactos en todos los lados, y esa persona era director de un prestigioso instituto, Black Order. — Allí tienen dormitorios, y te darán de comer, lo único que tienes que hacer es estudiar. Fumaba tranquilamente su cigarro, no estaba muy acostumbrado a ese trato, incluso, prometió regalarme a Tim para que me hiciera compañía.

Todo lo hacía parecer tan fácil. Me mantuve en silencio por más de cinco minutos que a Cross le pareció más que exasperante hasta el punto de levantarse de forma bruta, tirando la silla al suelo y asustando a Tim en el proceso.

— Nunca te quedes quieto. — Dijo de repente. — Sigue caminando... ¿¡Acaso no es lo que siempre te ha dicho tu amado Mana, mocoso!?

En ese sueño, desistía de seguir pensando, porque era doloroso. Me tiraba de espaldas, a una emergente oscuridad.

"Mana..."

"Quiero ver a Mana..."

.

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— Mana... — Murmuré entre abriendo mis ojos e intentando poner nítida mi visión. Lo primero que percibí fue a Tim posando sobre mis brazos. Tenía los ojos muy hinchados, probablemente por haber llorado en exceso... intenté cambiar un poco mi posición (estaba en pose fetal, tal y como en mi sueño), pero otra vez, todo el cuerpo me dolía, creo que incluso peor a la otra noche, esto me pasa por haberme quedado dormido en el pasillo, no me sentí capaz de volver a la habitación, tampoco quería molestar a nadie más con mi presencia. Me senté en el suelo del pasillo a la espera de alba.

Hacía tanto frío esa noche.

— Tim... — Mi garganta se sentía raspoza. El se rozó suavemente contra mi nariz, en cuanto retiró un poco las alas, vi a alguien colocarse a mi para tocarme dudosamente con el pie. Solo pude percibir las piernas, luego se alejó. Las voces también se oía también lejanas.

— Aquí está el Moyashi... — Me desperté un poco más reconociendo la voz de Kanda, parecía aún bastante temprano, probablemente, era su hora de rutina con la espada antes de entrar a clases.

— Gracias Yu... — La otra voz era... de Lavi, se escuchó muy seria.

— Sólo llevatelo de ahí, estorba. — Chasqueó la lengua con los dientes molesto. Como siempre, ese idiota solo abría la boca para soltar una mala palabra de disgusto. No quería seguir escuchando su molesta voz, solo quería seguir durmiendo. Mis ojos se sentía tan pesados.

Parpadeaba lentamente, deformando los objetos entre sombras y cosas más nítidas, entonces, Lavi puso su rostro preocupado hacia mí y sentí mi cabeza arder, seguramente había ocasionado problemas otra vez... No me gustaba nada eso. Volví a cerrar los ojos para no enfrentarlo cara a cara. Sentí como ponía su mano en mi mejilla mientras decía mi nombre, su piel se sentía tan fría en contraposción con la mía, después, me levantó del suelo acomodando los brazos tras mi espalda y mis rodillas. Quise replicar al ser consciente que era cargado como una princesa, pero un terrible mareo se presionó en mi

El repentino movimiento me causó un terrible mareo y todo se volvió oscuro.

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Cuando recuperé la conciencia, sentí una mano rozar mi pecho. Me desperté completamente agitado y lo primero que hice fue golpear a la persona que tenía delante, la cual se alejó con un terrible quejido, parpadeé varias veces debido a la hinchazón de haber llorado tanto. Era Lavi...

— Joder... Moyashi, mira si eres bruto... Haber golpeado a Lavi me hizo sentí realmente mal... de forma literal, el movimiento brusco me dio ganas de vomitar. Fue un momento absurdo donde ambos nos sosteníamos las partes dolidas, Lavi su mejilla enrojecida y yo mi estómago revuelto. Por un momento, me sentí muy nervioso, estaba seguro que lo que sentí era la mano de Lavi, pero la idea de que él estuvises metiéndome mano me parecía descabellado.

— ¿Qué estábas....? Aun así, emulé la pregunta, lo colocando la mano en mi pecho, la misma zona donde él había estado tocando. La sensación de aceleración no se fue hasta reparar en el termómetro en su mano, pronto logre conectar algunas ideas. — Oh...

Oh... alivio y decepción. No me entiendo a mi mismo, la situación es algo crítica, no tengo tiempo para montarme mis propias películas y lamentarme un poco de mi mismo.

— Solo te estaba tomando la temperatura... — Lavi se apresuró en aclarar, parecía haber leído a la perfección mis pensamientos. — Tienes algo de fiebre... como supuse... Comentó mientras miraba los números, mientras tanto mi corazón latía desbocado. ¿En serio era fiebre la razón por la cual mi rostro estaba tan rojo? "Estás equivocado" quería decirlo. "Es por ti" No tenía esa valentía... ni siquiera para mirarle al rostro mientras él me hablaba. — No es muy grave... pero ya avisé de que vas a faltar. Toma, te traje un ibuprofeno... solo tenían de 400, pero bueno, bastará por ahora... ¿Por qué sonríes? — Puso cara de cordero degollado y me cacheteé. Cuando la idea de que Lavi actuaba como una mamá modelo americana sin querer sonreí. Ojalá hubiera podido haber bromeado con ello... si esto fuera una situación normal.

— Gra... gracias. — Dije con cierto esfuerzo tomando a Tim con mis manos y comenzando a tirar de sus mejillas con nerviosismo.

— Te pones rarito cuando te enfermas... — Lavi sonrió amenamente ¿qué significa eso, no está incómodo conmigo, o sí? A puesto que está molesto de tener que cuidar de mí... ya no puedo estar seguro de nada. Necesito saber en qué está pensando realmente. Miré de reojo sus manos, extendiéndome un vaso de agua y una pastilla. Solté a Tim a regañadientes para recibir ambos objetos, nuestros dedos se rozaron el suficiente tiempo para sentir frío en la espalda y una desagradable sensación de sudor escurrirse bajo mis axilas...

— ¿D-de dónde has sacado ese termómetro? — Busqué algún tema de conversación para intentar despejar esta incomodidad en mi cabeza. Lejos de intentar apresurarse en irse a clases, reposó sus brazos sobre el colchón, apoyando la barbilla.

— Mi amigo Johnny Gill me provee de todo lo que necesito. — Sonrió orgulloso.

— Oh...

Ambos, pastilla y vaso seguían aún en mis manos, Lavi lo notó y comenzó a regañarme, hasta que no me viera tragarme el medicamento amenazó con permanecer a mi lado. Una parte de mi quiere que se quede, otra que se vaya. Hacía mucho que mis problemas comenzaban y terminaban en Lavi.

Cuando sentí la pastilla rozarme la garganta, pensé que de verdad iba a vomitar, el agua también me sabía demasiado mal.

— Eso es... trágatelo todo, buen chico. — Me animó con un tinte burlón, a lo cual yo no pude evitar encontrar el doble sentido. Tocí el agua cuando antiguos recuerdos vinieron a mi mente con esas palabras. Lo miré algo asustado mientras me limpiaba algo de babilla de la comisura de los labios. Lo peor de todo... es que su expresión sorprendida lo decía todo, en cualquier otro momento, él habría hecho alguna broma picante al respecto... Ahora mismo, seguro que piensa que soy un desviado pervertido... Como seguía tociendo comenzó a darme palmaditas en la espalda y mientras Tim me abanicaba con sus alas, la cara se me había puesto toda roja.

— Bien, tengo que irme... —Miré como pude a Lavi, hoy no sé porqué se veía más atractivo que nunca, ojalá pudiera hacer algo para que se meta debajo de mis sábanas, como siempre hace...

¡No es momento de pensar en cochinadas delante de Lavi! ... me tumbé con el estómago como una lavadora y una presión contínua en las sienes. De repente sentía tanto frío... Lavi miró la hora, hacía rato que debía haberse marchado.

— También te preparé un té con limón... — Puso la taza al lado de la mesita de luz. Fue cuando me percaté de que aquella no era mi cama.

— Puedes cocinar...

— Solo es agua caliente. — Dijo picado de manera infantil. Mientras se ponía la mochila a las espaldas y se cubría el cuello con un su típica bufanda roja yo me quedé un momento observando el entorno.

— ¿Por qué no estoy en mi cama...?

— Al lado de la ventana entra mucha corriente fría... ¿Te desagrada? — Lavi no tenía ninguna explicación a ese gesto. Negué con la cabeza tapándome con las colchas cálidas hasta la nariz. Timcanpy también se acopló a mi lado.

— No... es reconfortante. — Lavi me sonrió cariñosamente y acarició mis cabellos antes de irse, o quizás me lo pareció... Quizás todo aquello era un sueño, un sueño donde Lavi estaba siendo dulce y protector conmigo. No quiero despertar.  Después acarició con sus nudillos mi mejilla, solo bastó ese único gesto suave para que todas mis inseguridades desaparezcan.

.

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Dormí durante toda la mañana, solo despertándome el gusanillo del hambre.

La pequeña cocina de la cual disponía los dormitorios solo cubría de la necesidades básicas, no se le podía pedir realmente mucho, incluso a veces, si dejabas olvidada algo de comida podía desaparecer con rapidez. En ese sentido tenía mucha suerte de encontrarme unas lonchas de queso con algo de lechuga pocha, intenté consolarme como pude con esos alimentos, obviamente eso no lograba bastar para mi apetito voraz. Por eso mismo, no dude mucho en abrir el chat que tenía con Lavi y pedirle que me trajera algo de comida de la cafetería cuando volviera... aunque seguramente eso sería bien entrada la noche. Ese pensamiento me hacía suspirar de forma caprichosa. "Que vuelva pronto" rogaba en mi mente. El muy idiota me dejó en visto.

Después me calenté la taza de té en el microondas y regresé al cuarto. Aun si mi fiebre había descendido considerablemente, no me sentía con el ánimo ni las fuerzas de hacer nada, estar enfermo lejos de casa es terrible. Una vez de vuelta a la cama, me tomé el té a pequeños sorbitos, le faltaban muchas cucharadas de azúcar... o miel quizás. Lavi seguro era de esa clase de personas que se le morían hasta las plantas en su cuidado así que igualmente estaba conforme con sus torpes cuidados, y el calor de té era agradable a la garganta.

Rememorando la desastrosa conversación de esa mañana, la preocupación de Lavi... parecía haber borrado todo el mal rato de la noche anterior. Confiaba en Lavi... pero quizás el sentimiento no era tan recíproco como creía, pensé que estaba bien si me mostraba tal y como era... esperé demasiado.

— Podría decirle... que todo fue una broma... ¿eso colaría, Tim?—Me reí de forma cínica asustándolo un poco. — Lo siento, a lo mejor Lavi tiene razón y... me pongo un poco raro cuando me enfermo.

Tim volvió a negar agitadamente.

— Bien, nada importa, solo tengo que seguir adelante, y no comportarme como un niño malcriado. Me animé a mí mismo alzando el puño, evadiendome todos aquellos recuerdos ya lejanos. Después me tumbé perezoso boca abajo, totalmente a mi anchas disfrutando de todo el espacio de la cama para mí. Me gustaba dormir con Lavi, pero era evidente que no podía estirarme a gusto mientras intentaba guardar la distancias de precaución con él. Abracé la almohada frotando un poco el rostro, olía a Lavi... — Mmh... — Suspiré a gusto. En cuanto sumergí la mano bajo la almohada, topé con algo extra lo cual jale con cuidado y extraje un trozo de tela negra. Lo examiné un buen rato de forma distraída con curiosidad. Aquello no era nada más ni menos que la ropa interior de Lavi.

Los colores no tardaron en acudir a mi rostro, en cambio, más que apenado me sentí estúpidamente divertido de mi nuevo descubrimiento, aplasté el rostro contra la almohada mientras me daba la risa floja y pataleé el colchón. Obviamente, considerando lo desordenado que ese chico era, sumándole que esta cama solo había servido para ser un contenedor de ropa sucia y libros no me extrañaba en absoluto que cosas así pudieran aparecer. La cuestión era... prefería mil veces haber topado con un calcetín apestoso a... eso.

Al conectar un pensamiento con la otro, me senté de golpe recayendo en la idea. Ese calzoncillo... ¿cuánta era la probabilidad de que estuviera usado? Solo tenía una forma de confirmarlo. Así fue como me encontré a mi mismo hurgando con la nariz una prenda íntima agenda, plenamente consciente de lo que estaba haciendo. La zona de la entrepierna no olía concretamente a nada, era difícil deducir si tenía un previo uso... O no. No olía mal... pero eso no significaba que no estuviera usado... sin duda, el aroma a Lavi estaba impregnado a él, y se sentía aún más intenso comparado con las sábanas y su almohada. Volví a repetir el mismo movimiento varias veces para cerciorarme por completo, familiarizarme con su textura, ya no me sentía culpable como al principio, ni avergonzado realmente... era más una sensación de embriaguez la cual comenzaba a nublar lentamente mis sentidos conjunto con el raciocinio.

— Lavi...

Me tiré suavemente a la cama otra vez dejando escapar una de mis manos, deslizando por mi vientre con suavidad hasta sumergirla dentro de mi propia ropa interior para encontrarme con mi propio miembro tibio, comencé a acariciarlo y como era de costumbre no tardó en responderme, como siempre hacía al llenarme de pensamientos repletos de Lavi.

Llené aquel pequeño rincón de gemidos y respiraciones pesadas, mientras mordía y lamía la prenda tal y como haría si aquel fuera el miembro de Lavi. — "Trágatelo todo." — Ah... ¿por qué decía cosas tan sexys? Desde luego, era enteramente su culpa de que estuviera así de caliente, su culpa de haber dejado olvidado allí convenientemente su ropa interior. Cogí la prenda ya húmeda por mi propia saliva y la enrosqué entorno a mi propio pene haciendo la fricción mucho más estimulante. Sin darme cuenta, ya me había deshecho de toda mi ropa cintura para abajo buscando mayor comodidad, solo quedándome con la camiseta puesta. Usualmente, me masturbaba en la ducha muy rápidamente, camuflado bajo el sonido de agua y comprobando estar completamente a solas, no podía evitarlo, era una necesidad casi diaria como cualquier otro chico, solo que en su caso, cuando lo hacía, intentaba dejar de ser yo mismo por unos momentos, intentar dejar de ser el Allen que se mostraba tan educado y correcto con los demás para dejar que mi líbido lo controle.

Y en muchas ocasiones, no me era suficiente con solo masturbarme, necesitaba... dar un paso más allá e introducir mis dedos en mi cavidad anal.

— "Esto está mal..." Pensaba en un pequeños momentos de lucidez, mientras volvía a sumergir una y otra vez mis dedos. — "Sí, pero... se siente tan bien" — Me respondía al momento para que aquella fantasía durara un poco más...

Solo un poco más.

Luego podría lavar sus calzoncillos a mano y ponerlos en su cajón como quien no quiere la cosa... o simplemente podía quedarmelos, estaba seguro que después de todo ese tiempo perdido, Lavi no los extrañaría en absoluto.

Estaba bien...

—Ah... Gemí sintiéndome próximo al orgasmo, me envolví por completo en la sábanas de Lavi, envuelto en su fragancia, allí debajo el calor incrémentaba, y la sensación de estar en su brazos era aún mayor.

— Mmh... ¿Allen estás bien?...

Como si alguien me hubiera tirado un cubo de agua fría, me senté, tal y como me pillaba la posición, me quedé mirando a la pared... lo cual era una ventaja, mi cara de susto podría haber dejado aún más en evidencia. La sábana sobre mi cabeza formaba casi un velo y la sujeté ocultando todo mi cuerpo. Me giré rezando aun porque aquella persona no fuera Lavi... Sí, era él, y era real... y me  ha pillado justo en el momento en el cual estaba masturbandome en su cama, con su maldita ropa interior, casi a punto de correrme... si eso no podía ser más oportuno.

Dejó sus llaves de la habitación encima de escritorio y su maleta en la silla.

— La-Lavi... — Mi respiración estaba completamente alterada, así que me concentré en intentar calmarla antes que nada, inspirando y expirando profundamente, mientras me abanicaba con una mano. ¿Olía mal? Seguro que olía a intimidad, si Lavi me preguntara diría que es el sudor de la fiebre, sí, sí, eso haré.

Lavi me enseñó su perfecta sonrisa burlesca. — Parece que has visto a un fantasma...

— ¿P-por qué preguntas...? — Le esquivé la mirada de inmediato, sintiendo un calor abrazador en mis mejillas, sentía aún mi miembro palpitar pidiendo por más y las piernas me temblaban.

— Te vi todo hecho toda una rosquita y haciendo un sonido raro... — Se acercó a la cama levantando la colcha pesada del suelo para colocarla encima de la cama. — Pensé que estabas teniendo otra pesadilla. — Aproveché ese momento para acomodarme aún mejor y envolverme mejor entre las sábanas. Miré con pánico mi ropa en el suelo, el pantalón pijama y mis propios calzoncillos, menos mal que este cuarto siempre hay porquerías por el suelo, estaba bien, estaba a salvo. Lavi no se iba a dar cuenta, además, siempre podía ponerme corriendo la propia ropa interior de Lavi para disimular pero mierda, ya lo he ensuciado con mi semen y mi salvia.

Mierda, mierda, mierda. Y encima él se ve tan jodidamente tranquilo y sexy.... Pasara lo que pasara, debía impedir a toda costa que Lavi se acerque demasiado a mi. ¿Cuándo me pareció buena idea tocarme en el cuarto? Aun si fuera un horario poco usual para los estudiantes, quienes preferían pasar el día fuera o ocuparse de las actividades extraescolares.

— ¿Allen?

— ¿¡Qué!? Me atraganté con mi propia saliva al hacer aquella pregunta, solo reaccioné cuando se sentó al otro extremo de la cama.

— Te estaba hablando... No me había dado cuenta.

— Ah... — Cerré aún más mi piernas. Mi erección había bajado... un poco. Estaba pensando... lo temprano que regresaste hoy. — Lo oí suspirar de forma pesada, parecía que también estaba reconsiderando la situación.

— Sí, bueno... eso es una cosa. — Comenzó a quitarse los zapatos de calle para en su lugar ponerse la pantuflas, un claro indicativo de que se quedaría ahí aun más rato. — Te traje comida, también conseguí que un compañero de tu clase me pasara tus deberes. Si Link se entera que andas flojeando por un tonto resfriado, seguro que te echará la bronca otra vez por tu malas notas. Algún día conseguirás que echen a ese hombre, ja, ja, ja... — Se rió intentando quitarle leña al asunto, ahí fue cuando me di cuanta que él también estaba un poco tenso. 

Si Lavi no podía sentirse cómodo a mi lado, yo no podía sentirme feliz. Y pensar que me moría de ganas de verlo, ahora quería empujarlo muy lejos.

— Uh... Gracias... — Aun sentía un hormigueo bajo mi vientre... el cuál no me dejaba concentrarme del todo.

El Lavi que me mima en mis eróticas fantasías.... nunca sería el de la realidad. Eso debería saberlo.

— No te ves muy contento de verme. — Dijo de repente con una sonrisa afligida en su rostro. Otra vez, me sentí tan transparente a sus ojos. Daba miedo lo cierto que era... pero no en el sentido que seguramente él creía.

— No es cierto. — Mi voz fue automáticamente tapada por la suya.

— Está bien, no tienes porque forzarte a ti mismo, si no te sientes cómodo... no necesitas aparentar que estás bien delante de mí. Yo no voy... a forzarte.

No entendí muy bien qué quiso decirme con eso exactamente. En mente rezaba continuamente "vete, vete, vete.... por favor, que Lavi desaparezce solo un segundo..."

— Oye... Lavi tanteó el terreno. Parecía un poco inseguro de lo que iba a decir, pero no me fijé demasiado. Lo siento.

¿Por qué?

Sabes. Tomó una gran bocanada de aire. Estuve pensando toda la noche en lo que me dijiste. Luego de que logré asimilarlo, me puse muy cabreado... Comenzó a jugar con sus dedos de manera distraída. — Al principio estaba seguro que esa era tu manera de ser y tus reacciones para con ciertos temas eran exageradas, en cierto modo... era divertido picarte tanto... pero me di cuenta, que todo este tiempo, el único que no se tomaba las cosas del todo en serio... era yo. Por eso mismo... me disculpo.


Parecía como si cuidara en exceso sus palabras, evitando decir ciertas cosas y eso  no me agradó, Lavi nunca fue un chico que pensaba mucho antes de hablar. — ¿Por qué me estás diciendo todo eso...? Lo haces sonar todo peor de lo que en realidad de es...

Cuando intenté quitarle importancia Lavi frunció las cejas y me asusté.— Allen, no eres consciente de la gravedad del asunto, de lo grave que fue todo lo que te pasó. — No entendí bien, pero Lavi lucía molesto, y no paraba de reiterar en lo malo que era todo aquello, entonces, si era probable que Lavi esté pensando en mí como una ramera, yo era lo peor... Y aun si quería replicarme, solo podía hacer responsable de lo idiota que fui.

— Lo siento... no te enfades conmigo. Quiero que sigamos siendo amigos. — Pestañeé reiteradas veces sintiendo el escozor próximo a mis ojos. Si seguía dando esta imagen de debilidad, si lloraba, no podría nunca mantener lo poco que me queda de dignidad como hombre. Lavi sin previo aviso se acercó aún más a mí, posando la mano en mi mejilla. No me fijé en nada más... en lo atractivo que se veía con su expresión triste y cabreada, y lo mucho que deseaba envolver su rostro en mi pecho... Me sentí hiperventilar. — "¡Va a darse cuenta de lo que he estado haciendo!" — Con ese pensamiento, me levanté aún todo envuelto en las sábanas.

— Allen, no tienes porqué disculparte.

— Lo siento... huelo un poco mal. Iré a darme una ducha. Me dirigí rápidamente a la puerta, pero Lavi fue mucho más rápido. Puso su mano contra el marco de la puerta de manera firme, sin ser apresurada, impidiendo así toda vía de escape por mi parte. Su comportamiento se mostraba tan serio que una parte de mi se sentía impuesta... no si era debido a la emergencia de salir de ahí, y el sentimiento corrosivo de culpabilidad por haber estado haciendo algo sucio.

— ¿Es realmente preciso que te duches ahora...? Estoy intentando hablar contigo... — Habló firmemente.

— ... Podemos hablar... después. — Le corté con voz áspera, tal vez no sonaba nada convincente, estaba evitando su mirada al fin y al cabo. No quería mostrar ni un ápice de debilidad, solo fijaba mi mirada distante a la puerta que tenía detrás. Solo unos pocos pasos más... si pudiera al menos utilizar alguna de mis manos para ejercer presión y apartarlo. Intenté hacerlo de manera lenta y así evitar que las sábanas se me cayeran en un movimiento equivocado, por eso mismo cuando Lavi puso la mano en mi rostro me sorprendí.

— Tienes el rostro muy rojo... — Me examinó palpando con su dedos la piel, fue desagradable... pues estaba sudoroso. — ¿Estás otra vez con fiebre? Le aparté con un movimiento brusco, volteando la cabeza hacia otro lado mientras murmuraba por lo bajo estar bien. Todo estaría bien... si lograba llegar al baño, y limpiarme. Enfriarme todo este sofocamiento en mi interior.

— ¡Lavi...! Me quejé cuando tomándome por la cintura me levantó un pocos palmos del suelo, empujándome hasta volver a tirarme a la cama.

— ¿Crees que acaso que no me doy cuenta cuando me estás evitando? — Me inquirió molesto, no supe como contestar, no estaba acostumbrado a tratar con un Lavi tan serio, y menos cabreado. Pensé en disculparme... entonces cambió su rostro a uno más afligido. — Eso duele...

— ...

— En cuanto te tome la temperatura, te dejaré ir ¿vale?

— ¡No! No me di cuenta que prácticamente estaba encima de mi, aun estando semincorporado, el me sujetaba acorralandome contra la pared, lo cual le daba una gran ventaja, en cuanto me desenvolvió de la tela blanca quede expuesto. El calor que estaba encerrado conmigo emergió, y con el olor. Horrorizado primero me fijé en el deplorable estado de mi cuerpo todo sudado mientras él me levantaba la camiseta para llegar a mi axila con el termómetro, luego me centré en cualquier reacción en su rostro, cualquier evidencia de lo más que evidente.

Una pequeña muesca en su nariz al aspirar el aire me lo confirmó todo. Era imposible que alguien... no pudiera identificar el claro olor del sexo, y menos para un hombre reconocer la indiscutible esencia del semen. Sea cual fuera.

En contraposición con mi mente, mi cuerpo gozó la idea de que Lavi supiera que estoy exitado.

— ¡Para! ¡No tengo fiebre! — Me escurrí hacia abajo tanto como pude, intentando escapar de él, mientras ponía los brazos en cruz por encima de mi rostro cerrando fuertemente los ojos.

¡Esto era otra pesadilla! ¡No podía estar pasándome de verdad! Estaba perdido...

— ¿¡Allen!? ¿Qué te pasa? Estás actuando demasiado raro. Oye, soy, no hace falta que me muestres asco.

— ¡No es asco! Exclamé, dándome ya por perdido, lo poco que había conseguido bajar de mi erección volvió a subir. ¡Tú siempres consigues... avergonzarme! ¡eso es tan injusto!

Debido a aquella postura a la defensiva, no tenía manera de saber que clase de expresión estaba haciendo, y el silencio se manifestó como una bola de nieve cada vez haciéndose más grande. Sentía la incomodidad entre mis piernas, la humedad pegajosa deslizándose por mis muslos.

— ¡Dijiste que no ibas a forzarme, pero ahora mismo... estás forzándome! ¡eres tan mentiroso!

— Allen... tranquilízate. No quería estar gritando todas esas cosas, estaba envuelto en una rabieta terrible, sentía que me merecía eso y mucho más por sentirme injustamente atraído por mi compañero de cuarto. Pataleba con fuerza el colchón completamente frustrado, sin importarme que de manera descuidada sin importarme ya que que la sabanas pudieran libararse y erminar de exponerme.

— ¡Eres tan malo, tan injusto...! ¡Pensar en ti duele tanto...! Lavi sujetó mis muñecas apartándolas de mi rostro.

— ¡Oye! No estoy haciendo nada para avergonzarte, todo lo contrario, solo intento...  — En cuanto su mano entró en contacto con la mía, sintió mis dedos pegajosos. — cuidar de ti... Eso último lo dijo en un susurró mientras analizaba la sustancia con las yema de sus dedos.

Quería morir de verguenza, lo había tocado con la misma mano con la cual había estado tocándome.

— ¡Es... todo tu culpa! — Exclamé con urgencia sin saber realmente lo que estaba diciendo. — Tú haces que mi cuerpo... se ponga caliente.

A la parte ilógica de mi cuerpo, no le importaba desnudar mi alma y esperar con deseo que Lavi me posea.


Notas de la autora:

Voy a ir directa a las aclaraciones porque se que hay (o habrán) muchas dudas respecto al tema del abuso.

1-¿Allen fue realmente abusado?

Sí, lo fue. Tenía trece años en ese entonces, y ha crecido con los miedos de ser rechazado y la culpa. Él nunca pensó que aquello pudiera ser realmente abuso hasta que Lavi se lo pregunta, por eso duda al contestar. Es un tema muy difícil de asimilar para él, por eso tiende a defenderlo y negarlo desde su corazón, también es una forma de protegerse a si mismo psicológicamente. De hecho, muchas de las víctimas desconoces que fueron realmente abusadas, pero Lavi supo darse cuenta muy rápido (Él es muy inteligente y avispado). Intento que el fic todo sea muy claro, pero como en el mundo del yaoi este tema está mal fomentado y tocado de una forma morbosa, yo solo quiero aclararlo.

2- ¿Allen es virgen o no?

Eso también me lo han preguntado. Pero no lo desvelaré todavía, aunque ya pueden ir sacando sus propias conclusiones, he, he.

3- ¿El abusador fue Cross Mariam?

En algunos comentarios me ha llegado la insinuación de que Cross es la razón de los traumas de Allen, pero no. Solo que él... tiene una particular forma de cuidar de Allen (y él no sabe apreciarlo)

4- Slut shaming

Justo vengo de un fic donde Kanda trata a Allen de puta para arriba por puros celos al verlo con otro hombre, o la sola idea de que él haya estado con otros hombres en el pasado antes que él. Honestamente, no es la primera vez que veo algo así en un fic (ya sea de lo que fuera, el yaoi está muy plagado de esto) Me horrorizo cada vez que veo o leo algo así. Por eso, auqnue no coincidero que Allen sea alguien quien utilice un lenguaje vulgar, es capaz de llamarse puta a si mismo, porque lo tiene demasiado normalizado.

Lo siento, no he podido evitar hacer una crítica social al tema.

Y bueno, señores, espero que les haya gustado el cap, ya se viene lo cochino, estoy trabajando en el siguiente, le dejo una pregunta estúpida para calmar el ambiente tenso ¿Los calzoncillos de Lavi estaban o no usados? Solo yo lo sé (risa malvada)

¡Gracias por los comentarios, nos leemos!

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