Capítulo Diecinueve

Aunque solo viva un día, viviré sin arrepentirme.

—¿Puedo madre? —suplico por undécima vez en la mañana.

—¿Quién cuidará de Sebastián? —responde en esta ocasión mi padre, llevábamos treinta minutos tratando de resolver el reciente problema.

Como han suponer, Veronica Adams tiene una larga cadena de defectos, entre ellos: no saber ocultarse, mentir y por supuesto, olvidadiza. Durante el viernes en el transcurso de la mañana estuve charlando con Blue y Cole de la dichosa fiesta, pero una vez ingrese a las clases de la tarde, que comparto con Mateo, simplemente olvidé esa fiesta. Mi mente se concentro en otro punto —como el rostro de Mateo— y en la cafetería también lo olvidé.

Mis padres no podían cuidar de Sebas por motivos de trabajo, yo deseaba ir a la fiesta por lo que no podía hacerme cargo del bebé, pero era nuestra responsabilidad cuidarlo porque fue lo que le prometimos a mi hermano una vez paso a dejarlo temprano a la casa.

—Hablaré con Irina, con suerte se podra encargar de Sebas por un tiempo. —sentencia mamá saliendo de la cocina al jardín trasero.

Mi padre y yo intercambiamos una rápida mirada para luego observar el pequeño Sebas jugar con su auto nuevo en medio de la sala de estar, sus labios morenos fruncidos en un tierno puchero al imitar el ruido de los autos y una grandiosa cantidad de baba humedecer sus labios.

—No aceptes bebidas de otros, si vas al baño te llevas el vaso contigo y si lo llegas a dejar, busca otro nuevo. Siempre sirvete la comida tu misma y no confia en los jóvenes homonales. —enumera papá a mi lado con su semblante severo—. Cuídate y también cuida a Blue, no conozco su noviecito, por lo tanto, debes de desconfiar de él.

Asiento a cada una de sus órdenes si logro ir a la fiesta, son las condiciones que se aplicarán una vez este fuera de casa.

—¿Mateo lo conoce? —frunzo el ceño por su repentina pregunta.

—¿A Cole? —él asiente y yo me alzo de hombros—No estoy segura... —musito pensativa.

Ellos no habían intercambiado largas palabras, las pocas veces que los vi interactuar se basaban en saludarse uno al otro y luego seguir con sus caminos.

—Entonces desconfía aún mas del chico. —sentencia al mantenerse pensativo al igual que yo—. Recuerda enviarme la ubicación de la fiesta, foto de cuando llegas...

Y la mañana se fue volando con las reglas de mi padre sobre en que podía confiar, a quién no debía de confiarle ni mi bebida, sobre la ubicación del lugar y las distintas fotos que debia de enviarle por si llegaba a suceder algo, tener pruebas o pistas de lo que sucede. Mamá aparece desde el patio trasero anunciando que el almuerzo seria algo simple y que la señora Jefferson se encargaría de cuidar a Sebas, mientras yo me encargará de pasar a dejarlo a su casa antes de irme a la fiesta.

(...)

La fiesta iniciaba a las 7 de la noche, Blue y Cole pasarían a buscarme en la casa de los señores Jefferson. Sebas permanecía sobre mi cama mirando vídeos de Pocoyo en la laptop. Lo mire con ternura tomando una rápida fotografía de él con una amplia sonrisa mirando la pantalla para enviarla a sus padres que debían de estar relajados.

Bloqueo el móvil y me desplazo frente al closet, buscando algo cómodo y calentito para vestir en la dichosa fiesta. Como era crucial en mi estilo de vestir, debía de ir cómoda, segura y con un atuendo que se ajustará al clima del momento y en este caso una posible ventisca helada de la noche.

Tome unos jeans anchos, una blusa de manga larga de color blanca y tela fina, no moriría de calor, pero tampoco de frío, unas tennis del mismo tono de la blusa, mi cabello suelo y unos aretes de aro un poco grande, lo suficiente para que sobresalgan. Con la ropa en mano, outfit pensado comence a prepararme en la habitación sin ser capaz de dejar al bebé solo por unos cuantos segundos y al finalizar me maquille un poco. No era fan del maquillaje sobresaliente, con sombras oscuras, rimel, lápiz labial y base para cubrir un poco los granos que han aparecido, era más que suficiente.

Me doy un último vistazo en el espejo de mi habitación y una amplia sonrisa me devuelve el reflejo. Era sencillo y cómodo, pero este proceso llevo su tiempo y la hora de que Blue pasara a buscarme estaba por llegar.

—Vamos Sebas, te llevaré a ver un perrito. —el niño al escuchar la última palabra gira para mirarme fijamente.

Lo tomo en brazos apagando la laptop en el proceso, tomo mi móvil y las llaves de la casa dejándolos dentro del bolsillo de mi pantalón. Apago las luces de la casa en el camino, tomo la mochila de Sebas con todas sus cosas, lo cubro con su abrigo de osos con unas tiernas orejitas en el gorro y salgo de casa.

Sebas mira todo a su alrededor fascinado, sinceramente era un efecto en el que podía caer cualquiera que prestase la suficiente atención. Mirar la ciudad de Londres de noche era gratificante, mágico y era una invitación a soñar historias sorprendentes.

Caminamos hasta el otro extremo de la cuadra, ingresando al pequeño jardín de Irina y me acerco a golpear la puerta con la manito de Sebas, él suelta fuertes carcajadas antes de tomar el control y golpear la puerta a su gusto.

—¿Será la plaga? —puedo escuchar la voz cansada de Mateo al otro lado de la puerta.

¿Cuál plaga?

—No te refieras de ese modo a unos niños inocentes. —lo reprende su madre.

Mis risas son silenciadas por los insistentes golpes de Sebas contra la madera de la puerta. Tete ladra al otro lado de la puerta y puedo escuchar sus patas chocar contra ella.

—¿Inocentes? Estoy seguro de que soy mas inocente yo que todos ellos, debes de mirar sus ojos, estan cargados de malicia.

—¡Abre la puerta! —lo reprende su madre dando fin a su "discusión".

—¿No es...

—No Mateo, su viaje se retraso.

La puerta se abre revelando a Mateo con su ropa de pijama, una camisa de manga larga de rayas blancas con azul, pantalones largos a juego, descalzo y su cabello revelde.

—No son los vecinos, pero Veronica también puede contar como plaga. —le anuncia a su madre inclinando su cabeza al costado derecho, con una mirada inocente a juego.

Podía ignorar su comentario, su carita inocente era muy tierna.

—¡Mateo! —lo reprende su madre—. Ten cuidado en esa fiesta Vero, nunca conoces las intenciones de las personas. —sentencia señalandome con una cuchara antes de desaparecer camino a la cocina.

—Gracias por cuidarlo, mis padres pasaran a buscarlo en dos horas. —le aviso a Mateo, entregandole al niño y luego su mochila.

Mateo asiente a lo que le digo y escucho el móvil sonar, el solo de Jungkook en Fake Love resuena en toda la calle con fuerza. Lo tomo encontrando el nombre de Blue y respondo sin dudarlo.

—Estamos por llegar, ¿estás en casa de Mateo?

—Sí.

¡Perfecto! —y cuelga.

—No olvides pasarme tu ubicación, mamá quiere asegurarse de que te encuentras en un lugar seguro.

—Claro, gracias por cuidarlo. —me inclino a besar la mejilla del bebito.

Me despido con un movimiento de mano y camino a la acera donde Blue se asoma por la ventana del auto de Cole con una amplia sonrisa, contagiandome de su emoción.

(...)

Alzo mi vaso con una amplia sonrisa al lado de mi mejor amiga y su futuro novio, los tres chocamos nuestros vasos y soltamos fuertes carcajadas al vaciar el contenido alcohólico de golpe. Saco mi móvil entre el tumulto de personas que saltan al ritmo de la música electrónica y tomo una selfie de nosotros como recuerdo de esta maravillosa fiesta y guardo al instante el celular cuando la necesidad me llama.

—De... debo ir... —artículo con dificultad.

Tal vez si me había pasado un poco con el licor que era capaz de controlar, pero todo se sentía tan bien que simplemente no me percate de cuantos vasos he tomado a excepción de las gigantes ganas de ir al baño que me comenzaban a molestar. Blue a mi lado detiene su baile al lado de Cole para asentir.

—Te... ¿cómo era? —pregunta mirando a Cole con sus ojos brillantes.

Ella suelta una estruendosa carcajada al ver como el chico se alza de hombros sin entenderla y yo la acompaño, su simple risa me da gracia.

—¡Baño! —grito sobre la música provocando que ría con mayor fuerza.

—¿Vas?

—¿A dónde?

—¿Al baño?

—¿Tú?

—No, ¡tú!

—¿Yo qué?

—¿Qué?

—¿Ah?

Soltamos carcajadas mucho mas fuertes cuando la conversación fue muy confusa para seguirla, nuestros cerebros bajo los efectos de las bebidas no funcionaban correctamente.

Veronica. exe. has stopped working.

—Recuerda que debes de ir al baño. —susurra Cole cerca de mi oído.

Me giro de golpe para mirarlo saltando sobre mis pies cual niña pequeña. Necesitaba ir ya mismo o terminaría haciendo en mis pantalones. Lo miro atenta y él comprende porque señala una puerta alejada de la pista de baile, no tan lejos gracias a Dios.

—Ya... v-vengo. —me tomo el tiempo de señalar primero mis ojos y luego a ambos como una amenaza.

Salgo corriendo o trotando o caminando muy extraño, no estoy segura de como logre moverme con tanta velocidad teniendo en cuenta que el mundo a mi alrededor giraba un poco, tan solo fue que en cuestión de segundos estuve frente a la puerta, ingresando al baño y vaciando mi vejiga con éxito.

Suspiro aliviada cuando el líquido termina de salir y me quedo sentada sobre la taza disfrutando el suave murmullo de la música dentro del baño. Mi móvil vibra sobre el lavamanos, me inclino y lo tomo encontrandome con una llamada entrante de Mateo -_-

—¿Holaaaaaaa? —canturreo dejando en altavoz la llamada y levantándome con dificultad del inodoro, fracasandome al sostenerme de una mesa inútil y quebrando un florero en el proceso.

Ups...

¿Todo esta bien?

Elevo mi ceja diverta al móvil que se encontraba sobre el lavamanos y me sostengo de este para levantarme, podría funcionar mejor que esa inútil mesa.

—¿Estás... preo-cup...? —chillo golpearme la cabeza con el lavamanos—. Mierda.

Veronica, responde.

—Respondo. —bromeo soltando fuertes carcajadas.

Llamaré a tus padres, ellos pasarán a buscarte.

—¡Noooooo! Me matarían, ¿quieres que Mini muera? ¡Moni! Ven a buscarme.

Mis labios se fruncen en un pronunciado puchero, mirando triste al móvil una vez había logrado levantarme y ponerme correctamente el pantalón. Mateo suspira al otro lado de la línea. ¿Qué hora era?

—Prometo esperarte frente a la puerta, pero ven a buscarme... —musito por lo bajo sin dejar de formar mi puchero.

Voy para allá. —responde por lo bajo, colgando la llamada sin dejarme responder.

—¡Idiota!

Tomo el móvil saliendo del baño a grandes pasos, me despido con un movimiento de mano de Cole y Blue que continúan jugueteando en la pista de baile, cruzo la enorme casa repleta de personas hasta llegar a la puerta principal cerrada, abro con cuidado y salgo hasta sentarme en las gradas del porche. Poso mis codos sobre mis muslos y sobre las palmas de mis manos abiertas dejo caer mi barbilla suspirando. Puedo escuchar las voces de varias parejas que charlan en las sillas del patio delantero o dentro del porche, el ambiente era tranquilo y romántico para ellos. Gracias a Dios no estaban tan ebrios.

Moni, no te tardes por favor.



¡Actualización temprana!

¿Qué les parece el capítulo? ¿pasará algo malo en el siguiente capítulo?

Veronica y Blue son muy divertidas ebrias JAJAJA y ¡Moniiiii! Lo llamó así *muere de ternura*

¡Nos leemos el próximo viernes!

Gracias por leer, cuídate y ten un lindo fin de semana

Pd: Outfit de la Vero en multimedia.

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