Capítulo Cuarenta y Cinco
Que ese impulso no se convierta en arrepentimiento.
Me siento en la primera silla que veo libre respirando con dificultad, mantengo mi vista sobre la pista de baile donde el gran grupo de chicas invitadas por Tina saltan al ritmo de la música. Las luces junto a la canción ambientan la emoción que invade el cuerpo de ellas impidiendoles salir de la pista.
Me levanto alejándome un poco del gran grupo que baila hacia la mesa de bebidas y comidas, me sirvo en un vaso coca cola y bebo de él mirando furtivamente a todas las personas. Sophie llama mi atención cuando la veo salir del salón junto al bolso que trajo, tomo una gomita de la mesa y la llevo a mi boca negando lentamente.
Lisa se acerca riendo con la mirada brillante y se sirve su bebida. Ella al igual que todas las chicas en la fiesta han debido bastante alcohol, en lo personal preferí declinar la invitación a esa bebida. Simplemente no me apetece. Dejo mi vaso sobre la mesa tomando otra gomita bajo su atenta mirada, pero la desvio unos segundos a la taza repleta de gomitas. ¿Dónde las compró Tina? Están increíbles.
—Desde que los vi, quería preguntarte algo. —rompe el silencio inclinándose ligeramente en mi dirección, volteo a mirarla.
—¿Los vi? —indago confundida ignorando el insoportable olor del alcohol.
—Sí, tú y ese lindo pelinegro. —creo que mi rostro denota la confusión mental que sufrí debido a que suelta una estruendosa carcajada—. ¿Mateo? Sí, él.
Una sonrisa inconsciente se forma en mis labios al escuchar su nombre.
—¿Pasa algo con él?
—Su relación es muy linda, sean amigos o pareja, se nota el cariño, respeto y comunicación que tienen. —comenta sirviéndose más alcohol en su vaso—. Pocas personas encuentras en el mundo para tener una relación como esa.
—Sí, pienso que tenemos una linda relación. —musito mirando mis manos.
—Seguro tienen muchos envidiosos a su alrededor. —responde divertida—. Sigan así, soy fan de ustedes. —me abraza de pronto para luego soltarme y mirarme interesada—. ¿Cuál es su secreto?
—No creo que tengamos uno. —me alzo de hombros restándole importancia.
—¿Ninguno?
Niego mirando sus ojos tornarse por unos segundos tristes, pero esa emoción desaparece cuando otra canción inunda el lugar. La veo alejarse corriendo a la pista de baile sin perder el equilibrio a pesar de su risa descontrolada y tacones altos. Tomo otra gomita llevándola a mi boca y saco mi móvil para verificar la hora.
12:05 p.m.
Creo que después de tanto esperar en la fiesta puedo darme un respiro de ella. Tomo una taza vacía, la lleno de gomitas y salgo del salón camino al lago.
Respiro el aire fresco de la noche arrepintiendome al instante de no traer conmigo un abrigo, veo a lo lejos la silueta de Blue llegar a la entrada trasera del hotel e ingresar en él. Comienzo a caminar al lago comiendo varias gomitas en el camino, a lo lejos veo a Mateo en medio del puente mirando el cielo nocturno, su rostro se gira cuando debe de escuchar mis pisadas y camina en mi dirección acortando la distancia. Su atuendo no es muy distinto al de hace un rato lo único distinto es el abrigo que lleva puesto.
—¿Tan aburrida es la fiesta? —pregunta divertido comenzando a caminar de nuevo al puente.
—Te lo dije. —canturreo siguiéndolo de cerca—. Me robé las gomitas, no creo que las necesiten teniendo alcohol en la mesa.
—Eres una chica mala —me mira un par de segundos antes de recargar sus brazos sobre la baranda del puente y yo dejar la taza sobre esta—, pero también inteligente.
Sonrío egocéntrica mirándolo tomar una gomita y llevarla a su boca. Elevo mi rostro disfrutando del silencio de la noche que sin duda es opacado por la fuerte música que se mezcla con el ruido de los animales nocturnos, miro las estrellas decorar el cielo junto a la luna. Su estación actual tal vez sea cuarto menguante.
—¿Has escrito algo nuevo? —le pregunto sin dejar de mirar el cielo oscuro.
—No. —responde tomando otra gomita, lo miro de reojo notando que su expresión se torna oscura.
—¿Por qué?
—Mi estrella no es feliz. —responde sin más.
—¿No lo es?
—No, parece que algo le está pasando y eso no me permite escribir. —suspira mirándome, volteo por completo mi rostro para mirarlo con detenimiento—. Quiero cuidarla, pero hay cosas que son inevitables.
La manera en pronunciar sus palabras me hace sentir especial, el ver sus ojos brillar y la sinceridad en su expresión me hacen pensar en que tal vez esas palabras van dirigidas indirectamente hacia mí.
—Lo que debes de hacer es estar a su lado, conocer la razón del porque piensas que esta así y apoyarla. Es tu estrella después de todo, seguro puedes arreglarlo. —lo ánimo golpeando mi hombro con el suyo.
Una bonita imagen de Mateo charlando con una estrella sobre que puede suceder, buscando una manera de regresarle su felicidad y al final abrazandola con fuerza me llena de amor. Mi corazón se derrite frente a una imagen como esa. Apoyo mi cabeza en su hombro disfrutando del calor que desprende su cuerpo que al mío le falta, acurrucandome como un gato bebé en busca de calor.
—¿Qué me dices de ti? ¿Volviste a escribir? —pregunta por lo bajo Mateo.
Mateo rodea mis hombros con su brazo atrayendome a su cuerpo, disfruto de la cercanía que ambos tenemos en este momento, es agradable y me hace sentir especial. Emito un ruidito de negativa tomando una gomita y llevándola a mi boca.
—Tal vez no sirva para eso precisamente. —respondo observando su perfil.
—¿No?
—No. —niego mirando su mano tomar una gomita. Quedan pocas en este momento—. Prefiero leerlas.
Mateo asiente pensativo mirando el entorno nocturno sin soltarme, las gomitas se acaban, pero ninguno hace un movimiento en busca de separarnos o hacer algo distinto a estar tan juntos. En algún punto de la noche, termino con mi espalda recargada contra el pecho de Moni, rodeada por sus brazos y su mentón apoyado en mi cabeza.
—Logan me dijo algo interesante. —comento de pronto llamando su atención, Mateo emite un sonido haciéndome saber que está escuchando—. Que ambos nos hemos besado y señaló su nariz, ¿qué me puedes decir sobre eso?
—Lo supuse... —musita en tono divertido alejándose, me giro para mirarlo atentamente—. Los esquimales crearon este tipo de beso, al vivir bajo temperaturas heladas creían que al besarse directamente en sus labios se quedarían congelados y sellados en un doloroso beso eterno —explica tomando los bordes de su abrigo y sacandoselo.
Me tiende la prenda que acepto al instante percibiendo la punta de mi nariz helada y al terminar de ponermelo lo miro fascinada por lo que me explica. Entonces, ¿todo este tiempo él y yo nos hemos besado indirectamente? Lo veo sacudir su cabello en un inútil intento por acomodarlo.
—O hasta que usaran algún método para separarlos que fuese aún peor. —la sonrisa de enamorada completa se transforma en una mueca cuando lo escucho decir eso.
Mateo suelta una estruendosa carcajada cuando golpeo su brazo tomando la taza y caminando al salón. Escucho sus pisadas apresuradas siguiendome hasta interponerse en mi camino, lo miro elevando mi ceja cuando extiende sus brazos enviando el claro mensaje de que no siga caminando.
—¿Te molesta que lo hiciera sin que lo supieras? —pregunta preocupado.
Lo miro manteniendo mi rostro neutro y me pongo de puntillas acercando mi rostro al suyo. Miro cada centímetro de su rostro sin mostrar una sola reacción en mí y acaricio mi nariz con la suya, me alejo rodeando su cuerpo para seguir con mi recorrido.
—No, es muy romántico para alguien tan serio. —me burlo escuchando un gruñido de su parte—. Aunque, ¿sabes cuál es la parte que me molesta?
—¿Qué nunca te preguntara?
—Que nunca te animaras a besarme.
Me giro para mirarlo, se ha detenido un par de segundos mirando el suelo con una peligrosa sonrisa ladeada tirando de sus labios. Mi corazón se acelera cuando sus ojos oscuros me atrapan mirándolo y me apresuro a llegar al salón, entrar a dejar el tazón y volver a salir. Su mano atrapa la mía apenas salgo del lugar, mi cuerpo queda aprisionado entre él y la pared del edificio, mi corazón corre desbocado cuando desliza su lengua lentamente sobre su labio inferior. De pronto mi garganta se siente seca y mis manos temblorosas.
—Tengo algo que decirte.
Su ceja se eleva cuando me escucha pronunciar esas palabras con algo de cobardía bajo su oscura mirada que estudia cada centímetro de mis expresiones.
Se trata de eso que mi corazón ha callado con tanto esmero, eso que deseo expresarle, pero no he encontrado el momento indicado para hacerlo, ¿es este el momento para decirlo? No lo creo, escucho voces varoniles en el salón de Tyler y parece que ellos serán los que van a sorprender a las chicas.
Mateo me mira a la expectativa.
—Solo que... —me remuevo nerviosa— aquí no.
Mateo asiente manteniendo su rostro serio, entrelazo su mano con la mía tirando de él fuera del área de ambos salones, no deseo toparme con Tyler o el mismo Logan que nos obliguen a separarnos y tomar distancia prudente. Corro sin soltar su mano llegando a la entrada trasera del hotel, el silencio alrededor y dentro del establecimiento es intimidante tanto que me abrazo por completo al brazo de Mateo cuando ingresamos.
—¿Quieres que te acompañe a tu habitación?
Pienso en que debemos de subir al segundo piso por las escaleras y la idea no es alentadora, tampoco la otra que surge de usar el ascensor, ¿qué pasa si nos quedamos atrapados dentro de él en la madrugada? Niego al instante cuando una imagen de ambos durmiendo en el suelo del elevador aparece en mis pensamientos. Definitivamente eso no está en mis planes.
—¿Puedo quedarme en su habitación?
—Claro. —Mateo se apresura a tomar mi mano y nos guía al pasillo donde vuelvo a colgarme por completo de su brazo—. ¿Miedo? —pregunta divertido una vez estamos frente a la puerta de su habitación.
—Nervios de que suceda una tragedia.
—Eso es improbable Veronica. —comenta permitiendome el paso.
—¿Cómo estás tan seguro de eso? —me giro con los brazos sobre mi cintura mirándolo cerrar la puerta.
—Te cuidaré, si eso te hace sentir más tranquila.
—Siempre que estoy contigo me siento protegida —admito por lo bajo tomando el borde de su abrigo— porque... me gustas. Tanto que me da miedo. —musito mirando mis dedos jugar con el borde de la prenda.
No tengo la valentía de mirarlo a los ojos, mucho menos cuando escucho sus pasos acercase y como consecuencia yo doy otro par retrocediendo, me tropiezo con un zapato en el camino y la mano de Mateo evita que caiga atrayendome a su cuerpo. El nerviosismo en mi cuerpo aumenta a niveles desconocidos cuando sus dedos rodean con suavidad mi barbilla obligandome a mirarlo. Sus ojos brillan como si las mismas estrellas estuvieran encerradas en ellos, ¿los míos también lucen así cuando lo miro?
—¿Puedes repetirlo? —pregunta sin despegar la mirada de mis ojos o soltarme.
—Me gustas Mateo Jefferson. —respondo con la última gota de seguridad que queda dentro de mi cuerpo.
Una gran sonrisa se forma en sus labios antes de que suelte una ligera carcajada que me descoloca por completo. ¿De qué se ríe? Esta bien que no sienta lo mismo que yo, pero tampoco tiene el derecho de reírse en mi cara. Una mueca molesta se forma en mis labios, tomo distancia entre ambos cruzando mis brazos y mi postura es de total defensiva.
—¿De qué te ríes? —gruño molesta.
—¿Cuánto tardaste en darte cuenta? —pregunta de regreso.
—Más o menos desde que conocí a Kate, ¿por qué?
Mateo niega divertido caminando de nuevo en mi dirección tornando su rostro serio en segundos, me alejo de él todo lo que me es posible, pero es más rápido en tomar mi brazo y tirar de mí. Mis manos se posan sobre su pecho marcando una prudente distancia que se ve amenazada en eliminarse por mi parte cuando su frente se junta con la mía, él cierra sus ojos totalmente relajado. Mis piernas tiemblan como reflejo cuando su respiración provoca cosquillas en mis labios, me mantengo quieta bajo el firme agarre de sus manos en las mías.
En esta posición cabe la posibilidad de que nuestros labios se rocen si alguno se atreve a hablar, ¿puedo soportar un suave roce de labios? ¿Mi cordura podrá luchar contra esa tentación? Mi atención se desvía cuando lo escucho aclarar su garganta y deslizar suavemente su lengua sobre sus labios, lo imito percibiendo mi garganta seca.
—¿Cómo no fuiste capaz de percatarte de que sientes eso por mí desde niña? —indaga lento con su tono de voz grave, el roce de nuestros labios es tan ligero que puedo pensar en la posibilidad de que no existe, que es solo algo de mi imaginación deseando ese encuentro— ¿qué te alejaste de mí por miedo a lo desconocido? —mis labios se entre abren soltando el aire acumulado en mis pulmones.
Me mantengo en silencio al escuchar sus palabras. Realmente sus indagaciones que pueden sonar muy bien a afirmaciones. Mi corazón siempre ha reaccionado a su cercanía desde que tengo memoria, si bien jugueteabamos juntos la pequeña Mini buscaba cualquier excusa para estar cerca de Moni, el roce de sus pieles con toques inocentes en los brazos y rostros eran suficientes para hacer su corazón revolotear de los nervios. Una explicación que define a la perfección a la Veronica del ahora, pero ¿en qué nos diferenciamos? ¿En qué se diferencia la Veronica del antes a la Veronica del después? En la seguridad, en que estoy muy segura de querer intentar algo con Mateo, pero ¿él siente lo mismo que yo?
—Fui una completa cobarde —gruño girando mis ojos, molesta conmigo misma—, una tonta
Mateo vuelve a soltarme estallando a carcajadas al ver mi mueca molesta.
—Y una rompecorazones. —añade entre risas sosteniendo su estómago.
Asiento de acuerdo con sus palabras viéndolo controlar su respiración junto a las carcajadas. Un repentino impulso mezclado con el deseo me guían a tomar su camisa y juntar nuestros labios. Me mantengo quieta percibiendo la textura suave de su boca contra la mía. Sus manos me toman de la cintura activando una especie de alarma dentro de mi cerebro para comenzar a mover mis labios a un ritmo lento, casi perezoso que Mateo comienza a seguirme acariciando levemente la piel de mi cintura sobre su abrigo.
Mi cuerpo explota en miles de emociones, miles de ellas mezclándose en él, siendo cada una más fuerte que la otra, fuertes corrientes eléctricas que inician desde mis labios uniéndose con las que se desprenden desde mi cintura recorren mi cuerpo sin piedad. Mis manos se enrollan en su nuca acariando el largo cabello de esa zona, Mateo sonríe entre el beso robandome un chillido de sorpresa cuando sus manos me obligan a saltar siendo cargada por él hasta sentarse en el borde de la cama conmigo en su regazo. El beso se torna intenso, nuestras respiraciones se aceleran un poco antes de que me separe apoyando mi frente en su pecho respirando con dificultad. Me inclino buscando el lugar donde pueda escuchar su corazón con claridad y sonrío orgullosa al escucha su latir acelerado igual al mío.
—Esta acelerado. —musito alzando mi mirada para observarlo.
Mateo asiente acercando su boca a mi oreja, un escalofrío recorre mi espalda al instante que percibo su respiración calmada en esa área tan sensible y poso ambas manos sobre sus hombros.
—¿Cuál crees que es la razón? —indaga lentamente y mi garganta es incapaz de articular una palabra— Un niño no regala un anillo porque sí.
Una amplia sonrisa se forma en mis labios antes de que él regrese a mirarme con otra igual de grande a la que decora mi rostro, rodeo su cuello con ambos brazos abrazandolo con fuerza y Mateo me regresa el abrazo. Mi corazón no parece querer desacelerarse en este momento y estoy bien con eso.
—¿Qué pensabas cuando me diste ese anillo? ¿Una indirecta para pedirme matrimonio o algo así? —le pregunto levantándome de su regazo e ignorando el rubor de mis mejillas camino a su cama acostandome en ella.
—Sí. —responde caminando a la cama, agita su mano para que le ceda un lugar y lo obedezco—. Siempre que pensaba en ti lo hacía de una manera muy romántica. —gruñe acostándose de costado.
Nuestras miradas se conectan cuando me giro para mirarlo directamente, el espacio entre nuestros cuerpos es mínimo, el ambiente es silencioso e íntimo. Estiro mi mano acariciando su cabello con delicadeza, Mateo cierra los ojos al instante.
—Seguro lo sigues haciendo. —bromeo mirando la sonrisa divertida en sus labios.
—A un nivel más bajo. —se defiende.
—¿Del uno al diez qué tanto?
—Nueve punto cinco.
Suelto una carcajada sonora que aumenta cuando abre sus ojos y un puchero pronunciado se forma en sus labios. Me inclino dejando un rápido beso sobre el puchero disminuyendo su tamaño y regreso a acariciar su cabello.
—Tu concepto para nivel más bajo es un poco extraño. —le digo mirando su ceja elevarse.
—Es hora de dormir. —gruñe.
Sus manos se posan sobre mi cintura ordenandome darle la espalda, no pongo resistencia al entender sus intenciones, sus brazos me abrazan desde la cintura atrayendome a su cuerpo, me encojo contra su cuerpo sintiendo su respiración en mi cuello. Mi corazón sigue revoloteando emocionado, ¿podré acostumbrarme a esta nueva sensación de estar enamorada abiertamente de Mateo Jefferson?
STREAM BUTTER🧈
STREAM BUTTER🧈
STREAM BUTTER🧈
Holaaaaaaa, ¿cómo están? ¿Qué les pareció el capítulo?
EL MOMENTO QUE TANTO ESPERÁBAMOS POR FIN LLEGÓ!!!!! AHHHHHH
Espero que les gustara, en lo personal no me gusta lo suficiente =(
Y CÓMO QUEDARON DESPUÉS DE BUTTER?! Los chicos!!! Los chicos!!!!!!! Están hermosos, la letra, el ritmo, las escenas, JUNGKOOK Y CAMBIO EN EL COLOR DE CABELLO, EL RAP DE YOONGI, HOBI Y SU OH MY GOD, JINNIE CON MAS LÍNEAS Y APARICIÓN EN EL VÍDEO, TETE TAN HERMOSO, JIMINIE Y SU CABELLO DE COLORES Y NAMJOON EN SU PARTE DICIENDO "ARMY NOS RESPALDA"
Lo bello y magnífico que es ser Ot7
🛐🥺
Adjunto dos imágenes impaktantes
Lo siento por no actualizar la semana pasada, he estado mal del estómago (gastritis), pero ya estoy mejorando para regresar =)
Nos leemos el próximo viernes. Gracias por llegar hasta aquí♡
Pd: Los tatuajes de JK me tienen locaaaaaaa
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