Yoongi se levantó y tomó de ambas mejillas al omega y lo beso, el beso era algo lento y sin prisa, aunque para los presentes era una burla hacia el alfa, para la pareja no lo sentía así, pues al besarse podían sentir sus corazones acelerarse por la sensación que sentían. Al alejarse Yoongi retrocedió tres pasos y bajó la cabeza esperando cualquier movimiento del omega, este se acercó al alfa y lo tomó de la mano para dar como finalizada la ceremonia de baile e ir al banquete.

El banquete era como una boda normal en betas, todos comían tranquilos, Jimin miró al alfa él cuál parecía no querer comer por lo cual lo tomó de la mano y Yoongi lo vio.

—¿Te sientes mal? —le pregunto Jimin.

—¿Esto en verdad es langosta? —le dijo a Jimin.

—Lo es. —hablo Jimin. —el banquete es de comidas que nunca has comido.

Yoongi vio sorprendido al omega el cual le sonrió y tomó un poco de la langosta para que el alfa la probará, Yoongi abrió la boca y Jimin le dio aprobar riendo al ver la reacción del alfa el cual se sentía emocionado al probar tan delicioso platillo.

—Sabe delicioso. —le dijo.

—Me alegra saber que te haya gustado. —hablo Jimin. —lo mejor para ti.

—Gracias. —lo vio. —por ser bueno conmigo.

—No debes de agradecer. —negó Jimin. —el camino hacia la felicidad sé que será difícil, pero me encargaré de que vivas bien.

Yoongi sonrió y asintió, al finalizar la fiesta Jimin con todo su dolor se tuvo que despedir de su madre, ella lo abrazó y le dio un corto beso en la frente y luego vio al alfa él cuál estaba al lado de su hijo.

—Por favor Yoongi cuida y haz feliz a mi hijo. —habló la alfa. —ahora te lo pongo en tus manos.

—Lo cuidaré con mi vida. —le hizo reverencia.

—Hijo por favor cuida al alfa que has elegido para tu vida. —lo vio.

—Lo haré mamá y te prometo que te iremos a ver cada mes. —hablo Jimin.

La alfa asintió y se subió al auto que la llevaría de nuevo a la cárcel, Jimin cerró los ojos por un momento para no llorar, pero los abrió al sentir como el alfa lo abrazaba y hacía que se ocultara en su pecho.

—Puedes llorar. —le dijo. —yo te cubriré para que nadie te vea llorar.