💠 Capítulo 24 💠
(Narra Massimo)
Al llegar a casa, el sol ya estaba alto en el cielo, pero mi mente seguía atrapada en la oscuridad y la intensidad de la noche que acababa de pasar. Aparqué el Lamborghini en el garaje y me dirigí hacia la entrada principal, sintiendo un leve cansancio en el cuerpo, pero con la mente aún en marcha. No podía dejar de pensar en Barbi, en cada momento que habíamos compartido, en la forma en que sus labios se habían movido contra los míos, en cómo su cuerpo había respondido al mío. Era como si estuviera grabado en mi piel, un recuerdo que no podía borrar ni aunque quisiera.
Al entrar en la casa, me encontré con mi padre en su despacho. Como siempre, estaba rodeado de papeles, documentos y su ordenador portátil abierto delante de él. Levantó la vista cuando me vio entrar, con una expresión que mezclaba seriedad y algo de orgullo.
—Massimo, necesito hablar contigo —dijo, con esa voz grave que siempre usaba cuando se trataba de negocios.
Me acerqué y me senté frente a él, sintiendo que la conversación que íbamos a tener era más seria de lo normal.
—He estado pensando mucho en cómo has manejado las cosas últimamente —comenzó, entrelazando los dedos sobre el escritorio—. Has demostrado ser una persona madura, capaz de manejar situaciones complejas. Y quiero empezar a introducirte en algunos de los negocios más... delicados que tenemos. Hay cosas de las que no te había hablado antes, pero creo que es hora de que las conozcas.
Lo miré en silencio, esperando a que continuara. Sabía que mi padre tenía muchas facetas, muchos negocios que no eran precisamente legales, pero nunca había sido completamente transparente conmigo. Siempre había mantenido cierta distancia entre su vida profesional y nuestra relación padre-hijo.
—Una de las cosas que quiero que conozcas es la discoteca Momento en Puerto Banús —dijo, y mi corazón dio un vuelco al escuchar ese nombre—. Es un lugar que gestionamos en conjunto con otros socios, y bueno, no es solo una discoteca. Se llevan a cabo determinadas ventas ilegales de droga, un negocio lucrativo que nos ha dado buenos beneficios. Quiero que empieces a involucrarte más en esto, a entender cómo funciona el juego.
Mientras hablaba, mi mente no podía dejar de pensar en Barbi. ¿Podría ser que ella estuviera involucrada en esto? Recordé lo que me había contado sobre sus problemas con Alex y lo que había visto en la discoteca. Todo empezaba a encajar, pero no sabía si estaba listo para enfrentar la verdad.
—Entiendo, papá —dije, tratando de mantener la calma—. Supongo que esto es algo grande. Me gustaría aprender más sobre cómo funciona todo.
—Y lo harás —respondió él, con una sonrisa satisfecha—. Pero por ahora, quiero que te tomes el día para pensar en esto. Es un mundo complejo, y quiero que lo entiendas bien antes de involucrarte por completo.
Asentí, agradecido por el tiempo para procesar lo que acababa de descubrir. Después de hablar un poco más sobre otros temas menos importantes, me dirigí a mi habitación. Necesitaba una ducha, algo que me ayudara a despejar la mente. Mientras el agua caliente caía sobre mi cuerpo, no podía dejar de pensar en Barbi y en todo lo que había sucedido entre nosotros. La noche había sido inolvidable, y por primera vez en mucho tiempo, sentía que estaba empezando a tener sentimientos por alguien. Pero la idea de admitirlo me aterrorizaba. Había estado con muchas mujeres, pero nunca me había sentido así. Tenía miedo al rechazo, a que Barbi no sintiera lo mismo o que solo me viera como una aventura más.
Decidí que, por ahora, prefería mantenerlo en un nivel físico. No quería asustarla ni a mí mismo con confesiones prematuras. Pero sabía que no iba a poder ocultar mis sentimientos por mucho tiempo. Tenía que encontrar la manera de manejarlo, de descubrir qué era lo que realmente quería.
(Narra Barbi)
Cuando llegué a casa después de estar con Massimo, me sentía como si estuviera flotando en una nube. La noche había sido perfecta, más allá de cualquier cosa que hubiera imaginado. Pero mientras subía las escaleras hacia mi habitación, la realidad empezó a asentarse de nuevo. Tenía que enfrentarme a lo que había sucedido con Alex, y más importante aún, a lo que estaba comenzando a sentir por Massimo.
Lo primero que hice fue darme una ducha. Necesitaba sentir el agua caliente correr por mi piel, limpiando los restos de la noche anterior y despejando mi mente. Mientras me enjabonaba, no podía dejar de pensar en cómo Massimo me había hecho sentir. Era diferente a cualquier otra experiencia que hubiera tenido. No solo físicamente, sino emocionalmente. Había algo en él que me hacía sentir viva, deseada, y al mismo tiempo, un poco asustada de lo que todo esto podría significar.
Salí de la ducha y me envolví en una toalla, secándome rápidamente. Mientras me vestía, noté que la casa estaba en silencio. Mis padres y mi hermano ya se habían ido, dejándome sola. Eso me dio una idea.
Saqué mi teléfono y escribí un mensaje en el grupo de las chicas.
Barbi: "Chicas, tengo chisme del bueno y algo importante que contaros. ¿Podéis venir a mi casa? Pasamos el día aquí, comemos juntas y hablamos."
No tardaron en contestar, cada una confirmando que vendrían en breve. Empecé a preparar todo para recibirlas, emocionada por contarles lo que había pasado con Massimo, pero también sabiendo que tendríamos que hablar de cosas más serias, como todo lo relacionado con la discoteca y los problemas con Alex.
Poco a poco, las chicas fueron llegando. Primero llegó Clara, seguida de Paola y Martina. Nos saludamos con abrazos y besos, y pronto nos acomodamos en el salón, donde ya había preparado algo de picar y unas bebidas. Sabía que la conversación iba a ser larga, así que quería que estuviéramos cómodas.
—Bueno, Barbi, suelta el chisme ya —dijo Paola, con una sonrisa traviesa—. No podemos con la curiosidad.
Sonreí, sintiéndome un poco nerviosa, pero también emocionada por contarles lo que había pasado.
—Está bien, pero tienen que prometerme que no van a juzgarme, ¿vale? —dije, mirándolas a todas con una mezcla de seriedad y diversión.
—Por supuesto que no —respondió Martina, animándome a continuar—. Somos tus amigas, puedes contar lo que sea.
Respiré hondo y empecé a contarles todo, desde el encuentro en la discoteca, hasta la noche que acababa de pasar con Massimo. Les hablé de cómo me había hecho sentir, de la intensidad de todo, y de cómo me preocupaba que para él solo fuera algo casual, mientras yo empezaba a sentir algo más.
Cuando terminé, todas me miraban con expresiones que iban desde la sorpresa hasta la admiración.
—Barbi, estás viviendo una historia de película —dijo Clara, con los ojos brillantes—. Y ese Massimo... Dios, es guapísimo. Eres la chica más afortunada del mundo.
Paola asintió, mostrando su acuerdo.
—Sí, pero entiendo lo que dices, Barbi. Es normal que te preocupe si él lo ve de la misma manera. Pero, por lo que nos cuentas, parece que a él también le importas más de lo que dice. No te preocupes tanto y disfrútalo.
Martina, siempre la más sensata del grupo, añadió:
—Tienes que ser cuidadosa, Barbi. Pero también tienes que dejarte llevar. A veces, sobreanalizar todo puede arruinar lo que podría ser una gran historia.
Sonreí, sintiéndome más tranquila después de escuchar sus palabras. Sabía que tenía razón. Tenía que dejarme llevar, pero también tenía que protegerme.
—Ahora os toca a vosotras —dije, queriendo cambiar el enfoque de la conversación.
Clara fue la primera en hablar, su expresión se volvió más seria.
—Anoche hablé con Tomás... —comenzó, su voz temblando un poco—. Finalmente, me reconoció los cuernos. Me pidió perdón mil veces, incluso intentó arrastrarse, pero... no puedo. No puedo perdonarlo. Esta ha sido una traición tan grande que no sé si podré superarla.
Las demás la miramos con compasión, sabiendo lo difícil que debía ser para ella.
—Sé que nuestras familias se llevaban muy bien, y eso lo hace aún más difícil. Pero he decidido que no quiero volver a verlo en mi vida. Y más aún... he decidido que voy a cambiar mi vida. Voy a dar un giro radical. Si estamos metidas en todo este lío de la venta de drogas, voy a aprovechar la situación para divertirme. Voy a pasármelo bien con cualquier hombre que se cruce en mi camino, sin preocupaciones, sin ataduras. Estoy cansada de ser la buena chica que siempre sufre.
La determinación en su voz nos sorprendió a todas, pero también nos hizo admirarla. Clara siempre había sido la más sensible, la más romántica, y verla tomar una decisión tan radical mostraba cuánto había cambiado la situación para ella.
—Te apoyamos, Clara —dijo Martina, acercándose para darle un abrazo—. Sabes que siempre estaremos aquí para ti, en lo que necesites.
Después de un momento, Paola tomó la palabra.
—Yo también tengo algo que contarles... —dijo, su voz algo temblorosa—. He decidido que voy a volver a ver a Rodrigo. Ya estamos jodidas con todo lo que está pasando con la venta de drogas, y no quiero que esto arruine lo que siento por él. Necesito verlo una vez más, aunque solo sea para decir adiós correctamente.
Las demás asentimos en silencio, comprendiendo su necesidad de cerrar ese capítulo de su vida. Sabíamos que la situación era complicada, pero también sabíamos cuánto le importaba Rodrigo a Paola.
—Te entiendo, Paola —dije, dándole una sonrisa de apoyo—. Haz lo que tengas que hacer. Estaremos aquí para ti, pase lo que pase.
Finalmente, Martina tomó la palabra, su expresión algo nerviosa.
—Yo... bueno, también tengo algo que contarles —comenzó, dudando por un momento antes de continuar—. He empezado a tener una relación con una chica.
Nos quedamos en silencio por un momento, asimilando lo que acababa de decir, pero no hubo sorpresa, solo aceptación.
—¿Es Emma? —preguntó Paola, con una sonrisa comprensiva—. Lo sospechaba desde hace tiempo.
Martina asintió, su expresión aliviada al ver que todas la aceptábamos sin ningún problema.
—Sí, es Emma. Nos hemos estado viendo desde que empezamos a ir a la discoteca, y aunque al principio fue solo un juego, ahora siento que es algo más. Lo que me preocupa es mi familia. No sé cómo se lo van a tomar.
Nos acercamos para abrazarla, demostrando nuestro apoyo.
—Lo importante es que seas feliz, Martina —dije—. Nosotros estamos aquí para ti, y lo que piense tu familia es secundario. Lo importante es que tú te sientas bien con tus decisiones.
Después de tantas confesiones, nos quedamos en silencio por un momento, asimilando todo lo que se había dicho. Sabíamos que nuestra vida estaba cambiando, que estábamos en una situación peligrosa, pero también sabíamos que podíamos contar las unas con las otras.
—Bueno, chicas, creo que necesitamos prepararnos para esta noche —dije finalmente, rompiendo el silencio—. Va a ser una noche intensa, así que mejor nos alistamos.
Todas asintieron, y nos dirigimos a mi habitación para empezar a prepararnos. La conversación había sido larga, pero necesaria. Ahora sabíamos que, aunque todo estaba cambiando, seguíamos siendo un equipo, un grupo de amigas que se apoyaban incondicionalmente, pase lo que pase.
——————
Comentario de la autora: Agradezco todo el apoyo que me dais con vuestros votos y comentarios, son muy importantes para mí porque me ayudan a mejorar, ¡gracias! 🩵
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top