💠 Capítulo 18 💠

(Narra Massimo)

Menos mal que Barbi tuvo que irse repentinamente. No sé qué habría pasado si se hubiese quedado un segundo más. La verdad es que no entiendo por qué la besé. No tenía intención de hacerlo, no al menos tan pronto, pero cuando la tuve tan cerca, con ese perfume que parecía envolverme, simplemente no pude contenerme. La manera en que me mira, esos ojos que parecen desafiarme y seducirme al mismo tiempo, es algo que me vuelve loco. Me encantaría que me mirase así mientras hacemos el amor... pero no de cualquier manera, sino de la forma en que a mí me gusta.

Me perdería en ella, pero no sé si podría parar una vez que empezara. Solo pensar en ello hace que mi respiración se acelere, y eso me asusta un poco. No estoy acostumbrado a sentirme así, fuera de control. Pero con Barbi, todo es diferente. Y aunque logré detenerme esta vez, no sé si podré hacerlo la próxima. De hecho, estoy casi seguro de que no podré. Y sé que habrá una próxima vez, porque algo en mí me dice que esto no ha terminado, ni mucho menos.

Sin embargo, hay algo más que no puedo dejar de pensar, algo que me preocupa más de lo que estoy dispuesto a admitir. ¿Por qué salía Barbi de la habitación de Ruslan? Ruslan no es alguien con quien me gustaría tener problemas. Todavía soy un recién llegado en este mundo, y sé que no soy nadie para cuestionar a alguien como él. Pero no puedo ignorar lo que vi. No creo que Barbi haya tenido algo íntimo con él... al menos, eso quiero creer. Solo imaginarlo me pone enfermo.

No puedo dejar esto así. Debo averiguar qué está pasando. Tengo dinero, y el dinero mueve el mundo. Sé que puedo conseguir la información que necesito si muevo los hilos correctos. No puedo quedarme quieto mientras la mujer que me tiene obsesionado está involucrada con alguien como Ruslan. No sé a dónde me llevará esto, pero lo que sé es que necesito respuestas, y las conseguiré, cueste lo que cueste.

(Narra Barbi)

Me alejé de Massimo sintiendo el peso de su mirada en mi espalda. No podía creer lo que acababa de pasar. Ese beso... Dios, ese beso había sido todo lo que había imaginado y más. Pero sabía que no debía dejar que las cosas llegaran tan lejos, al menos no ahora. Tenía demasiadas cosas en la cabeza como para añadir a Massimo a la mezcla.

Encontré a Paola y a las demás esperando en la entrada de la discoteca. Martina parecía un poco distraída, como si algo la hubiera afectado más de lo normal, pero no hice preguntas. Todas estábamos lidiando con nuestras propias complicaciones, y esta noche había sido particularmente difícil.

—Vámonos a casa —dije, intentando sonar tranquila.

Asintieron, agradecidas de que la noche finalmente estuviera llegando a su fin. Subimos al coche, y conduje por las calles de Marbella mientras la ciudad empezaba a despertar lentamente con los primeros rayos de sol. El silencio en el coche era cómodo, como si todas estuviéramos procesando lo que había ocurrido. Dejé a cada una en su casa, despidiéndome con un suave "nos vemos luego" y una sonrisa cansada.

Finalmente, cuando llegué a mi edificio, estaba a punto de aparcar y subir a mi piso cuando sentí mi teléfono vibrar de nuevo. Sabía quién era antes de mirar la pantalla.

Alex: ¿Por qué no me has contestado? Sabes que odio cuando haces esto. Además, me han dicho que te vieron con otro tipo en la discoteca. Estoy furioso, Barbi. Necesito verte ahora mismo.

Cerré los ojos, sintiendo una mezcla de culpa y cansancio. Sabía que esto iba a suceder, sabía que Alex no se quedaría tranquilo hasta que obtuviera una explicación. Pero no estaba segura de que le gustara lo que tenía que decirle. Tenía que ponerle fin a esto, por su bien y por el mío. Aunque sabía que no sería fácil, era lo correcto.

Respiré hondo y le contesté.

Yo: Nos vemos en la Milla de Oro en 10 minutos.

Guardé el teléfono en mi bolso, dándome un momento para recobrar la calma. Sabía que no era buena idea ver a Alex ahora, especialmente después de todo lo que había pasado esta noche. Pero también sabía que no podía seguir postergando esta conversación. Él estaba sufriendo, y yo no quería hacerle más daño del necesario.

Encendí el motor de nuevo y me dirigí a la Milla de Oro. Las calles estaban casi desiertas a esa hora, y el silencio de la madrugada me ayudó a centrarme en lo que tenía que decir. Cuando llegué, vi a Alex esperando, su figura alta y familiar recortada contra la luz tenue de las farolas.

Eran las seis de la mañana, y mientras me acercaba a él, supe que esta conversación cambiaría las cosas entre nosotros para siempre.

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Comentario de la autora: Agradezco todo el apoyo que me dais con vuestros votos y comentarios, son muy importantes para mí porque me ayudan a mejorar, ¡gracias! 🩵

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