Capitulo VI

Narra Argentina:

Estaba viendo mi celular, echado en la cama de Rusia luego de haber cenado. Estaba pensativo sobre lo que podría hacer después mientras veía los chats restantes para ver en el whatsapp, me daba algo de temor aún abrir los chats y no saber que responder, apagué el celular y lo deje caer al suelo desde mi mano, de todas formas esta hecho pija... me debería comprar otro cuando tenga más plata.
Me senté en mi lugar y miré en dirección al ruso quien estaba entrando en la habitación.

— ¿Te dijeron algo o que paso que tardabas en subir?—. Pregunté, recibiendo una risa de respuesta.

— нет (No), solamente tenía que lavar los platos por orden de mi padre—. Se acostó a un lado mío, yo lo seguí mirando hasta que me recosté apoyando mis brazos y le quite su gorro para ponérmelo.

¿Qué tal me queda Rus?—. Le sonreí mientras intentaba acomodar mi cabello de mi cara.

— Bastante bien Arge—. Sonrio mientras ponia su mano sobre el gorro para bajarmelo hasta cubrirme los ojos.

— ¿Me lo regalas?—. Sonreí mientras hacía la famosa e icónica pose de manos (👉👈).

— Claro—. Me saque el gorro de encima de mi vista para ver al ruso sorprendido.

— Pará ¿En serio?... Yo lo decía en joda eh—.

— Puedo conseguir otro Arge, así que puedes quedarte con el—. Vi que puso sus brazos detrás de su cabeza, parecía relajado hasta tenía una sonrisa.

Sonreí y me acerqué un poco más a él para mirarlo, no puedo negarlo, este hijo de mil era lindo, ojos claros, pelo corto y rubio casi blanco, vestía piola y hasta su voz que resaltaba del resto por su característico acento. Esa descripción sonó muy homosexual de mi parte.
Acomodó el gorro que aún llevaba puesto y también mi cabello para que no me cubriera los ojos, posó su mano sobre mi mejilla y yo por un impulso inconsciente incliné mi cabeza en dirección a su fría mano y si no fuera también por otro impulso natural puse mi mano sobre la suya... comúnmente lo alejaría pero ahora es como un sentimiento diferente y no, no es amor la que los re mil parió.

Y como siempre me vence la necesidad, me acerqué de apoco al rostro de Rusia haciendo que él imite la misma acción logrando que ambos juntemos nuestros labios en un tranquilo y suave beso.

Yo me pregunto si algún día de estos podré ponerla yo y no que me la pongan a mi carajo...

Ah si, perdón por romper el ambiente romanticón.


















Narrador:

El beso se fue alargando y a medida de ello se fue volviendo un poco más necesitado y ardiente. El argentino se coloco encima del ruso posando una de sus manos en su pecho, mientras que el mencionado lo agarraba firmemente de su cadera y levantaba su remera para recorrer su torso completo.
Iban a llegar más lejos si no fuera que un trueno sobresaltó al latino e hiciera que se separara del más grande. Argentina estaba acostumbrado a las tormentas y los truenos, pero algunas veces lo llegaban a asustar. El de pelo largo miró en dirección a una de las ventanas de la habitacion y efectivamente, había una tormenta afuera, había centellas iluminando el cielo y la habitación, dejando de vez en cuando líneas horizontales sobre la cama del ruso ya que sus ventanas tenía persianas.

— ¿Te asustó un simple trueno Arge?—. Rió mientras miraba hacia una ventana.

— Nah, solo me agarró desprevenido eso no más—. Sonrió mientras se recostaba nuevamente sobre su contrario. El sudamericano estaba aliviado ya que no llegó a la parte que todos querían ver, se relajó al sentir caricias sobre su espalda pero se tensó al toque cuando sintió la mano del eslavo bajar hasta su trasero, al final no se salvó.

Rusia recostó debajo suyo al argentino y empezó a dar besos húmedos en su cuello, Argentina solo se limitó a agarrar sus hombros y a rezarle a todos los santos que él conoce. Soltó un jadeo leve al sentir que empezaba a morderlo, pero Rusia se detuvo de repente, y a Argentina se le iluminaron los ojos cuando alguien golpeó a la puerta, el más grande bufó molesto al ser interrumpido y se levantó a ver quien era, Argentina agarró una almohada y cubrió su cara para ocultar su sonrisa y alegría por esa interrupción. Retiró la almohada de su cara cuando sintió algo hundir una parte del colchón.

— ¿Qué pasó Rus?—.

— Tengo que ir a ayudar a Kazajistán y a Ucrania a mover unas cosas de afuera...—.

— Dale, yo te espero acá—. Sonrió para él.

— No tardaré—. Le dio un beso en sus labios y se fue de la habitación dejando solo al argentino, quien espero un rato y se levantó para poder ir a tomar agua.

Cuándo llegó a la cocina, saco un vaso y se sirvió agua, al terminar se secó la boca y antes de dejar el vaso en la mesada una mano se apoyó contra ella asustando al argentino que intentó retroceder pero chocó de espaldas contra alguien, se giró para ver de quien se trataba y se encontró con el comunista soviético número uno del mundo.

— Hijo de mil, casi me haces dar un paro, pelotudo...—. Se quejó el argentino.— No hagas eso de nuevo porque te voy a moler la cara a gol—. Fue interrumpido por el de pelo oscuro quien habia lo había besado.
Argentina se intentó separar pero cada que lo hacía, el soviético volvía a besarlo, el rubio estaba poniendose nervioso por lo que estaba pasando cuando volvió a separarse del soviético para intentar tomar aire soltó un gemido que hizo que se tapara la boca y se quedara rojo como un tomate maduro, ¿Porqué gimió? El soviético había puesto su rodilla en la entrepierna del latino.

— P-Puto comunista de mierda-ah~... carajo~—. El argentino jadeó en un intento de alejarse del mayor.

— Argentino rebelde~...—. Sonrió el comunista acercándose al oído del argentino.— Debería enseñarte una lección de respeto...—.

— Ni se te ocurra enfermo de mierda-Ah!—. El soviético mordió el hombro del latino mientras lo agarraba de sus piernas, levantándolo y dejándolo semi recostado sobre la mesada. Sujetó sus manos y se colocó entre sus piernas que intentaban apartarlo.

Argentina estaba bastante acalorado y desesperado, no sabía que hacer más que seguir diciéndole al comunista que se detenga, lo golpearía pero sus manos estaban agarradas por él y sus piernas no podían siquiera moverlo de donde estaba. Estaba a punto de detenerse para pensar en algo hasta que sintió algo duro restregarse contra su trasero, iba a desesperarse aún más hasta que pensó que si quería hacerle "eso" tendría que soltarlo para sacar su ropa inferior, eso le daría una ventaja.

— Y-Ya vas a ver lo que te espera cuando me soltes—. Sonrió el argentino seguro de su plan.

— ¿Crees que soy tan idiota como para soltarte para obtener lo que queremos, Arge?—. El de ojos amarillos sonrió con malicia causándole temor al argentino quien no sabía que es lo que iba a hacer.

— Yo nunca... quise esto pelotudo de mierda—.

— Claro, niegalo si quieres pero tus ojos siempre me dijeron otra cosa—.

El soviético elevó las manos del argentino sobre su cabeza y las sujetó con una de sus manos para que con la otra pudiera bajarle su ropa inferior. Argentina bajó la mirada y cerró sus ojos con fuerza. Estaba aceptando su destino pero un machete aparecio en la escena y se clavó justo a un lado del soviético, este dejó de sujetar al argentino y volteó a ver quien fue, entonces el rubio aprovecho y golpeó con toda su fuerza al de pelo oscuro, alejandolo de él y lo apartó un poco más con sus piernas para poder bajarse de la mesada y subirse sus ropa.

— Кто был?! (¡¿Quién fue?!)—.

— Хто яшчэ? (¿Quién más?)—. Una chica rubia estaba detrás del soviético de brazos cruzados, parecía bastante molesta que hasta el argentino sintió aún más denso el ambiente.

— Blyat... olvide que estabas en casa Bielorrusia...—.

— Me decepcionas demasiado padre... mejor vete antes de que vuelva Rusia y le diga lo que le hiciste a Argentina—.

— Dile si quieres... no me interesa lo que haga Rusia al respecto—. Se marchó del lugar no sin antes voltear a ver al argentino que estaba intentando descansar de lo sucedido.

— Idiota...—. La chica espero a que se fuera por completo de la habitación habitación se acercó al latino preocupada.— ¿Estás bien, cielo? ¿Te hizo daño? ¿Te golpeó o algo?—.

— No, no... solo me mordió y bueno... casi que me hace lo otro—. La de pelo largo y ondulado agarró un pañuelo y lo mojó con agua fría para poder pasársela por la cara al argentino que seguía acalorado.— Gracias Bielorrusia... en serio te debo la vida por esto—.

— No me debes nada cielo, con que me agradezcas estoy satisfecha—. Sonrió con dulzura, el argentino sonrió relajado por el trato que tenía la de ojos verdes con él.

Estuvieron un rato conversando en lo que Argentina se recuperaba de lo sucedido, tal vez se lleve un trauma con el soviético pero estaba bien.
Rusia y sus dos hermanos aparecieron después de rato, mojados por la lluvia, cuando el mayor de los hermanos fue a ver a Argentina, se entero por Bielorrusia lo que le pasó en su ausencia. De no ser por Argentina que lo logró calmar, Rusia ya hubiera estado peleando con su padre a los golpes.

Argentina se quedó esa noche en la casa, durmió con Rusia y se fue a su casa por la mañana acompañado por el eslavo.

















































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Los engañe cara de palmitos
Pensaron que habría otro capitulo +18 pero no.

Van a tener que esperar para el siguiente capitulo de ese estilo.

Pero bueno, espero les haya gustado y eso
Nos vemos en otro capítulo o libro.

1652 palabras.

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