Capitulo IV
Narra Argentina:
Estaba recién madrugando, algo paso anoche... Si, además de haberme escapado de la casa UK me mandé algunas cagadas.
Veamos... luego de haberme ido corriendo no se de como me encontré con alguien que no me acuerdo quien era y después nos habíamos ido para un tipo boliche y de ahí no me acuerdo más... creo que me tomé las latas de energizante o no sé, tal vez entre de una y me puse re en pedo y por eso no recuerdo nada.
Me senté en mi cama y mire a mi alrededor... y me quería matar cuando me di cuenta que no estaba en la casa, un sentimiento de miedo interno empezó a manifestarse como presión sobre mi pecho.
Mire hacia abajo y note la ausencia de mi campera y remera, saque las sábanas de encima de mis piernas para observar que aún conservaba mi ropa interior y mi pantalón, un suspiro de alivio dejo mi boca. Me volví a acostar mirando al techo mientras jugaba con el piercing de mi lengua ¿con quién estuve? ¿Qué me pasó? ¿Hice alguna estupidez homosexual? Lo único que esperaba era haber sido besado por alguien más en lo que iba de la semana.
Las respuestas no iban a aparecer solas, me levante y me fui hacia la puerta que estaba abierta, me asome y observe un pasillo iluminado por la luz del sol. Tomé aire y me fui hacia donde había una entrada a otra habitación, asomé la cabeza y al no observar a nadie avancé por lo que parecía ser el living hasta ver en otra habitación una sombra.
No lo había pensando y cuando entré en esa habitación, lo vi. Era un chico de piel morena y pelo corto color café que vestía unos simples shorts gris oscuro, se me habían venido dos opciones a la cabeza... o era Perú o era México... podía ser Paraguay pero me iba a ser algo raro.
No sabía cómo llamar su atención así que sólo toque la pared como si estuviera llamando a la puerta, logrando así que el chico volteara con rapidez.
Con solo verle la cara ya lo había reconocido.
— Oh, buenos dias Arge—. Me había sonreído como si fuera normal que yo estuviera en su casa.
— No te hagas el tonto México... decime ya que estoy haciendo en tu casa, sin remera y con una resaca de la puta madre—. Descansé mi cuerpo contra la pared mientras cruzaba mis brazos.
— Era obvio que no recordarías nada. Bueno eh, anoche habíamos ido a una fiesta y bueno, habías tomado tus latas energizante y algo de alcohol. Estabas como loco bailando y cantando a los gritos—. Soltó una pequeña risa.
— ¿Y porqué desperté sin mi remera y eso?—.
— Te la quitaste en la fiesta, tuviste suerte que la agarre antes de que alguien la robara... Y terminaste en mi casa porque te quedaste dormido allá, así que te traje y pues dormiste aqui—.
— ¿Y qué le hiciste a mi ropa?—.
— La puse para lavar, te mojabas con alcohol cada que bebias... también por eso te quitaste la remera—.
Puse mis manos sobre mi cara y mire al techo con arrepentimiento. ¿Cuando iba a ser la joda en donde no se iba a pasar de tarado? Sacudí mi cabello despeinado y me acerqué a la heladera del mexicano.
La abrí y saque una botella de agua para poder tomar, cerré la heladera y me senté en la mesada mientras tomaba de la botella.
— ¿Hice alguna pelotudez más?—.
— Nop, estabas tranquilo para haber tomado todo eso—.
— Bien... bueno eh, me voy a la casa—. Miré al mexicano.
— Tu ropa está en el lavadero—.
— Dale, gracias Méx—.
— No hay de que we—.
Deje la botella de agua en la mesada y abandone la cocina para dirigirme al lavadero a buscar mi ropa.
Entré en la habitación, agarré mi ropa que estaba humeda y me fui de la casa del norteamericano.
Algo me dice que paso algo más anoche, aunque debe ser ilusión mía por todo lo que sucedió. ¿Qué tan posible era de que México me haya hecho algo aprovechando que estaba ebrio?... creo, que era demasiado posible a mi parecer.
Bueno, ya fue igual, de todas formas no podía hacer nada carajo, no pueden juzgarme porque no me acuerdo de nada y porque estaba en otra.
Me dirigí hacia mi casa y lo bueno es que no aparecía nadie en mi camino. Ahora es la parte en donde aparece alguien para cojerme o besarme o hacerme algo turbio.
Cuando llegue a la puerta de mi casa mire al alrededor algo extrañado, alcé los hombros y entré cerrando la puerta a mis espaldas. Respire profundo el aroma de mi casa y me fui a sentar al sofá para jugar al fifa o ver alguna serie.
Me sentí relajado por fin, todo el rato agotado y nervioso por que viniera alguien a hincharme los huevos pero valió la pena por este merecido descanso.
Hasta que alguien desafortunadamente llamó a mi puerta.
Un suspiro de cansancio y hartazgo resonó en mi casa, solté el mando de la play y me acerqué a la puerta para abrirla.
— Hello Argie!—. Bueno... podía haber sido peor.
— Ah... sos vos Canadá, pensé que iba a aparecer tu hermano o alguien más—. Le sonreí, este hijo de puta me da más miedo que su hermano mayor. ¿Porqué me da miedo? Porque es el que creó la página porno número uno del Internet entero. Aparenta ser lindo e inocente pero yo se que en el fondo no es más que un simple lobo oculto en la piel de una oveja.— Pero bueno, ¿necesitas algo o porqué estás acá?—.
— Well um... I... I wanted to spend time with you (Bueno um... Yo... Quería pasar tiempo contigo)—. Noté un sonrojo formarse en su cara en lo que bajaba su mirada al suelo. Era como un intento de confesión de su parte, me sacó una pequeña risa por su forma de actuar, hasta me pareció tierno... pero bueno, que puedo hacer, no quiero terminar con el culo roto aun deseo caminar.
— Pasar tiempo conmigo uh... bueno esta bien—. Jaja... le dije que si... que ganas de suicidarme.
— Really? Thanks you Argentina! (¿En serio? ¡Gracias Argentina!)—. El más alto salto hacia mi, abrazándome.
— No debes agradecer Can...—. Estoy arrepentido de todo. Le di algunas palmadas en su espalda mientras esté dejaba de abrazarme.— Bueno, pasá no más... no tengo mucho que hacer igual—.
El canadiense me agarró del brazo en lo que cerraba la puerta y me tiró hacia él. En ese mareo que me dio estaba apoyado contra el pelirrojo sentados en el sofa, me quedé congelado en mi lugar ya que, no sabía que hacer.
El más alto empezó a jugar con mi cabello, cosa que me tensó mucho más, no veía una escena muy family friendly pero haría lo posible para que lo sea... solo para que no me rompan la cola.
Respiré profundo, viendo alguna forma de alejarme del canadiense... miré la play, la tele, las escaleras hacia mi habitación... no había nada que pudiera ayudarme. Cerré los ojos para pensar que no estaba pasando nada, que era un trato de amigos y nada más... pero se me hizo imposible cuando sentí los brazos del norteamericano rodearme. Era fuerte, pero creería que menos que USA.
Un escalofrío recorrió mi espalda cuando sentí que apoyaba sus labios en mi hombro, lo que hizo que me tensara aun más fue el sentir que empezaba a darme besos en esa área.
Estaba actuando demasiado tranquilo, tal vez no haría lo que creería que podría hacer... tal vez lo hace para que le tenga confianza o algo similar, que se yo loco no sé leer mentes.
— E-Eu Canadá, ¿me disculpas un momento?—. Dije alejándome de él y poniéndome de pie.— Pasa que... deje mi celular arriba y por ahí me llegó un mensaje importante—. Mentí. En realidad el celular estaba en mi bolsillo trasero del pantalón.
— Oh, okay! I'll wait for you here (Te espero aquí)—. Lo vi sonreír, yo le devolví la sonrisa y me fui rápido a mi pieza.
Cerré la puerta y me tire en la cama destendida mientras agarraba una almohada y la ponía sobre mi cabeza.
¿Qué hago ahora? Tengo al yankee junior en mi sala, queriendome comer vivo, no me puedo escapar porque queda mal y porque no puedo vivir escapando, y no puedo decirle que se vaya cuando le dije que podía estar conmigo, eso fue la invitación para que me coja más indirecta de toda la historia y encima tal vez la captó de esa forma. Estoy en el horno.
Saque la almohada y agarré el celular en lo que me ponía de pie, tenia planeado mandarle un mensaje a Uruguay para ver que hacer ahora pero cuando abrí el WhatsApp encontré varios mensajes de algunos paises— no diré nombres— No quería leerlos y menos abrirlos ya que algunos ya veía como empezaban. Cerré WhatsApp y deje el celular en la mesada de luz, esto estaba llegando lejos para mi y para todos.
Mordí el piercing de mi lengua mientras ponia una de mis manos sobre mi cabeza en lo que pensaba que hacer... ah y también mientras escuchaba de apoco la música de Ankha Zone aproximarse.
Cuando menos me di cuenta estaba siendo abrazado por ni más ni menos que Canadá, me agarró un paro respiratorio cuando lo sentí y no fue por el abrazo... si no que fue por las intenciones y justamente el lugar en donde estaban transcurriendo los hechos de esta masacre.
— What happened Argie? (¿Qué pasó Argie?)—. Preguntó mientras apoyaba su cabeza sobre la mía.
— Estaba... Estaba pensando, al final si había mensajes importantes—.
— Do you have to go somewhere? (¿Tienes que ir a algún lado?)—.
— Creo que si... no sé, no leí los mensajes. No iba a ir de todas formas—. Cerré los ojos un momento, tratando de ignorar todo lo que había visto.
— Are you ok? You look... tired? (¿Estás bien? Te ves... cansado?)—. Me volteó con facilidad, no tenia ganas de pelear contra él.
— Estoy bien, pero creo que si... cansado porque anoche fui a una fiesta y me tome de todo—.
— Ooh, now I understand (Ahora entiendo)—. Me sonrió, este pibe si hacia bien el papel de santito. Me quedé mirandolo hasta que apoyé mi cabeza contra su pecho, bueno ya fue viejo, igual palmo de cualquier forma. Sentí como acariciaba mi espalda con delicadeza para después agarrarme de mis mejillas y hacer que lo mire.
Ambos nos quedamos viendo a los ojos unos segundos hasta que me plantó un beso en los labios. Me quede sin reacción, dejando que me besara como si ya lo hubiera hecho antes, cerré mis ojos y únicamente con él me dejaría llevar.
Narrador:
Ambos jovenes quedaron sumergidos en el beso que empezó el canadiense.
El argentino agarró al canadiense del cuello de su remera para pegarlo mucho más a su persona, ambos cayeron sobre la cama del rubio.
Ninguno se separaba del otro, si lo hacien era únicamente para respirar. El canadiense agarró al argentino de sus muslos, levantandolo un poco de la superficie de la cama mientras que el rubio agarraba con fuerza la remera del más alto amenazando con romperla.
Los dos jóvenes se separaron y se dedicaron una mirada de necesidad y deseo. A Argentina le parecia mal hacer esto... pero ya no podía volver atrás.
Canadá procedió a sacarse su remera con algo de apuro dejando a la vista del latino un cuerpo parecía haber sido esculpido por un artista renacentista.
El arrepentimiento del rubio se había esfumado por completo, incluso se preguntó si era un tipo de premio hasta que se dio cuenta que sería él quien tendría que lidiar con las consecuencias. Canadá aprovechó su distracción y le bajó sus pantalones junto su ropa interior, cosa que sobresaltó al contrario y lo hizo cubrirse con su pierna y voltear a otro lado por la vergüenza, cosa que le pareció graciosa al norteamericano quien se acercó a darle besos en su mejilla para que esté tranquilo con él.
— Lo único que te voy a pedir es que seas piolita conmigo... Al menos por esta vez—. El argentino evitó mirar al canadiense, este lo agarró suavemente de su mentón y lo obligó a mirarlo.
— I'm never going to do something to hurt you (Nunca haría algo que te haga daño)—. La voz del pelirrojo le daba paz al argentino por algún motivo, y lo relajo más cuando dijo aquello.
Tragó temeroso después de todo y besó a su contrario solo para distraerse.
Cerró sus ojos con algo de fuerza mientras escuchaba al otro quitarse lo que le quedaba de ropa, la inseguridad aún le podía así que abrazó con fuerza al más alto.
— Mmh!—. Un jadeo vino de la boca del argentino cuando sintió algo contra su parte trasera. Este se separó del otro y mantuvo sus ojos cerrados por los nervios.
El canadiense miraba con ternura al argentino, le parecia lindo su forma de actuar.
— Keep calm honey (Tranquilo cariño)—. Dijo el canadiense antes de empezar a chocar su miembro contra la entrada del más pequeño que, volvía a ponerse nervioso al sentirlo.
Mordió su labio con fuerza a la vez que estaba empezando a ser penetrado por el norteamericano.
— A~Ah! U~Um...—. Argentina arqueó su espalda al sentir la virilidad del canadiense en su interior, agarró con algo de fuerza su sábana en lo que intentaba acostumbrarse.
Canadá empezó a moverse con dificultad por entre las cerradas paredes del latino, empezaba a desesperarse pero no quería lastimar al sudamericano.
— You're so tight~ inside... Argentina—. Gimió el canadiense, agarrando con firmeza la cadera del rubio, quien estaba empezando a disfrutar del momento.
Rodeó el abdomen del más alto con sus piernas mientras tiraba su cabeza hacia atrás.
El norteamericano observó al latino más calmado, aprovecho su calma para poder embestirlo con brusquedad mientras mordía su hombro.
— A-Ah! A~Ah, C-Canadá!—. Exclamó el de pelo largo ante el acto brusco de parte del más alto quien, seguía embistiendolo sin compasión. Arañó la espalda del pelirrojo por el dolor que, se había convertido en placer en poco tiempo.
Argentina quería pedirle que se detuviera pero el placer que estaba sintiendo era tal que solo podía decir insultos cada que pensaba en querer decirlo.
El canadiense dejó de morder su hombro y lo besó, introduciendo su lengua dentro de su boca. Argentina daba jadeos ahogados, se separaba del beso para tomar aire pero canadiense en la desesperación de tenerlo volvía a unirse a él sin darle la oportunidad de darle un respiro.
El canadiense detuvo los movimientos en seco durante un momento, dejandole un momento de recuperación al sudamericano quien ya parecía estar cansado. El de mayor estatura le dio un beso en su pecho y retiró su miembro del interior suyo, luego de ello volteó con cuidado al argentino que apoyó su cabeza contra sus brazos mientras cerraba sus ojos.
Sintió suaves caricias sobre su espalda y algo duro refregarse contra sus glúteos, eso hizo que abriera sus ojos, sabiendo que todavía no había terminado, sintió algunos besos en su espalda y nuevamente sintió al canadiense entrar en su interior, haciendo que suelte un jadeo bajo mientras pensaba cuando iba a terminar.
Canadá mordió su labio y comenzó nuevamente a dar embestidas, sacandole nuevamente gemidos al agotado argentino.
— O~Oh... Sunshine~! I-I'm going to...—. Advirtió entre el placer el canadiense, el argentino hundió su cara contra el colchón mientras agarraba con firmeza sus sábanas.
Un gemido ronco y fuerte salió de la boca del norteamericano cuando se vino en el interior del rubio, quien también gimió placenteramente al sentir el semen del pelirrojo esparcirse en su interior hasta que su contrario salió de él.
El argentino estaba exhausto, mientras que el canadiense seguía algo activo.
— Are you okay, sunshine? (¿Estás bien, Sunshine?)—. Preguntó el canadiense mientras se recostaba encima del latino.
— Si... cansado nada más...—. Levantó su cabeza mientras peinaba su cabello hacia atrás para poder ver.
Canadá alzó con cuidado al argentino y lo acostó correctamente en la cama para luego acostarse él a un lado suyo.
El rubio, ya con sus últimas energías abrazó a su contrario y se durmió al toque.
_____________________
Y ya era tiempo de que tuvieran su +18
Ahora si me voy a descansar. Espero hayan disfrutado el episodio y bueno, nos vemos después gente.
Besitos en el siempre sucio y chau.
2721 palabras.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top