Capitulo II
Narra Argentina:
Quedé observando la puerta estático, una parte de mi cerebro pensaba que podría ser Brasil, por otra parte pensaba que podría ser algún latino que vendría a buscarme para hacer algo.
Tengo que pensar positivo, si pienso negativo atraigo a las malas vibras y todo lo que tenga relación con la palabra "malo".
Me persiné dos veces queriendo que fuera Chile por lo menos, me acerqué a la puerta y la abrí rápidamente.
- Hello Argentina (Hola Argentina)-.
Y la puta que lo parió, es el yankee de mierda... apuesto a que viene a decirme algo del dolar o a hincharme las pelotas.
- Ay, mi dolor de muelas favorito... ¿Qué venis a hacer acá?-. Me crucé de brazos ante el de gafas de sol. Mi cara era full cara de "No me provoques o te corto la pija" hasta que me di cuenta que el yankee estaba invadiendo mi espacio, acorralandome contra la puerta.
No voy a decir que se quiere hacer el lindo porque lo mismo pasó con Brasil y salió todo para el ojete.
- ¿Ya me vas a decir que queres? Estaba por irme a tomar un mate con mi hermano-. Mentí descaradamente, no lo quería cerca y menos con la actitud de romanticon que tiene ahora.
- Don't be the "hard boy" darling, you know exactly why I am here for. (No seas el "chico duro" cariño, sabes exactamente el por qué estoy aqui)-. Me agarro del mentón obligándome a mirarle a los ojos. Cerré los ojos para darle una clara señal de que me deje de romper las bolas.
- Mira gringito, o me quitas las manos de encima o-. No terminé de hablar debido a que apretó mis mejillas con su mano con algo de fuerza.
- Or what darling? Look, make it easy for me and I'll go. (¿O qué cariño? Mira, hazlo sencillo para mí y me iré)-.
- ¿Hacerte fácil qué? ¿el conquistarme?-. Arqueé una ceja sin saber a que se refería literalmente, hasta que él me hizo saber de una manera demasiado turbia lo que quería.
Sabía que con eso me distraeria y cuando pregunté me había puesto contra el muro, dándole la espalda mientras veía que la puerta se cerraba. Sentí el corazón acelerarse al pensar lo que estaba por hacer, quería pensar que no era así pero... me demostró que si lo era.
Agarró mis dos manos contra el muro mientras sentía una de sus manos subir por mi abdomen por debajo de mi remera y campera.
- P-Pelotudo, ¿que crees que estás ha-Ah!?-. Detuve mis palabras al sentir como se apoyaba contra mi espalda, mientras tocaba mi pecho con total anarquía. Pensé que este hijo de mil iba a excitarse y a violarme en cualquier momento si no hacia algo.
Intenté ser amable con él pero bueno, no entendió que no es no. De un solo tirón solté mis manos de su agarré, me voltee y le encaje una piña en su cara, aproveché su retroceso y lo empujé con fuerza para hacerlo caer. Respire agitado y me apoyé contra la pared para mantenerme en pie.
- Escúchame gringo... no creas que me voy a dejar tocar así de fácil y mucho menos con vos gil de mierda-.
- Damn it... you're stronger than I though honey. (Carajo... eres más fuerte de lo que pensé cariño)-. Sonrió mientras se volvía a poner de pie.
-Inténtalo de nuevo... y vas a ver como te acomodó la mandíbula de una-.
Ambos nos quedamos viendo, parecía tener cara de no rendirse, pero bueno... estoy listo para lo que intente este hijo de puta.
Narrador:
La puerta del argentino se abrió de repente, ambos rubios vieron en dirección a la puerta y se percataron de la persona detrás de ella.
No era más ni menos que Rusia, quien miró a ambos individuos confundido.
Argentina sonrió de felicidad cuando vio al de ushanka, se despegó de la pared y abrazó al ruso.
- Rusito de mi corazón que suerte que tengo de que estés acá-. Sonrió el argentino, él sabía que podía salvarlo del americano y sus sucias fantasías.
- ¿Qué pasó aquí?... ¿Porqué estás tan agitado Argentina?-. Miró al latino curioso para luego ver hacia el norte americano con seriedad y enojo.- ¿Qué le hiciste capitalista?-.
- Nothing of your business stupid commie (Nada de tu importancia estupido comunista)-. Cruzó sus brazos mientras miraba al más alto.
- Ah claro, y querer cojerme no es nada ¿no? Rusia por favor sacame de acá porque en cualquier momento este hijo de re mil puta me viola-. Diría el argentino escondiéndose detrás de Rusia, quien sólo miraba fijamente al estadounidense.
- Vete ahora-. Ordenó el ruso, cosa que el estadounidense hizo caso, no quería armar una pelea con Rusia asi que era preferible irse.
Argentina se sentía más tranquilo ahora que el gringo se había ido de su casa, miró al ruso y le sonrió.
- Te debo una Rus, si no hubieras aparecido estaría frito...-. Confesó mientras se alejaba del ruso refregandose su cara.
- No es nada Argentina-. Respondió cerrando la puerta del argentino para ya apoyarse sobre la misma.
- Eu, ¿y de cómo estabas por acá? ¿Cómo sabías que estaba en "problemas"?-.
- Venía de paso por esta calle... y no lo sé, entré porque me pareció raro ver la puerta de tu casa un poco abierta además de escucharte hablar con alguien más-.
- Ah, ahora entiendo... bueno, gracias de vuelta, es que en serio me salvaste de un destino peor que la muerte-. Miró una vez más al ruso y se fue en dirección a la cocina.- ¿Querés tomar algo? Creo tengo algo de vodka en el freezer-. Ofreció acercándose a un freezer (de esos en donde se guardan los helados en los kioscos) y lo abrió.
- Esta bien-. Respondió el ruso, mientras se despegaba de la puerta y se acercaba a donde estaba el argentino.
Mientras Argentina intentaba buscar entre las cosas del freezer la botella de vodka, Rusia lo observaba detenidamente desde sus espaldas, cosa que no le llamaba la atención al que tenía piercings, sentía que lo estaba observando pero no con que intenciones, de una u otra forma no le importaba porque sabía que Rusia no tenía ningún tipo de sentimiento hacia él o hacia el resto de países existentes.
El latino seguía buscando la botella sacando algunas bolsas con latas de cerveza, pensó que la dejo en el fondo del freezer así que inclinó su cuerpo para dentro del freezer hasta que por fin agarró la botella de vodka.
- ¡Acá estaba! Al fin amigo, a la próxima la dejo arriba del todo-. Dijo para si, pero cuando quiso reincorporarse en su lugar algo hizo que se quedara paralizado en la posición que estaba.
El miedo y confusión volvían a atacarlo nuevamente, un frío agarraba sus caderas fuertemente mientras sentía algo apoyarse contra su parte posterior.
Ahora estaba arrepentido de llamar a Rusia salvador... y de haberle dicho que le debía una.
- Rusia?...-. Su pecho subía y bajaba mientras esperaba la respuesta del de mayor altura.
- Argentina...-. Murmuró.
Argentina se sintió bastante incómodo al escuchar su nombre, sonaba excitado para él, tal vez estaba exagerando... o no.
No podía golpear al ruso, ya que este le ganaba en fuerza y reflejos. Tomó aire y se reincorporó rápidamente en su lugar para ya girarse y alejar al ruso con su mano un poco brusco, mientras mantenía su mirada en el suelo, esperaba que Rusia no reaccionara mal a lo que hizo y que lo dejara tranquilo.
- Mira Rus, sos re piola y todo pero... no podemos hacer eso por qué...-. En su intento desesperado de dar una excusa para alejar al ruso, el mencionado puso su mano contra el borde del freezer mientras que con la otra ponía su mano en la mejilla del de ojos verdes mientras levantaba su rostro para que lo mirara a los ojos.
- ¿Porqué Arge?-. El argentino miraba fijamente los ojos fríos del eslavo, no sabía cómo completar su excusa... ¿que iba a decirle? No tenía tiempo para pensar, el silencio entre ambos se alargaba y el ambiente se tensaba. El ruso se acercó a su rostro, haciendo que el latino sintiera su respiración chocar contra la suya.
El argentino cerró sus ojos mientras un pequeño sonrojo empezaba a adornar sus mejillas al sentir los labios del ruso entrar en contacto contra los suyos. El de pelo largo no se sentía bien con esto, solo se limito a preguntarse "¿Qué está pasando? ¿Porqué justamente a mí?".
Estaba a punto de rendirse contra el eslavo hasta que algo volvió a encender su chispa. Frunció el ceño y alejó de nuevo al ruso con brusquedad.
- Por qué no... ahora andate por favor, no ando de humor para estas mierdas-. Mantuvo su mirada en el suelo pero dejaba en claro con su voz que no era no.
Dejó la botella de vodka en la mesada y cerró el freezer para ya irse dejando al ruso solo.
Salió de su casa cerrando la puerta de un portazo, suspiro con pesadez y miró al alrededor.
Pensó "¿Ahora a quien puedo acudir?" Muchos nombres se le vinieron a la cabeza hasta que recordó a su hermano uruguayo, sonrió y salió corriendo de su casa rumbo a la de Uruguay.
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¿Qué hubo chavales? Les va todo bien?, espero sea si ya que yo ando vicio con este libro.
Porqué? No se, pero este libro despertó mi sentido arácnido y mi inspiración nuevamente.
Tal vez este sea el libro que actualice más seguido pero bueno, no me olvido del resto.
Y bueno eso es todo lo que debía decir, nos estamos viendo. Tome agua y cuídense, bye bye.
1541 palabras
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