𝑺𝒊 𝒎𝒆 𝒂𝒎𝒂𝒔, ¿𝑷𝒐𝒓 𝒒𝒖𝒆́ 𝒎𝒆 𝒅𝒆𝒋𝒂𝒔?
Mi silencio y mi tristeza
me hace estremecer
en mi tranquilo mar.
Las olas a veces se elevan,
más fuerte que las bombas.
Me rompo,
y mi dolor se derrama.
Louder than bombs - BTS.
Entonces ahí estaba Jimin, pensando en él y se sentia como un idiota. La lluvia que cubría la ciudad era intensa, el viento soplaba con fuerza y se mezclaba con cada gota que caía del oscuro y tenebroso cielo, el olor a pasto y tierra húmeda ingresa directo por las fosas nasales del castaño.
No pudo derramar una sola lágrima, pero su mente estaba llena de sus recuerdos. Aquel olor tan característico de Jungkook y todas las caricias que habían quedado grabadas en su cuerpo y mente.
Jungkook era la mejor parte de cada latido de su corazón, o eso creía Jimin. Pero finalmente se sintió solo, no podía creer que realmente se había ido.
Fue ahí cuando se dio cuenta de que ya nada sería como antes. Ahora se encontraba solo en este insípido mundo. Sin ganas de vivir a causa de su partida, pero entonces pensó.
¿Por qué debía cumplir la promesa de cuidarse?
¿Por qué no lo llevo con él?
Lo amaba, lo amaba tanto que tenía miedo de seguir solo desde ahora.
¿Dónde quedó su final feliz?
Jimin subió a su auto y a su lado se encontraba Taehyun, quien lo abrazó para no soltarlo en todo lo que durará el viaje. Hoseok se puso en marcha en dirección del departamento del castaño y así se alejaron del lugar donde yacían los restos de un hombre que había perdido la batalla contra el cáncer.
Jimin no dijo nada en todo el viaje, no tenía ganas de hablar y solo quería volver al lugar que una vez llamó hogar.
Porque ya no lo era, no si no estaba él ahí para recibirlo.
Jimin no supo en qué momento llegaron al edificio, ni cómo bajaron del auto o incluso el momento en el que entraron al departamento.
Pero ahí estaba, en el sofá, completamente derrotado sin su alma gemela.
—¿Quieres que nos quedemos hoy contigo? —preguntó Taehyung, mientras tomaba las manos de Jimin y las acariciaba con delicadeza.
—No... —respondió sin ganas— Solo... solo quiero ir a dormir.
—Bien —aceptó sin protestar, sabía que necesitaba vivir su duelo y lo normal es querer estar solo— Mañana vendré a verte —acarició las mejillas de su amigo.
—No quiero. Quiero estar solo, por favor... —Taehyung miró a Hoseok y este le hizo un movimiento de cabeza, debían aceptar lo que pedía y no estar encima de él.
—Promete que no harás nada malo —pidió preocupado el pelinegro— Por favor, promételo.
—Lo prometo...
Taehyung quien estaba sentado a su lado, lo abrazó una vez más y acarició su espalda.
—Por favor, Mimi, no dudes en llamarnos si necesitas algo. Vendré en dos días para saber como estas, espérame y no hagas nada malo.
—Bien... —respondió, no muy convencido de sus propias palabras.
—Te quiero mucho, Mimi.
—Te queremos, Mimi —corrigió Hoseok, quien se acercó para abrazarlo.
—Yo igual los quiero...
Luego de eso, ambos chicos se despidieron y salieron finalmente del departamento. Jimin suspiró cansado y llevó sus ojos miel sin ese brillo que solían tener, en dirección a su habitación.
Dudo unos segundos en ir, pero finalmente se armó de valor y lo hizo. Pero una vez dentro, todas las emociones llegaron a su cuerpo como una gran bofetada y le dolió.
Malditamente le dolió.
Avanzó hacia el interior mientras se iban quitando el traje negro que llevaba puesto y lo dejaba caer al suelo, para caminar en direccion del armario y tomar la ropa que Jungkook solía usar para andar cómodo en casa. Se la puso y se acostó en el lado de la cama que él usaba. Cerró los ojos con fuerza para buscar entre sus recuerdos la hermosa sonrisa de Jungkook y cuando lo hizo, comenzó a llorar.
Lo necesitaba, lo extrañaba y lo amaba. ¿Por qué tuvo que irse y dejarlo solo?
Sacó su brazo fuera de la cama para alcanzar el teléfono que había dejado en algún momento sobre la mesita de noche, lo desbloqueó y comenzó a buscar los mensajes de Jungkook, uno de esos que le envió hace tiempo, cuando aun estaba bien.
Cuando aún eran felices.
Y los escuchó, no una, ni dos, los escuchó hasta que su teléfono se descargó.
"Amor, creo que voy a llegar tarde hoy porque me salió una cena con los nuevos socios de la empresa, lo siento mi vida. Come con cuidado, si sales no vuelvas tarde a casa, no me esperes despierto y descansa. Te amo, nos vemos en la noche."
Cubrió su cara con la almohada que aún olía a Jungkook y gritó en ella. Lloró y volvió a gritar sobre la almohada.
"Amor, creo que voy a llegar tarde hoy porque me salió una cena con los nuevos socios de la empresa, lo siento mi vida. Come con cuidado, si sales no vuelvas tarde a casa, no me esperes despierto y descansa. Te amo, nos vemos en la noche."
Su llanto se intensificó a tal punto que ya no podía controlar su respiración, su pecho dolía y sus lágrimas parecían no querer detenerse.
Su corazón también dolía. Dolía tanto porque había sido dejado atrás por quien prometió amarlo para siempre.
"Amor, creo que voy a llegar tarde hoy porque me salió una cena con los nuevos socios de la empresa, lo siento mi vida. Come con cuidado, si sales no vuelvas tarde a casa, no me esperes despierto y descansa. Te amo, nos vemos en la noche..."
Y sin darse cuenta, había caído dormido, pero ni siquiera en sus sueños dejó de llorar. Pequeños sollozos salían de sus labios y unas lágrimas se escapaban de sus ojos cerrados.
Su alma estaba sufriendo, porque una parte de él había muerto junto a Jungkook y la otra buscaba a que aferrarse para mantenerse con vida.
***
A la mañana siguiente, cuando Jimin consiguió abrir los ojos y se permitió inhalar todo el aroma que desprendía la ropa que llevaba puesta, volvió a romperse y lloró como si fuera un bebé.
No podía detener el dolor que había en todo su ser.
¿Cómo se supone que seguiría solo desde ahora?
No podía, no podía hacerlo.
No quería hacerlo.
Jimin no salió de la cama, no comió nada durante todo el día porque no lo vio necesario, no respondió las llamadas, no hizo nada más que volver a escuchar una y otra vez los audios que Jungkook le mandó en algún momento.
Definitivamente, Jimin no podía imaginar una vida sin Jungkook.
Varias veces se quedó dormido mientras lloraba y escuchaba los audios, al despertar seguía llorando. Incluso él mismo se sorprendió por la cantidad de lágrimas que era capaz de derramar.
***
Despertó a eso de las doce de la noche y y ya sería el segundo día solo. Salió de la cama y se puso un abrigo negro que pertenecio a Jungkook, sus zapatos y salio del departamento.
No sabía a dónde iba ni por qué, solo sintió el impulso de salir a caminar.
Y caminó bastante, no se dio cuenta de la hora ni del lugar donde estaba. Su vista estaba nublada a causa de las lágrimas y cuando decidió quitarlas con el dorso de su mano, se detuvo al ver un puente a solo unos pasos de él.
Solo pienso en una cosa y caminó decidido a hacerlo.
Jimin se sujetó en uno de los pilares para poder subirse a la baranda del puente. Cuando logró quedar sobre el angosto fierro del puente, se soltó del pilar y miró hacia abajo, pensando en que estaba la posibilidad de quedar con vida y agonizar con dolor o quizás moriría rápido sin darse cuenta de nada.
Realmente en esos momento le daba igual, el final sería el mismo y era lo que él estaba buscando.
Cerró los ojos mientras que sus mejillas eran acariciadas con más lágrimas y comenzó a contar, estaba decidido a saltar, no quería seguir viviendo una vida sin él.
Simplemente no podía.
—No lo hagas —una suave y dulce voz lo hizo abrir rápidamente sus cristalizados ojos miel, y ahí encontró a un bonito chico que estaba sobre las barandas al igual que él, pero con su mano extendida para dársela a Jimin y ayudarlo a bajar— Ven, tengo una pastelería aquí cerca —le sonrió de manera dulce— Tengo pasteles bastante deliciosos, y te daré del que tú quieras si bajamos ahora de aquí.
Jimin sollozó bajito, y más lágrimas bajaron por su rostro. Extendió su temblorosa mano hasta tomar la del chico que estaba ahí con él.
Ambos bajaron del puente y el chico sin soltarlo de la mano, lo guió hasta su auto para ponerse en marcha.
—Me llamo Jin —habló mientras manejaba— Bueno, realmente es Kim Seokjin, pero tú solo dime Jin. ¿Y tú? —preguntó, sin apartar la vista del camino.
—Par... Jeon. Me llamo Jeon Jimin —dijo, mientras miraba por la ventana.
—Es un gusto conocerte, Jimin.
Anduvieron alrededor de unos diez minutos sobre el auto, siguiendo un camino que Jimin conocía, pero que nunca pensó que había una pastelería ahí. Nunca la había visto.
Aparcaron el auto fuera del lugar y ambos bajaron.
—Ven —le llamó— Debes elegir tu pastel, ¿de que te gusta?
—Chocolate...
—Chocolate será —dijo con una bonita sonrisa mientras entraban al local.
Una vez sentados y con una torta entera en la mesa, Jimin comenzó a comer mientras seguían descendiendo sus gruesas lágrimas.
—Tranquilo, todo estará bien —le animó y se acercó para acariciar su espalda en forma de consuelo.
—N-no lo estará... —habló entre sollozos mal contenidos— Ya nada está bien...
—¿Quieres hablar sobre lo que te abruma?
—N-no...
—Bueno, está bien. Solo debes estar tranquilo —le extendió un trozo de papel para secar sus mejillas húmedas— Solo piensa que, después de la tormenta siempre saldrá el sol.
—No en este caso —llevó una cucharada con un gran trozo de pastel a su boca.
—Hey... come con cuidado —le apartó unos cabellos de su rostro— Eres demasiado bonito, Jimin. No deberías estar sufriendo así.
Luego de que Jimin se comió casi la mitad del pastel de chocolate, miró al joven frente a él por un momento y decidió interrogarlo, solo un poco.
—¿Te has enamorado alguna vez?
Seokjin alzó sus cejas ante la pregunta, luego las frunció un poco.
—Mhm... Sí.
—¿Qué pasó? —volvió a comer una cucharada de pastel. Estaba realmente delicioso.
—Me dejó —sonrió triste— Me dejó dos días antes de su boda y yo no tenía idea de aquello.
—Oh... —sorbió su nariz y secó las lágrimas de su rostro— Eso es triste.
—Lo es —estuvo de acuerdo.
—¿Aún lo amas?
—Umm... creo que no. Ya pasaron muchos años de eso, aunque aún pienso en él. En lo bonita que fue nuestra relación, aun cuando no duró mucho tiempo.
—¿No lo has buscado?
—No. Creo que nuestro tiempo ya pasó. Además, él tiene a alguien más a su lado por lo que vi.
—¿Lo has visto? —preguntó, sus mejillas estaban infladas a causa de todo el pastel que había en su boca.
—Claro. Vivimos en la misma ciudad —sonrió nuevamente— Es normal verlo de vez en cuando.
— ¿Y él te ha visto?
—Una vez me vio, pero andaba con su novio —bajó la vista a sus manos por un momento, quizás recordar aquello era doloroso para él— ¿Me dirás ahora que pasa contigo? —preguntó una vez que esfumó de su mente los recuerdos que tenía con aquel hombre que amó alguna vez.
—No, yo... ya debo irme... —terminó por decir, su interrogatorio había acabado.
—¿Quieres que te lleve a casa? —se ofreció de inmediato.
—Por favor...
Cuando llegaron al edificio de castaño, Jin se aseguró de dejar en la puerta del departamento a Jimin.
—¿Vives solo? —preguntó preocupado.
—Sí...
—Deberías invitar a algún amigo. Si la estas pasando mal, no es bueno estar solo —le aconsejó.
—Sí, lo sé.
—Bien, ya casi amanece y debo ir a descansar. ¿Me darías tu número de teléfono? Me gustaría saber como estás y también puedo traerte pastel cuando quieras.
—S-sí.
Luego de intercambiar sus contactos, Seokjin abrazó a Jimin con ternura, le prometió llamarlo por la tarde y para saber si quería que fuera a visitarlo para traerle algo rico, cosa que animó un poco a Jimin.
—Cuídate, Jimin.
—T-tú igual y gracias por todo...
—No hagas nada malo, la vida es bonita aun cuando todo parece ser color gris —comentó, pero él era ajeno al dolor de Jimin.
—Sí... —no quiso detallar su dolor, no quería hablar de ello por lo que le siguió la corriente.
Se despidieron finalmente y Jimin volvió a la habitación, cambió su ropa y la reemplazó por otra de Jungkook, sacó ese exquisito perfume que solía usar y lo aplico sobre él, tomó su teléfono y se metió a la cama.
Buscó en su teléfono otro audio al azar y lo escuchó. Lo escuchó hasta que nuevamente la tristeza tomó el control sobre su cuerpo, sobre su alma.
"Cariño, ¿por qué preguntas eso? Sabes que te amo y demasiado. Hoy volveré pronto a casa y te llevaré pizza. ¿Quieres que lleve algo más? Salgo en veinte minutos. Nos vemos. Te amo."
"Amor estaba ocupado en una reunión, lo siento por no responder. ¿Está todo bien? Luego te llamo, te amo."
"Cielo, ¿irás a ver a tus amigos? Maneja con cuidado y no vuelvas tarde si vas a salir. Te amo, mi vida."
Y así estuvo, hasta que nuevamente el sueño lo venció, aun cuando no dejó de llorar y de llamar al hombre que ya no estaba a su lado.
—Vuelve a casa, mi amor... —susurró en un hilito de voz, mientras cerraba sus ojos para quedarse finalmente dormido.
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