𝑷𝒓𝒐𝒑𝒖𝒆𝒔𝒕𝒂.
—Vamos —Jungkook tomó la mano de Jimin, quien se quejó ante el dolor— Lo siente. ¿Duele muy?
Jimin lo miró y le sonrió, totalmente absorto en él.
—S-sí.
El chofer de Jungkook avanzó hasta ellos, pero se detuvo frente a David y Tony, mirándolos desde arriba, comenzó a hablar.
Jimin no logró escuchar nada ya que Jungkook se lo llevó de ahí y lo guió hasta el auto.
—Vamos, arriba —le abrió la puerta del auto.
Jimin subió y no tuvieron que esperar ni cinco minutos cuando el chofer volvió y se acomodó en el interior del auto, para luego comenzar a conducir.
El trayecto fue silencioso. Jimin tampoco se animaba a abrir la boca para decir algo y cuando el auto se detuvo, miró por la ventana y frente a ellos había un gran edificio.
"Marriott Hotel"
Estaba ubicado en un buen lugar, donde sólo vivía y transitaba gente podrida en dinero. Aquel hotel gritaba lujos y extravagancia por donde lo mirasen.
—Vamos —habló Jungkook mientras bajaba del auto. Jimin bajó detrás de él.
—¿A dónde vamos? —preguntó mientras caminaba al lado de Jungkook, en dirección de los elevadores.
—Mi habitación.
—¿Te vas a quedar varios días? N-no tenía idea de que vendrías y llegabas hoy...
—Yo te dice —lo miró mientras presionaba un botón— Yo hacer tiempo y vengo, pero tú no responder llamadas y yo solo vengo —entraron al elevador y Jungkook nuevamente apretó el botón, marcando el número del piso que correspondía.
—Lo siento... —desvió la mirada hacia sus pies. No se dijeron nada más, no hasta que llegaron a la habitación de Jungkook.
El cuarto era la suite principal. Jimin se impresionó al ver el gran tamaño de la habitación y lo bonita que era, se quedó parado contemplando todo a su alrededor hasta que una pregunta lo hizo volver a la realidad.
—¿Tú tener hambre? —Jimin miró a Jungkook, quien comenzaba a deshacer el molesto nudo de su corbata.
—Uhm... N-no. No tengo hambre, gracias.
—Bien. Tú sentarte donde quieres, yo cambiar ropa y vuelve.
—Vale, gracias.
Jimin estaba notoriamente nervioso, pero es que Jungkook estaba tan malditamente tranquilo aun cuando lo evitó por dos semanas.
Se sentó en el inmenso sofá de la sala, que por cierto era magníficamente cómodo, y comenzó a jugar con los deditos de sus manos mientras miraba todo en silencio.
No tuvo que esperar mucho, al cabo de unos minutos, Jungkook apareció.
—¿Todo bien?—preguntó Jungkook, provocando que Jimin diera un pequeño brinco del susto— Lo siente, yo no querer asustarte.
—N-no pasa nada —sonrió nervioso, y sus mejillas se tiñeron de carmesí cuando sus indigos dieron con el cuerpo de Jeon.
Jungkook llevaba una polera manga corta de color gris, un pantalón de chándal negro y unos calcetines igual de oscuros. Relamió sus pomposos labios ante tan exquisita vista.
Jungkook caminó y se sentó a su lado, estiró su mano para agarrar el brazo de Jimin y revisarlo.
—Ay... —se quejó bajito.
—Lo siente —se disculpó. Subió la camisa y encontró grandes cardenales violáceos en su pálida piel, el codo magullado y con notas visibles de sangre— Está dañado —se levantó y fue en busca de algo para limpiarle, pero no encontró mucho por lo que llamó a servicio a la habitación y pidió un botiquín.
—Está bien, no importa.
—Sí. A mí importar, Jimin.
—Uhm... gracias por... —desvió la mirada lejos de los ojos penetrantes de Jungkook— Por lo de hoy.
—Jimin... no trabajar más ahí —pidió con su voz tranquila e intento encontrar las palabras adecuadas para hablar— Ellos hacer daño a ti y no bien. ¿Por qué tú aguantar eso?
—No lo sé... —respondió avergonzado de sí mismo.
—Esto —apuntó a su brazo lastimado— No bien. Tú así no estar bien.
—Lo sé... pero si no trabajo, no puedo comer, vivir en mi casa y tener las necesidades básicas, sabes. No es tan fácil. No es como si salgo de ahí y tengo trabajo seguro en dos horas.
—Entiendo...
—No, no lo creo —bufó. ¿Qué sabría él de necesidades y carencias cuando poseía todo en la vida?
—Sí. Yo entiende, Jimin.
—Uhm... —miró hacia otro lado. Avergonzado e irritado, así se sentía.
—¿Por qué no responder llamadas? —Jimin no respondió— ¿Tú no querer esto?
—No...
—Yo no ser niño que toma todo así. Tú a mí gustar muy y lo sabes, pero yo no querer andar insistiendo si tú no querer esto.
—S-sí quiero... —lo miró— Lo siento, no la estaba pasando bien.
—¿Desde cuándo estar molestando?
—Uhm... desde un tiempo...
La puerta sonó con unos leves golpecitos y Jungkook se levantó para ir a ver quien era. Un trabajador portaba una pequeña caja roja con insumos básicos que un botiquín solía tener, se la entregó a Jeon y se retiró.
Jungkook volvió al lado de Jimin y en silencio le curó las heridas. Cuando terminó de poner unos parches, bajó la manga de la camisa y cerró el botiquín para luego dejarlo a un lado.
—Tú... —suspiró frustrado. Se acercó un poco más a Jimin y tocó con delicadeza una de sus mejillas— ¿Yo puede besarte?
Jimin parpadeó aturdido, meneando sus finas pestañas y sus mejillas se volvieron violentamente rojas.
—Sí...
La distancia finalmente desapareció cuando su labios se encontraron, dando paso a un tan añorado beso. La mano de Jungkook subió hasta la nuca de Jimin, donde hundió sus dedos en la sedosa cabellera gris para profundizar y guiar el beso. Y fue perfecto.
Cuando sus labios abandonaron el calor y la húmedad del otro, Jimin abrió lentamente sus ojos y miró a Jungkook. Las facciones relajadas y varoniles del azabache eran un contraste a lo tierno y dócil que se comportaba con Jimin.
—¿Hasta cuando te vas a quedar? —preguntó Jimin, mientras Jungkook deslizaba su mano a lo largo de su mandíbula.
—Mañana en noche deber volver. Yo sale sin pri...preparación —arrastró sus palabras— Yo necesitar volver y poner orden o socios molestar.
—Mañana... se supone que yo entro en la mañana y salgo a las tres, pero ahora no sé si ir —frunció sus labios.
—No ir —Jimin arqueó una ceja— M-me refiero a que... si tú no querer ir, no ir. Y... si tú ir, ellos ya no molestar más —aseguró.
—¿Por qué estás tan seguro?
—Yo hablar con abogados míos, ellos n-natafican...
—Notifican — Jimin le corrigió con cariño.
—Eso.
—Oh... Uhm.... Yo creo que me van a despedir, entonces.
—Quizás, pero yo demandra a local también y ellos pagar a ti dinero muy.
—¿Qué?
—Abogados míos haciendo eso ahora. Yo hablar con ellos y ellos hacer demanda contra los dos y contra local.
Jimin abrió sus ojos ante lo que acababa de escuchar y boqueó como pez al no encontrar las palabras.
—Tú no preocupar, yo encargo eso.
—Pero Jungkook...
—A mí gustar, Jimin. Todo tú a mí gusta muy, por eso yo preocupar por tú. Ahora, ir a casa tuya y cambiar esto —apuntó a la camisa maltratada— Yo ya cómodo, pero con hambre.
—Vale. Yo... Uhm. Gracias, Jungkook.
—No dar gracias, yo hacer esto porque quiere, porque tú a mí gustar.
Jungkook se acercó una vez más a Jimin y dejó un casto besos en sus labios, haciendo que él le premiara con una encantadora sonriera.
—Vale, vamos. ¿Te vas a quedar esta noche conmigo? —preguntó sin dejar la sonrisa de lado.
—Sí, solo si tú querer. ¿Tú querer?
—Síp, yo quiero.
—Entonces yo quedar. Pasar juntos a supermercado y comprar comida, yo tiene hambre.
—Oh, sí —se pusieron de pie y Jungkook avanzó hasta la mesita donde había dejado su billetera, teléfono y llaves.
—¿Vamos?
—Vamos.
Salieron y Jungkook tomó la mano de Jimin, entrelazando sus dedos. Bajaron por el elevador y cuando llegaron a la primera planta, lanrecepcionista losndespidio y el portero les abrió la puerta para salir del hotel.
—Señor Jeon —saludó el mismo chofer mientras abría la puerta del auto.
Ambos subieron y se acomodaron en el interior. Jungkook le dio las indicaciones al hombre al volante y este asintió con un movimiento de cabeza mientras se ponían en marcha.
Cuando bajaron en el supermercado, Jungkook metió en el carro lo que les gustaba a él y a Jimin. Compró desde cosas dulces hasta cosas saladas, saludables y para nada saludables. Jimin quiso ayudar a pagar, pero su petición fue negada y Jungkook se hizo cargo de todo.
Cuando llegaron al departamento de Jimin, se apresuraron en guardar las cosas que iban en la nevera para empezar a comer. Un sándwich de jamón serrano ahumado con queso mozzarella, tomate y lechuga fue lo que se prepararon para comer, sin olvidar la gaseosa.
Pasaron el resto de la noche recostados cómodamente en la cama de Jimin, intentando ver una película. Intentando porque Jungkook se perdía en los labios pomposos de Jimin, los cuales eran devorados por demandantes besos.
Cuando volvieron a la realidad y su burbuja de besos y caricias se rompió, Jungkook se dio cuenta de que pasaban las doce de la noche.
—Ya tarde, ¿no estar cansado?
—Solo un poquito... —frotó sus ojos con sus nudillos— Hoy han pasado muchas cosas —abultó su labio y un bonito puchero se formó.
—Bonito —volvió besarlo, sin poder resistir el impulso al ver aquel gesto tan encantador en Jimin.
—T-tú... —jadeó cuando rompieron el beso— ¿No estás cansado?
—Sí...
—A dormir entonces.
Salieron de la cama, lavaron sus dientes y se pusieron algo más cómodos para dormir. Cuando volvieron a la cama, Jimin enterró su cara en el pecho de Jungkook mientras este lo rodeaba con sus brazos. El exquisito olor natural de azabache inundó las fosas nasales de Jimin, quien se sintió repentinamente más relajado y somnoliento.
—Buenas noches, Jimin.
—Buenas noches, Jungkook... —murmuró contra su pecho y con sus ojos cerrados.
No pasó mucho cuando ambos se durmieron en los brazos del otro, tan cómodos y seguros.
***
Cuando el sol de la mañana iluminó la habitación, Jimin se removió incómodo y formó una mueca en su rostro ante tan molesta luz. Abrió lentamente sus fanales miel y el rostro de Jungkook a su lado fue lo primero que vio.
Jungkook era hermoso, perfecto y tan comestible. Oh, dios...
Sonrió antes sus pensamientos y picó una de sus mejillas, haciéndolo arrugar el entrecejo aún cuando dormía.
—Mhm... —ronroneó y llevó su mano a la cintura de Jimin para jalarlo hacia su cuerpo.
Jimin lo besó. Un beso casto, pero lleno de dulzura.
—Buenos días... —susurró mientras se metía en el hueco del cuello de Jungkook, inhalando profundo ese aroma que comenzaba a amar.
—Buenos días —respondió aun con sus ojos cerrados— Yo no querer despertar.
—Ya lo hiciste —sonrió Jimin, aun cuando Jungkook no lo estaba viendo.
—Mhm...
Jimin frotó su mejilla contra la piel expuesta de Jungkook y lo rodeó con sus brazos. Se sentía tan cálido y seguro que no lenmolestaba estar así todo el día, toda la eternidad, pero el sonido de su estómago gruñendo por la falta de alimento los hizo separarse.
Jungkook abrió de inmediato sus ojos y lo miró.
—Tú tener hambre —tocó el estómago del peligris con sus manos— Levantarnos y comer, tú no poder pasar hambre.
—Vale, pero en cinco minutos más —pidió mientras volvía a acurrucarse contra el cuerpo de Jungkook, quien inmediatamente volvió a abrazarlo.
—Cinco minutos —repitió con una encantadora sonrisa.
Las horas juntos pasaban tan malditamente rápido, que les molestaba, a ambos.
Jungkook llevó a Jimin a comprar pizzas y donuts luego de que abandonaron la cama. Dos pizzas familiares con diferentes ingredientes y una mega porción de papas fritas con gaseosa, más una caja con doce donuts de diferentes sabores, ese fue el gran pedido para llevar que pidieron.
Volvieron al pequeño departamento de Jimin y sin perder más tiempo, comieron todo.
Cuando acabaron de comer, Jungkook limpió sus labios y simplemente besó a Jimin, un beso dulce con sabor a donuts. Uno lleno de cariño y ternura, uno que le hizo sentir mariposas a Jimin.
—Yo... —habló sobre los labios de Jimin, mientras sus respiraciones chocaban entre sí— Yo ya deber volver... —picoteó los labios hinchados del peligris para finalmente apartarse de él.
—Sí, lo sé —puchereó y Jungkook le sonrió.
—Pero yo vuelve —le aseguró.
—Aquí estaré esperándote.
Jungkook lo miró y mordisqueó su labio inferior. Había una pregunta que le estaba jodiendo los secos desde la última vez que vio a Jimin, pero creía que no estaba bien hacerla, aun así, quería intentarlo.
—¿Qué pasó? —preguntó Jimin luego de un momento. Jungkook soltó un suspiro y le tomó de las manos, acariciando su dorso con los pulgares.
—Yo tener una pra-pregunta.
—Oh —alzó sus cejas, curioso— ¿Cuál?
—Quizás muy rápido, yo no saber, pero yo quiere verte muy —funció sus labios al darse cuenta que quizás Jimin no le estaba entendiendo— Yo querer verte, siempre.
—A mí también me gustaría verte siempre, todos los días.
—¿Sí? —preguntó Jingkook, sonriendo, pero también pareciendo asombrado.
—Síp. Pero esa no es la pregunta, ¿verdad?
—No, no ser —suspiró— Yo... uhm... ¿Tú querer venir a Corea conmigo? —preguntó finalmente. Sentía que su corazón latía tan fuerte que explotaría en algún momento— N-no responder ahora, tú pensar y decir respuesta cuando yo viene de nuevo.
—V-vale... —sonrió. Una serie de emociones recorrieron su cuerpo, haciendo que su corazón golpeara con fuerza su caja torácica— Cuando vuelvas, te daré una respuesta.
—Bien.
Un último beso alcanzaron a darse cuando el teléfono de Jeon sonó, anunciando la llegada de su chofer.
—Es hora —dijo Jimin, con sus mejillas carmesí.
—Ya. Yo vuelve, no tarda.
—Bueno, aquí estaré.
Tomó sus cosas y caminaron juntos hasta la puerta del departamento, Jungkook besó a Jimin una última vez antes de irse. Jimin lo vio hasta que desapareció en el elevador y cerró la puerta, apoyándose en ella y dejando escapar todo el aire de sus pulmones.
Toco sus mejillas e intentó calmar sus latidos.
—¿Ir a Corea...? —se preguntó.
Tomó su teléfono y menajeó a sus amigos.
Yo
20:18.
¡EMERGENCIA! 3312
TENEMOS UN 3312
AAAAAHHH.
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