𝑵𝒂𝒗𝒊𝒅𝒂𝒅.
Finalmente, la navidad llegó y fue celebrada en la mansión de Jeon Hyuna. Habían muchos invitados y socios importantes como ya era costumbre cada año, todos disfrutando del cóctel, los tragos y las típicas charlas aburridas que solían formarse cada que se reunían en celebraciones.
Namjoon apareció y estuvo con Jimin, hablando de cualquier tema mientras Jungkook debía dejarlo por momento para saludar a todos los que iban llegando y deseaban intercambiar una que otra palabra con el heredero de tal imperio. Estuvieron en la celebración hasta poco después de que cenaron, entonces Jungkook dejó por un momento a Jimin y caminó en dirección de su madre, la cual parecía que aún seguía molesta.
Hyuna lo amaba. Lo adoraba. Jungkook era el fruto del maravilloso matrimonio que tuvo, era hijo del único hombre que amó en toda su vida. Jungkook era su mayor tesoro, su mayor orgullo.
Suspiró derrotada y sonrió al ver como Jungkook le extendía una pequeña cajita adornada con un gran moño rojo. Era un regalo. Ella lo cogió con una de sus manos, y sin decir nada, agarró con su mano libre a su hijo y lo guió a un lugar más privado, lejos de los invitados.
Namjoo lo vio desde lejos, pero supo que nada iba mal cuando vio el semblante dulce de Hyuna, por lo que no se preocupó y siguió charlando con Jimin.
Una vez solos, Jungkook habló.
—Mamá, yo...
—Cállate, Jeon —sentenció y luego le sonrió. Llevó una de sus delgadas manos al cabello de su hijo para acomodar unas hebras negras que caían sobre sus ojos— Hijo, ¿sabes lo mucho que te quiero? —preguntó en un tono melancólico.
—Lo sé, mamá.
—No me gusta discutir contigo, aun cuando a veces parece que lo haces a propósito —Jungkook no pudo evitar sonreír ante aquello. Había sido descubierto— Pero soy una mujer vieja y debes ponerte un poco en mi lugar —suspiró— No me interesa estar interfiriendo en tu vida amorosa, lo sabes. Nunca antes me metí en tus aventuras.
—Sí, lo sé.
—Solo... no me adapto aun a la idea de que salgas con Jimin. No tengo nada en su contra, pero me cuesta aceptarlo del todo.
—Mamá...
—Shh... —siseó al verse interrumpida— Te he estado observado durante toda la noche y mientras estabas con él, me di cuenta de que te ves feliz. Me encanta verte feliz y sonreir.
—Él es la causa de mi felicidad, mamá.
—Lo sé, me doy cuenta de ello y lo que más deseo es tu felicidad. Dije cosas que no debía y lo siento —escuchar a Jeon Hyuna pedir disculpas, era algo que solo su hijo podía presenciar. Solo él tenía ese privilegio y le encantaba cuando su madre lo hacía, porque le enseñaba lecciones de vida— No volveré a opinar nada sobre ustedes. ¿Quieres casarte? —Jungkook asintió con un movimiento rápido de cabeza y su madre sonrió aún más— Puedes hacerlo. No necesitas que yo esté de acuerdo en ello porque sí, eres un adulto y eres libre de tomar tus propias decisiones. Lo único que pido, es que no te vuelvas irresponsable con tus deberes
—No pasará, mamá.
—Me alegra escuchar eso. Ahora, ¿te irás a casa?
—Hm... sí, quería estar con Jimin. Es nuestra primera navidad juntos... —mordisqueó su labio inferior, no era fácil hablar de estas cosas con su madre.
—Bien, maneja con cuidado y te veo en año nuevo. No iré a la empresa en estos días.
—Vale —se inclinó y besó una de las mejillas de su madre.
—Te quiero, hijo —le regaló una última sonrisa.
—Te quiero, mamá.
Avanzó entre la gente hasta que llegó al lado de Jimin, quien inmediatamente lo miró y le sonrió. Jimin no necesitaba decir que estaba enamorado de Jungkook, solo bastaba con detenerse y prestar la debida atención a sus gestos corporales cuando tenía al azabache cerca. Lo mismo pasaba con Jungkook.
Namjoon se despidió de los dos tortolos y de la señora Jeon, no sin antes agradecer por la invitación y comida. A veces, la felicidad de otros lo abrumaba, porque él también la quería de vuelta, él también quería al chico que le destrozó el corazón de vuelta. Él quería a Seokjin de vuelta, pero ya era tarde y lo sabía.
—Tú y yo ir también a casa —le susurró Jungkook a Jimin, cerca de su oído.
—Bien.
Avanzó hacia la salida, sin soltar la mano de Jimin y a medida que se acercaba a la puerta, se despedían de aquellos que se le cruzaba.
***
Una vez en casa, Jimin subió las escaleras para ir por su obsequio, mientras Jungkook se quitaba el abrigo y la chaqueta de su traje.
Cuando Jimin bajó, vio a Jungkook sentado en el sofá, desatando el nudo de su corbata.
—Jungkookie... —Jimin se acercó.
—¿Amor? —preguntó, alzando la vista y viendo como Jimin llegaba hasta él, para luego sentarse sobre sus piernas.
—Mira, tu regalo —le extendió una cajita redonda, con un gran moño dorado.
—Oh —llevó sus manos hasta la cajita y la tomó— Gracias, bonito. Yo también tener regalo para tú.
—¿En serio? —preguntó emocionado, y Jungkook asintió con la cabeza.
—¿Querer ver que ser?
—Sí, pero primero abre el mío... —musitó con sus mejillas levemente sonrojadas— Sé que lo tienes todo y Uhm... no sé si te va a gustar —abultó su labio inferior y Jungkook se apresuró para alcanzar a besarlo.
—Todo lo que tú hacer para mí, me encantar. Todo, Jimin —besó una última vez los labios rellenitos del peligris y luego comenzó a retirar la cinta roja para abrirla, dejando a la vista un hermoso y elegante reloj dentro— Ser hermoso, amor. Gracias —le agradeció sinceramente y lo besó una vez más.
—Me alegra saber que te gustó —logró murmurar mientras era devorado por los deliciosos besos que Jungkook le daba.
Cuando finalmente Jungkook soltó los labios hinchados y brillosos del peligris, sonrió satisfecho al saber que era él quien se deleitaba con el dulzor de sus deliciosos besos.
—Ir a dormitorio —habló ronco— Ahí estar regalo mío para tú.
—¿Arriba? —sin saber el por qué, sus mejillas se volvieron violentamente rojas.
—Sí, ir.
Jungkook lo tomó de la mano y lo guió hasta llegar a la habitación, lo sentó en el borde de la cama y luego se alejó hasta el armario para sacar una caja larga. Una vez frente a Jimin se la extendió.
—Este ser tuyo. Tu regalo, pero yo cree que ser más para mí —Jimin parpadeó rapidito, no estaba entendiendo y Jungkook sonrió nuevamente— Abrirlo, amor —lo alentó, sonando extrañamente animado.
—Vale.
Jungkook se alejó y miró como Jimin comenzaba a desatar la cinta que estaba alrededor de la caja negra, mientras comenzaba a desabotonar su camisa para luego lanzarla al suelo.
Cuando Jimin abrió finalmente la cajita, su ceño se frunció y alzó la vista para mirar a Jungkook.
—¿Q-qué es esto? —preguntó, volviendo su vista al contenido que había en el interior de la caja.
—Ser juguete —dijo, sin dejar de sonreír— Uno que te hacer sentir bien.
—Lo usaré yo... —no fue pregunta, no cuando comprendió perfectamente lo que era su regalo.
—Sí. Tú usar ahora, para mí.
—Pero... n-nunca he usado esto —susurró bajito, como si se tratase de un secreto.
Jungkook se inclinó para alcanzar sus labios.
—Siempre haber primera vez, amor. Yo cuidar de tú, no lastimar. Yo lo prometer.
—V-vale...
Jimin confiaba en Jungkook y si él decía que no haría daño, le creía ciegamente.
Jungkook dejó la caja a un lado en la cama y volvió a los pomposos labios de Jimin, para luego dejar un largo camino de besos húmedos que llegaba hasta su clavícula. Olisqueando y mordisqueando la cremosa piel de Jimin.
Y joder, Jungkook amaba hacer eso.
Comenzó a desabotonar lentamente la camisa blanca de Jimin, para luego ir directo a lamer y besar sus pezones, haciendo que se endurecieran de inmediato al sentir el roce de la tibia lengua del pelinegro. Luego bajó sin apartar sus labios de la piel suave y besó el tatuaje que había en una de sus costillas. También amaba su tatuaje.
Joder, Jungkook amaba todo de Jimin.
Siguió besando hasta que llegó al ombligo y los besos en la blanquecina piel se detuvieron, haciendo gimotear a Jimin en modo de protesta. Él claramente quería más. Jungkook bajó la cabeza hasta el creciente bulto entre las piernas de Jimin y apoyó su nariz ahí, olisqueando y besando por sobre la tela.
—Ju-Jungkook... Aaah...—gimió y se retorció un poco. Jungkook solo sonrió.
Subió su cabeza a los pezones rojizos y siguió deleitándose con esos botoncitos suaves y duros, quitó el cinturón del pantalón de Jimin sin dejar de lamer y succionar en ningún momento, haciendo que los gemidos por parte de su amante aumenten cada vez más.
La ropa de Jimin fue retirada casi de manera desesperada, y cuando Jungkook pudo finalmente observar con detalle el delgado, pero contorneado cuerpo de Jimin, se relamió los labios y sonrió cual cazador ve a su presa.
—¿Tú listo para usar regalo, amor? —vio a Jimin negar con la cabeza mientras cubría su rostro avergonzado— Claro que sí. A mí no engañar, no cuando aquí decir otra cosa —tocó con la punta de sus dedos la endurecida erección del menor.
—Ju-Jungkookie... —susurró, viendo como el azabache alcanzaba la caja para tomar el aparato negro con una forma que, dejaba bastante en claro que era y para que servia. No era largo ni grueso, pero aun así, a Jimin le asustaba tener algo extraño dentro de él.
Jungkook sonrió y tomó un frasco con lubricante para embetunar sus dedos y así llevarlos hasta la entrada del menor, ingresando lentamente y haciendo gemir bajito a Jimin ante la intromisión.
Los deliciosos sonidos que hacía Jimin causaban un gran efecto en Jungkook, quien tenía un doloroso bulto entre sus piernas y necesitaba liberarlo del apretado pantalón de tela que llevaba puesto. Sacó los dedos cuando supo que Jimin ya estaba listo y comenzó a quitar su propia ropa, dejando a la vista su gruesa y venosa erección, la cual pedía a gritos enterrarse en lo más profundo del chico de cabellos grises.
—Amor —susurró Jungkook, dejando cortos besos en la nariz y frente de Jimin.
Se acomodó bien entre las piernas del peligris y con una de sus manos acariciaba su muslo desnudo, mientras que con la otra tomaba el vibrador para introducirlo delicadamente en el interior de Jimin.
Jimin abrió sus ojos al sentir aquel objeto extraño entrar en él. No dolió, pero fue totalmente diferente, una sensación extraña, pero no del todo mala. Una vez que lo tuvo por completo dentro, Jungkook sonrió y le mostró un pequeño control remoto.
—¿Q-qué es e-eso? —preguntó nervioso, pero curioso a la vez.
—¿Querer saber para qué servir? —Jimin solo pudo asentir con movimientos lentos— Yo esperar que tú disfrutar —besó sus labios una vez más y sin cortar el beso, apretó el control dando la primera velocidad.
El cuerpo de Jimin dio un pequeño temblor y frunció el ceño, abandonó el beso de manera brusca y enterró sus dedos en los hombros del mayor. La sensación de tener algo dando vibraciones en su interior era completamente... Extraño. Placentero.
—¡Oh, dios! —gimió por lo alto y luego mordió su labio inferior, en un vago intento por ahogar el mar de gemidos que se aproximaba. Su cuerpo comenzó a tener espasmos ante las sensaciones placenteras que comenzaba a sentir— S-sacalo... Ugh... —Jungkook se había apartado de su rostro, pero aun estaba entre sus piernas, observando y disfrutando del desastre en el que se estaba convirtiendo Jimin.
Jimin quiso llevar sus manos hasta su entrada y poder sacar el vibrador, pero Jungkook le dio la segunda velocidad.
Y Jimin gritó, gritó aún más alto.
—N-no, Ju-Jung... ¡Ah! —su vientre se contrajo rápidamente, anunciando que el orgasmo estaba cerca— Agh... no p-puedo más... —aprisionó su labio entre sus dientes, cerró los ojos y dejó salir todo, sin poder contener el gran gemido que escapó de sus labios.
Jungkook, simplemente sonrió satisfecho.
—T-te odio —susurró con su voz inestable.
—No, tú amar. Yo te amo, pero aquí no acabar —aun con el aparato dentro, Jungkook apretó a la tercera velocidad y pudo ver como Jimin arqueaba su espalda, dejando salir un gutural gemido, apretando las sabanas con sus manos ante la sobre estimulaciones en su interior— ¿Querer que yo sacar? —preguntó casi sonando divertido, mientras se inclinaba y mordisqueaba el cuello de Jimin.
—¡S-sí! Uhg... no más...—el cuerpo le temblaba, unas lágrimas comenzaron a bañar sus mejillas, los agudos gemidos que escapaban de lo más profundo de su garganta se escuchaban por todo el departamento, sus dedos se enterraron en la espalda de pelinegro y su mente comenzó a nublarse de tanto placer— J-Jun.... Aaah... —no podía formular las palabras, porque se las tragaban sus gemidos.
Jungkook se apiadó y bajó la intensidad de las vibraciones, volviendo a colocarla en la primera.
—Yo te amo —dijo Jungkook, mientras besaba las esquinas de sus húmedos ojos a causa de las lágrimas. Tomó su erección y la llevó hasta la ya dilatada entrada y sin esperar mucho se adentró en sus paredes, las cuales ya alojaban un delgado vibrador en su interior.
—¡Aaaah! —gritó, enterrando aún más sus dedos en la piel del mayor. El escozor en sus paredes al estar tan llenas no importó mucho, sino que fue la sensación placentera que sintió cuando Jungkook entró por completo en él, y una corriente eléctrica se disparó por todo su cuerpo— Oh, dios. N-no te detenga... Uhg... —gimoteó, abriendo aún más sus piernas para que Jungkook pudiera entrar incluso más de lo que ya estaba.
Jungkook estuvo quieto unos segundos, el vibrador también causaba efecto en él y no quería terminar, no aun.
—Agh... —los gruñidos roncos que salían de sus labios, hacían estremecer a Jimin, quien estaba al borde del colapso por tanto placer.
Los movimientos de las caderas fueron rápidos y precisos, la próstata del peligirs era golpeada sin piedad, haciéndolo llorar y gritar. El placer y la lujuria se sentía en el aire y ellos lo estaban disfrutando.
Jodidamente lo estaban disfrutando.
No tomó mucho tiempo para que Jungkook sintiera una corriente eléctrica recorrer su cuerpo y terminó por alojarse en su vientre bajo, anunciando que estaba por llegar al orgasmo. Tomó con una de sus manos el miembro flacido y pegajoso del peligris para comenzar a acariciarlo de manera lenta; tortuosa. Mientras él seguía moviendo sus caderas con ímpetu para llegar al bendito y delicioso orgasmo.
Jimin no tardó mucho en volver a quedar duro, pero estaba tan sensible que sentía como su vientre burbujeaba a causa del placer y el nuevo orgasmo llegaba nuevamente. Cerró los ojos y apretó el agarre de sus piernas en la cintura de Jungkook, enterrando nuevamente sus dedos en la espalda de este y abriendo la boca para gemir tan alto cuando el orgasmo nuevamente lo azotó. Jungkook escondió su rostro en el cuello de Jimin y gruñó cuando sintió que las paredes de su amante se contarían y apretaban su polla.
Jungkook dio tres estocadas más y ladeó su rostro, abrió la boca y enterró sus dientes en la delicada piel de Jimin cuando se derramó en su interior. Jimin gimoteó lastimero ante el dolor, pero simplemente se aferró aún más a Jungkook y no intentó apartarlo.
Jungkook apretó el botón para detener las vibraciones y salió lentamente del interior de Jimin, sacó el aparato y lo arrojó lejos de ellos para luego tumbarse al lado del cuerpo inerte y sudado de su chico.
—¿Jimin? —aun con la respiración errática y su garganta seca, logró formular las palabras para llamarle.
—¿Mm? —fue todo lo que logro decir.
—Feliz navidad —tomó el cuerpo frío y sudado de Jimin, y lo apegó al suyo.
—Feliz navidad, Jungkookie... —musitó totalmente derrotado.
Estuvieron así, abrazados y sin decir nada por casi treinta minutos, recuperando sus fuerzas para luego ir juntos a tomar una reponedora ducha. Cuando ya se encontraban limpios y olorosos, con sus pijamas de pareja que Jimin había comprado y obligaba al mayor a usarlo, Jungkook bajó al primer piso por unas botellas de agua y al volver su chico ya estaba dentro de la cama hecho un ovillo con las mantas.
—Yo traer agua —anunció, pero Jimin no quiso en ese momento por lo que la botella quedó en la mesita de noche que había a su lado.
Jungkook se acostó y abrazó a Jimin para por fin descansar.
—Jungkookie... —habló, mientras olisqueaba el cuello del mayor.
—¿Mhm?
—E-extraño a mis amigos... —hizo un puchero al recordar los bonitos mensajes que sus amigos a la distancia le mandaban cada día.
—¿Por qué no invitar a venir aquí? —preguntó mientras acariciaba la espalda de su peligris.
—No pueden, están... ¡Ah! —se quejó al sentir los dientes del mayor clavándose en su cuello— Ju-Jungkookie...
Jungkook se había removido para ahora quedar escondido en el cuello de Jimin.
—Tú solo buscar pasaje en business, no importar aerolínea. Tú solo comprar.
—Pero...
—Nada de pero. Que ser para segunda semana de enero.
—¿Por qué en la segunda semana de enero?
—Yo deber viajar a Estados Unidos para reunion importantes.
—¿Puedo ir contigo? —preguntó, bajando su rostro y quedando nariz con nariz de Jungkook—¿Puedo...?
—No, amor. Yo lo sientir, pero tú no poder acompañarme.
—Pero dijiste que si viajabas...
—Yo sé que dicer, pero yo estar ocupado, muy. Yo no tener tiempo para tú si tú ir. Lo siente —besó sus esponjosos labios— Es mejor que tú estar aquí con amigos por semana y luego yo volver.
—¿Una semana? —su ceño se frunció— No quiero estar sin ti una semana, eso es demasiado.
—Yo no ir solo a Estados Unidos, yo ir a otro país y luego vuelve aquí —suspiró y tomó las manos de Jimin— Aún no saber cuál ser segundo país al que deber viajar, pero solo ser una semana, lo promete.
—¿Te cuidarás?
—Yo lo hace.
—¿Me vas a extrañar?
—Yo ya lo hace con solo pensar que ir —Jimin sonrió al escuchar aquello.
¿Podrían ser más cursis?
Claro que sí.
Jimin, con el paso del tiempo se había vuelto tan empalagoso y necesitado de Jungkook, pero el mayor amaba que fuera así, porque él se había vuelto de la misma manera.
—Te amo.
—Te amo muy.
***
Jk es de lo más bonito <3
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