𝑬𝒓𝒆𝒔 𝒎𝒊 𝒗𝒊𝒅𝒂 𝒆𝒏𝒕𝒆𝒓𝒂.

El ataque de tos había aumentado, las dificultades respiratorias se hacían presente mayormente en las noches y como si eso no bastara, la pérdida de peso en Jungkook ya se notaba considerablemente.

Los días transcurrían de la misma forma y habían adoptado una rutina sin siquiera darse cuenta. Hyuna visitaba todas las tardes a su hijo sin falta desde que había dejado de ir a la empresa y le llevaba todo lo que ella creía necesario, tanto para Jungkook como para Jimin. 

El médico personal de la familia Jeon también se hacía presente a la misma hora todas las mañanas, se aseguraba de que todo estuviera en orden y vigilaba de cerca los cambios de Jungkook, los cuales iban avanzando más rápido de lo que habían esperado.

—Hola, Jimin... —Hyuna lo saludó amablemente cuando llegó al departamento, su voz y rostro reflejaban cuán cansada y triste se encontraba. Ese día había ido más temprano de lo usual.

—Ho-hola... —Jimin, aun con el paso del tiempo, no dejaba de sentirse nervioso cerca de ella y a Hyuna se le hacía tierno darse cuenta de aquello.

Y es que con el tiempo, Hyuna aprendió a conocer y a valorar todo de Jimin, más cuando sabía que su hijo junto a él había alcanzado la plenitud y eso le reconfortaba. Ahora, ver a Jimin triste aun cuando no decía nada, le dolía de igual forma ya que le recordaba a ella en el pasado, cuando tuvo que enfrentar la muerte de su esposo.

Jimin ya no se apartaba del lado de Jungkook, pero siempre que la madre del azabache llegaba, él les daba su espacio.

—Iré a comprar unas cosas al supermercado y vuelvo —anunció en un tono dulce.

—Vale, ve con cuidado —Jungkook le dijo, regalándole una débil sonrisa.

—Síp, no tardaré mucho —se despidió dando un corto beso en los labios de Jungkook, sin importar que Hyuna los viera, aunque claro, ella tampoco parecía asombrarse o asquearse con respecto a ellos y sus pequeñas demostraciones de amor en público. 

Cuando Jimin bajó al estacionamiento y entró finalmente a su auto, apoyó sus manos en el volante y cerró los ojos, inhalo profundo y exhaló todo el aire sus pulmones, llevó su frente hasta sus nudillos y lloró.

Intentó calmarse y secó sus lágrimas, pero el dolor en su pecho aumentó y simplemente se dejó llevar por la angustia.

Lloraba porque creía no soportarlo más, lloraba porque estaba malditamente sufriendo, lloraba porque veía como el amor de su vida se iba consumiendo día a día y él no podía hacer nada para salvarlo. 

Lloró y golpeó el volante de su auto mientras dejaba escapar un grito desgarrador. Maldijo a la vida misma por todo el dolor que estaba sintiendo y por el que aún le faltaba sentir.

Odiaba todo.

Él solo quería volver a ser feliz, volver en el tiempo donde no había preocupaciones y seguir creando un hermoso futuro junto a Jungkook.

Estuvo alrededor de veinte minutos ahí, aun en su auto y sin salir del edificio cuando el sonido de su teléfono lo hizo reaccionar. Secó sus lágrimas e intentó aclarar su garganta para sonar lo más normal posible.

Pero no le resultó y su voz sonó aún más quebrada. 

—¿T-Tae...? —habló casi llorando y su amigo, quien ya estaba al tanto de todo, se preocupó de inmediato.

—Hey, ¿dónde estás? ¿ Está todo bien? 

—S-sí. Solo yo... —sorbió los mocos— Estoy abajo, en el auto... —cerró los ojos mientras sus lágrimas descendían y él seguía hablando— Iba a ir a comprar, pero no me moví de aquí... —sorbió la nariz nuevamente. 

—Vale, tranquilo. Iré con Hobi a verte en un ratito más. Ahora estamos en la florería, pero apenas la cerremos nos vamos para allá.

—No es necesario... —secó sus lágrimas.

—No te estoy preguntando, Mimi. Iremos porque queremos verte y te llevaré unas bonitas flores.

—Bien... 

—Ahora, seca esas lágrimas, respira hondo y ve a hacer tus compras tranquilo. Cuando vuelvas al departamento, antes de entrar solo vuelve a respirar hondo —le aconsejó— Eres fuerte, Mimi.

—Sí... 

Jimin sabía y entendía que no debía andar llorando todo el día y menos frente a Jungkook. No debía darle más angustia de la que ya tenía, pero por más que lo intentaba le era imposible. Simplemente no podía alejar las ganas de aferrarse a él y llorar hasta perder el conocimiento y caer dormido.

Hizo caso a su amigo y respiró una vez más, tan profundo como pudo y se puso en marcha hacia el supermercado que quedaba a unas cuadras de ahí.

Cuando llegó a su destino, vago por los vacíos pasillos del lugar, buscando cosas que podria comprar y estuvo así por un buen rato, llevó todo lo que sabía que a Jungkook le gustaba, pagó y salió finalmente ya que la ansiedad de llegar luego a casa y ver a su amado lo tenía con los nervios de punto. 

Necesitaba volver lo más pronto posible para estar junto a Jungkook.




***

Hyuna ya se había marchado y Jimin se encontraba en la sala, junto con sus amigos mientras Jungkook dormía a causa de los fuertes medicamentos que estaba tomando.

—Hey, mírame —le pidió Taehyung— Mira esa carita —secó las lágrimas de su rostro y lo abrazó. Realmente era lo que Jimin necesitaba en esos momentos— Sabes que aquí estamos para ti, no lo olvides. No estás solo.

—Lo sé... —respondió cabizbajo— Gracias —sonrió. 

—Eso es, Mimi —Hoseok lo abrazó. 

Jimin se encontraba sentado en el sofá, en medio de sus dos amigos, quienes le daban consuelo y mimos en todo momento.

Estuvieron charlando los tres por más de una hora, donde hicieron reír y sonrojar al castaño hasta que el sonido de Jungkook tosiendo lo hizo ponerse en alerta. Sus amigos comprendieron que era momento de marcharse y comenzaron a despedirse para que él pudiera ir tranquilo a ver a Jungkook.

—Te llamaré mañana y te aviso si caemos por aquí en el mañana o en la tarde —habló Taehyung.

—Vale, los estaré esperando —dijo más animado. Tenerlos así de cerca ayudaba bastante a sobrellevar todo.  

—Cuídate, Mimi. Cualquier cosa no dudes en llamar —le dijo Hoseok. Jimin les sonrió y entre los tres se abrazaron.

Antes de que cruzaran la puerta, Jimin los llamó.

—¡Oh, esperen! —corrió hasta un cuenco que había sobre un mueble— Tengan —extendió su mano.

—Oh. No, no. —dijo Taehyung, mientras negaba con sus manos— Tomaremos un taxi, Mimi. No te preocupes. 

—Shh... —siseó y le dio las llaves a Hoseok— Si necesito salir por cualquier motivo, usaré el auto de Jungkook, así que no se preocupen.

—Pero, Mimi... 

—Pero nada, Tae. Quiero que se vayan tranquilos a casa sin tener que estar esperando un taxi.

Taehyung suspiró derrotado y asintió. Siempre era así con Jimin, vez que podía les dejaba su auto a disposición y ellos lo agradecian enormemente. Se despidieron una vez más con abrazos apretados y muchos besos en sus mejillas.

Una vez solo en la sala, Jimin acomodó en un florero los hermosos tulipanes que sus amigos le habían llevado, eran de diferentes colores y hacían que la sala de estar luciera más alegre. 

Ya eran alrededor de las siete de la tarde y Jimin subió las escaleras para encontrar a Jungkook enrollado en las mantas de la cama, sonrió al verlo así y se acostó a su lado.

Lo observó por un largo rato mientras el azabache dormía profundamente, aun cuando se escuchaban leves ronquidos a causa de sus dificultades al respirar. Se acomodó frente a él y le acarició las mejillas, retiró unos cabellos que caían cubriendo sus ojos y finalmente tocó la punta de su nariz haciendo que el azabache se removiera y finalmente se despertara.

—Hola... —le saludó Jimin  con una cálida sonrisa.

Jungkook no dijo nada y solo le sonrió. 

Estaba horriblemente cansado y aunque trataba de disimularlo, trataba de aparentar que él era fuerte y que nada le afectaba, habían momentos que no podía más. 

—Estoy... c-cansado... —confesó, con un hilo de voz. Ni siquiera la presencia de Jimin parecía darle las fuerzas necesarias.

—Descansa todo lo que quieras, yo me quedaré aquí contigo.

—Quiero levantarme... 

—¿Quieres bajar a la sala? —preguntó rápidamente.

—Sí...

—Vamos y veamos una película —lo animó y se levantó para ayudarlo a salir de la cama.

Jungkook muchas veces observaba en silencio a Jimin y la culpa que sentía lo abrumaba en demasía. Se sentía totalmente culpable porque Jimin ya no salía de casa a causa de él, pero lo que más lo estaba atormentaba era ver que esa alegría tan característica de él se había esfumado por completo y ahora solo había preocupación en su rostro, y por más esfuerzo que Jimin hacia al demostrar lo contrario, Jungkook se daba cuenta. 

Porque Jungkook lo conocía tan bien que con solo mirarlo a los ojos, lograba entender el estado de ánimos de Jimin.

Cuando llegaron finalmente a la sala, Jungkook dejó caer su cuerpo con cuidado en el sofá, Jimin lo abrigo con unas mantas y tomó el control remoto para luego sentarse a su lado.

—¿Qué quieres ver? —preguntó mientras encendía el televisor.

—Lo que sea... —no era como si estuviera emocionado por ver algo, solo no quería estar más en su habitación.

Jimin se animó a buscar una película y estuvieron en silencio un buen rato hasta que al parecer, encontró una que había llamado su atención.
 
—Flores... —dijo y Jimin giró su rostro para verlo.

-¿Te gustan? Hobi y Tae me las trajeron - se acurrucó cerca de él - Vinieron mientras dormías y estuvimos un buen rato juntos. 

—Sí, están bonitas —fue todo lo que dijo y clavó sus ojos en el televisor.

La película comenzó a avanzar y el silencio aumento, Jimin también conocía a Jungkook y sabía que no estaba de ánimos, lo entendía. 

¿Quién tendría ánimos cuando la vida se te está consumiendo?

—Jungkook —le llamó.

—¿Mmm? 

—Di que me amas... —pidió mientras aún estaba acurrucado a su lado y juntaba sus manitos para entrelazarlas.

—Te amo, mi amor. 

—También te amo...  —Jungkook comenzó a acariciar sus cabellos— ¿Tienes hambre? —preguntó más animado y eso sorprendió a Jungkook.

—No realmente... —y era cierto, Jungkook casi no comía por voluntad propia ya que no sentía apetito.

—Te traeré una sopa de fideos instantáneos —sugirió, aun cuando el azabache dijo que no tenía hambre.

—Bien... —respondió resignado, Jimin era quien le obligaba a comer y no le molestaba realmente.

Seguían en el sofá acurrucados mientras Jimin se le había ocurrido repartir pequeños besitos por las mejillas del mayor, el televisor seguía encendido pero habían dejado de prestarle atención hace bastante rato. Estuvieron acariciandose y besándose por un largo tiempo hasta que fueron interrumpidos por la alarma que indicaba la hora en la que Jungkook debía tomar su medicina.

Cuando terminó de beber el agua de la botella que Jimin le había entregado junto a su medicina, Jungkook hizo una mueca, le desagradaba el sabor amargo de las pastillas.

—¿Vamos a la cama? —propuso Jungkook luego de unos minutos.

—Claro, vamos —tomó a Jungkook de la mano y caminaron juntos hasta el segundo piso, Jimin volvió a bajar para apagar las luces y cuando volvió a la habitación, Jungkook salía del baño— ¿Tienes frío?

—Un poco... —sin perder tiempo, Jimin tomó unas mantas gruesas del armario y las estiró sobre la cama.

—Listo, ahora no sentirás frío —le sonrió y se acercó para darle un tierno beso en sus labios, uno que por primera vez, Jungkook recibió no muy entusiasmado. Jimin hizo un puchero al darse cuenta.

—¿No quieres mis besos? —aun mantenía su labio abultado.

—Jimin, solo... —estaba notoriamente irritado, su cuerpo dolía y tenía sueño aun cuando ya había dormido bastante. Se sentía realmente frustrado al no poder hacer nada más que ir del dormitorio a la sala y de la sala al dormitorio. 

—¿Quieres más besitos? —preguntó y sonrió juguetón— Tendré pesadillas si no me das besitos —y como si solo eso bastará, la sonrisa sincera de Jimin muchas veces tiene un efecto positivo en el mayor y todo su mal humor se esfumó.

—Sí quiero, muchos... —ambos se acurrucaron junto al otro y se llenaron de besos, de palabras lindas y de sutiles caricias hasta que quedaron rendidos en un sueño profundo.



***

Jungkook se había despertado a media noche cuando sintió un revoltijo en su estómago y se sentó de manera abrupta en la cama, un mareo lo acompañó en ese momento y como pudo caminó rápido hasta el baño, no alcanzó a cerrar la puerta cuando se dejó caer sobre sus rodillas en el frío suelo, vomitando todo lo que su cuerpo quería expulsar. 

Jimin despertó apenas escuchó a Jungkook entrar en el baño y se levantó casi corriendo para ver qué estaba pasando, pero cuando vio a Jungkook de rodillas, aferrado al inodoro su corazón volvió a doler.

—¿Amor? —se arrodilló junto a él mientras sobaba su espalda.

Sabía que Jungkook no quería que él estuviera ahí, pero no pensaba dejarlo solo.

Se supone que están juntos en las buenas y en las malas.

Cuando finalmente parecía haber vaciado su estómago, Jimin le extendió un trozo de papel higiénico mientras apoyaba su frente en la espalda del azabache para hacerle sentir que no estaba solo. Porque él estaría en todo momento a su lado, sin importar el lugar o las circunstancias.

—Jimin... —susurró débil.

—Estoy aquí. ¿Quieres ir a la cama?

—N-no... no me siento bien... —estaba mareado y sentía sus oídos zumbar.

—Lo sé, amor, lo sé. Eres fuerte. Ven, vamos a la cama —se puso de pie y extendió su mano, pero Jungkook no se levantó.

—Te amo... —murmuró con tristeza, dolido, mientras unas lágrimas recorrían sus mejillas.

—También te amo. Vamos a la cama... —intentó no romperse ahí mismo y llorar, porque él debía ser fuerte, tenía que serlo. 

—Necesito l-lavar mis dientes... —pero antes de que pudiera ponerse de pie, un ataque de tos apareció y Jimin rápidamente extendió otro trozo de papel. 

Cuando finalmente se calmó, Jungkook apartó el papel higiénico de su boca y pudo ver manchas en el, unas que Jimin logró ver.

—Jungkook... ¿Q-qué es eso? —preguntó asustado cuando vio las manchas de sangre.

No quería entrar en pánico, pero ver aquello no era nada bueno.

Jungkook lo miró triste, cansado y completamente derrotado. Ya no servía de nada resistirse y luchar, ya no tenía fuerzas y se estaba deteriorando a pasos agigantados.

—Lo siento, Jimin...

—¿Por qué te estás disculpando? —sus mejillas se mojaron al ver el aspecto de Jungkook. Verlo así, tan vulnerable y consumido por el cáncer lo estaba destruyendo, su corazón se partía cada vez que veía como Jungkook parecía no tener más fuerzas ni ganas de seguir luchando— Ven, te ayudaré a levantarte.

—Lo siento... —sorbió su nariz, sin siquiera poder mirarlo. 

—No hagas esto. Todo estará bien, amor. Ven —extendió sus manos para que él la tomara. 

Salieron del baño luego de que Jungkook lavó sus dientes y fueron a la cama. Jungkook no dijo nada más, no tenía ganas de hablar tampoco.

—¿Quieres algo para beber? —preguntó, pero no obtuvo respuesta. Jungkook se había girado dándole la espalda, no estaba realmente bien— Amor... —le habló bajito, mientras lo abrazaba por detrás y lograba sentir los leves sollozos de Jungkook— No me rendiré contigo, sabes. Aun si estás peor que ahora, yo no me iré lejos de tu lado, por más que no quieras hablarme —apoyó su frente en la espalda del contrario— Te amo, y eres mi vida entera...  

Jungkook no dijo nada, aun cuando tenía mucho que decir. Tampoco se giró para poder ver el rostro de Jimin y abrazarlo. Él solo cerró sus ojos aun cuando no deseaba hacerlo y dejó el dolor y todo malestar corporal se disipara a medida que iba conciliando el sueño.

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