𝑫𝒆𝒄𝒊𝒔𝒊𝒐́𝒏.

Cuando Jimin volvió tres días después al trabajo, George, lo esperaba con su rostro totalmente serio. 

—Park —le llamó apenas lo vio— A mi oficina. 

Jimin miró a Lisa y ella le hizo un gesto con la cabeza, indicando que fuera. Jimin avanzó y pudo ver a David, quien lo miraba de la peor manera y el peligris estaba seguro de que si el moreno pudiera asesinar con la mirada, él ya estaría muerto.
  
Jimin entró a la oficina del idiota de su jefe, quien lo esperaba ya sentado y con unos documentos en sus manos. 

—Jimin —comenzó— Seré breve, nos llegó una demanda en contra de mis trabajadores y del local. ¿Realmente estás haciendo esto? Me parece totalmente extraño, porque yo no he visto nada de lo que se nos está acusando.

Jimin bufó antes sus ridículas palabras y George frunció el ceño, totalmente indignado.

—Si estuvieras aquí en los cierres, tal vez te darías cuenta —escupió. Por primera vez estaba sacando aquello atorado y sin sentirse mal o avergonzado. 

George no le dijo nada más, tenía claras indicaciones del abogado de Jeon, el cual representaba a Jimin, que si su cliente comentaba un mal trato o siquiera se sentía ofendido antes sus palabras, la demanda sería aún peor.

—Aquí está tu carta de despido. El mes acaba en tres días, pero no debes seguir trabajando ya que de igual forma cubren esos días. 

—Bien. 

—Tu liquidación de sueldo más el finiquito. Se te dará una indemnización, pero eso dependerá de lo que diga el juez.

—Ya... —respondió indiferente y George se irritó aún más. 

—Todo irá a tu cuenta bancaria a finales de mes —le extendió los papeles— Lee esto y firma. Es el fin de tu contrato.

Jimin recibió las hojas y leyó en silencio, cuando todo estuvo bien para él, firmó. 

—¿Eso es todo? 

—Sí. Espero no volver a verte nunca más, Jimin.

—Lo mismo digo —se levantó y salió, cerrando la puerta sin cuidado.

Avanzó hasta el casillero para sacar lo poco y nada que quedaba ahí y miro rápidamente el lugar, buscando a su amiga, pero no la vio por ningún lado.  

Caminó hacia la salida con su mochila colgada de un hombre y se detuvo cuando Tony apareció frente a él. 

—¿Ya te vas? —preguntó, aun cuando sabía la respuesta. 

—No te importa, dame permiso.

—Jimin, yo... lo siento —Jimin lo miró y arrugó su entrecejo 

—¿Qué pasa contigo tan de repente?

Tony se encogió de hombres y sonrió avergonzado. 

—Solo lo siento... 

—Bien —dijo sin más— Solo espero no volver a verte nunca más en mi vida. 

—Vale. Uhm... que estés bien, Jimin. 

—Lo estaré. Adiós —Tony se hizo a un lado y Jimin logró salir finalmente del local. 

Cuando estuvo fuera, vio a Lisa. 

—¿Qué haces aquí? 

—Esperandote, tonto.

—¿No vas a volver al trabajo? 

—Nop —se miraron y sin saber por qué, se rieron— Oficialmente somos desempleados, bobo. 

—¿Cómo?

—Me despidieron, sabes —Jimin no estaba entendiendo— Y necesito que le des las gracias a tu novio.

—¿Qué? No estoy entendiendo nada. Oye, ¿qué novio?

Lisa soltó una risita divertida. 

—Al unico novio que tienes, tonto.

—Ah. 

—Me despidieron. Se levantó una demanda y me pagarán todo, incluso una indemnización —sonrió feliz por ello, pero luego recordó la razón y la sonrisa se le borró— Anoche me llamó un abogado, es tu representante, Jimin. 

—¿Mío?

—¿En qué mundo vives? Claro que es tuyo. Me explicó lo que pasó y dios, Jimin, ¿por qué no hablaste conmigo? Me siento tan tonta al no haberme dado cuenta y lo siento tanto.

—No... ya pasó, venga que ya está bien —ella lo abrazó. 

—No te guardes estas cosas, Jimin. Nos tienes a nosotros. 

—Sí, lo sé. 

—Te quiero, bobo. 

—Y yo a ti, boba. 

—Bien, ahora debemos irnos porque Jackie nos debe estar esperando. 

—¿Dónde nos está esperando?

—En tu departamento, tonto —sonrió— ¿Donde más?

—Vale, vamos. 

Se fueron hasta la parada del autobús con sus brazos entrelazados y hablando de todo lo que habían hecho esos días que no se habían visto. Para cuando llegaron al edificio de Jimin, Jackson ya los esperaba.

—¡Al fin, hombre! —se quejó— Compré unas cosas para empezar —mostró una bolsa negra, la cual agitó levemente.

—¡Jackie! —gritó una emocionada rubia y se lanzó a los brazos de su amigo, Jackson posó su mano libre en la cintura de la chica.

—¿Para cuando lo hacen oficial? —preguntó Jimin, mientras avanzaban hacia los elevadores.

—¿Oficial qué? —ambos preguntaron al unísono.

—Su noviazgo.

—¡Ay no! —exclamó Lisa— Que dios me libre de algo así.

—¡Oye! - gruñó ofendido— Ya, igual no se puede. Lis es... es como un amigo con tetas —dijo finalmente, Jackson.

—Tonto —Lisa lo golpeó en el brazo— Pero ya, no podría estar con un idiota como este. 

—Uhm... —soltó Jimin. 

Para cuando llegaron al departamento, los tres se instalaron y se pusieron tan cómodos como les fue posible. Tenía para comer varias cosas saladas y deliciosa cerveza.

Pasaron tres horas desde que habían comenzado su mini celebración y el alcohol en sus cuerpos ya había hecho su efecto, pero eso no les impidió salir del departamento entre ridículas risas y empujones para ir por más cerveza y cosas para comer. No demoraron tanto, ya que la tienda de conveniencia estaba a media cuadra del edificio de Jimin, por lo que volvieron al cabo de veinte minutos. 

—¿Qué estamos escuchandoooo? —preguntó Jackson, arrastrando las palabras y sin poder pronunciarlas bien, haciendo que los otros dos chicos se rieran. 

—Tú, borrachooo... —Lalisa se reía de él, pero ella estaba en las mismas.

Jimin llevó la vista hacia la televisión y vio personas con ropa de bebé bailando y cantando.

—¿Qué es eso? —preguntó mirando a su amiga mientras apuntaba con su dedo índice el televisor

—Dah... ¿Cómo que quién es? Es Hannah Montana. 

—¿Hannah Montana...? —repitió y comenzó a reír sin saber el motivo. 

En efecto, era "Bb talk" de Miley Cyrus. Jimin jamás en su vida había escuchado esa canción, hasta ahora. 

Las horas avanzaron y ellos continuaron con sus risas absurdas, sus charlas sin sentido y cantando de vez en cuando, hasta que en un punto tocaron el tema de Jimin y su viaje a Corea. Porque ellos ya lo sabían.

—¿Vas a irte realmente? —preguntó Jackson, mientras llevaba una lata de cerveza a sus labios. 

—¡Que vayas, hombre! —alentó la rubia— Son oportunidades únicas en la vida, yo iría feliz.

—¿Por qué a mí no me pasan esas cosas? —volvió a hablar Jackson— Pero claro, con una mujer.

Lisa rodó los ojos antes de hablar  

—Pobre de esa mujer. ¿Sabes el favor que les haces al seguir soltero? 

—¡Oye! 

Jimin rió al verlos pelear y luego de un rato, habló.

—Ya tomé la decisión —llevó a su boca unas papas y sus amigos lo miraron, esperando escuchar más.

—¿Y? - preguntó impaciente la rubia. 

—¡Venga hombre, nos tienes nerviosos!

—Ya... —tragó lo de su boca— Uhm... yo creo que aceptaré.

Los dos chicos se lanzaron contra el menudo cuerpo de Jimin y lo aplastaron en un intento de abrazo. Ellos estaban terriblemente felices por él y querían que el peligris disfrutara de la nueva experiencia que estaba viviendo. Entre abrazos y palabras de cariño, se prometieron nunca perder el contacto aun si Jimin jamás volvía por querer quedarse en Corea, además de que se visitarian sí o sí.

Comenzaron a cantar en karaoke nuevamente ya que se encontraban totalmente felices, hasta que el teléfono de Jimin comenzó a sonar en algún lado del departamento.

—¿Dónde está mi teléfono? —preguntó mientras miraba sobre la mesa.

Lisa bajó el volumen del televisor y lograron encontrar el aparato, el cual sonaba bajo la cama. 

—¿Cómo llego ahí? —preguntó Jackson mientras comenzaba a llenar su boca de bocadillos salados.

—Hay duendes, Jackie... —Jackson la miró y ella se echó a reír. No era secreto que su amigo era un gran miedoso.

—Oigan, shhh... —siseó Jimin, pero sus amigos hicieron lo contrario.

—Es tu novio, ¿Uhm? —alzó las cejas repetidas veces y Lisa golpeó el brazo de su amigo mientras se reía. 

—El novio —repitió, en un tono divertido y Jimin sintió como su cara comenzaba a calentarse a causa del rubor.

—¡Mandale saludos! —le gritó Jackson, cuando Jimin avanzó hasta el baño para poder hablar. 

Cerró la puerta y se sentó en la taza del baño, aclaró su garganta y expulsó el aire de sus pulmones para poder hablar. 

—Hola...  —intentó hablar lo mejor posible. 

Hola —respondió Jungkook. Su voz ronca causaba estragos en el estómago de Jimin— ¿Tú bien?

—Sí, estoy bien.

—¿Y trabajo?

—Uhm... me despidieron y bueno, me pagaran todo.

¿No tratan mal?

—No. Uhm... Jungkook... 

¿Sí? 

—Gracias... no solo por mí, por Lisa también. Muchas gracias.

No agradecer nada. Ya dije, yo hacer esto porque tú a mí me gustar, y porque tratar mal a gente está mal. 

—De todas formas, lo agradezco mucho.

Bueno.

—¿Cuándo vendrás? —se atrevió a preguntar.

Yo andar en eso, Jimin. Yo dejar hoy todo listo y mañana viajar a verte. 

—¿Mañana?

Sí, mañana. ¿No poder?

—No, no. Claro que puedes —sonrió. 

¿Tú estar con amigos ahora?

—Sí. Estamos aquí pasándola bien, sabes —soltó una risita— Pero ya estoy cansado y quiero dormir. 

Tú descansar si estar cansado.

—Lo haré. 

Uhm... Jimin, ¿yo puede saber algo? 

—¿Qué quieres saber? —preguntó curioso. 

Tú saber que a mí gustar y muy, pero yo no... —suspiró, y Jimin entendió que estaba buscando las palabras correctas para explicarse mejor— ¿Tú tener sentimientos para mí? Uhm... ¿Por mí? —se corrigió a sí mismo.

—Oh... ¿Quieres saber si me gustas? —preguntó nervioso. Bien, él no recordaba haberle dicho a Jungkook que le gustaba o algo por el estilo, pero no pensó que fuera necesario decirlo. ¡Vamos, no eran chicas!

Yo no saber —respondió luego de un momento— Yo... no lo digas si no querer, lo siente. 

Fue ahí cuando entre su borrachera comprendió que, aceptar tus sentimientos no tiene nada que ver si eres chica o no. Eso no te hace más o menos hombre. Y a él le gustaba Jungkook, aunque no lo había pensado hasta ahora, pero la única respuesta a esa pregunta era que le gustaba.

—No te disculpes, no me preguntaste nada malo. 

Bien. Yo aquí  trabajar muy antes de ir, casi ser medio día y deber terminar pronto. Ve a descansar, Jimin. 

—Jungkook...

¿Sí? 

—Me gustas —confesó. Había reunido todo el valor para decir esas dos palabras— Me gustas mucho y... quiero verte. Creo... creo que hasta extraño tu olor —soltó una risita abochornada— Dios, realmente me gusta. 

Una risita ronca se escuchó al otro lado de la línea. 

A mí alegrar muy saber eso. Yo ir mañana o hoy en noche, por eso trabajar rápido y voy.

—Aquí estaré esperando por ti.

—Y... uhm... respuesta. ¿Tú tener respuesta?

—La tengo. 

Ya —Jimin pudo jurar que Jungkook sonreía— Entonces ir a descansar.

—Sí. Nos vemos, Jungkook.

Nos vemos, Jimin.

Jimin colgó la llamada y salió del baño. Jackson estaba viendo la televisión sin muchas ganas y Lalisa estaba en la cama, acurrucada y profundamente dormida.

—Duérmete ahí Jackie —apuntó a su cama— Yo uso el saco de dormir que tengo guardado por ahí —Jackson asintió con un lento movimiento de cabeza mientras bostezaba.  

Sin más, Jimin sacó el saco enrollado que había en su armario y lo estiró sobre el piso, se acostó sin siquiera cambiar su ropa y cerró los ojos, cayendo rendido ante la borrachera y el cansancio.



***

La mañana siguiente llegó con un terrible dolor de cabeza en los tres jóvenes. 

—Ugh... —se removió, Jimin.

—¡Venga, dormilones! —habló fuerte la rubia, quien ya se había despertado hace unos veinte minutos atrás.

—Lili... —gruñó Jackson. 

—No me digas así, idiota —bufó. 

—Lala entonces... —cubrió su rostro con un cojín.
 
—Tú, idiota. ¡A despertar! Tengo hambre y necesito diez aspirinas ahora. 

—Cariño, no grites —dijo otra vez Jackson. Su voz somnolienta y sus apodos melosos irritaban aún más a la rubia. 

—Ustedes deberían besarse —habló Jimin, mientras se estiraba en el piso— Creo que se gustan y no lo saben.

Lisa bufó.

—Antes muerta. 

—El sentimiento es mutuo. 

—Ya. Quiero comer. 

—¿Vamos a desayunar algo rico? —Jimin comenzó a salir del saco— Un rico desayuno, pero antes, muchas aspirinas. 

—Vamos.

—Vale, vamos - Jackson restregó sus ojos para eliminar el rastro de sueño que aún había en él. 

—Pero, ¿no deberíamos ordenar esto antes? —Lisa apuntó con su dedo todo el desastre del departamento.

Suspirando, los tres se pusieron a ordenar rápidamente para luego ir a una bendita farmacia y comprar sus aspirinas y así ir a alguna cafetería a tomar desayuno. 


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