Capítulo. 5: Desveladas
• Perspectiva de Sonic •
Tails ha estado muy distraído últimamente. Se va en sus pensamientos hasta a un punto de dejar de escuchar a las personas, incluyéndome. Y a mí, realmente me intriga saber la razón.
—Creo... —el zorro hizo una corta pausa—. Creo que m-me gusta estar con Cream. —admitió tartamudeando levemente.
Abrí los ojos como platos y no tardé en hacer una mueca de ternura al darme cuenta de la situación.
—Ya veo lo que pasa aquí. Eres adorable, amigo. —fue lo único que dije.
—¿Qué? ¿Por qué? —el rubio frunció el ceño sin comprender a qué me refería.
—Porque en vez de decir que te gusta Cream, dijiste que te gusta estar con ella, lo cual termina significando lo mismo; solo deja al descubierto tu necesidad de esconder tus sentimientos. —tomé un sorbo de mi bebida sin quitarle la vista de encima a mi compañero, subiendo y bajando mis cejas.
Pude notar que se le escapó un leve sonrojo.
—No, no, ¡todavía no estoy seguro! —negó cruzándose de brazos y volteando a cualquier otra parte que no fuera yo—. Todo es muy confuso, ¿de acuerdo? No puedes decirle a nadie sobre esto. —advirtió.
—Vale, pues, soy una tumba. —subí las manos en señal de rendición—. Pero, que sepas que no es nada malo que te guste. Ella es muy linda y gentil. —repuse sinceramente.
—Pero, ¿qué tal si es raro para ella? ¿Qué tal si no siente lo mismo? —rascó su hombro con clara preocupación.
—Y, ¿qué tal que si sí siente lo mismo? No pierdes nada intentándolo.
—Mi dignidad y una bella amistad, tal vez. —el menor musitó irónicamente.
—Oh, vamos. Cream no es la típica niña que te dejaría en ridículo, te juzgaría o te dejaría de hablar. —dejé mi plato en el fregadero soltando una risita.
—Supongo que en eso tienes razón. —dibujó esa boba sonrisa de siempre.
Negué la cabeza aguantándome la risa y acercándome a mi amigo.
—Y como tengo razón, siento decirte que te gusta, y mucho. —le di unas palmaditas en la espalda.
—¿Y tú cómo podrías saber eso? —ladró ofendido.
—Con ver tu cara y la estúpida sonrisa que pones cada vez que hablas o piensas en ella me basta. —tomé un sorbo de agua.
Vi como Tails pestañeó rápido analizando lo que acababa de decirle. Supongo que, por su edad, necesita pensar mejor las cosas, acomodar sus sentimientos; le daré su espacio.
—Gracias por la compañía, buddy; y recuerda, siempre estaré para lo que necesites, a sí tenga que decirte verdades que ni tú mismo detectarías. —lo despeiné y me retiré del comedor silbando alegremente.
[...]
• Perspectiva de Cream •
Me encontraba viendo desde mi ventana el cielo anaranjado del atardecer junto al pastizal verde. La lluvia había cesado, al igual que había regado todo el jardín, dejándolo tan vivo y bello. Mi vista se enfocó en un objeto amarillo que se movía; parecía ser Tails quien se dirigía a su taller. No pude evitar sonreír al verlo. De repente, él paró en seco de caminar y estaba por voltearse. Al segundo, me separé de la ventana casi cayéndome y me escondí detrás de la pared.
—Volteó. —susurré para mí misma con el corazón acelerado.
Sigilosamente, me asomé de nuevo y vi que había continuado con su camino. Eso estuvo muy cerca. Después de unas horas, bajé a la sala a jugar videojuegos un rato. Silver me había enseñado a jugar hace unos meses y ahora no podía dejar de hacerlo. Se había vuelto mi obsesión del momento.
—¿Qué juegas? —la voz de Tails inundó la sala seguido del sonido de la puerta cerrándose indicando que acababa de entrar.
Juraba que este chico parecía teletransportarse.
—Un juego que Silver me presentó. —relaté intentando concentrarme.
Vi de reojo que se acercó hacia mí.
—¿Puedo jugar? —preguntó tiernamente sentándose a un lado mío.
Pausé la partida y fingí meditarlo por unos segundos.
—No. —respondí en seco.
Tails me miró sorprendido al principio y yo no pude aguantarme más, soltando una risotada por su reacción.
—No, si no estás listo para ganar. —expliqué divertida y le di un mando demostrando que estaba bromeando.
—Eres cruel. —rió conmigo y entró a la partida.
Me encantaba que estuviéramos jugando o que simplemente estuviera conmigo. Debía admitir que hacíamos un muy buen equipo y conseguíamos ganar todas las partidas. Después de unas horas de jugar y de reír, la noche cayó; empecé a bostezar y me dio algo de sueño, pero no quería dejar de jugar con él.
• Perspectiva de Tails •
Reímos varias veces por los movimientos que hacíamos en el juego o porque yo le decía algo gracioso. Cada vez que podía hacerla reír, me sentía orgulloso conmigo mismo por algún motivo que seguía sin entender. También, me sentía suertudo por tener la oportunidad de oírla reír, de ver sus ojos color almendra, de verla achinarlos; en ese momento, me quedé viéndola detenidamente, lo cual causó que perdiera en la partida.
—¡Tails, te eliminaron! —comentó Cream sorprendida.
—¡Oh! —exclamé enfocando mi vista en la pantalla.
No sé que me ocurría que no podía dejar de ver a mi amiga. De pronto, vi que se le escapó un bostezo.
—¿Estás cansada? —inquirí curioso.
Esperaba con ansias un "no" para poder seguir jugando con ella, pero a su vez no quería molestarla.
—No. —respondió—. No estoy cansada. —reafirmó dibujando una cálida sonrisa.
Se la devolví.
—Entonces, sigamos jugando. —puse otra partida.
[...]
Las horas habían pasado más rápidos de lo esperado y sorpresivamente, ambos seguíamos jugando sin parar. No me percaté de la hora que era; lo único que sabía es que era demasiado tarde.
—Tails... —Cream bostezó.
—Agh. —gruñí por el agotamiento—. Dime. —me pegó el bostezo.
Ella no me contestó. Ni si quiera esperé más su respuesta: caí totalmente rendido en el sillón mientras todo se volvía negro.
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