Capítulo 18
Enya vuelve a su cuarto tras escuchar la conversación entre sus padres, se sienta en el suelo apoyando la espalda contra la pared e intenta procesar todo lo que acaba de ocurrir.
¿Tantos problemas he causado?
La pequeña trata de hacer memoria, hasta el momento nunca le había dado vueltas a sus acciones, estaba tan acostumbrada a que pasara lo que pasara su familia siempre la apoyara con una sonrisa que nunca pensó que les causaba problemas. Al echar la vista atrás pudo recordar todas y cada una de las veces que su madre aparecía corriendo para sacarla de los problemas y luego mirarla con una sonrisa diciendo "todo estará bien, no te preocupes".
No estaba bien... Diablos mamá, me protegiste demasiado.
Todo este tiempo por mucho mal que hiciera su madre le explicaba con calma la situación, siempre le decía qué había hecho mal y que no debía hacerlo, pero lo hacía de forma tan calmada y sin enojo que Enya nunca la tomó en serio.
¿Por qué no te enfadas conmigo? Te di motivos más que suficientes. Maldición... no lo entiendo, si tanto sufría cuidándome y sacándome de todos esos problemas, ¿por qué sonreía? Me molesta... me molesta no entender, y sobre todo... me irrita... odio esa puñetera actitud... me recuerda a como me ha hecho sentir Yoshio en el hospital... son demasiado... ¿positivos? ¿buenos? ¿bondadosos? ¿es normal que eso me irrite? ese aura angelical me molesta...
En ese momento Yoshio abrió la puerta para comprobar cómo estaba Enya.
Qué mal momento.
-¿Enya? ¿Qué haces en el suelo?- Yoshio caminó hacia ella- ven aquí peque- dijo mientras se acercaba a ella con una sonrisa y los brazos abiertos.
-Ahora no Yoshio- la voz de Enya era tajante y sonaba muy molesta.
Yoshio se quedó congelado por unos segundos, su hermana solía ser bastante borde con los demás, pero con él solía ser dulce. Bajó los brazos algo confuso, tomó aire intentando ser comprensivo y sonrió con amabilidad.
-¿Estás cómoda ahí?
-¿Por qué sonríes?- Enya lo miraba con sus ojos rojos brillando como nunca, por algún motivo parecía furiosa.
-¿Eh? Pues... no sé, simplemente porque estoy con mi querida hermanita supongo- pese a mantener su sonrisa Yoshio empezaba a ponerse algo tenso.
-Tu hermana la cual acaba de generar un caos tremendo peleando y dejando heridos graves y puede incluso que muertos, ¿Qué puto motivo tienes para sonreír ahora?
-¡Enya!- exclamó algo escandalizado por su forma de hablar, Enya de vez en cuando usaba malas palabras, pero no tan severas y mucho menos con esa actitud.
-¿Qué? ¿Acaso los ángeles no pueden tolerar la verdad? ¿Por qué intentáis mantener la calma? Sé que no estás tranquilos, sé que os inquieta lo que he hecho, así que dime Yoshio ¿por qué coño sonríes?- Enya se levantó totalmente enfurecida.
Yoshio dio un paso atrás algo intimidado, era la primera vez que se sentía así cerca de su hermana.
-Sólo intentamos cuidarte, Enya.
-Soy más que capaz de cuidarme sola- sus ojos brillaban en un rojo intenso bastante aterrador.
-Enya...- su hermano respiró hondo tratando de no achantarse ante su hermana- sabemos que eres fuerte y puedes protegerte, pero...
-Basta, sé a lo que os referís, no es que queráis protegerme del mundo, queréis proteger al mundo de mí.
-¡NO! no es eso, Enya, nos preocupamos por ti.
-Os preocupa que no sea lo que el mundo quiere que sea, os preocupa que no encaje con lo que entendéis por "bueno"... Toda esta amabilidad... el no enfadaros nunca conmigo sin importar lo que haga... creo que empiezo a entenderlo, lo hacíais para que yo no pensara que soy mala, que no abrace mi lado demoníaco... Queríais hacerme creer que podría ser como vosotros.
-Enya, nuestros quirks no nos definen, yo no soy bueno por tener el quirk ángel ni tu mala por tener el quirk demonio. Mamá nos lo lleva repitiendo desde niños.
-¡Eso es lo que mamá quiere que creamos para que intente controlarme! ¿¡Qué otra cosa puede explicar lo diferentes que somos!? ¡Mamá es capaz de controlar su lado demoníaco gracias a su lado angelical, pero yo no puedo!
-¿Y qué hay del abuelo? El abuelo Raiden es muy dulce y bondadoso y sólo tiene el quirk demonio al igual que tú.
El abuelo, la profecía de la que habló mamá la contó él... y Yoshio tiene razón, es el único con el quirk demonio que conocemos y no es como yo... él es la clave.
Enya se había quedado congelada inmersa en sus pensamientos.
-¿Enya?
-Vete de mi cuarto.
-Pero...
-Necesito estar sola Yoshio, quiero pensar.
-Okay... si me necesitas estaré en mi cuarto- dijo Yoshio mientras se iba.
Maldición, ¿por qué me irrita tanto su bondad últimamente? En fin... creo que es hora de hacerle una visita al abuelo.
Enya abrió su ventana y empezó a producir fuego bajo sus pies, gracias al gran control de sus llamadas moradas podía andar fácilmente por el aire.
¿Esto cuenta como escaparse de casa? ¿Se enfadarán mis padres si se enteran? Lo más seguro es que sólo me pregunten con calma por qué lo he hecho y me expliquen los preocupados que estaban... agh me sabe mal y a la vez me irrita... Lo que sea, iré rápido, quizá ni se enteran.
Así Enya corrió por el aire hasta llegar a la azotea del hospital.
No me van a dejar entrar a estas horas, ya es tarde para las visitas... El abuelo suele dejar la ventana abierta, le gusta la brisa así que quizá si me concentro puedo olerlo desde aquí.
Enya cerró sus ojos y empezó a olfatear.
Le tengo.
En el momento en que captó su olor abrió sus ojos y corrió hacia la cornisa para saltar, se dejó caer hasta la ventana de su abuelo donde se enganchó con su cola y entró con facilidad.
-¿Enya-chan?- Raiden miraba sorprendido a su nieta quien ahora estaba en la habitación de pie junto a la ventana.
-Tenemos que hablar, abuelo.
Dato curioso:
Tenía planeado que Enya echase de mala manera a su hermano nada más entrar, pero la conversación se dio de forma bastante natural.
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