Capítulo 13
Enya pataleaba furiosa intentado zafarse de las ataduras de su maestro, mientras (lo cual le sería fácil si usase su fuego, pero sabía que su madre se enojaría si se entera que ha usado fuego contra su maestro) tenía la vista fija en su abuelo y aquel extraño encapuchado.
-Tienes que calmarte, aún hay gente inocente en el edificio- Raiden trataba de calmarlo.
-¿Inocente? ¡YO FUI INOCENTE AL CREER QUE ME SALVARÍAS!
-Hice todo lo que pude, lamento mucho lo que ocurrió.
-¿Lo lamentas? ¿Y de qué me sirve a mí tu lamento?- el joven lloraba repleto de ira.
Raiden miraba a su alrededor, todo se estaba sumiendo en el caos.
-Debes liberar a toda esa gente, aún tienen esperanza.
-¿Esperanza? DEJA DE MENTIR, NO HAY ESPERANZA- de pronto las sillas y mesas de alrededor salieron disparadas hacia Raiden.
Mientras comenzaba una gran pelea en mitad de todo el desastre, Shinzo seguía tratando de salir sin involucrarse con el resto de personas que habían perdido el control. Le estaba costando mucho reencontrarse con su clase, para colmo, pudo ver como ellos ya estaban cerca de la puerta mas no podía pasar debido a las personas descontroladas.
-MMM MMMMM MMMMMMMMMMMMMMM- Enya trataba de hablar a su profesor mientras seguía atada al ver como cada vez se le dificultaba más sacarla de ahí a salvo. El maestro le destapó la boca para que pudiera hablar- Suéltame, no podemos salir así.
-Si te suelto irás de cabeza al centro del peligro.
-Si no me sueltas, no llegarás a tiempo para salvar a tus estúpidos alumnos, habrán heridos. Ahora mismo te soy un lastre, no puedes esquivar y llegar a ellos rápidamente si tienes que cuidar que a mí tampoco me den. Deja que te ayude, no soporto ser un inútil lastre.
-Está bien- dijo mientras seguía esquivando a la vez que soltaba los amarres- pero por favor, no hagas tonterías.
-Hasta yo sé cuándo hay que huir- La joven podía sentir una especie de escalofrío, desde hace rato, sentía el peligro, sabía que la situación era desastrosa y de alguna manera, que iba a emporar, por primera vez... tenía algo de temor.
Al momento de ser liberada pudo ver a una persona cubierta en una especie de luz que iba directa hacia ella.
-AAAHHH- gritó Enya totalmente cegada mientras apartaba la mirada.
-ENYA- el profesor se giró preocupado al oír el grito. Para su sorpresa al girar lo que vio fue a Enya volteada cubriéndose la cara con una mano, y la otra mano pegando tal bofetón a aquella persona que salió volando.
"¿Cuánta fuerza tiene esa niña? "
-¿Era necesario que la dieras tan fuerte?- suspiró el profesor mientras apartaba el resto de obstáculos hacia la puerta.
-No tengo idea ni a que leches le he dado.
-Anda vamos, estoy despejando el camino, sígueme y céntrate en llegar a salvo no en luchar.
-Voooyy, ¿sabes? eres más guay dando hostias y abriéndote paso que en clase dándonos la chapa.
-No sé si debería sentirme halagado u ofendido.
Enya empezaba a sentirse a gusto, aún en medio del caos y el peligro. De alguna manera disfrutaba el estar ahí, dar golpes de vez en cuando y ver a su maestro luchar.
¿Está bien que esto me agrade?
En mitad del caos, los golpes, los gritos, el peligro, de alguna manera y por primera vez sentía tantísima emoción. Incluso estaba empezando a apreciar a su profesor. La pequeña sonrío mientras seguía ayudando a reunirse con el resto de la clase... Por desgracia su sonrisa fue rápidamente borrada.
Un fuerte grito, o más bien un gruñido resonó a su espalda, Enya se giró sintiendo una punzada en el pecho. La imagen que vio lo cambiaría todo.
Su querido abuelo, Raiden, estaba de rodillas frente al culpable de toda aquella situación. Aquel ruido tan desgarrador se debía al dolor de haber perdido su brazo. Raiden estaba sujetándose el hombro tratando de frenar la fuerte hemorragia. Aquel joven, lejos de sentir misericordia tras arrebatarle una extremidad, la arrojó al suelo como si fuera basura, y con una leve y macabra sonrisa se dirigió a su presa dispuesto a terminar lo que había comenzado.
-¿Abu?- la pequeña tenía lágrimas en los ojos, había quedado en shock por unos segundos al ver a su abuelo tan malherido, pero al notar que el peligro aumentaba, lejos de asustarse, reaccionó. Sus hermosos ojos rojos brillaron con más intensidad que nunca, una nube de fuego morado se generó a sus pies y salió disparada hacia aquel enfrentamiento, cualquiera que se interponía en el camino acaba en el suelo ardiendo en llamas.
-ENYA NO- gritó Shinzo incapaz de frenar a su estudiante. Por un segundo se planteó el seguirla, pero al voltear, vio que el resto de la clase seguía en aprietos para lograr salir... En una dura decisión, dio la espalda a Enya y siguió al encuentro de su clase con el objetivo de sacarlos, y una vez fuera, volver con refuerzos.
La pequeña estaba totalmente enfurecida, tras dejar a unas pocas personas rodando y ardiendo llegó hacia aquella persona fruto de su odio. Él al verla rápidamente puso un escudo creado improvisadamente a base de escombros pues pudo notar lo dispuesta que estaba a tirarse encima suya.
Enya estaba tan enfurecida, que arrugaba su nariz y mostraba los dientes como si se tratase de una bestia salvaje a punto de cazar. Se había quedado aferrada a aquel improvisado escudo, sus manos estaban penetrándolo poco a poco haciendo cada vez más y más fuerza para destruirlo. Se oían feroces gruñidos y su fuego aumentaba empezando a rebasar el escudo y llegando hacia el objetivo por los laterales.
-¿Qué demonios?- el joven empezó a dar unos pasos atrás sorprendido y asustado.
-¿Enya-chan?- Raiden quien se situaba en el suelo tras la pequeña, miraba con terror aquella escena. Él sabía perfectamente lo que significaba esa imagen, la dulce niña que conocía ahora no estaba ante sus ojos, tan sólo puro instinto y rabia.
Con la fuerza que le quedaba a Raiden ya no podría hacer nada para frenarla y mucho menos para detener esa batalla. Dejó de sostener su sangrante hombro para agarrar el móvil de su bolsillo. Llamó a Nozomi mientras corría hacia la salida.
-¿Papá? Shoto y yo estamos trabaja- Por suerte Nozomi cogió el teléfono pese a estar vigilando con su marido.
-ES UNA EMERGENCIA, SALVAD A ENYA DE SÍ MISMA, TENÉIS QUE VENIR.
Raiden corrió hacia la salida tratando de parar la hemorragia de su brazo. Con esa herida, y a su edad, no sería de mucha ayuda dentro... Además, el intenso fuego de Enya se había propagado tanto que la batalla había cesado, quienes no habian huido estaban siendo consumidos por las llamas.
Curiosidad:
Inicialmente pensé en que Raiden muera delante de Enya, pero me arrepentí.
Holi... no sé si alguien está leyendo esto, ya que lo estoy escribiendo después de haber dejado la novela abandonada mucho tiempo peeeero, si alguien sigue ahí... Perdón 👉🏻👈🏻 Voy a retomar este libro, aunque aun no sé a qué ritmo publicaré.
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