#28: Toc, toc, gemelas

Habían mandado ya a las gemelas a dormir. La cama de arriba de la litera estaba ocupada por la que decía haber nacido primero. 
Toc, toc.
Escuchó la mayor en el borde de su cama y se arropó un poco más con la sábana. No había superado aún el miedo a la oscuridad, por eso no podía dormir debajo.
Toc, toc.
-Sis, ¿eres tú? -preguntó a su hermana.
-¿Qué cosa?
Toc, toc.
-¡Sí eres tú!
La menor pretendía seguir negándolo y divertirse un poco más, pero la delató una carcajada. Era su forma de vengarse por robar la cama de arriba. A ella tampoco le hacía gracia la oscuridad, solo que no se quejaba tanto.
Toc, toc.
-¡Para de intentar asustarme! -se quejó la gemela de arriba.
-Yo no he hecho nada -y era verdad.
Toc, toc.
Se escuchó nuevamente. Esta vez en la cama de la gemela de abajo.
Ella torció lentamente la cabeza, temblando, como si no quisiera hacerlo, pero tampoco pudiera evitarlo, y alcanzo a ver una mano oscura con huesos y tejidos desprovistos de carne, envuelta en una baba verdusca, escabullirse bajo su cama.

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