Un par de capítulos más y terminaría aquel libro, y con ese uno menos para el reto del mes. Por el rabillo del ojo ve algo parecido a una rata, con ojos rojo brillante del tamaño de una fresa, correr por una esquina de la cama. Voltea rápidamente, pero la criatura ha desaparecido. Continúa leyendo. El sueño hace que cabecee un momento y tenga que repetir algún que otro párrafo. Vuelve a pasar. En esta ocasión la cosa corretea entre las patas de la silla. Sube los pies y ahoga un chillido en su busca, aunque, igual que la vez pasada, no la logra ver.

-Será el sueño -decide y se resigna a terminar el libro al día siguiente, de todos modos no le está prestando la suficiente atención.

Echa un último vistazo a la habitación antes de apagar la luz. En la oscuridad, cientos de ojos rojo brillante del tamaño de una fresa observan con sigilo, preparados para atacar.