¡No me sonrías!


Jimin parecía distante. Y Jungkook lo agradecía. De verdad lo hacía. 

Suspiró aliviado por la ausencia de la constante hiperactividad de su mayor. Después de años, finalmente podía respirar sin sentirse agobiado por la presencia de Jimin. Ya no recibía sus abrazos, saludos, ni esas dulces palabras de aliento que solían acompañarlo.

Parecía que poco a poco, la cercanía entre ellos se estaba desvaneciendo.

Y eso le generaba una sensación incómoda, aunque se negara a admitirlo. Sabía que en algún momento anhelaría la atención de Jimin desesperadamente.

Se sentía sorpresivamente miserable, pero decidió no explorar esos sentimientos y se concentró en el profesor que ingresaba al aula.

Había cosas más importantes en las que preocuparse.

«Sí, Jungkook hay cosas más importantes de las qué preocuparse»

¿Verdad?



...




Durante una de las clases de matemáticas, Jimin desvió su mirada hacia Jungkook y le regaló una sonrisa leve.

La distancia entre ellos era mínima, ya que Jimin estaba sentado junto a él. Por más que intentó resistirse, Jungkook no pudo evitar desviar rápidamente sus ojos hacia los labios del mayor.

Fue solo un instante, quizás un segundo, pero la ansiedad comenzó a apoderarse de Jungkook.

Jungkook hizo una mueca incómoda.

Se sentía avergonzado, esa era la sensación.

No me sonrías — musitó agotado.



...



¿Por qué parecía que Jimin estaba más feliz con Wonho que con él? La pregunta parecía tonta, lo sabía, pero no podía evitar sentirse incómodo al respecto.

Jimin siempre sonreía, eso era cierto, pero la sonrisa que le dedicaba a ese chico en particular parecía más especial desde su punto de vista.

¿Por qué parecía ofrecerle más a él? ¿Acaso a él ya no le quedaba nada más por recibir?

«Observa cómo lo tratas, idiota», se reprochaba a sí mismo una vez más.

Jungkook apretó los labios y respiró profundamente, esperando que, una vez que Jimin volviera a sonreírle, pudiera corresponderle de la misma manera. Inseguro, relajó su rostro lo mejor que pudo, anhelando que Jimin volviera a ocupar su lugar a su lado.

Durante la clase, Jimin recibió un mensaje y se retiró de la sala en cuanto sonó el timbre del receso.

Ahora, Jungkook esperaba pacientemente en su asiento, repitiéndose a sí mismo que no podía permitirse volver a ser así con su mayor.

«No si quieres que te tome en serio, maldito tonto», se decía en silencio.

Pero cuando Jimin regresó, no lo hizo solo. Wonho estaba a su lado, mostrando una de sus sonrisas más encantadoras (bastante estúpida, según Jungkook) a su mayor.

A pesar de eso, no se preocupó, porque sabía que Jimin lo ignoraría y volvería a sentarse a su lado.

— Ya te ayudé, ahora quiero que me compres algo para beber, ¿entendido? Muero de sed — decía Jimin mientras caminaba de regreso a su puesto.

— También te ayudé y no te pido nada a cambio — replicó Wonho, más divertido que indignado.

— Fuiste un tonto, desperdiciaste la oportunidad, ¿me vas a culpar a mí por ser inteligente? 

Su conversación se detuvo una vez que llegaron a su puesto.

Jimin lo miró una vez más, como si estuviera evaluando algo, y Jungkook, sin poder evitarlo, formó una mueca desagradable.

No pasó ni un segundo cuando se arrepintió de su reacción, porque se dio cuenta de que a Jimin no le agradó en absoluto.

Joder, Jungkook realmente no quería hacer esa mueca. Quería justificarse, decirle que era la situación la que le molestaba, expresarle que deseaba estar con Jimin y que la presencia de Wonho no era bienvenida. Pero no pudo.

Cuando intentó mostrarle una sonrisa como había pensado antes, Jimin le respondió con una mueca amable, casi un gesto agradable, y, tomando su mochila, lo ignoró para continuar su conversación.

— ¿Qué tal un Starbucks? — le preguntó a Wonho, caminando tres sillas hacia adelante y dejando sus cosas junto a las del musculoso —. Amo el moca, ¡el frappuccino es mi favorito!

— Jimin, ¿cómo esperas que lo pague? Me quedé sin dinero después de comprar los ramen picantes.

«Yo podría pagarlo. Yo podría invitarlo», pensó Jungkook.

— Deberías haberlo pensado antes de asumir, ingenuamente, que no aprovecharía la oportunidad para pedirte algo.

Mientras Jimin y Wonho continuaban su conversación, Jungkook se sentía indignado.

¿Realmente Jimin se había cambiado de puesto? ¿Realmente lo había ignorado por completo? ¿De verdad Jimin estaba sentado junto a Wonho?

¿Por qué?

Miró el asiento vacío a su lado y parpadeó rápidamente, sintiendo un dolor en el pecho.

«Mañana volverá a sentarse conmigo. Solo fue por hoy», se dijo a sí mismo, intentando animarse.

Así que, enderezando su postura, se contentó con la idea de que su mayor regresaría.

Pasaron los días... pero Jimin no volvió a sentarse a su lado.

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