Extra III: ¡Solo di que sí!


Para Jungkook, a sus dieciocho (casi diecinueve) años, estar nervioso al punto de parecer una jodida olla de presión a punto de estallar, ya no era tan raro. Era casi una segunda naturaleza para él.

Estaba pensando. De verdad lo estaba pensando. Es decir, por eso estaba tan nervioso, no había forma de que no lo estuviera. ¿Por qué no estaría nervioso? O sea, ¿realmente aceptaría? ¿Le diría que sí? Obvio debe decir que sí, ¿no? Porque estaría triste. Nervioso y triste.

Y no le gusta estar nervioso y triste.

En su opinión, Jimin debería decir que sí.

— Te ves ridículo.

Jin parecía tener un chip metido en el trasero para aparecer justo en sus momentos de angustia. O quizás tenía una cámara oculta. Nunca se sabe. Jungkook se preguntaba si Jin lo espiaba desde un cuarto secreto lleno de monitores.

— No es el momento — respondió el menor, sin apartar su vista del cuaderno que tenía sobre la mesa, como si las respuestas a sus problemas estuvieran escondidas entre esas páginas que solo tenían rayas al azar.

Estaba en su cuarto, intentando pensar. Pero pensar no era fácil cuando cada neurona estaba en huelga.

¿Mm? Para mí sí... Estás más serio que de costumbre.

Jungkook bufó sin gracia. ¡Por supuesto que estaría nervioso! ¿Por qué no estaría nervioso? ¿No debería estar nervioso acaso? ¿Estar nervioso era malo? Tal vez era malo, pero también era su estado natural.

Nervioso. Nervios. Nervioso. Nervios.

Algo estaba mal con él.

— Quiero pedirle a Jimin que sea mi novio.

Jin ladeó la cabeza con el ceño fruncido.

— Pero si ya lo son.

— Bueno...

— ¿No lo son? 

Jungkook no hubiera tenido ganas de golpearlo, si la pregunta no hubiese sonado tan... burlesca.

— No... No formalmente.

— Ah, entonces... ¿quieres hacerle una fiesta y esas cosas, no? — preguntó Jin, arqueando una ceja con una expresión de curiosidad mezclada con burla.

— Sí... 

— ¿Y? Cualquier cosa que le hagas a Jimin le encantará, lo sabes ¿no? Hasta el feo peluche que le hiciste le gustó. Eso es amor.

— ¡En mi defensa, era mi primera vez cosiendo! — exclamó Jungkook, recordando el desastre de peluche que había hecho.

— Bueno, igual te quedó feo — insistió Jin, soltando una risita.

— No entiendo por qué sigo hablando contigo de esto.

— Porque no tienes amigos.

— ¡Sí tengo amigos! — protestó Jungkook, indignado.

— Jimin es tu novio.

— Pero también es mi amigo.

— Wonho es amigo de Jimin.

— Pero somos amigos igual.

— Y además de ellos, ¿a quién tienes?

— A... a unos chicos de... por ahí.

— Pobre de mi hermano.

— No te atrevas a compadecerme. Tengo amigos más que suficientes — Jungkook se cruzó de brazos, tratando de sonar convincente.

— Lo que digas — Jin levantó las manos en señal de rendición, aunque su sonrisa burlona no desapareció.

— Y esto no es lo importante. Solo quiero pensar en cómo hacer una linda proposición a Jimin.

— Wow, calma, niño, pareciera que le pedirás matrimonio.

Jungkook se sonrojó y bajó la mirada, sus mejillas ardiendo.

Matrimonio. ¿Con Jimin? Sonaba mágico. Sonaba lejano, pero al mismo tiempo hermoso. La idea de pasar el resto de su vida con Jimin llenaba a Jungkook de una calidez inesperada, como una taza de chocolate caliente en una noche fría. Había cierta esperanza en él y eso que—

— Oh Dios, Jungkook, qué vergüenza me das — interrumpió Jin, rodando los ojos.

— Bu-Bueno, matrimonio no suena mal. Di-Digo... nos amamos y— Las palabras de Jungkook se enredaron más y más mientras jugueteaba nerviosamente con sus manos, como si intentara deshacer un nudo invisible.

Y su hermano solo quedó mirando con exasperación.

Si bien Jin no era de las personas más románticas, ver este tipo de comportamiento de enamorado lo hacía querer meter su cabeza en un inodoro. 

No es que estuviera celoso, por supuesto. 

Simplemente, el exceso de dulzura le resultaba demasiado... estúpido.

¡Bastaaaaaaaa! — exclamó con tono cansado.

— Oh, sí, perdón — murmuró Jungkook, volviendo a su tono tímido.

El mayor suspiró, pasando una mano por su cabello, claramente frustrado pero también un poco divertido por la situación.

— A veces me pregunto qué está mal contigo. Pero como te decía, Jimin amará lo que sea que hagas. Es como un cachorro enamorado. No puedes fallar.

— Lo sé — respondió, aunque su tono seguía cargado de dudas.

— Entonces, deja de molestar y mándale un mensaje a Jimin diciéndole: "Oye, mi vida, amorcito, emoticón de corazón y mierdas así, ¿serías mi novio?" — sugirió Jin, su voz cargada de sarcasmo.

— ¡No voy a hacer eso! — exclamó Jungkook, horrorizado ante la idea de enviar un mensaje tan cursi.

— Entonces piensa en lo que harás, porque a este paso, Jimin te lo pedirá primero — replicó Jin, encogiéndose de hombros.

— ¿Debería dejar que me lo pida primero? — preguntó Jungkook, mordiéndose el labio inferior.

Jin lo miró con incredulidad.

— No lo sé, Kook, ¿eres tan cobarde como para no pedírselo tú?

— Maldito Jin. No se trata de cobardía — murmuró Jungkook, sintiendo cómo la frustración se mezclaba con el nerviosismo —. Creo-Creo que le enviaré un mensaje.

— Suerte, hermanitooo.

Jungkook suspiró, sintiendo que su corazón latía a mil por hora. Con el teléfono en la mano, miró la pantalla y luego a Jin, quien seguía observándolo con esa sonrisa burlona. Finalmente, se decidió.


....


Recibir un mensaje de Jungkook era como tener un mini terremoto en el pecho, una sacudida que hacía que su corazón latiera a mil por hora y, honestamente, a veces se preguntaba si no saldría disparado de su pecho como un cohete descontrolado. 

"Wow, Jin tenía razón, me estoy volviendo más cursi ", pensó Jimin.

Jimin, por más imaginación que tuviera, nunca habría imaginado estar en tal situación con Jungkook. Aún le sorprendía lo lejos que habían llegado juntos, desde amigos (cuestionables amigos) hasta enamorados. Y dos años después de sus primeras salidas, su corazón aún brincaba de emoción al leer cada mensaje, como si estuviera en un constante estado de "nervios de primera cita".

"Quieres ir a cenar esta noche, amor?? Encontré un buen restaurante."

Ese era el mensaje, acompañado de un corazón. Jimin solo pudo sonreír, sintiendo cómo sus mejillas se sonrojaban.

"Sabes que sípp, ¿debo ir elegante?"

La respuesta no tardó en llegar.

"Mmmm, medio formal podría funcionar. Así nos mezclamos con los ricos."

"Yapp <3"

Sin perder tiempo, Jimin se lanzó a la caza de su atuendo perfecto en las profundidades de su armario. Su elección fue una camisa blanca con una bufanda corta y un pantalón negro ceñido al cuerpo. Completó el look con una chaqueta de cuero (un regalo de Jungkook) que había guardado para momentos especiales como este.

Rápidamente, se miró en el espejo, ajustando su ropa hasta que su teléfono vibró de nuevo.

"Espero que estés listo para la mejor cena de tu vida. Te recojo a las 7"

Jimin humedeció sus labios, sintiendo cómo su corazón se aceleraba de nuevo. El reloj marcaba las seis y cuarto, y decidió que no podía esperar más, había algo que lo llamaba a estar más emocionado que de costumbre. Se puso sus zapatos, dio un último vistazo al espejo, y salió de su habitación con una sonrisa digna de una portada de revista.

"Cada día estoy más impaciente" Pensó dirigiendose a la entrada.

Al abrir la puerta, se encontró con Jungkook justo a punto de tocar el timbre.

Vaya...

— ¡Wow, te ves increíble! — exclamó Jungkook, sus ojos brillaban.

— Tú también, amor — murmuró Jimin, acercándose para darle un breve beso en los labios. Luego le dio una mirada de arriba abajo, notando su cabello arreglado, sus jeans ajustados y una chaqueta de juego, a juego con la suya. Se veía hermoso —. ¿Qué haces aquí tan temprano?

— ¿Y tú, qué haces saliendo tan temprano?

Ambos se sonrojaron por lo evidente que eran y bajaron la mirada completamente avergonzados. 

Jin, desde el balcón de su casa mientras tomaba otro sorbo de té, no pudo más que rodar los ojos por lo estúpidamente cursi que estaba siendo todo esto.

Uhg...

No es que estuviese celoso, claro.



...


El plan era simple. Era realmente un plan perfecto. No había MANERA de arruinarlo. 

Todo estaba calculado: la sorpresa, el momento, el lugar. Jungkook había ensayado su discurso en la ducha, en la cocina y hasta mientras esperaba el microondas. No había forma de que las cosas salieran mal.

Oh, pero Jungkook siempre encontraba la forma. Era un talento especial, casi como una habilidad sobrenatural para convertir lo sencillo en un caos.

Ellos ni siquiera alcanzaron a llegar al restaurante, ¡no llegaron al jodido restaurante!

Al ser demasiado temprano para esperar por su reserva, decidieron ir a un mall cercano y quedarse jugando un rato.

¡En un mall! ¡Mientras jugaban! ¡Un mall NO un restaurante! ¡Mientras jugaban NO mientras comían!

Y es que... ¿Cómo podía evitarlo?

Al verlo, abrazarlo y sentir el calor de su cuerpo junto al suyo, Jungkook no podía evitar sonreír. Observaba cómo Jimin sonreía con una mezcla de ternura y coquetería, provocándolo para perder en cada juego, mientras él disfrutaba de cada victoria que obtenía. Para luego, cada vez que ganaba, sentír las manos de Jimin en su rostro, seguido de un dulce beso el cual sería su recompensa.

Era un espectáculo adorable que hacía que sus planes originales se desmoronaran rápidamente.

Jungkook lo sabía. Sabía que después se arrepentiría. Sus planes se fueron por la borda en un abrir y cerrar de ojos, pero... 

— Jimin, sé mi novio — las palabras salieron solas. No tuvo control. No hubo manera de pararlas y esperar a llegar al jodido restaurante.

— ¿Ah?

— ¿Qué? 

— ¿Eh? 

— Yo-Yo...

Jimin seguía sin entender.

Ambos se miraban como si fueran personajes de una comedia absurda, y parecía que estaban en una competencia de quién podía hacer el gesto más estúpido.

— ¡Jungkook, no te atrevas a correr, maldita sea! — gritó Jimin, con su paciencia de un momento a otro al borde del colapso.

Claro, Jungkook seguía siendo un cobarde. 


...


— ¡Có-Cómo es que puedes tú...! ¡Maldito estúpido! ¡No es normal que corras tanto, jodido Rayo Mcqueen! ¡Tú no entiendes a las personas débiles que se saltaban la clase de física mientras podían!

Jimin estaba furioso. No es que él fuera débil, claro, es que simplemente no le gustaba correr. O al menos eso era lo que se decía a sí mismo para mantener su orgullo intacto.

— ¡Jeon Jungkook, si no dejas de correr ahora, definitivamente rompo contigo! — amenazó, su voz sonando como un grito desesperado en un atragantamiento de adrenalina.

— ¡Pe-Pero aún no-!

— ¡Ya lo sé! — Jimin respondió con frustración y, una vez lo alcanzó, procedió a golpearlo en la cabeza, en el pecho y estómago. Sus puños parecían tener vida propia, golpeando en todas las direcciones, como si esperaran que Jungkook se convirtiera en un saco de boxeo.

Pero Jungkook parecía ser inmune a todo. Sus golpes no parecían hacerle efecto, tal vez estaba teniendo piedad en ese momento.

O tal vez es porque carecía de fuerza. Pero no diría nada.

— ¡¿Cómo jodidos conseguiste correr por treinta minutos?! ¡E-Eso no es normal! Jeon Jungkook, no pienso hacerlo una próxima vez, maldita sea. Esto... esto es horrible.

Sus piernas se debilitaron y Jimin se sentó, respirando agitado.

Ni siquiera sabía dónde estaban. Solo veía juegos y pasto a su alrededor.

— Perdón, cariño — dijo Jungkook, con un tono de arrepentimiento que, en otro contexto, habría sido conmovedor, mientras tomaba asiento a un lado del mayor.

— ¿Cariño? ¡Treinta minutos, Jeon! ¡Yo me saltaba las clases donde me hacían correr, tú lo sabes!

— Perdón, amor — insistió.

— ¡¿Amor?! ¡Tú sabes que...!

— Te amo — dijo Jungkook de repente, con una sinceridad que desarmó completamente a Jimin.

— Yo también te amo — respondió Jimin, sonriendo de inmediato —. Maldito seas, ese no es el punto — le reprendió y antes de que lo regañara aún más, vió cómo Jungkook se acercaba con una sonrisa y le daba un beso. Luego, un segundo beso, luego un tercero y finalmente un cuarto, depositado en los labios de Jimin —. ¿Cómo es que siempre lo logras? — preguntó todavía atontado.

— ¿Lograr qué, ah? — Preguntó Jungkook fingiendo confusión.

— Nunca puedo enojarme contigo.

— Y yo tampoco — dijo el menor, con una sonrisa que iluminaba todo su rostro.

— Acepto — dijo Jimin tras unos breves segundos de silencio, con una sonrisa.

— ¿Qué aceptas?

— En vista de que no entendiste — Jimin se acomodó de tal manera que quedaron frente a frente y, mostrando una sonrisa adorable que parecía decir "soy un romántico irremediable" dijo: —. ¿Quieres ser mi novio?

Jungkook lo observó con una mirada brillante.

— ¡Sí, por supuesto que sí! — respondió mientras asentía.

Jimin se abalanzó hacia Jungkook. Lo abrazó con fuerza, rodeándolo con sus brazos mientras descansaba su cabeza en su pecho. Sentía el calor de su cuerpo y la seguridad de su abrazo.

"Oh, ya basta, son jodidamente cursis". Diría Jin.

Pero era perfecto. Se sentía tan natural. Tan... lindo.

— Para la próxima, yo seré el primero en proponerme — susurró Jimin, con su voz vibrando suavemente contra el torso de Jungkook.

— ¿Proponerte? — repitió el contrario, mientras miraba hacia abajo, observando el brillo en los ojos de Jimin.

— Sí, ya-ya sabes... como... matrimonio — continuó Jimin, levantando tímidamente la vista hacia él, sus mejillas aún sonrojadas pero su expresión decidida.

— ¿Te quieres casar conmigo? — preguntó Jungkook, sus ojos reflejando la mezcla de felicidad y asombro.

— Sí — afirmó de inmediato. La certeza en su voz y el calor de su abrazo hicieron que el corazón de Jungkook se acelerara aún más.

— ¡Entonces nosotros po-! — comenzó, con su entusiasmo creciente, pero Jimin lo interrumpió con una risa suave y un toque de picardía.

— No ahora, Jeon, en un futuro cercano, Más adelante — dijo Jimin, con una risa que le daba un aire juguetón.

El menor bufó desilusionado.

— Bien. Pero yo seré el primero en proponerme — declaró Jungkook con firmeza, su voz llena de determinación.

, ya lo veremos. Esta vez, Kookie, me propondré primero.

Entre risas suaves y palabras susurradas, la cercanía entre ellos era visible para todo aquel que pasara por ese parque desconocido. La forma en que Jimin se acurrucaba contra Jungkook, y cómo él lo rodeaba con su abrazo protector, creaba una sensación de intimidad que hacía que el mundo exterior pareciera desvanecerse. 

Todo parecía perfecto. Era perfecto. Más que perfecto. 

Hasta que un pensamiento repentino hizo que Jimin detuviera todo movimiento, asustando al contrario.

— Jungkook — dijo Jimin, con una expresión de alarma que rompió la burbuja romántica del momento.

— ¿Sí? — preguntó, su tono volviéndose atento y preocupado al notar el cambio en la expresión de Jimin.

— La reservación.

— Ah, la reserva- ¡Mierda, Jimin, vamos a llegar tarde! — exclamó Jungkook, su rostro transformándose en una mueca de pánico. 

Con un movimiento rápido, se puso de pie y extendió su mano hacia Jimin, ayudándolo a levantarse mientras ambos se apresuraban a llegar hacia la salida del parque que ahora, se había convertido en parte de su más preciado recuerdo.

— ¡Jimin esto es un desastre! 

Sí, fue un desastre.

— ¡Fue el mejor desastre de mi vida! 

Pero un lindo desastre.

FINALMENTE LLEGAMOS AL FINAL, realmente espero que lo haya disfrutado así como yo disfruté en escribirlo. No soy buena con los finales, pero creo que a pesar de que me costó, me salió decente. Pensar que esta historia sería tan leía me emociona y me motiva mucho skakd. 

Sin más que decir, los invito a leer las demás historias que tengo y espero que las disfruten así como esta. 

Gracias por los comentarios y ánimos <3


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