Capítulo 4
Los gritos se hacían presentes en todo el establecimiento, la furia y miedo se podían percibir a kilómetros. Temor...eso sentía la chica rubia que se encontraba arrinconada contra la pared de su baño, intentando a toda cosa el paso a su pareja, que golpeaba con insistencia la puerta, sus lagrimas recorrían con intensidad por sus mejillas, llegando hasta su labio donde la sangre salía lentamente; Marcas moradas tenía en ambos brazos, unos centímetros por debajo del hombro, la había agarrado y forcejeado con tal fuerza que sus dedos la habían dejado marcada y adolorida, ella en el intento de zafarse recibió el golpe en el labio.
"¿Por qué a mi?" repetía constantemente Emily en su mente "¿Qué daño pude hacer yo para recibir esto? ¿Qué hice mal?" repetía y repetía contra la pared mientras tenía la cabeza apoyada en sus rodillas y cubriéndola con sus brazos.
— ¡Sal de ahí ya mismo Emily! –gritaba con furia golpeando sin cesar la puerta.— ¡Tienes que darme explicaciones de que ocurrió!, ¡Me estas engañando con él! ¿Verdad?...¡Eres una ramera de cuarta!—
Insultos y más insultos , eso recibía la joven cada día, junto con golpes y humillaciones. Ni su cuerpo, ni su mente daban para más, ella no entendía el porque seguía con él y después recordaba su primera cita...Como él la había llevado a luz de las estrellas en una cena tan o más romántica que en las películas. Ella seguía aferrada a ese amor que alguna vez la protegió y apreció como a un diamante, la apoyó en sus días de llanto y dolor, al verlo de esa forma aquella noche del accidente, comprendió que era su turno de apoyarlo en su duelo...aunque ese duelo costará su salud.
—¡Yo no te engañe, Tom!...Por favor, te lo pido con todas mis fuerzas, solo...déjame poder salir y arreglar las cosas, estas entendiendo mal— contestó a su furia acercando su rostro a la puerta, así el pudiera escucharla, pero inmediatamente la retiró al percibir un estruendo del otro lado.
Horas antes...
Apoyada en su encimera en proceso de una obra de arte culinaria, yacía una joven rubia con expresión de concentración. Se encontraba en proceso de una cena para así convencer a Tom de asistir a una salida con los chicos del set, según ella decía, el soborno era la mejor opción y sino el negociar nunca estaba de sobra.
—¿Qué huele tan bien?—preguntó intrigado el chico alto, ojos marrones y pelo castaño, que dejaba su maleta sobre el sillón celeste al lado de la puerta.
—Estoy preparado algo que seguro te encantará—respondió esbozando una gran sonrisa al ver a su chico contento por algo que ella hacía.—Fui a la tienda y compré para hacer tu comida favorita, unas hamburguesas caseras acompañadas de unas brochetas de carne y pollo.
—Cariño...eres la mejor—abrazó por la cintura a la rubia que intentaba procesar el cariño que estaba recibiendo, mientras él la beso en forma de agradecimiento.
—Gracias amor...ahora ponte algo cómodo que en unos minutos ya estará todo pronto—expresó dándole otro abrazo que fue correspondido.
Le sorprendía como él la trataba esta mañana, hace tanto tiempo que no lo veía tan feliz como hoy y todo gracias a ella. Por un momento pensó que todo volvería como antes, su ilusión creció, al fin no debería andar por la vida tapándose constantemente las marcas con maquillaje o ropa larga, quizás al fin podría sentir lo que es el amor de verdad.
—No lo puedo creer, saben igual que como las preparaba mi mamá—emocionado y casi que devorando sus hamburguesas comentaba el joven castaño.
—Tu abuela me pasó la receta la navidad anterior— cuenta con una sonrisa mientras bebía un poco de agua.- Sabes..me preguntaba si hoy que tienes libre, unos amigos del set te quieren conocer y...no lo se, quizás puedas venir conmigo a tomar algo con ellos, ¿Qué crees?. — indagó sutilmente con un tono de nerviosismo en su voz.
—Esta bien , iré... Solo como regalo por esta hermosa comida que preparaste—respondió con una sonrisa que pocas veces se veía en su rostro.
En el set con Stephen...
— Amigo, te estas metiendo en una grande —señaló el chico de piel oscura señalando a su compañero.
—No me estoy metiendo en nada David, solo los invite, quiero conocer a las personas con las que trabajo —se excusaba Stephen con una sonrisa.
— Entiendo lo de Emily...¿Pero para qué conocer a su pareja?, la acabamos de conocer y ya estamos de metiches en su vida — insistía el muchacho con que era mala idea.
— Yo creo que no es tan grave, ella va a estar poco tiempo aquí y nunca viene mal hacer amigos—expresa la joven de pelo corto a la derecha de Stephen.
— Willa tiene razón. Somos dos contra uno, ganamos nosotros — chocaron sus manos sin ver, mientras el morocho los miraba desaprobando la idea.
—Veo que no me queda de otra — desistió después de todo el convencimiento de parte de sus amigos.
—Hola chicos. ¿Como están? — apareció por atrás de ellos provocando un brinco en el trió
—Em, nos asustaste—anuncia Willa con una mano en su pecho.
—Lo siento, no fue mi intención — se disculpó tomando asiento junto a la chica. — ¿Sigue en pie la salida de hoy?— consultó acomodándose en su asiento
—Claro, hay una Cafetería nueva a unas cuadras, al terminar salimos...¿Tu novio aceptó? — inquiere Stephen con un leve tono irritado en su voz, completamente imperceptible.
—Si por supuesto, él es muy sociable y se interesa mucho por todo lo que hago — mintió, ella para los demás se creaba la vida perfecta o mejor dicho la vida que tenía antes. En cierto punto no mentía solo contaba el pasado y no el presente.
— ¡Genial! Ya quiero conocerlo— expresa Willa con emoción levantando bien alto sus manos .
Stephen sentía algo que no podía describir, esa chica rubia que apenas al verla se le iluminaron sus ojos, ahora al saber que tiene a alguien más, no sabe el porque de su decepción si apenas hace menos de una semana la conocía. Él, un chico guapo y soltero que puede conseguir a la que quisiera como Oliver Queen, se decide por lo simple y esperar a que el amor caiga a sus pies...aunque su vida no sea interesante, él la vuelve extremadamente cautivadora.
(...)
— Un descafeinado con crema, un espresso, un americano y un café moca con doble rallado de chocolate y crema batida...Muchas gracias—informaba Stephen sus pedidos mientras los demás buscaban donde sentarse.
— ¿Ya los pediste? —consulta la rubia apoyándose en la mesa a su lado.
— Por supuesto — contesta con una sonrisa.—¿No ha llegado aún?— inquiere refiriéndose al novio de la chica.
— Me acaba de escribir, llega en unos minutos — responde viéndolo directamente a los ojos, perdiéndose completamente en sus ojos claros.
— Sus cafés — informa la chica sin obtener respuesta.—Disculpen, sus cafés.— repite nuevamente pero ambos se habían perdido en los ojos del otro, viviendo en su propio mundo.—¡Sus cafés!.—chilla la chica ya harta de que la ignoren.
— Ah si. Disculpe—hablaron ambos al unisono tomando los cafés y yendo a la mesa.
Los últimos minutos estuvieron riendo y contando anécdotas, pasándola bien como se acostumbraba. En medio de una charla Stephen visualizó a un chico alto que llevaba una camiseta negra y unos jeans azules que se dirigía hacía ellos.
—Hola, disculpen mi tardanza...Mi nombre es Tom, soy el novio de Emily— se presentó el joven estrechando la mano de los presentes y besando la mejilla de su chica para seguidamente sentarse junto a ella.
— Un gusto conocerte Tom...Yo soy Willa, él es David y él es Stephen —presentó a todos señalando a cada uno, el joven fijó su vista al chico sentado al lado de su novia, el tal Stephen. Sus celos hervían al notar con quien trabajaba su chica, alguien tan tonificado y serio.
La reunión continúo bastante placentera, eso sin incluir las actitudes de Tom y como aferraba a su chica más a él, alejándolo de lo que creía el enemigo, pero estalló cuando un abrazo estuvo de por medio.
— ¿Alguien quiere más café?—preguntó Stephen levantándose de la mesa al recibir un "Yo" de todos los presentes
— ¡Espera! te ayudo —se ofreció Emily, la cual le costó un poco que Tom soltará su muñeca de debajo de la mesa, pero para evitar problemas la soltó.
—Se ve que te quiere —suelta el ojiazul apoyándose en la mesada esperando ser atendido
—Tanto como yo a él— mencionó ella mirando a un punto en el lugar. Stephen sintió como un cuchillo atravesaba su pecho ante sus palabras, está chica le interesaba.
— Quería contarte esto en otro momento, pero...estuve hablando con los directores sobre ti — anunció rápidamente al terminar de pedir sus ordenes.
— ¿De mi? ¿Por qué hablarías de mi con los directores?—cuestionó con una gran expresión de intriga en su rostro.
— Iba a ser una sorpresa y bueno...les comenté lo bien que te llevabas con todos y concordamos en que tu personaje fue muy aceptado y mañana me confirman si tu papel puede aparecer de manera recurrente en la serie. — soltó de golpe dejando a una Emily intentando procesar la información.—¿Te gusta la idea? porque tu expresión de poker no me dice mucho — bromea esbozando una sonrisa.
— No lo puedo creer, ¡No lo puedo creer! — exclamó con emoción haciendo que sus compañeros y casi toda la cafetería se volteará a verla. — ¡Esto es lo mejor que me ha pasado!, ¿Me estas hablando en serio , verdad?
— Nunca hable más en serio en toda mi vida —reconoció con una sonrisa y ampliandola más al notar que la chica lo estaba abrazando con fuerza.
A lo lejos, en la mesa donde anteriormente se encontraban sentados, había un alma que irradiaba furia y no hizo más que levantarse y dirigirse hacía el par que se encontraban aún abrazados.
— ¡Emily! vamonos ya mismo para casa — espetó sin previo aviso sujetando la muñeca de la chica y retirándola del lugar.
En el presente...
—¡Yo no te engañe, Tom!...Por favor, te lo pido con todas mis fuerzas, solo...déjame poder salir y arreglar las cosas, estas entendiendo mal—contestó a su furia acercando su rostro a la puerta, así el pudiera escucharla, pero inmediatamente la retiro al percibir un estruendo del otro lado.
— De acuerdo, te dejaré salir y me explicarás —comunicó cesando los golpes y dirigiéndose al sillón más cercano
La chica abrió la puerta con suma timidez y limpiando un poco sus lágrimas, se veía realmente mal, totalmente llena de moretones y un poco de sangre, apenas al entrar por su casa, la agarró acusanola de miles de cosas que se le pasaban por la cabeza al chico.
— Yo no te engañé, jamás lo haría. Stephen me consiguió un papel recurrente en la serie, es mi sueño Tom, siempre lo fue...solo me alegré mucho, no creí que mi alegría te enojará—expresó con la voz quebrada y sujetando su brazo derecho con mucho dolor mientras caminaba a sentarse en uno de los sillones de la sala.
—El punto no es tu mediocre trabajo, es que lo hayas abrazado como la zorra que eres, tú no tienes derecho de tocar a ningún hombre...porque tu eres de mi propiedad—pronuncia las últimas palabras acercándose peligrosamente al rostro de la rubia. — Que yo no me llegue a enterar que andas abrazando hombres por ahí, mira que..— amenazó levantando su mano y golpeando la mejilla derecha de la joven mientras ella rompía en llanto nuevamente y asentía a su amenaza, cayendo nuevamente ante sus golpes.
Gracias por leer..voten y comenten cosas que quieran que aparezcan o que les pareció
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