Capítulo 20

Once meses después...

   Sus manos sujetaban fuertemente la nuca de la chica, que con severo deseo acercaba más a sus labios, provocando leves sonrisas en ella, rodeaba con sus brazos el cuello del castaño, atrayendolo más a ella. Sus labios carnosos no lo dejaban controlarse, se le veía imposible el no intentar morderlos con suavidad, sumidos en su mundos perfecto.

—¡Corte! ¡Corte! — exclamó el director. — Chicos ese beso no estaba en el guión — regañó.

—Greg, si que estaba —aseguró el castaño, dirigiéndose a buscar su guión. — ¿Ves? Ahí está —señaló.

—Stephen, esto está escrito con marcador —recriminó seriamente, aunque al notar las caras de sus protagonistas, esbozó una gran carcajada junto con el resto del set.

—Vamos compañero, déjalos... Están enamorados — defendió David con un leve golpe amistoso en el hombro de Greg.

   Sus compañeros aceptaron amigables su relación, aguantando todos esos momentos melosos de todas las parejas.

   Ya habían comenzado a grabar la tercera temporada de Arrow y estaban más que entusiasmados con todo lo que se venía para el Olicity, según los habían nombrado los Fans, que al momento de enterarse sobre su romance en la Comic-con del año anterior, se habían vuelto locos y extremadamente felices porque la pareja había traspasado la química que se veía en la pantalla.

    Emily al pasar los día juntos, cada vez notaba más cosas de Stephen en su casa, por lo que de un momento a otro estaba viviendo juntos, claramente no fue de la nada... Con sus "quédate esta noche" o los besos desprevenidos plantados por el muchacho en medio de una película, eran un claro vistazo a que tarde o temprano estarían conviviendo sobre el mismo techo. Aunque muchos digan que la convivencia mata el amor, a estos dos sólo los hizo amarse más. Ver a la rubia despertar por las mañanas con su hermosa cabellera toda revuelta y sus ojos achinados, le movía toda la estantería al castaño. Junto con ella que lo veía cada mañana desayunando y tomando su café como niño chico, pasando su lengua por sus labios como gatito tomando leche, era algo que la mataba de ternura. Esas pequeñas cosas eran las que valían para ellos.

—¿Que te parece si esta noche hacemos una comida especial? Después de todo, hoy se cumplen cinco meses desde que me mude a tu casa. —se encogió de hombros el castaño

—Increíble que te acuerdes de cada fecha. La semana pasada me regalaste una rosa porque celebrábamos la primera vez que nos besamos — río la rubia — Tendremos esa cena, solo si tu cocinas. A mi me toco ayer —se cruzó de brazos.

— Acepto. Ponete hermosa... Más de lo normal — besó su mejilla para luego retirarse de su camerino y dirigirse al suyo.

    El castaño tenía algo espectacular para ella, estaba más que enamorado y lo había decidido, le pediría casamiento esa noche, a la luz de las velas con la comida favorita de su hermosa chica. Tenía todo preparado, iba a hornear una torta que tendría escrito "¿Quieres casarte conmigo?" en medio, toda de chocolate como a ella le encantaba. En medio pondría un soporte de corazón que contendría el delicado y hermoso anillo, que al verlo no podía evitar soltar una sonrisa, lo haría y no estaba más feliz por ello.

—Wow, si que te esforzaste, Amell — se sorprendió la chica al notar la cantidad de velas al rededor de su mesada, que contenía un gran mantel rojo, arriba copas y platos.

—Todo por ti, linda — la invitó a sentarse.

—No tenías porque hacer todo esto por mi —reveló.

—Te mereces esto y mucho más. Solo mírate, ese vestido te queda espectacular... Lo más sexy que he visto en mi vida —exclamó estupefacto.

—Tu no te quedas atrás hermoso, estas todo elegante —río.

   Era una velada de ensueño, con un Stephen nervioso cada vez que notaba que ya estaba por llegar la hora del postre, es decir, de hacerle la gran pregunta.

    Un momento antes de terminar su cena, ella recibió una llamada que le cambió la cara completamente, quedando blanca papel, cosa que preocupo al chico.

—Cariño ¿todo esta bien? — preguntó sin obtener respuesta.

Solo dígale que no quiero hablar con él... Pase mucho por su culpa no tiene el derecho de siquiera pensar que quiero hablar con él... ¿Esta seguro de eso? — prestaba atención a cada palabra que salía de su boca en esos momentos, haciendo que su preocupación aumentará. — Entiendo que ha tenido tiempo de reflexionar... De acuerdo... Dígale que lo pensaré, pero no es nada seguro — finalizó la llamada.

—¿Qué pasó? ¿Quién era? —interrogó el chico tomándola de las manos.

—Me llamaron de la comisaría, parece que Tom quiere hablar conmigo... Después de tanto — su rostro se sumió en tristeza.

— Es de esperar que dijeras que no — asumió.

— En realidad lo voy a pensar, me dijeron que estaba arrepentido y que en verdad necesitaba hablar conmigo — reveló la chica, causando que Stephen se levantara de golpe.

—No Em, ni se te ocurra ir a ver a ese tipo. Después de todo lo que pasaste, él no merece tu perdón — exclamó con leve furia.

—Todos merecemos perdón, cariño. No quiere decir que lo vaya a perdonar, solo quiero saber que me dirá — se permitió decir, levantándose de la mesa también.

— No, no vayas – hablo rotundamente.

—Soy libre de ir si quiero, no me puedes decir que hacer —elevó un poco la voz y él pensó en lo que dijo y se arrepintió al instante.

—Lo lamento, cielo. Pero no quiero que vayas sola a verlo, te puede hacer daño o decirte algo — se acercó a ella y la tomó por los hombros —Solo quiero protegerte.

—Sé que eso quieres, y amo que me protejas, pero hay cosas que debo de hacer por mi bien. Esto que pasó es algo que me perseguirá toda la vida y si puedo al menos sacar un poco de peso de esta mochila que llevo, lo haré — admitió para luego abrazar fuertemente a su novio.

—De acuerdo, pero quiero acompañarte.. Me quedó apartado se quieres, pero no sola — propuso.

—Está bien, pero no te entrometas...te conozco — le advirtió y él tuvo que asentir.

   Stephen tuvo que posponer sus planes para otro momento donde no estuviera todo tan tenso. Tapó el mensaje en la torta para que ella no lo viera y lo dejó nuevamente en el refrigerador.

    Era temprano en la mañana cuando ambos se estaban preparando para la visita a la cárcel, Stephen aún no estaba del todo convencido con la decisión de su novia, pero no podía obligarla, así que con al menos acompañarla le ayudaba.

   Al llegar un policía de nombre Jeff los guió a la celda correspondiente, donde un Tom totalmente descuidado higiénicamente, los esperaba sentado en su cama, rápidamente al notar la presencia de la rubia se levantó.

—Emily— la nombró sorprendido.

—Tom — respondió seca.

—Creí que no vendrías, después de todo lo que hice — agachó la cabeza apenado.

—¿Qué querías decirme? —pregunto directo al punto, no aguantaría sus versos.

—Quería disculparme, en persona. Sé que esto te lo he dicho muchas veces pero juro que cambie o al menos lo estoy intentando, por mi, por ti.. Por nosotros

—Ya no hay ni habrá un nosotros, Tom — escupió la rubia.

—Si, me enteré que ahora estas con este chico... Pero pienso recuperarte rubia, prometo hacerlo y volveremos a ser como antes, esos chicos que reían todo el tiempo e iban a casa de tus padres a escuchar las anécdotas de tu abuela. Extraño eso —confesó con lágrimas en los ojos.

— Lamento que lo extrañes, Tom. Pero cometiste errores que nunca te creí capaz de hacer, me perdiste y ya no podrás recuperarme, lo lamento pero obtuviste lo que te mereces... ¿Y sabes qué? Aunque me hayas hecho un daño tan grande e inimaginable, te perdono, pero solo tendrás eso de mi. —expresó para darse media vuelta y retirarse del lugar.

—¡En verdad lo lamento, te amo y siempre te amaré Emily! —exclamó agarrándose fuertemente de los barrotes.

— Espero no sientas pena por él –susurro Stephen al oído de la rubia.

— Antes si...Ahora ya no más —sonrió satisfecha por como habían evolucionado sus sentimientos.

—Estoy orgulloso de ti, mi amor — reveló para besar sus labios rápidamente.

   Se fueron en dirección al set, avisaron que llegarían tarde por estos motivos, así se ahorrarían los regaños de Greg, que aunque fuera medio fanfarrón, era como un padre para ellos y quien les dio esta oportunidad, más bien quien los juntó de manera indirecta.

   El castaño tenía un plan y con ayuda de todos sus colegas iba a ponerlo en práctica. Estaban por grabar una escena en Queen consolidated donde Felicity y Oliver tendrían una pequeña discusión. Era perfecto.

— Pero tu no entiendes Oliver yo... —estaba de espaldas al castaño ya que caminaba en frente de él y al voltearse lo ve... Ahí en el suelo arrodillado y con un anillo en sus manos. — Pero que haces esto no era lo que...

— Emily Bett Rickards alias Felicity Smoak por las noches en Star City —sonrió causando una risita en la chica.

   Todo el set miraba el momento con atención, las cámaras no dejaron de grabar, quería darle una sorpresa y que más que pedirle matrimonio en el trabajo que les dio la gran dicha de conocerse.

— Quería hacer esto anoche, en la cena.. Pero me vi interrumpido —en este punto las lágrimas de la rubia estaban por todo su rostro — Así que lo haré ahora, en el lugar que nos ayudo a conocernos... Señorita Emily Bett Rickards, ¿me haría el enorme y grandioso favor de ser mi esposa? Me haría el hombre más feliz del multiuniverso si es que acepta —sonrió.

— Por supuesto que acepto, tonto —sonrió entre lágrimas, dejando que él le pusiera el anillo y saltando a sus brazos en un gran abrazo. Aplausos se escuchaban en el lugar y sus risas. Estaban felices y eso no se podía negar.

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