Capítulo 15
Los días pasaban y Emily estaba mejor que nunca, descansaba perfecto. Al notar que las pastillas le estaban sirviendo, se dirigió ante un médico para pedir una receta, tomando cada noche una pastilla como el médico le había recetado.
Esa mañana despertó alegre, con energía y ganas de trabajar. Por lo que de inmediato se dirigió al set.
Al llegar se encontró con Willa y Stephen sentados en un gran sillón conversando. Así que con una sonrisa se sumó.
— Hola! Buen día. ¿Como están?
— Hola Em — saludaron ambos al unísono.
—¿Dormiste bien? — inquirió Stephen como cada mañana, recibiendo una fulminadora mirada de la rubia. — Lo siento, ya pararé de preguntar algún día.
La rubia se sentó junto a ellos y conversaron por unos minutos, pero fueron llamados para arreglarse e ir a grabar después.
—¿Estás bien? — preguntó el castaño al notar como Emily se paró y de golpe volvió a sentarse.
— Si tranquilo, estoy bien. Solo que todo se movió — explicó la chica intentado orientarse.
— Fue un mareo. Ven, agárrate de mi brazo que te acompaño hasta tu camerino — se ofreció poniendo su brazo frente a ella, del cual se sostuvo gustosa.
— Gracias por acompañarme, pero deberías de ir a arreglarte — le comentó la chica al llegar hasta la puerta de su camerino.
— Me iré cuando me asegure de que estés bien — aseguró el castaño mientras entraba junto a Emily y ambos se sentaron. — Además, le puedo decir a los de vestuario que me arreglo acá. ¿Tienes problema con eso?
— No para nada. Como si nunca te hubiera visto sin camisa o algo — soltó sin pensar y cuando noto sus palabras un leve sonrojo apareció en sus mejillas — Lo digo por Oliver Queen.
Y así fue como entre algunas mejillas rojas y risas nerviosas, ambos hicieron del día un poco más llevadero de lo normal.
Aunque la rubia estaba preocupada, tuvo un mareo más en el día, pero lo disimulo ya que estaban en medio de una escena.
Las grabaciones habían terminado, así que la rubia decidió irse en su nuevo y reciente auto, obtenido con su primer sueldo.
— ¡Quieta ahí! — Exclamó el castaño al verla sentarse en el asiento.
—¿Qué? ¿Qué ocurre? — se alteró un poco la chica.
— Yo conduzco. Lo noté Emily, en la escena, te volviste a marear. No vas a conducir, no sea cosa que justo te de un mareo mientras conduces — explicaba el castaño preocupado mientras se acercaba a la puerta del auto.
— ¿Y tu auto? ¿Después como piensas irte a tu casa?
— Lo dejo aquí y lo levanto mañana. Y si te parece, hacemos noche de películas — propuso el castaño causando una enorme y radiante sonrisa en la rubia.
Tras llegar a la casa de la joven, ella se adentro a su cuarto a cambiarse. Mientras Stephen pedía unas pizza, ya que ambos morían de hambre.
— Las pizzas llegan en un rato — se acercó a la puerta de la habitación para avisarle. — ¿Quieres que vaya buscando una película?
— Si, el control de la televisión está entre los almohadones del sofá — le informó mientras salía por la puerta con su pijama. — ¿Quieres ponerte algo más cómodo? Creo que tengo una camiseta tuya que dejaste — señaló hacia su habitación. — Sino también tengo unos lindos vestidos, te podrían quedar muy bien — bromeo haciendo resonar su risa en toda la habitación.
— Creo que mejor solo acepto la camiseta — respondió también riendo. — ¿Está en tu habitación?
— Si, fíjate en el segundo cajón, debe de estar ahí. Te la iba a devolver, pero siempre se me olvidaba — expreso mientras se tiraba en su sofá y poniendo los pies sobre la mesa.
La comida llegó rato después de comenzar la película. Stephen la recibió y la dejó sobre la mesa.
— Come, está buena — le indicó el chico con la boca llena ya que tenía un trozo de pizza en su boca.
— Me dio asco el olor — expreso tapando su boca y corriendo hasta el baño.
Stephen salió corriendo tras ella, y se tiro rápidamente en el suelo, al verla con su cabeza dentro del inodoro.
— Tranquilo, solo son náuseas — le comunicó unos minutos después.
— Mejor vamos a dejar la película para otro día y guardo la pizza. Así duermes un rato, lo necesitas — propuso sosteniendola de la cintura.
— No, no. Vamos que tu tienes hambre, no te quedes sin comer por mi — expresó sujetándose de los brazos del chico.
— Llegue a comer un pedazo, con eso me basta. Vamos, te acompaño — sin soltarla la guió hasta la cama, mientras él arreglaba las cosas en la sala.
Ella rápidamente fue hasta el baño y agarró una pastilla del frasco en su lavabo que junto con un poco de agua, la ingirió.
Cuando Stephen regreso al dormitorio, ella ya estaba acostada nuevamente.
— Quédate — pidió ella, dejándole un lugar en su cama.
— Por supuesto — contestó con una sonrisa acostándose junto a ella y dándole un suave beso en su frente.
Dos horas después de quedarse dormidos, Emily despertó un tanto exaltada, era otra pesadilla. Giro a su costado notando que Stephen seguía dormido y la sostenía fuertemente de la cintura. Con cuidado de no despertarlo, salió de su cama y se dirigió al baño. No podía volver a dormirse, así que después de pensarlo por unos segundos... agarró el frasco de comprimidos, llevándose dos a su boca junto con agua. Las necesitaba, sentía que sin ellas no podía dormir.
Se miró un momento en el espejo y volvió a la cama, quedándose unos momentos viendo a Stephen dormir, quedando frente a frente. Sus respiraciones eran una, ella beso suavemente su sien y quedando esta vez.. Profundamente dormida.
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