Takemichi entro al salón con nervios ser el nuevo a mitad de curso no es algo genial, soltó un suspiro antes de entrar al salón.

Se congelo aun lado del maestro al ver a sus compañeros de clases, miro al hombre que era su maestro -Seguro que esto es una escuela- susurró -Parece un reformatorio

El hombre se río por las ocurrencias del recién llegado - Presentarte a la clase - dijo dejando al rubio ahí de pie.

Takemichi paso saliva antes de hablar -Mi nombre es Takemichi Hanagaki - dijo con la voz temblorosa

-Bien venido Takemitchy - dijo un rubio al fondo entre risas

El ojiazul trago saliva de nuevo, el chico que hablo tenía un aspecto intimidante, así que dejó pasar la mala pronunciación de su nombre.

-Sean bueno con el- advirtió el maestro -Toma asiento - dijo el maestro

El rubio tembló solo había tres asientos disponibles en el aula uno al frente a lado de aún chico con cabello afro y rostro enojado, detrás del asiento vacío se sentaba un chico igual solo que el tenía una sonrisa y el cabello anaranjado que quedó descartado de inmediato, en la cuarta fila el tercer asiento pero estaba rodeado a lado izquierdo estaba un chico con una cicatriz en la mitad del rostro como si fuera una quemada, pero su expresión le daba miedo.
De lado derecho uno con trenzas y una sonrisa que le dió escalofrío, detrás estaba un chico con mechas mirada de demente y un tatuaje en el cuello.
En frente estaba una chica de cabellos largos y castaños una mirada fiera y el rostro algo magullado, y el último asiento uno al final de la quinta fila, de lado izquierdo tenía a un chico altote que miraba aburrido y de frente al chico que lo llamo ~Takemitchy~

-Sientate aqui- grito el pequeño rubio de ojos negros, mientras apuntaba el asiento detrás de el.

Takemichi tembló, en cualquier lugar que se sentará había tipos peligrosos

-Ne Mikey déjalo que se siente aqui- grito el de cabellos naranjas con una sonrisa que lo hizo estremecer

-Porque quieres quedarte con el he Mikey- alego el del tatuaje de tigre

"Oh no cualquier asiento que escoja lo meterá en problemas con alguno de los chicos" pensó Takemichi, comenzó a evaluar a los presentes y cuál le daba más miedo y a quien no debería ofender, o sería así hasta que el maestro le mando una mirada fiera y el chiquito contesto

-Soy su líder carajo, y lo quiero aqui- sentenció en el espacio vacío detrás de el -Nee Kenchi está de acuerdo y aquel que tenga una objeción nos agarramos a putazos.

El del tatuaje de dragón soltó un suspiro y el resto no dijo nada, aceptando la orden del más pequeño, Takemichi camino a sentarse con aquel par de jóvenes.

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Takemichi se dió cuenta que a pesar de que todos parecían malandros se portaban bien con el, tenía la sospecha que era por Mikey.

Pero conforme se fue integrando se dieron cuenta de que Takemichi era muy débil pero también muy terco y no se rendía fácilmente.

También de que defendería a sus compañeros de quien sea, no importa si estos eran más grandes o fuertes, el no se acobardaria.

Y lo demostró cuando defendió a Yuhuza de su hermano mayor, el idiota se metió a defenderla ganándose una golpiza de tal magnitud pero no se rindió y para sorpresa de Inupi logro arrodillar al Shiva mayor

Después enfrentó a Kiyomasa defendiendo a Draken (el cual no necesitaba que lo defendieran) pero eso movió algo en el chico del dragón.

Al ver a la pequeña rubia temblar de miedo, mordiendo sus labios para aguantar los sollozos a causas de las heridas y sobretodo llorando, pero no dio un paso atrás.

Draken estaba mareado por el golpe en la cabeza, había recibido una puñalada durante la pelea, que lo dejo inconsciente.

Takemichi que iba rumbo a su casa se encontró al chico del dragón tirado aunque aún respiraba, lo cargo con dificultad y lo llevo en su espalda al hospital más cercano, toparse con la pandilla de Kiyomasa, quien aprovecharía la debilidad de Draken para vencerlo.

Solo que se encontraron con que la pequeña rubia no los dejaría acercarse.

Oh Draken quedó flechado en ese instante por aquellos ojos azules que le prometieron no dejarlo.

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Una tarde luego de algunas semanas que fue lo que Draken tardo en aceptar que se había enamorado de Takemichi, decidió confesarse.

Lo espero a la salida de la escuela abordarlo en el instante -Oe Takemitchy - llamo, los ojos azules le miraron con sorpresa para después sonreír

-¿Que pasa Draken Kun?- pregunto caminando hasta estar frente a el

Al del tatuaje del dragón no le gustaba andar con rodeos así que fue directo -Takemitchy me gustas, sal conmigo- soltó

El rostro del mencionado se puso rojo, abrió la boca y la cerro un par de veces, Draken mentiría si dijera que no estaba nervioso aunque no lo demostró.

Después de unos minutos dijo -Yo- una mano acaricio su cuello -¿Puedo pensarlo?- pregunto con algo de miedo el de ojos azules

Draken soltó un suspiro asíntio para dejarlo ir, su corazón dolió ante la respuesta.

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Takemichi estaba nervioso, aún seguía sonrojado, a él siempre le habían gustado las chicas ¿verdad?, Entonces porque se sentía así cercas de Draken.

Si aceptaba ser su novio y luego resulta que no sentía lo mismo solo lo dañaría, por eso acepto aquella propuesta de la chica rubia.

Una vez dentro del Karaoke el Hanagaki se dió cuenta que no podría acostarse con la chica, era hermosa sin duda, pero no le causaba nada.

Eso lo asustó y huyo cuál cobarde, una vez afuera se encontró con su amiga Hinata, quien lo regaño por ser tan idiota.

Bueno esperaba no volver a ver a la rubia, pero equivocado estaba.

Cuando la rubia que ahora sabía se llamaba Emma contó lo sucedido pudo ver la molestia y la decepción en los negros ojos de Draken y eso solo hizo que el corazón le doliera.

Después de la reunión hablo con Draken, rostro sonrojado pero su corazón en la mano, explico lo que había pasado y aunque al mayor no le hizo ni puta gracia, lo acepto.

-Me gustas Takemichi - repitió Draken acariciando su mejilla, aún con un sonrojo en el rostro el Hanagaki respondió con un -A mi también me gustas.

Draken acortó su distancia -¿Eso nos hace pareja ahora?- pregunto

-Si- suspiro cuando sellaron su relación con beso, dónde expresaban lo que sentían ambos.